domingo, 26 de febrero de 2023

27 de febrero del 2023: lunes de la primera semana de Cuaresma

 

(Levítico 19, 1-2.11-18) Dios nos creó por amor y para el amor y nos pide que seamos santos, como él mismo es santo, que seamos amor como él mismo es amor. Él nos ve como una gran familia llamada a vivir en el respeto los unos por los otros. Él sabe que podemos hacerlo...


(Mateo 25, 31-46) Sería demasiado fácil amar a Dios sin preocuparse por el prójimo. El amor del Señor se vive en el amor a los demás, en particular a los pobres, a los vulnerables. Más aún, es Dios mismo a quien estamos invitados a reconocer bajo la apariencia de nuestro prójimo.




Primera lectura

Lectura del libro del Levítico (19,1-2.11-18):

EL Señor habló así a Moisés:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel:
“Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.
No robaréis ni defraudaréis ni os engañaréis unos a otros.
No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
No explotarás a tu prójimo ni le robarás. No dormirá contigo hasta la mañana siguiente el jornal del obrero.
No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu prójimo.
No andarás difamando a tu gente, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado.
No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 18,8.9.10.15

R/.
 Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

V/. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R/.

V/. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

V/. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

V/. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a yerme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».


Palabra del Señor

 

 


Sirviendo a Cristo en los demás


“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.

Mateo 25:40


 

¿Quién es ese “hermano pequeño”? Es interesante que Jesús señale específicamente a la persona menos considerada, a diferencia de una declaración más general que incluye a todas las personas. ¿Por qué no decir simplemente: “Lo que no hicisteis con los demás…?” Esto incluiría a todos a quienes servimos. Pero en cambio, Jesús señaló al hermano más pequeño. Tal vez esto deba ser visto, especialmente, como la persona más pecadora, la más débil, la más gravemente enferma, la incapacitada, la hambrienta y la desamparada, y todos aquellos que tienen necesidades pronunciadas en esta vida.

 

Lo más hermoso y conmovedor de esta afirmación es que Jesús se identifica con el necesitado, el “más pequeño” de todos. Al servir a los que tienen necesidades especiales, estamos sirviendo a Jesús. Pero para que Él pueda decir eso, tiene que estar íntimamente unido a esta gente. Y al mostrarles una conexión tan íntima, Jesús revela su infinita dignidad como personas.

 

¡Este es un punto tan importante de entender! De hecho, este ha sido un tema central en las constantes enseñanzas de San Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco. Una invitación a enfocarse constantemente en la dignidad y el valor de la persona debe ser el mensaje central que extraigamos de este pasaje.  

 

Reflexione, hoy, sobre la dignidad de todas y cada una de las personas. Trate de recordar a cualquiera que no pueda mirar con perfecto respeto. ¿A quién desprecia usted y pretende no ver? ¿A quién juzga o desprecia? Es dentro de esta persona, más que en cualquier otra, que Jesús le espera a usted. Él espera encontrarle y hacerle amar en el débil y en el pecador. Reflexione sobre su dignidad. Identifique a la persona que más se ajusta a esta descripción en su vida y comprométase a amarla y servirla. Porque en ellas amará y servirá a nuestro Señor.

 


Querido Señor, entiendo y creo que Tú estás presente, en forma oculta, en los más débiles de los débiles, en los más pobres de los pobres y en el pecador en medio de nosotros. Ayúdame a buscarte diligentemente en todas y cada una de las personas que encuentro, especialmente en las más necesitadas. Al encontrarte, que te ame y te sirva con todo mi corazón. Jesús, en Ti confío.

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