Libertad auténtica
(Mateo 5, 38-42) El Antiguo Testamento busca regular la violencia en las relaciones interpersonales y comunitarias. Jesús pide ir más allá.
No se trata, sin embargo, de dar carta blanca al mal, sino de vencerlo rehusando entrar en su espiral mortífera. Esto supone saber discernir la actitud adecuada y, por tanto, haber trabajado previamente en uno mismo para alcanzar una auténtica libertad interior. Esa misma libertad que Cristo —quien supo denunciar el mal— ha querido darnos
Emmanuelle
Billoteau, ermite
Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10):
Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 97,1.2-3ab.3cd-4
R/. El Señor da a conocer su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.»
Palabra del Señor
“La auténtica libertad del corazón cristiano”
Queridos hermanos y hermanas peregrinos de la
esperanza:
En este día el Señor nos vuelve a confrontar con un
Evangelio exigente, pero liberador. San Mateo recoge las palabras de Jesús que
nos sacuden profundamente:
«Han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por
diente”. Pero yo les digo: no hagan frente al que les agravia» (Mt 5,38-39).
1️⃣ Más allá de la ley del talión:
la pedagogía del corazón
La antigua ley mosaica —como bien expresa la reflexión
que acabamos de traducir— intentaba regular la violencia, contenerla,
impedir que la venganza se desbordara. Era un avance jurídico y moral para su
tiempo.
Pero Jesús nos lleva más allá. No nos invita a
tolerar el mal ni a someternos a él pasivamente. Lo que propone es romper el
círculo de la violencia desde el interior del corazón:
- sin
responder al odio con odio,
- sin
dejar que el resentimiento gobierne nuestras decisiones,
- ofreciendo,
incluso, el bien a quien obra el mal.
2️⃣ La espiral de la violencia solo
se rompe desde la libertad interior
El problema de fondo no está fuera, sino dentro: es
la esclavitud del corazón herido, rencoroso, vengativo. Por eso Jesús apunta a
la auténtica libertad interior: aquella que nos permite actuar con
serenidad, sin estar dominados por el impulso de responder al mal con más mal.
San Pablo, en la primera lectura, muestra su propio
camino de libertad interior:
“Nos presentamos como ministros de Dios… en
tribulaciones, angustias, golpes, prisiones… con pureza, con ciencia, con
paciencia, con amor sincero” (2 Co 6,4-6).
Pablo es libre porque su corazón está unido a
Cristo. Aunque sufra, aunque lo hieran, no deja de actuar con amor. Ese es el
verdadero cristiano: el que, aunque le falte todo, tiene todo en Cristo.
3️⃣ El Jubileo: escuela de la
libertad interior
Este Año Jubilar es una invitación a revisarnos:
- ¿Qué
odios aún guardamos?
- ¿Qué
heridas familiares aún supuran?
- ¿Qué
resentimientos nos atan?
- ¿Qué
divisiones comunitarias mantenemos?
Solo el perdón nos hace libres. Solo la
reconciliación auténtica nos permite vivir como verdaderos hijos de Dios.
El Jubileo nos llama a la valentía de sanar
relaciones rotas, a pedir perdón y a concederlo, a romper las cadenas del
pasado. Es el tiempo favorable que proclama san Pablo:
“Ahora es el día de la salvación” (2 Co 6,2).
4️⃣ Cristo, modelo de libertad
auténtica
Jesús mismo es el ejemplo supremo de esta libertad
interior. Supo denunciar el mal, pero no cayó en su juego. Desde la cruz,
pronunció las palabras más libres que un corazón puede expresar:
“Padre, perdónalos” (Lc 23,34).
Por eso, nos llama a seguirle en este camino. No es
fácil, pero es el único camino que conduce a la vida.
5️⃣ Nuestra familia, lugar de
aprendizaje de esta libertad
Este mensaje toca profundamente nuestras familias:
- los
esposos que deben aprender a ceder,
- los
padres que corrigen con amor,
- los
hijos que perdonan los errores de los padres,
- los
hermanos que reconstruyen la unidad.
Allí se aprende el Evangelio del perdón cotidiano,
de la generosidad sin cálculos, del amor sin límites.
En esta misa pidamos especialmente por nuestras
familias, por los seres queridos y por los amigos. Que el Señor los fortalezca
y los llene de su paz.
6️⃣ El canto nuevo de los redimidos
Finalmente, el salmista nos recuerda que esta
victoria interior nos lleva a entonar un canto nuevo:
“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho
maravillas” (Sal
98,1).
Cada vez que perdonamos, cada vez que renunciamos
al mal, cada vez que superamos el resentimiento, estamos proclamando las
maravillas de Dios.
✦ Oración
conclusiva
Señor Jesús, Maestro de la verdadera libertad:
Tú que nos enseñas a no dejarnos atrapar por la espiral del mal, danos un
corazón libre para amar, perdonar y construir la paz.
- Bendice
nuestras familias, nuestros padres, hijos y abuelos.
- Sana
las heridas que todavía nos duelen.
- Fortalece
los lazos de amor entre los esposos.
- Reconcilia
a los amigos distanciados.
- Sostén
a quienes sufren en el cuerpo y en el espíritu.
Que este Año Jubilar nos ayude a ser peregrinos de
la esperanza, sembradores de tu paz y testigos de tu misericordia.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
2
La generosidad que supera la justicia
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
El Evangelio de hoy, tomado de San Mateo, nos
presenta uno de los pasajes más desafiantes de la enseñanza de Jesús:
“Si alguien te obliga a recorrer una milla, camina
con él dos. Da al que te pide, y no le des la espalda al que quiere pedirte
prestado.” (Mt 5,
41-42)
Con estas palabras, el Señor continúa su
predicación sobre la verdadera justicia del Reino de Dios, una justicia que
supera la lógica humana de represalias, que traspasa los límites de la simple
ley, y que se fundamenta en el amor sobreabundante.
1. De la justicia retributiva a
la misericordia generosa
Antes de la llegada de Cristo, la humanidad había
caminado un largo proceso en su comprensión de la justicia. Como recordaba el
Antiguo Testamento, la llamada ley del talión —“ojo por ojo, diente por
diente” (Lev 24,19-20)— buscaba poner freno a las venganzas desproporcionadas
que destruían familias enteras. Era, en su tiempo, un avance moral que limitaba
el mal.
Pero Jesús no se detiene ahí. Él no viene
simplemente a controlar el mal, sino a arrancarlo de raíz. Por eso dice:
“No hagan frente al que les agravia”.
No significa esto ser indiferentes o cómplices del
mal, sino actuar de manera distinta: vencer el mal con el bien. No devolver
golpe por golpe, sino ofrecer el perdón y la generosidad como camino superior.
2. El salto de la justicia al
amor superabundante
El Señor no nos llama solamente a perdonar; nos
llama a dar más de lo que la justicia estricta exige.
“Si alguien te obliga a recorrer una milla, ve con
él dos.”
Esta es la lógica de Dios, que no mide el amor con
cálculos. Él no nos perdona solo “lo justo”, sino que derrama su misericordia
de forma desbordante.
San Pablo lo expresa en la primera lectura de hoy,
cuando describe la vida del apóstol como un continuo acto de entrega:
“Nos presentamos como servidores de Dios con mucha
paciencia en tribulaciones, necesidades, angustias… en pureza, en sabiduría, en
paciencia, en caridad sincera…” (2 Co 6, 4-6).
Pablo había entendido perfectamente que el
seguimiento de Cristo no consiste en exigir derechos, sino en ofrecerse, aun en
medio de pruebas, insultos, fatigas o ingratitudes.
3. El camino de la auténtica
libertad interior
El verdadero cristiano no es aquel que reacciona
según sus impulsos, sino quien es dueño de su propio corazón, la auténtica libertad interior es la que
permite discernir la actitud justa ante el mal, sin caer en la espiral de la
venganza.
Muchos vivimos atados a resentimientos antiguos, a
heridas no sanadas, a deudas emocionales que seguimos cobrando en el alma. El
Evangelio de hoy es una invitación a liberarnos: a romper las cadenas
interiores y a actuar con el amor generoso que nace de Dios.
4. El canto del perdón, victoria
de Dios
Por eso, el Salmo 97 que hoy proclamamos canta con
gozo:
“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho
maravillas” (Sal 97,
1).
Cada acto de generosidad, cada vez que damos dos
millas cuando solo nos piden una, cada vez que damos al que nos pide, estamos
participando de esas maravillas de Dios en el mundo. El perdón es, sin duda,
una de las obras más grandes del amor de Dios en el corazón humano.
5. Aplicación concreta
Queridos hermanos:
- ¿Qué
ofensas estamos aún guardando?
- ¿Qué
personas nos cuesta perdonar?
- ¿Dónde
nos está pidiendo el Señor que vayamos “dos millas” en lugar de una?
- ¿A
quién podemos hoy ofrecer no solo justicia, sino misericordia generosa?
Este es el tiempo favorable, como lo proclama San
Pablo. No es mañana, es ahora. No es cuando el otro cambie, sino cuando Dios
toque nuestro corazón.
Oración final
Señor Jesús, maestro de la misericordia:
Tú no nos pagas según nuestras faltas, sino que nos
colmas con un amor que sobrepasa toda medida.
Danos la gracia de romper la lógica de la venganza.
Enséñanos a caminar dos millas, a dar generosamente, a perdonar sinceramente, a
amar incluso cuando no somos amados.
Haznos reflejo de Tu generosidad en medio de
nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestra comunidad. Que seamos
testigos de Tu Reino, donde la justicia ha sido transformada por el amor.
Amén.
Conclusión final a los fieles:
Hermanos, no tengamos miedo de amar de manera sobreabundante. Cada acto de generosidad es una victoria del Reino de Dios aquí en la tierra.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones