El refugio
(Lucas 21, 5-11) «¿Dónde encontrar apoyo cuando el mundo que nos rodea parece presa de la locura, cuando la precariedad de nuestras instituciones y de nuestras obras se hace dolorosamente evidente, cuando comprendemos que la realidad se nos escapa de las manos?
Jesús nos invita
implícitamente a buscar en Dios nuestra estabilidad, a construir nuestra morada
sobre la roca de su Palabra, a poner en Él nuestra esperanza.
¿Acaso no es Dios para
nosotros “refugio y fuerza, un socorro siempre ofrecido en la angustia” (Sal
45 [46], 2)?
Emmanuelle Billoteau, ermite
Primera lectura
Dios
suscitará un reino que nunca será destruido, y acabará con todos los reinos
Lectura de la profecía de Daniel.
EN aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor:
«Tú, oh rey, estabas mirando y apareció una gran estatua. Era una estatua
enorme y su brillo extraordinario resplandecía ante ti, y su aspecto era
terrible. Aquella estatua tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de
plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies de
hierro mezclado con barro.
Mientras estabas mirando, una piedra se desprendió sin intervención humana,
chocó con los pies de hierro y barro de la estatua, y los hizo pedazos. Se
hicieron pedazos a la vez el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro,
triturados como paja de una era en verano; el viento los arrebató y desaparecieron
sin dejar rastro. Y la piedra que había deshecho la estatua creció hasta
hacerse una montaña enorme que ocupaba toda la tierra».
«Este era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido:
Tú, ¡oh rey, rey de reyes!, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y
el poder, y el dominio y la gloria, y a quien ha dado todos los territorios
habitados por hombres, bestias del campo y aves del cielo, para que reines
sobre todos ellos, tú eres la cabeza de oro.
Te sucederá otro reino menos poderoso; después, un tercer reino de bronce, que
dominará a todo el orbe.
Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; como el hierro destroza
y machaca todo, así destrozará y triturará a todos.
Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero,
representan un reino dividido, aunque conservará algo del vigor del hierro,
porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y
barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado
con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse uno
con otro, lo mismo que no se puede fundir el hierro con el barro.
Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será
destruido, ni su dominio pasará a otro pueblo, sino que destruirá y acabará con
todos los demás reinos, y él durará por siempre.
En cuanto a la piedra que viste desprenderse del monte sin intervención humana,
y que destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, esto
significa lo que el Dios poderoso ha revelado al rey acerca del tiempo futuro.
El sueño tiene sentido y la interpretación es cierta».
Palabra de Dios.
Salmo
R. ¡Ensálcenlo
con himnos por los siglos!
V. Criaturas
todas del Señor, bendigan al Señor. R.
V. Cielos,
bendigan al Señor. R.
V. Ángeles del
Señor, bendigan al Señor. R.
V. Aguas del
espacio, bendigan al Señor. R.
V. Ejércitos
del Señor, bendigan al Señor. R.
Aclamación
V. Sé fiel
hasta la muerte —dice el Señor— y te daré la corona de la vida. R.
Evangelio
No quedará
piedra sobre piedra
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado
que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contemplan, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que
no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está
para suceder?».
Él dijo:
«Miren que nadie los engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo
soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayan tras ellos. Cuando oigan
noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque es necesario
que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos,
y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y
grandes signos en el cielo.
Palabra del Señor.
1
I. Introducción: cuando el mundo se
sacude y buscamos un refugio
Queridos
hermanos:
Hay momentos en los que sentimos que el mundo se desordena,
que lo que era estable comienza a crujir, que lo seguro deja de serlo. Las
instituciones se vuelven frágiles, los proyectos humanos parecen tambalear, la
vida personal se sacude… y experimentamos un cierto desamparo.
Las lecturas de hoy, en este final de año litúrgico, nos
colocan precisamente allí: en la pregunta por el
refugio verdadero, en la necesidad de encontrar un lugar firme cuando todo
parece incierto.
Ese es también el gran mensaje para un Tiempo Jubilar: volver
a la Roca que no se quiebra, volver a Dios como refugio.
II. La Palabra de Dios:
dos luces complementarias
Hoy la liturgia nos da dos textos que se iluminan
mutuamente:
1.
Daniel: la verdad sobre los “reinos de barro”
(Dn 2,31-45)
2. El
Evangelio: Jesús revela lo que realmente permanece
(Lc 21,5-11)
“Vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra”.
Jesús invita a mirar más allá de las estructuras humanas
—incluso de las religiosas— para descubrir que lo eterno no son las piedras,
sino el Dios vivo.
Nada de eso debe paralizar al creyente; más bien, debe
purificar su mirada para apoyarse solo en Dios.
III. Punto central del
Evangelio: Dios es nuestro refugio y nuestra estabilidad
el Señor nos dice lo que decía el Salmo 45:
1.
Refugio: nadie puede
arrancarnos de su mano.
2.
Fuerza: su gracia sostiene
donde lo humano no alcanza.
3.
Esperanza: su Reino avanza
incluso cuando parece oculto.
IV. Aplicación jubilar:
construir sobre la roca, no sobre los pies de barro
Por eso, esta Palabra nos invita a revisar sobre qué
estamos edificando:
El Jubileo es tiempo para reconocer que todo
eso es bueno, pero no es Dios.
V. Intención orante:
por los benefactores
VI. Conclusión
espiritual: Jesús, nuestro refugio
Queridos hermanos:
“Encontramos nuestra
estabilidad en Dios; Él es nuestro refugio.”
Que este último tramo del año litúrgico sea para nosotros
un tiempo para volver a la roca firme de Cristo.
Y que, como peregrinos jubilares, podamos repetir desde lo
más hondo del corazón:
“Jesús, Tú eres mi
refugio.
En
Ti pongo mi vida.
En
Ti pongo mi esperanza.”
Amén.
2
Queridos
hermanos:
Nos
acercamos al final del año litúrgico, y la Palabra de Dios nos introduce
decididamente en un clima espiritual que podría llamarse “vigilante”,
“prudente”, “esperanzado”. No un clima de miedo ni amenaza, sino un tiempo para
volver a colocar los cimientos de nuestra vida donde deben estar: en Dios, el
Señor de la historia.
Hoy
Daniel y Jesús nos enseñan algo decisivo: todo imperio humano, por fuerte
que parezca, termina desmoronándose; solo el Reino de Dios permanece para
siempre.
1. Imperios: grandes,
brillantes, pero frágiles
El libro
de Daniel, escrito para sostener la fe en tiempos de persecución, nos presenta
la imagen asombrosa de la estatua del sueño de Nabucodonosor:
Era una
manera poética, simbólica, pero profundamente realista de describir la historia
humana: imperios que parecen sólidos como el metal, pero que tarde o
temprano quiebran por la fragilidad del barro.
Así
sucedió en la Antigüedad con el imperio babilónico, el medo-persa, el griego y
el romano. Todos tuvieron su gloria, su esplendor, sus conquistas… y todos
cayeron.
Y
entonces aparece “una piedra no cortada por mano humana”, que golpea la
estatua y la pulveriza. Esa piedra —dirá Daniel— es el Reino eterno de Dios,
que no pasa, que no depende de ejércitos, estrategias, finanzas o poder
militar, sino que nace de la fidelidad del Señor.
Dios es
el único Imperio indestructible.
La
pregunta espiritual es evidente: ¿en qué estamos apoyando la vida? ¿Sobre el
oro, la plata, el hierro… o sobre la Roca que es Cristo?
2. Jesús señala la falsedad
de lo “aparentemente eterno”
En el
Evangelio, los discípulos están fascinados con la hermosura del templo de
Jerusalén. Era el orgullo de la nación, la joya arquitectónica del pueblo
santo. Para el corazón judío, ese edificio no podía desaparecer jamás.
Pero
Jesús, con claridad profética, dice:
“Llegará
un día en que no quedará piedra sobre piedra”.
3. El apocalipsis no da
miedo: da esperanza
Hoy, en
pleno siglo XXI, los textos apocalípticos pueden sonar extraños: catástrofes,
reinos que caen, guerras, señales en el cielo. Sin embargo, para los primeros
cristianos —que sí vivían persecuciones, encarcelamientos, rechazo y muerte—
este lenguaje no era terrorífico, sino consolador.
Y esa
palabra sigue vigente para nosotros, que también experimentamos incertidumbre,
cambios culturales, crisis eclesiales, tensiones sociales y económicas. Dios no
ha abandonado su obra: sigue siendo el Señor del tiempo y de la eternidad.
Este es
un mensaje clave del Año Jubilar: la esperanza cristiana no es ingenuidad,
sino un acto heroico de confianza en un Dios cuyos planes superan nuestros
cálculos.
4. En quién apoyarse… y por
qué perseverar
Jesús
concluye el Evangelio con una invitación esencial que atraviesa toda la
Escritura: perseveren.
5. Intención orante por los
benefactores
Muchas
veces su ayuda no aparece en ningún libro contable, pero sí en el libro vivo de
la fe de nuestra comunidad. Ellos, que como la viuda del Evangelio dan lo que
tienen y lo que son, participan del Reino que no tiene fin.
6. Conclusión jubilar:
Jesús, en Ti confío
Al
acercarnos al fin del año litúrgico y contemplar la fragilidad de los
“imperios” de nuestra vida, digamos al Señor con fe renovada:
Señor,
queremos apoyarnos solo en Ti.
Que nuestro corazón no esté cimentado en barro, sino en la solidez de tu amor.
Que en este Año Jubilar, peregrinos de esperanza, sepamos discernir cuáles
estructuras deben caer y cuál es la única que permanece: tu Reino eterno.
Y que en
los momentos de cansancio, incertidumbre o prueba podamos repetir con los
cristianos de todos los tiempos:
“Jesús,
en Ti confío.”
Amén.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones