Para vivir la cuaresma día a día 3 de marzo del 2017 Viernes después del miércoles de Ceniza
Lectura del libro de lsaías (58,1-9a):
ESTO dice el Señor Dios:
«Grita a pleno pulmón, no te contengas;
alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos,
a la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi oráculo a diario,
desean conocer mi voluntad.
Como si fuera un pueblo que practica la justicia
y no descuida el mandato de su Dios,
me piden sentencias justas,
quieren acercarse a Dios.
“¿Para qué ayunar, si no haces caso;
mortificarnos, si no te enteras?”
En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios
y apremiáis a vuestros servidores;
ayunáis para querellas y litigios,
y herís con furibundos puñetazos.
No ayunéis de este modo,
si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo.
¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia:
inclinar la cabeza como un junco,
acostarse sobre saco y ceniza?
¿A eso llamáis ayuno,
día agradable al Señor?
Este es el ayuno que yo quiero:
soltar las cadenas injustas,
desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos,
quebrar todos los yugos,
partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
cubrir a quien ves desnudo
y no desentenderte de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”».
ESTO dice el Señor Dios:
«Grita a pleno pulmón, no te contengas;
alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos,
a la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi oráculo a diario,
desean conocer mi voluntad.
Como si fuera un pueblo que practica la justicia
y no descuida el mandato de su Dios,
me piden sentencias justas,
quieren acercarse a Dios.
“¿Para qué ayunar, si no haces caso;
mortificarnos, si no te enteras?”
En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios
y apremiáis a vuestros servidores;
ayunáis para querellas y litigios,
y herís con furibundos puñetazos.
No ayunéis de este modo,
si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo.
¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia:
inclinar la cabeza como un junco,
acostarse sobre saco y ceniza?
¿A eso llamáis ayuno,
día agradable al Señor?
Este es el ayuno que yo quiero:
soltar las cadenas injustas,
desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos,
quebrar todos los yugos,
partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
cubrir a quien ves desnudo
y no desentenderte de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”».
Palabra de Dios
/////
Llamados
al ayuno verdadero
Ciertos
contemporáneos del Profeta Isaías se quejaban porque Dios no respondía o correspondía a sus oraciones y
a su ayuno. El profeta les dice entonces: “Ser
sordo ante los gritos del otro, es hacerse sordo ante los ojos de Dios.
Alejarse de los demás, es alejarse de Dios. Acérquense a los otros y ustedes se
acercarán de Dios. Entonces, si ustedes llaman, el Señor responderá”.
Mi abuelo, al igual
que todo el mundo en su tiempo, seguía un estricto ayuno durante la cuaresma.
Pero él se atrevía a decir voz alta -y aquello no le gustaba a mi abuela - “Es mejor comer un buen trozo de
carne el viernes que comer prójimo todos los días!”. No era tan alocado lo que decía el
abuelo. Nuestras penitencias y nuestros sacrificios de cuaresma no tienen más
que un objetivo: abrirnos a Dios, fuente de misericordia, abrirnos a los demás
amándolos como Dios les ama.
Los gestos rituales
son insuficientes si no van acompañados de una vida coherente con la voluntad
del Señor. Me pregunto: Cómo promuevo la justicia y el derecho en mi entorno?
Practico el mandamiento del amor que Jesús nos dejó, o me limito a realizar mis
prácticas religiosas?
La mejor penitencia
que yo puedo elegir para mi cuaresma, es el gesto, o la actitud que me acerca a
la vez de Dios y de los demás.
- El ayuno tal como lo describe el profeta Isaías no se parece a una penitencia, sino a un renacimiento. El ayuno nos libera del aislamiento, del encierro en nosotros mismos y es fuente de alegría.
La apertura a Dios y sus maravillas, es una opción. El ayuno es una opción para asumir la misericordia...
ResponderEliminar