domingo, 15 de junio de 2025

16 de junio del 2025: lunes de la decimoprimera semana del tiempo ordinario- año I

Libertad auténtica

(Mateo 5, 38-42) El Antiguo Testamento busca regular la violencia en las relaciones interpersonales y comunitarias. Jesús pide ir más allá. 

No se trata, sin embargo, de dar carta blanca al mal, sino de vencerlo rehusando entrar en su espiral mortífera. Esto supone saber discernir la actitud adecuada y, por tanto, haber trabajado previamente en uno mismo para alcanzar una auténtica libertad interior. Esa misma libertad que Cristo —quien supo denunciar el mal— ha querido darnos

Emmanuelle Billoteau, ermite

 


 Primera lectura

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10):

Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.


Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3cd-4

R/. El Señor da a conocer su victoria


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.»

Palabra del Señor



1

“La auténtica libertad del corazón cristiano”


Queridos hermanos y hermanas peregrinos de la esperanza:

En este día el Señor nos vuelve a confrontar con un Evangelio exigente, pero liberador. San Mateo recoge las palabras de Jesús que nos sacuden profundamente:

«Han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo les digo: no hagan frente al que les agravia» (Mt 5,38-39).

1️ Más allá de la ley del talión: la pedagogía del corazón

La antigua ley mosaica —como bien expresa la reflexión que acabamos de traducir— intentaba regular la violencia, contenerla, impedir que la venganza se desbordara. Era un avance jurídico y moral para su tiempo.

Pero Jesús nos lleva más allá. No nos invita a tolerar el mal ni a someternos a él pasivamente. Lo que propone es romper el círculo de la violencia desde el interior del corazón:

  • sin responder al odio con odio,
  • sin dejar que el resentimiento gobierne nuestras decisiones,
  • ofreciendo, incluso, el bien a quien obra el mal.

2️ La espiral de la violencia solo se rompe desde la libertad interior

El problema de fondo no está fuera, sino dentro: es la esclavitud del corazón herido, rencoroso, vengativo. Por eso Jesús apunta a la auténtica libertad interior: aquella que nos permite actuar con serenidad, sin estar dominados por el impulso de responder al mal con más mal.

San Pablo, en la primera lectura, muestra su propio camino de libertad interior:

“Nos presentamos como ministros de Dios… en tribulaciones, angustias, golpes, prisiones… con pureza, con ciencia, con paciencia, con amor sincero” (2 Co 6,4-6).

Pablo es libre porque su corazón está unido a Cristo. Aunque sufra, aunque lo hieran, no deja de actuar con amor. Ese es el verdadero cristiano: el que, aunque le falte todo, tiene todo en Cristo.

3️ El Jubileo: escuela de la libertad interior

Este Año Jubilar es una invitación a revisarnos:

  • ¿Qué odios aún guardamos?
  • ¿Qué heridas familiares aún supuran?
  • ¿Qué resentimientos nos atan?
  • ¿Qué divisiones comunitarias mantenemos?

Solo el perdón nos hace libres. Solo la reconciliación auténtica nos permite vivir como verdaderos hijos de Dios.

El Jubileo nos llama a la valentía de sanar relaciones rotas, a pedir perdón y a concederlo, a romper las cadenas del pasado. Es el tiempo favorable que proclama san Pablo:

“Ahora es el día de la salvación” (2 Co 6,2).

4️ Cristo, modelo de libertad auténtica

Jesús mismo es el ejemplo supremo de esta libertad interior. Supo denunciar el mal, pero no cayó en su juego. Desde la cruz, pronunció las palabras más libres que un corazón puede expresar:

“Padre, perdónalos” (Lc 23,34).

Por eso, nos llama a seguirle en este camino. No es fácil, pero es el único camino que conduce a la vida.

5️ Nuestra familia, lugar de aprendizaje de esta libertad

Este mensaje toca profundamente nuestras familias:

  • los esposos que deben aprender a ceder,
  • los padres que corrigen con amor,
  • los hijos que perdonan los errores de los padres,
  • los hermanos que reconstruyen la unidad.

Allí se aprende el Evangelio del perdón cotidiano, de la generosidad sin cálculos, del amor sin límites.

En esta misa pidamos especialmente por nuestras familias, por los seres queridos y por los amigos. Que el Señor los fortalezca y los llene de su paz.

6️ El canto nuevo de los redimidos

Finalmente, el salmista nos recuerda que esta victoria interior nos lleva a entonar un canto nuevo:

“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal 98,1).

Cada vez que perdonamos, cada vez que renunciamos al mal, cada vez que superamos el resentimiento, estamos proclamando las maravillas de Dios.


Oración conclusiva

Señor Jesús, Maestro de la verdadera libertad:
Tú que nos enseñas a no dejarnos atrapar por la espiral del mal, danos un corazón libre para amar, perdonar y construir la paz.

  • Bendice nuestras familias, nuestros padres, hijos y abuelos.
  • Sana las heridas que todavía nos duelen.
  • Fortalece los lazos de amor entre los esposos.
  • Reconcilia a los amigos distanciados.
  • Sostén a quienes sufren en el cuerpo y en el espíritu.

Que este Año Jubilar nos ayude a ser peregrinos de la esperanza, sembradores de tu paz y testigos de tu misericordia.

Por Cristo nuestro Señor. Amén.


 

2

 

La generosidad que supera la justicia


Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

El Evangelio de hoy, tomado de San Mateo, nos presenta uno de los pasajes más desafiantes de la enseñanza de Jesús:

“Si alguien te obliga a recorrer una milla, camina con él dos. Da al que te pide, y no le des la espalda al que quiere pedirte prestado.” (Mt 5, 41-42)

Con estas palabras, el Señor continúa su predicación sobre la verdadera justicia del Reino de Dios, una justicia que supera la lógica humana de represalias, que traspasa los límites de la simple ley, y que se fundamenta en el amor sobreabundante.

1. De la justicia retributiva a la misericordia generosa

Antes de la llegada de Cristo, la humanidad había caminado un largo proceso en su comprensión de la justicia. Como recordaba el Antiguo Testamento, la llamada ley del talión —“ojo por ojo, diente por diente” (Lev 24,19-20)— buscaba poner freno a las venganzas desproporcionadas que destruían familias enteras. Era, en su tiempo, un avance moral que limitaba el mal.

Pero Jesús no se detiene ahí. Él no viene simplemente a controlar el mal, sino a arrancarlo de raíz. Por eso dice:

“No hagan frente al que les agravia”.

No significa esto ser indiferentes o cómplices del mal, sino actuar de manera distinta: vencer el mal con el bien. No devolver golpe por golpe, sino ofrecer el perdón y la generosidad como camino superior.

2. El salto de la justicia al amor superabundante

El Señor no nos llama solamente a perdonar; nos llama a dar más de lo que la justicia estricta exige.

“Si alguien te obliga a recorrer una milla, ve con él dos.”

Esta es la lógica de Dios, que no mide el amor con cálculos. Él no nos perdona solo “lo justo”, sino que derrama su misericordia de forma desbordante.

San Pablo lo expresa en la primera lectura de hoy, cuando describe la vida del apóstol como un continuo acto de entrega:

“Nos presentamos como servidores de Dios con mucha paciencia en tribulaciones, necesidades, angustias… en pureza, en sabiduría, en paciencia, en caridad sincera…” (2 Co 6, 4-6).

Pablo había entendido perfectamente que el seguimiento de Cristo no consiste en exigir derechos, sino en ofrecerse, aun en medio de pruebas, insultos, fatigas o ingratitudes.

3. El camino de la auténtica libertad interior

El verdadero cristiano no es aquel que reacciona según sus impulsos, sino quien es dueño de su propio corazón, la auténtica libertad interior es la que permite discernir la actitud justa ante el mal, sin caer en la espiral de la venganza.

Muchos vivimos atados a resentimientos antiguos, a heridas no sanadas, a deudas emocionales que seguimos cobrando en el alma. El Evangelio de hoy es una invitación a liberarnos: a romper las cadenas interiores y a actuar con el amor generoso que nace de Dios.

4. El canto del perdón, victoria de Dios

Por eso, el Salmo 97 que hoy proclamamos canta con gozo:

“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal 97, 1).

Cada acto de generosidad, cada vez que damos dos millas cuando solo nos piden una, cada vez que damos al que nos pide, estamos participando de esas maravillas de Dios en el mundo. El perdón es, sin duda, una de las obras más grandes del amor de Dios en el corazón humano.

5. Aplicación concreta

Queridos hermanos:

  • ¿Qué ofensas estamos aún guardando?
  • ¿Qué personas nos cuesta perdonar?
  • ¿Dónde nos está pidiendo el Señor que vayamos “dos millas” en lugar de una?
  • ¿A quién podemos hoy ofrecer no solo justicia, sino misericordia generosa?

Este es el tiempo favorable, como lo proclama San Pablo. No es mañana, es ahora. No es cuando el otro cambie, sino cuando Dios toque nuestro corazón.


Oración final

Señor Jesús, maestro de la misericordia:

Tú no nos pagas según nuestras faltas, sino que nos colmas con un amor que sobrepasa toda medida.
Danos la gracia de romper la lógica de la venganza.
Enséñanos a caminar dos millas, a dar generosamente, a perdonar sinceramente, a amar incluso cuando no somos amados.

Haznos reflejo de Tu generosidad en medio de nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestra comunidad. Que seamos testigos de Tu Reino, donde la justicia ha sido transformada por el amor.

Amén.


Conclusión final a los fieles:

Hermanos, no tengamos miedo de amar de manera sobreabundante. Cada acto de generosidad es una victoria del Reino de Dios aquí en la tierra.

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