30 de abril del 2023: Cuarto Domingo de Pascua - Jornada Mundial de oración por las vocaciones cristianas
Jesús Resucitado: Buen Pastor y puerta
Jesús resucitado se presenta a la vez como buen pastor que nos cuida y
la única puerta que nos pone en seguridad y da acceso a la vida en abundancia.
Él nos invita a seguir sus pasos y a atravesar la puerta que se abre y lleva al
mundo de Dios.
Hoy en toda la Iglesia celebramos la jornada mundial por las vocaciones.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles (2,14a.36-41):
EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Palabra de Dios
EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 22,1-3a.3b-4.5
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pedro (2,20-25):
QUERIDOS hermanos:
QUERIDOS hermanos:
Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien,
eso es una gracia de parte de Dios.
Pues para esto habéis sido llamados,
porque también Cristo padeció por vosotros,
dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban;
sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente.
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño,
para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia.
Con sus heridas fuisteis curados.
Pues andabais errantes como ovejas,
pero ahora os habéis convertido
al pastor y guardián de vuestras almas.
Palabra de Dios
eso es una gracia de parte de Dios.
Pues para esto habéis sido llamados,
porque también Cristo padeció por vosotros,
dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban;
sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente.
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño,
para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia.
Con sus heridas fuisteis curados.
Pues andabais errantes como ovejas,
pero ahora os habéis convertido
al pastor y guardián de vuestras almas.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san
Juan (10,1-10):
EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor
A guisa de
introducción:
Reconocer su voz
Ahh, aquellos tiempos de mi infancia!, que no puedo dejar de evocar…
Existía una imagen o
dibujo que veía muy a menudo sobre los acetatos de música de 45, 33 y 78 r.p.m.
Era el distintivo de una famosa compañía discográfica: la RCA VICTOR y presentaba un perrito ante un gramófono: el pequeño canino parecía afinar la oreja cerca de
una especie de corneta fijada a un torna discos. Y el slogan era: “la voz de su
amo”.
El afiche o
publicidad ponía en evidencia la fidelidad del sonido que se transmitía. Así el
perro fiel ponía atención a la voz misteriosa, a aquella de su propietario.
Los animales, lo
sabemos, reconocen la voz de su amo. Los humanos también reconocen una voz
conocida y familiar. Al teléfono, en el aeropuerto o en medio de una multitud,
desde la primera palabra, desde la primera inflexión, uno sabe quién habla.
Como la huella
digital, como el ADN, la voz tiene la firma de la persona. Y claro que hay
usurpadores, imitadores, pero el engaño es rápidamente desenmascarado.
En nuestra vida
sabemos nosotros reconocer la voz de Jesús? Preguntémonos. Hay tantos
mensajes y mensajeros, tantos parásitos en la línea, tantos virus y voces
en las redes, tantos juguetes electrónicos, chats, que uno no sabe más
quien habla y cuál es el mensaje.
Es necesario que ante todo
este maremágnum de mensajes y confusión de voces desarrollemos una escucha
atenta.
Hemos de darle tiempo
al discernimiento para que la voz del Maestro nos permita acceder a la plenitud
prometida. Si las ovejas saben reconocer la voz del pastor, habrá en
nosotros suficiente amor y familiaridad para que reconozcamos y sigamos la voz
por excelencia? (que no es Héctor Lavoe ni Frankie Ruiz, jeje); ya que Jesús nos
invita a vivir, a vivir plenamente: “para
que tengamos la vida y la vida en abundancia”.
Una aproximación
psicológica al texto del Evangelio:
La salida del Cerco o corral
Todos los libros del Nuevo Testamento, cada uno a su manera
prácticamente presentan a Jesús como la Nueva Pascua, el Nuevo Moisés, el
Liberador, el Mediador de la Nueva Alianza.
Bajo cada una de estas aproximaciones, hay una sola y misma realidad
central: EL ÉXODO, es decir, la intervención de Dios en la historia para hacer
salir a su pueblo y ponerlo en marcha para que le siga.
Es admirable constatar como el vocabulario empleado acá reenvía a esta
experiencia clave del éxodo. Todo es movimiento: entrar, abrir,
llamar, llevar fuera, hacer salir, ir delante, seguir, entrar y salir,
encontrar su alimento…
Es el itinerario de todo un pueblo que surge acá, es el camino espiritual
de toda una nación que es evocada y en el fondo es la misma experiencia que se
abre para los discípulos de Jesús.
Jesús hace vivir un éxodo, una salida de si, Él libera de la inercia y de
la inconsciencia, y llama a emprender una marcha que refresca, renueva a quien
la vive y que le permite encontrar “de qué alimentarse”.
El “llama a cada uno por su nombre”, a sus discípulos Simón, Andrés,
Mateo y los otros. Él “Les hace salir a todos” de una existencia sin
horizonte. “El marcha adelante, a la cabeza”, como Dios mismo marchaba a la
cabeza (en frente) de su pueblo, en el desierto de una vida esterilizada por la
ley y las instituciones de su tiempo, sin otro objetivo que la rutina cotidiana.
En fin, Juan hace expresar a Jesús la convicción que con ÉL, sus
discípulos “encontraran de qué alimentarse”, que Él les hará vivir
experiencias que los harán crecer y construir”.
El éxodo vivido y realizado por Jesús, es una salida de sí mismo, una
puesta en marcha que pone en contacto con la “vida abundante”, vivida
intensamente y en plenitud.
Jesús no aparece entonces como un reformador religioso que recuerda una
fidelidad primera. Él no lleva a lo que ya era. Él pone en camino hacia lo que todavía no es.
Él no es aquel que agrupa en los “cercados” de una ley o de una moral. Es
por el contrario aquel que “hace salir”, “que lleva afuera”, al gran día, y que
nos precede en el camino de la libertad y de la realización personal.
Luego del primer éxodo, Dios ha arrancado su pueblo de una sociedad de
opresión, de un cerco (cercado) de explotación, para enviarlo a construir un
país de libertad y de fraternidad.
De modo parecido acá, cuando los falsos pastores se apropian de los
bienes de los demás y destruyen la vida, Jesús viene para enseñar a compartir
los bienes y a servir la VIDA.
He aquí el Nuevo Éxodo al cual nosotros estamos invitados.
Reflexión Central:
Jesús, Pastor de toda la humanidad
Los textos bíblicos de este
domingo nos muestran los inicios de la predicación de Pedro, a quien acompañan
otros apóstoles. Ellos han salido del lugar donde se escondían para anunciar la
Buena Nueva del Evangelio: "Jesús, a quien vosotros
crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». La respuesta fue inmediata: «¿Qué tenemos que hacer,
hermanos?»
La gente se sintió tocada por la predicación de Pedro. Muchos se
hicieron bautizar. Para ellos, fue seguramente "la alegría del
Evangelio". Cuando se acoge, uno no puede seguir viviendo igual, nada
puede ser como antes.
En su primera Carta, Pedro se dirige a las comunidades ya establecidas
que pasan por dificultades y los invita a volverse hacia este modelo que es
Cristo: en el día de su bautismo en las aguas del río Jordán, Él entró al agua,
puro de todo pecado y luego salió portando todos los pecados del mundo. Él ha
tomado sobre sí los pecados para liberarnos ; injustamente tratado, Él se ponía
en las manos de Dios, es por sus llagas que nosotros hemos sido curados. El
oprimido que es consciente de compartir el destino de su Señor, nunca tendrá un
alma de esclavo, sino que descubrirá que el Señor es su pastor y que con Él,
nada le faltará" (salmo 23).
Es precisamente esta imagen de Pastor que Jesús utiliza en el Evangelio
de este domingo. A lo largo de todo su ministerio, lo vemos recorriendo las
ciudades y los pueblos para anunciar la buena nueva. Jesús encuentra multitudes
que son "como ovejas sin pastor". El se conmueve hasta lo más
profundo viendo su penosa situación. Las autoridades religiosas que habrían
debido ocuparse de ellas, prácticamente las han abandonado. El profeta Jeremías
denuncia a estos "miserables pastores que dejan perecer y dispersar las ovejas."
Hoy, Cristo denuncia a los fariseos que expulsan las ovejas del rebaño
de Dios.
Lo que hace falta comprender bien, es que Jesús se presenta a todos como
el único verdadero pastor. Es verdad que el Papa, los obispos y los sacerdotes
son presentados como los pastores del pueblo que les ha sido confiado. En los
grupos de oración, también hay un pastor. Y es igualmente verdad para todos
aquellos que ejercen responsabilidades en los diferentes campos de la vida.
Pero los unos y los otros solamente podrán ser pastores mientras estén unidos a
Cristo. Nosotros somos sólo administradores o intendentes.
En el Evangelio de este día, Jesús se compara también con la
"puerta de las ovejas". Es por Él que debemos pasar si queremos ser
verdaderos pastores. Aquellos que no pasan por la puerta son "ladrones y
bandidos". Estos últimos "no vienen sino a robar, a matar y hacer
estragos". No es el caso de Jesús: Él ha venido para "buscar y salvar
lo que estaba perdido". Él quiere que todos los seres humanos tengan la
vida en abundancia. En el transcurso de este tiempo pascual, hemos escuchado el
diálogo de Jesús con Nicodemo: "Dios ha amado tanto al mundo que le ha dado
a su Hijo Único".
Nosotros somos enviados a continuar lo que Jesús ha hecho. Pero nada es
posible sin Él. Él es el paso (el trámite, la vía) obligado. Todo el trabajo de
las comunidades cristianas debe pasar por Él. Nuestra misión no es trabajar por
el Señor sino hacer el trabajo del Señor, es de Él quien se recibe la salvación
y la vida en abundancia. Nosotros debemos acoger este Evangelio como una
invitación a poner a Cristo en el centro de nuestras vidas y a dejarnos guiar
por Él.
Este cuarto domingo de Pascua se ha convertido en la jornada de oración
por las vocaciones. Nosotros pensamos en los obispos, en los sacerdotes, en los
religiosos…Si, es verdad. Pero la vocación no es solamente asunto de unos
pocos. El llamado del Señor es para todos. Él cuenta con cada uno de nosotros
para ser los testigos y los mensajeros de su amor en el mundo de hoy. Es así
como podremos participar en su obra y misión de congregar a todos: "como el Padre me ha enviado, así también los envío a ustedes". Comprendamos bien: Él no nos envía
solos, sino los unos con los otros y sobre todo con Él. La vocación de todo
bautizado es vocación de llegar a ser enviado de Cristo; es en Iglesia que
participamos en su misión de anunciar el Evangelio al mundo.
En cada misa, somos invitados a comulgar el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. Él es el alimento que se nos da en aras de la misión. Es pasando por Él
como podremos testimoniar la salvación que Él ha venido a ofrecer al mundo. En
comunión los unos con los otros y con toda la Iglesia universal, podemos cantar
y proclamar: "Tú eres mi Pastor oh Señor, nada me faltará si me llevas (si
me guías) Tú!"
Amén!
2
Jesús es nuestro Buen Pastor y la puerta hacia Dios
Cada año, en el cuarto domingo de pascua tenemos como centro de nuestra
reflexión litúrgica la parábola del Buen Pastor, tantas veces dicha y tantas
veces representada en el arte cristiano.
En el evangelio de hoy, Jesús mezcla las imágenes de una manera un poco
desconcertante. Él mismo se compara con el Buen Pastor como con la puerta del
cerco del rebaño, dos imágenes que en el Nuevo testamento son complementarias.
En los campos de la Palestina, los pastores hacen parte del paisaje
cotidiano. Cuando se acerca la noche, al final del atardecer, ellos juntan sus
rebaños para protegerlos de los peligros de la noche. Después, al día
siguiente, conducen sus ovejas hacia los pastos. La Biblia nos habla igualmente
de pastores y de ovejas. En el salmo 23 que acabamos de escuchar, leíamos:
“EL Señor es mi Pastor,
Él me hace descansar en verdes praderas,
Me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas…”
Es una manera de decir que Dios conduce su pueblo y que cuida de él.
El filósofo Henri Bergson escribía: “la gran cantidad de libros que yo
he leído no me han dado tanto alivio como lo ha hecho el Salmo 23: “El Señor es mi
Pastor, nada me falta; si yo atravieso las sombras de la muerte yo no temo
ningún mal, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me confortan”.
Pero cuando leemos estos textos bíblicos, debemos poner cuidado para no
equivocarnos sobre el sentido de la palabra “rebaño”. A los ojos del Señor,
nosotros no somos un colectivo anónimo, Somos su pueblo y a cada uno nos conoce
por nuestro nombre; Él nos dice a cada uno de nosotros: “Tu eres mi hijo (a) “.
Nosotros somos una grande familia de creyentes, mas hay un lugar para cada uno
de entre nosotros en el corazón de Dios; “Yo te he llamado por
tu nombre, tú tienes mucho valor ante mis ojos y yo te amo”. Esto se lo decía al pueblo de Israel,
mas hoy, Jesús nos anuncia que esto
igualmente es cierto para cada uno de nosotros, hijos de Dios.
En el evangelio, Jesús se presenta como la puerta del cerco donde están
las ovejas. Para comprender esta parábola, es necesario recordar que él se
dirige a los fariseos, Estos últimos tienen un tal sentido de lo sagrado que no
pueden imaginarse esta proximidad o cercanía de Dios . Para ellos, Dios es el
Santo , el inaccesible; el hombre no puede llegar a Él por sus solas fuerzas.
Sobre este punto, Jesús les da la razón. Mas él nos anuncia que Él mismo nos
abre la puerta y entonces podemos encontrarle. Esta puerta que nos permite
(ir) llegar hasta Dios , es Jesús mismo. “Si alguien entra por ella, será
salvado”. Él es quien nos transporta nos ayuda a pasar y atravesar la muerte
para acrecentar y fortalecer en nosotros las fuerzas de la vida.
A pesar de todas nuestras reivindicaciones de independencia y de
autonomía, tenemos necesidad de ser guiados hacia la felicidad, hacia una vida
plena y total. Tenemos necesidad de un gobernador.
Nosotros podemos, seguramente, seguir a otros guías,
y de hecho, muchos se presentan ante nosotros como “salvadores providenciales”, pero
Jesús nos advierte: “atención!, pilas!, mosca!”si ustedes les siguen,
ustedes correrán el riesgo de ser engañados”. Se nos promete un cuerpo
perfecto, sin arrugas, que no envejece más (véase por ejemplo la publicidad de ciertas celebridades y sus productos de belleza dizque para detener el envejecimiento); la felicidad instantánea (por el dinero fácil a
través del robo, el atraco, la corrupción, el engaño del fisco, a través
del tráfico y venta de drogas, alucinógenos, el negocio de la pornografía,
etc). La alegría rápida si compramos tal o cual casa , tal barco de placer, tal
carro; las vacaciones de nuestros sueños; el negocio de la bolsa en su momento,
o un seguro de vida que nos procurara un mañana seguro.
Con la crisis económica que atravesamos, miles de personas se han dado
cuenta de la fragilidad de tales promesas. Millones de personas han
perdido sus empleos, su casa, su estilo de vida. La crisis económica ha hecho
que millones de personas se vean literalmente ahora en la calle. Y todo ello a
causa de la ambición o avidez desaforada de algunos!
Es muy fácil dejarse seducir por los comerciantes o mercaderes de la
felicidad garantizada. Todos nos proponen una receta-milagro, “para nuestro más
grande bienestar!”
Pero muy a menudo esos charlatanes, esos vendedores de sucesos en rebaja,
no buscan que enriquecerse a costa de desangrarnos y de empobrecernos ( es
decir a nuestras costillas!)
Jesús se presenta hoy ante nosotros como el guía, el pasaje o tiquete, la
puerta que da acceso a un mundo mejor. Detrás esta puerta, no hay un Dios que
atemorice o un Dios que nos pida poderes o competencias extraordinarias, sino
que hay un Dios que ama, que acoge el Hijo prodigo, la mujer pecadora, el
buen ladrón, al Pedro arrepentido, a Pablo el perseguidor.
La preocupación del Señor no es encerrarnos en el corral con el fin de
protegernos, sino más bien hacernos salir para descubrir la belleza del aire libre, los grandes
horizontes, los espacios ilimitados: “El entrará y saldrá y encontrará pastos”.
Desafortunadamente, muchos escogen caminos de perdición y van hacia la
infelicidad o desgracia. En
los últimos años, los medios
de comunicación nos hablan todo el tiempo de violencias: social, intrafamiliar
(feminicidios, infanticidios) de actos de racismo, de
guerras, de muertos y más muertos. De jóvenes completamente desesperados que evaden la realidad en la droga y el alcohol. Es a ese mundo tal
como es, que somos enviados como portadores de esperanza. Nuestra misión, es
mostrar a Cristo “pastor de toda humanidad”. Nada podrá impedirle querer salvar
a todos los humanos. Es absolutamente necesario que nosotros entremos en ese
gran proyecto de amor que
lidera y anima Jesucristo.
En ocasiones, nosotros estamos encerrados en una especie de “corral”,
bloqueados a causa de una enfermedad, de un complejo, de un traumatismo, de una
adicción al alcohol, al juego, a la droga, a causa de nuestro ambiente. Todos
tenemos algún día que hacerle frente, ponerle cara a los problemas que nos
agobian y que no parecen tener salida.
Nos sentimos atrapados en la trampa, prisioneros, no sabiendo cómo
salir adelante y o liberarnos.
Es cuando Cristo interviene y nos dice que Él es la puerta, que Él es la
salida. Imagen de libertad!, imagen de solaz, de frescor y de vida! Seguir a
Jesús no es como muchos lo piensan, vivir una vida mediocre, es por el
contrario vivir plenamente: “Yo he venido para que tengan vida y la vida en
abundancia” (Juan 10,10).
Cada domingo, venimos a encontrar el Señor que puede darle de nuevo un
sentido a nuestra vida. Él es nuestro guía, el pasaje o tiquete hacia la
libertad, el compañero de camino que nos acompaña a lo largo de toda la vida.
3
Escuchar y seguir su voz
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el
aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido;
pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el
guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus
ovejas y las saca fuera.
La gente de la época de Jesús
habría entendido fácilmente esta historia.
Era una práctica común que los
pastores hablaran con sus ovejas durante todo el día para que las ovejas se
familiarizaran con la voz del pastor mientras las guiaba a través de varios
pastos para pastar. Por la noche, varios pastores juntaban a sus ovejas
dentro de puertas seguras por seguridad. Por la mañana, cada pastor
llamaría a sus ovejas y, como conocían la voz de su pastor, las ovejas
seguirían a su propio pastor y no a los demás.
La primera pregunta que cada
uno de nosotros debe hacerse hoy es esta: ¿Conozco la voz del Pastor? ¿Me
he familiarizado tanto con Su voz que puedo distinguir claramente Su voz de la
de los demás? Trate de imaginar la imagen de varios pastores llamando a
sus ovejas a la vez. Esta es una imagen de las voces en competencia que
encontramos en nuestras vidas. Pero solo una de esas voces es la voz de
Dios. ¿Conoces Su voz? ¿O te confundes con los muchos otros impulsos,
deseos y atracciones que compiten por tu atención?
Jesús continuó su enseñanza
diciendo que Él no solo es el Pastor cuya voz es conocida por las ovejas, sino
que también es la puerta. “Yo soy la puerta. El que por mí entre,
será salvo, y entrará y saldrá, y hallará pastos”. ¿Qué quiere decir
nuestro Señor cuando se llama a sí mismo la puerta?
Como la Puerta, Él es la
Palabra de Dios, revelada a nosotros a través de las Escrituras. La
fidelidad a la Palabra de Dios es uno de los caminos más seguros para la vida
de la gracia. Él es la Palabra de Verdad tal como es transmitida y
expuesta por el Magisterio, la autoridad docente de la Iglesia. La
fidelidad a la enseñanza auténtica del Magisterio, especialmente cuando el
Santo Padre habla en unión con los obispos, nos ayudará a navegar por los
muchos errores de nuestra época. Jesús se nos hace presente a través de
los Sacramentos, que son la puerta a Su gracia y la entrada al alimento de
nuestra vida espiritual. Además, cada vez que nuestro Señor viene a
nosotros, a través de la santa predicación, el testimonio y la enseñanza de los
santos, y la vida de oración dentro de la Iglesia, o de cualquier otra manera,
entramos por la puerta y somos admitidos en Sus verdes pastos.
Jesús es la puerta, no solo
para las ovejas, sino para cada uno de los pastores que las guían en Su
nombre. Estos son los pastores de la Iglesia a quienes se les ha confiado
la misión de Cristo de guiar al pueblo de Dios. Hoy, si un pastor de la
Iglesia falla en predicar a Jesucristo, entonces ese pastor “viene sólo para
robar, matar y destruir”.
Los pastores de la Iglesia
deben humildemente escuchar atentamente estas palabras para que nunca dejen de
pastorear al pueblo de Dios guiándolo a través de la Puerta, Quien es Cristo
mismo. Todos ellos deben ser fieles a toda la Tradición de nuestra
Iglesia, transmitida a lo largo de los siglos, y no desviarse del puro y santo
depósito de la fe. Si predican su propio evangelio, o son negligentes o
engañosos en su predicación, entonces no son verdaderos pastores. Las
verdaderas ovejas de Dios no las reconocerán.
Reflexiona hoy sobre la imagen
de Cristo, el Buen Pastor, que nos llama de diversas maneras. Debemos
aprender Su verdadera voz a través de la fe y la oración. Una vez que
reconozcamos Su voz, lo descubriremos más fácilmente ministrándonos,
inspirándonos e invitándonos a la vida de gracia al encontrarlo como la fuente
y el camino hacia esta nueva vida.
Buen Pastor, Tú me hablas continuamente, revelándome Tu presencia y guía en mi vida. Que me familiarice tanto con Tu sagrada Voz que siempre la reconozca. Condúceme a Ti, Puerta gloriosa de la vida de la gracia, y transfórmame en una oveja fiel y obediente. Jesús, mi Buen Pastor, en Ti confío.
Para la revisión de vida:
1. Todos
tenemos una vocación, que tiene su fuente o su origen en el bautismo, pero el
Papa Francisco también nos recuerda que "el pueblo de Dios tiene necesidad
de ser guiado por pastores que consagren su vida al servicio del Evangelio".
Continuemos entonces orando al Señor para que envíe obreros a su mies: a
quienes Él los llama por su nombre, y hagamos eco de este llamado.
2. Jesús
es totalmente lúcido y advierte que hay enemigos, gente que se nos acerca
personalmente o en comunidad para engatusarnos, engañarnos. En los medios de comunicación vemos constantemente noticias de violaciones, robos, asesinatos, corrupción,
estragos…preguntémonos si somos nosotros también lo suficientemente lúcidos
para referenciar esos ecos, o manifestaciones de aquellos que buscan nuestra
perdición personal o de los otros? Los distinguimos, advertimos sobre ellos,
denunciamos, los combatimos?
3.
Muchas personas buscan diariamente mi asentimiento. Tengo la capacidad de
discernir la manera como quieren acceder a mí, convencerme (trepando, evadiendo
puertas, con infracciones…o con respeto, buscando mi libertad, uniéndose a mí y
marchando a mi lado, delante de mí?
4.
Esta semana, puedo releer mis jornadas siendo atento a los momentos en que he hecho
la experiencia de la vida recibida en abundancia y dar gracias. Cuando esta
abundancia la vea discreta o disminuida o vea que me falta, me volveré con
paciencia hacia ese buen pastor que me la promete.
1
ORACIÓN
Señor, tu nos invitas a acoger este amor que está en ti.
Tu eres para
nosotros,
esta puerta abierta por la cual
pasamos de la tristeza a la alegría,
de la duda a la confianza.
Haznos disponibles y que irradiemos tu presencia.
Te pedimos especialmente por todos aquellos que tu llamas:
los sacerdotes, los diáconos, los
religiosos y religiosas,
pero también por los laicos comprometidos en el Anuncio del evangelio.
Que los unos y los otros, allí donde estemos, seamos la voz de Cristo el Buen Pastor.
Que los unos y los otros, allí donde estemos, seamos la voz de Cristo el Buen Pastor.
2
Señor
Jesús,
por
esta Eucaristía que celebramos,
Tú
nos congregas
y
nos abres la puerta de tu casa
para
que vivamos contigo
en
paz y en la confianza.
Ayúdanos
a avanzar, a adentrarnos
por
las sendas del difícil mundo,
que
vayamos a las periferias, para comprometernos
en
los diversos ministerios y servicios
con
el fin de ayudar a otros
a
conocerte y a amarte.
Amén!
PARA TODOS MIS
COLEGAS y AMIGOS Y FAMILIA QUE SE HAN TOMADO EN SERIO LO DEL BAUTISMO...
f e l i z d i a d
e l b u e n p a s t o r !
REFERENCIAS:
1. http://vieliturgique.ca
2. http://prionseneglise.ca
3. http://ciudadredonda.org
(para los textos de las lecturas)
4. Pequeño Misal "Prions
en Église", Novalis, Québec-Canada, 2011
5. HÉTU, Jean-Luc. Les
options de Jésus.
9.
http://versdimanche.com
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