19 de febrero del 2023: séptimo domingo del tiempo ordinario (A)


  
Perfección sagrada!

Ser perfecto como Dios, es dejarse llenar por el poder de su amor, un amor paciente y generoso.

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Hoy, Jesús nos habla de un Dios generoso, cuyo amor se extiende a todos los seres humanos, quien hace caer la lluvia y brillar el sol sobre todos. Y más aun, hace llover su ternura, aquella de un padre sobre sus hijos. Así tal cual es su perfección. Para que nuestro corazón se abra más a Él, y esté mas disponible, volvámonos a nuestro Salvador, Cristo-Jesús. Pidámosle que nos libere de aquello que no nos deja avanzar.



LECTURAS

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 19, 1-2.17-18

El Señor habló a Moisés: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.”

Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 102

R.- EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO

Bendice, alma mía, al Señor,
Y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
Y no olvides sus beneficios. R.-

El perdona todas tus culpas
Y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.-

El señor es compasivo y misericordioso,
Lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados,
Ni nos paga según nuestras culpas. R.-

Como dista el oriente del ocaso,
Así aleja de nosotros nuestros delitos;
Como un padre siente ternura de sus hijos,
Siente el Señor ternura por sus fieles. R.-


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 3, 16-23

Hermanos:
¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo; ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: “Él caza a los sabios en su astucia.” Y también: “El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.” Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios.

Palabra de Dios.


ALELUYA 1 Jn 2,5
Quien guarda la palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado a su plenitud.




EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 5, 38-48

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Sabéis que está mandado: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale,  al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’. Yo en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.”

Palabra del Señor.



A guisa de introducción

El "modus operandis" de Dios



Jesús confía plenamente en nosotros y tiene grandes expectativas y perspectivas en lo que a nosotros se refiere. Es decir, en Jesús no hay desconfianza, ni miedo de que lo defraudemos. “Sean perfectos como su padre del cielo es perfecto”, nos dice.

En nuestras relaciones con los otros, nos propone  imitar el amor generoso y sin fronteras de Dios Padre “quien hace salir el sol sobre malos y buenos”.

San Bernardo resume el amor de Jesús así: “La medida del amor es  amar sin medida”. Cuando amamos del mismo modo (de la misma manera) que Dios, manifestamos (o demostramos) que hemos llegado a ser su Hijos.

Jesús no me pide que abrace  y bese la persona que habla mal de mí, o que me hace perder una valiosa oportunidad o más aún abrazar aquella persona que arruina la vida de un joven ofreciéndole droga. Es necesario que yo responda al odio con la generosidad y el perdón, pues es la única manera de vencerlo.

Amar a la manera de Dios no está, sin embargo,  exento (libre)  de sufrimiento. Si llegamos a querer el bien para la persona que nos hace sufrir, no nos será posible hacerlo sin sufrir o llegar hasta entregar la vida. Si damos el primer paso hacia ese modo de actuar y amar de Dios, descubriremos seguramente  una ruta larga y penosa.

Por nuestra cuenta, si eso dependiera solo de nosotros mismos, no podemos amar como Jesús nos lo pide.

Solo Dios, el Señor, que nos ha creado a su semejanza, puede suscitar y hacer salir  de  nosotros el poder del amor y volvernos a crear un corazón capaz de amar al ritmo del suyo.  Nos atrevemos a creer?



Una aproximación psicológica al texto del Evangelio

Ver a Dios tal como es



La ley del talión era clara:  “El que cause alguna lesión a su prójimo, como él hizo, así se le hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se hará la misma lesión que él ha causado al otro”. (Levítico 24,15-16).

Rechazar esta monstruosidad de ley puede parecernos muy natural , pero mirando más de cerca, Jesús era absolutamente radical cuando invitaba a superar esta mentalidad, y numerosas referencias  o indicadores nos llevan a pensar que no le   escucharon  sino la mitad de lo que dijo (de manera parcial, o superficial).

Cuando uno se justifica para tener un comportamiento negativo bajo el pretexto “fue el otro que comenzó” , uno se devuelve a la vieja Ley del talión. Cuando se opina que un asesino merece la muerte, uno no hace más que aplicar la ley del talión. Cuando decimos que Dios conducirá al infierno aquellos que han tenido una mala conducta o que no han tenido fe: estamos afirmando entonces que Dios mismo,  funciona,  o actúa de acuerdo con la ley del talión: golpe con golpe, rechazo con rechazo.  Al estilo de la canción de Pastor López: “golpe con golpe yo pago, beso con beso devuelvo, esa es la ley del amor que yo aprendí, que yo aprendí”.

Ahora, Jesús hace un llamado insistente  justamente a abandonar la ley del talión, sobre el hecho que Dios, El no camina así, el no actúa así. “Si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial?” (v. 47). Hay que atreverse a agregar: “Si Dios sólo abre el cielo para aquellos que se le parecen, que hace El de extraordinario?”

Pero justamente, según Jesús, Dios es extraordinario, ya que Él colma de su sol, de su lluvia, de su bondad y de su misericordia a todo mundo (a todas las personas sin distingos). Porque si Dios ama a aquellos que lo aman, los publicanos no hacen lo mismo?  (v.46). Si, Dios hace más que los publicanos,  más que nosotros (va más lejos), y es justamente por eso que Jesús nos pide  hacer más que los otros. No para presentarnos mejores, no para demostrar que somos los mejores, sino porque Dios nos invita a llegar a ser mejor de lo que somos, a luchar, por  aminorar,  por debilitar sin cesar los límites que  fácilmente  le ponemos  a nuestra propia bondad.

Por medio de algunas imágenes y con pocas palabras, Jesús nos habla acá de manera vasta (grande ) sobre Dios. Claramente: Dios no es como nosotros: Él no reserva su amor sólo a aquellos que lo aman; Él no se venga de quienes no lo aman; “Él ama sus enemigos” (v.44) y Él quiere que nosotros amemos también  a nuestros  enemigos y así parecernos a Él. (v.45) .

Notemos finalmente el desafío adicional que contiene para nosotros estas  palabras de Jesús: “Actúen como Dios porque ustedes han sido hechos a su imagen” , puede voltearse al revés  en la práctica para llegar a ser: “hagamos a Dios a nuestra imagen y hagámosle actuar como nosotros”.

Es necesario amar a nuestros hermanos como son,…y guardar (concebir ,mirar, interpretar, conservar …)  a Dios tal como Él es!



Reflexión Central

Para llegar a ser santos (perfectos) como Dios


En el libro del Levítico (primera lectura), encontramos dos mandamientos: "Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo" y "amarás a tu prójimo como a ti mismo". Y todavía no había sido anunciado el Evangelio, la Buena Nueva de Jesucristo. Estas palabras sorprendentes se encontraban ya en el Antiguo Testamento. El libro del Levítico es particularmente sensible a la santidad de Dios.

El libro del Levítico nos trasporta a otro mundo! las numerosas reglas y prescripciones nos hacen entrar profundamente en el universo religioso del pueblo de Israel. Las reflexiones sobre la ofrenda a Dios, la alimentación, la agricultura o las relaciones amorosas interrogan todas las relaciones humanas. El Levítico trata a su manera, una pregunta que a todos nos concierne: cómo ser lo más justo posible  en nuestras relaciones con Dios, con los otros, consigo mismo y con la tierra? 

(comentario de Ze Bible).

Esta revelación implica exigencias y entre estas exigencias, está el amor fraternal: "Tú amarás a tu prójimo como a ti mismo". Desde la Antigua Ley, se descubre que este amor fraternal vale más que todos los rituales: este amor fraternal es el signo de la presencia de Dios entre los hombres. Este llamado del Levítico no era más que una etapa, una parte del proceso. Este se limitaba a los vínculos de sangre, de raza, de la familia, de la nación.

Con el Nuevo Testamento, damos un paso más. En su Carta a los Corintios, San Pablo insiste en la universalidad del amor de Dios. Cada persona es única a los ojos del Señor. Para Dios, todo ser humano es un santuario. Todos nosotros pertenecemos a Cristo y Cristo pertenece a Dios. Esto trae como consecuencia una revolución: todos nosotros estamos llamados a que juntos seamos el lugar de la presencia de Dios. Lo más importante en adelante, es el Reino nuevo que debemos construir y manifestar.

En en Evangelio, Jesús critica la enseñanza de los escribas, de los fariseos, de los profesores de religión, de los enderezadores de entuertos o errores. Todas esas personas que ejercen una autoridad dicen pero no hacen, hablan pero no practican. Ponen pesadas cargas a la gente que ellos no mueven ni con un dedo. Lo que Jesús denuncia en su época aún es actual al interior de las religiones y de los gobiernos. Pero si hay contradicción entre lo que se dice y lo que se vive, damos anti testimonio.

En el evangelio de este domingo, escuchamos una vez más  a Jesús hablando con la autoridad de su padre Dios. Él toca dos puntos débiles: el instinto de violencia y la venganza. Con frecuencia estamos rodeados de gente no muy amable y nos cuesta mucho amar a todo el mundo. Se nos dificulta perdonar; y nos preguntamos cómo amar aquellos que nos persiguen y nos hacen sufrir? En una de sus homilías, el papa Francisco se detuvo en este tema y habló sobre la dificultad de amar a los enemigos. Y él se preguntó cómo es posible amar y perdonar…y dijo: "Y por lo tanto, es este el camino indicado y recorrido por Jesús  para nuestra salvación"

Y continúa nuestro papa diciendo: " También nosotros, todos nosotros, tenemos enemigos, todos. Algunos enemigos débiles, algunos fuertes. También nosotros muchas veces nos convertimos en enemigos de otros; no les queremos. Jesús nos dice que debemos amar a los enemigos."

Sí, pero cómo amar aquellos que, por amor al dinero, no dejan pasar el alimento y los medicamentos a quienes lo necesitan y los dejan morir? Cómo amar a las personas que buscan nada más su interés material y que hacen tanto mal?

Si, como hacer? Es verdad que nos sentimos pobres e impotentes, desarmados. Hoy, Jesús nos invita a volvernos hacia el Padre: Él hace salir su sol sobre los buenos y los malos. Él quiere que todos sean iluminados. Su amor es para todos; Él está, existe para los buenos y para los malos. San Pablo que perseguía a los cristianos, recordemos, se dejó transformar por este amor.

Jesús termina su predicación con estas palabras: "Ustedes, entonces, sean perfectos- santos, como su Padre celeste es santo-perfecto."

Hermanos, en el actual momento de Colombia, de camino hacia la paz es necesario que tomemos en serio este evangelio y pasemos de pretender practicar la Ley del Talión a perdonar, amar y orar  por nuestros enemigos, por quienes nos han hecho daño.

Todos estamos invitados a imitar la perfección-santidad del Padre en la perfección del amor. Jesús nos muestra el camino: Él ha perdonado a sus enemigos; Él hace todo para perdonarles. Jesús muestra mucha ternura al recibir a Judas en el Monte de los Olivos, cuando algunos discípulos pensaban en la venganza. Los franceses suelen decir que la venganza es un plato que se come frío. Pero esto no es cristiano, es lo contrario al Evangelio. Hoy Cristo nos pide amar a nuestros enemigos. Cómo hacerle? Y Él mismo nos da la respuesta: "oren, oren por sus enemigos". La oración obra, produce milagros.

Amar como Jesús ha amado, es perdonar como Él ha perdonado a quienes le hicieron morir;
es detenerse para escuchar el grito de aquel que sufre como Él lo ha hecho por el mendigo ciego que todo el mundo quería hacer callar;
es mirar sin juzgar como Él lo ha hecho con los pecadores que encontró;
es tomarse el tiempo para orar, para beber en la fuente del amor.

Algunas veces cantamos en aquella canción de amistad  "qué bueno es saber amar!" Pero por experiencia sabemos que también podríamos cantar: "Qué difícil es amar", y sobre todo amar como nos lo pide el evangelio.

Esta Eucaristía que celebramos nos vuelve a decir y a demostrar todo el amor que Jesucristo tiene por nosotros. Que ella por el doble alimento de la Palabra y el Cuerpo de Cristo, nos ayude a permanecer en este amor y a vivirlo cada día, en nuestros ambientes de familia, de trabajo, de escuela. Sí Señor "haznos artesanos de paz, promotores de amor". Amén!




Reflexión  (2)

Amar y perdonar como Cristo


En el evangelio de este día, Jesús parte de una ley del Antiguo Testamento : «Ustedes han oído que se dijo : ojo por ojo, diente por diente ». En su momento esta ley buscaba frenar la venganza desproporcionada. La víctima o su familia debían contentarse con un mínimo de venganza.

Se sabe que el rencor era muy fuerte en tiempos de Jesús, sobre todo hacia el pueblo invasor y que se imponía, representado en Roma, y esto alimentaba más el odio y amenazaba con hacer estallar una fuerte guerra civil.

La voluntad de Jesús es la de romper esta espiral de violencia. Él nos dirige palabras fuertes que es necesario acogerlas tal como ellas son. Pero al mismo tiempo, debemos ser cautelosos en la manera como las interpretamos. No se trata de dejar correr a los que nos odian y a los ladrones. Cuando los niños son víctimas de la violencia, es necesario pedirles que lo digan (denuncien). Nuestra responsabilidad es la de protegerlos.

Hoy, Jesús quiere invitarnos a dar un paso más allá: “No agreguen más odio al odio (no le metan más leña al fuego); detengan esta ascensión de la venganza que no hace más que atizar el odio”.

Tenemos un ejemplo muy significativo en la vida de Edmond Michelet (1). Cuando él fue denunciado y enviado al campo de concentración, escribía a su familia: “es necesario que perdonemos; es la única actitud que conviene a los cristianos”. El mismo terminó por encontrar al joven que le había denunciado y lo perdonó. Este testimonio se suma al de Cristo en la cruz: “Padre, perdónales, porque ellos no saben lo que hacen”. Es cerca de Jesús y en El que encontramos la fuerza de perdonar como El y con El.

Lo que Cristo espera de nosotros es precisamente que nosotros amemos como Él mismo nos ha amado. Cuando leemos los evangelios, lo vemos acoger todos aquellos que vienen a buscarle; Él no ha dudado en acercarse a los leprosos, cuando era formalmente prohibido por la ley de Moisés; fue a casa de pecadores (Leví, Simón, Zaqueo); perdonó a sus verdugos. Su amor era tan grande que dió su cuerpo y derramó su sangre por la salvación del mundo.

En el evangelio de este día, Jesús nos dirige palabras fuertes: “Ustedes han escuchado que se dijo…Yo les digo” Es una manera de mostrar a todos que ÉL habla con la autoridad de Dios. Y Él no se contenta s
ólo con hablar, pues nos da ejemplo: Él es aquel que ama sus enemigos y ora por ellos. El amor verdadero no calcula sino que se entrega y se entrega hasta el final sin medida.

La cuestión no es de quedarse en lo permitido o en lo prohibido. Lo importante es amar siempre y en todas partes, como Cristo y con El.

« Sean perfectos como su Padre del Cielo es perfecto »,
nos dice todavía Jesús. Esta palabra se suma a la de la primera lectura: “Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, Yo soy Santo”. Esta santidad no debe ser comprendida como un conjunto de poderes y de sacrificios, sino como una participación a las disposiciones del mismo Dios. Este llamado se dirige a todos y no solamente a una élite (sacerdotes, monjas –es o consagrados, ermitaños, ascetas, etc.). Jesús viene a aportar un complemento. Dirigiéndose al joven rico, le dijo: “si tú quieres ser perfecto, sígueme “ ser perfecto es seguir a Cristo amando a sus enemigos, orando por ellos y perdonando.

Para ser perfectos, es necesario un largo camino, y sabemos bien que estamos lejos del objetivo. Pero otro día, Jesús dijo: “No he venido llamar a los justos sino a los pecadores”. Si es necesario ser perfecto para entrar en el Reino de Dios, es claro que para el hombre entregado a sus propias fuerzas es imposible. Pero para Dios, todo es posible. Su amor es más fuerte que todo aquello que (es estorbo para ) obstaculiza la perfección.

Para ser santo, basta con acoger a Cristo en nuestra vida y dejarlo ocuparse de nosotros. Solo Él es capaz de liberarnos del odio, del orgullo y del egoísmo. El no deja de llamarnos a renunciar, a sacrificarnos (en el buen sentido), cosa que está más allá (supera) de nuestras posibilidades humanas.

Lo que Él quiere para nosotros, es la VIDA, la Verdadera Vida; “He venido para que tengan vida y la vida en abundancia” (Juan 10,10).

Vale la pena seguir a Cristo, ir tras sus huellas, el solo justo que nos abre las puertas de la Vida Divina. Se trata de acoger su Espíritu Santo y dejarnos transfigurar por nuestra relación con El. Y uno de los lugares privilegiados donde se establece esta relación es LA ORACIÓN. No es por demás, o no es por nada que Jesús nos invita a orar por quienes nos persiguen.

Al escuchar este evangelio, todos pensamos en la actualidad vertiginosa de las últimas semanas...

Ahora más que nunca, nos volvemos al Señor...



(1) Político francés 1899-1970, presidente de la Acción Católica



 PARA LA REFLEXIÓN


Pero «ahora desearía dejaros una pregunta, a la cual cada uno puede responder en su corazón: ¿rezo por mis enemigos? ¿Rezo por quienes no me quieren? Si decimos que sí, yo os digo: ¡adelante!, reza más, porque éste es un buen camino. Si la respuesta es no, el Señor dice: ¡pobrecillo! También tú eres enemigo de los demás. Entonces es necesario rezar para que el Señor cambie su corazón».

Debemos mirar más el ejemplo de Jesús: «Conocéis, en efecto, la gracia de la que habla hoy el apóstol Pablo: de rico que era, se hizo pobre por vosotros, para que vosotros llegarais a ser ricos por medio de su pobreza. Es verdad: el amor a los enemigos nos empobrece, nos hace pobres, como Jesús, quien, cuando vino, se abajó hasta hacerse pobre. Tal vez no es un "buen negocio" o al menos no lo es según la lógica del mundo. Sin embargo «es el camino que recorrió Dios, el camino que recorrió Jesús» hasta conquistarnos la gracia que nos ha hecho ricos.

Este es el misterio de la salvación: con el perdón, con el amor hacia el enemigo nos hacemos más pobres. Pero esa pobreza es semilla fecunda para los demás, como la pobreza de Jesús llegó a ser gracia y salvación para todos nosotros.
Pensemos en nuestros enemigos, en quien no nos quiere. Sería hermoso si ofreciéramos la misa por ellos, si ofreciéramos el sacrificio de Jesús por quienes no nos aman. Y también por nosotros, para que el Señor nos enseñe esta sabiduría: tan difícil pero también tan bella, y que nos hace semejantes a su Hijo, quien al abajarse se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.

(Fragmento de Homilía del Papa Francisco, de la misa celebrada el martes 18 de junio del 2013, por la mañana, en la capilla de la Domus Sanctae Marthae.)



ORACIÓN

Padre, al darnos a tu Hijo Jesús,
es el amor mismo de tu corazón
que nos has dado.
En Él, por Él, Tú has hecho llover tu ternura
sobre las personas solas, rechazadas, traicionadas.

En Él has hecho brillar el sol de tu alegría
sobre aquellos que no saben sonreir más.

En Él, Tú nos llamas
a la verdadera perfección,
que consiste en acogerte
para asemejarnos a Ti.

Padre, haz que esta comunión
del Cuerpo y Sangre de tu Hijo Muy Amado
nos renueve y nos vuelva a poner en camino,
para que día a día
tu rostro de ternura se imprima en nosotros
para que nunca más se borre.

Amén!




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

http://betania.es

Misal de prions en église , Novalis  (version Quebec)

HETU, Jean-Luc. Les options de Jésus

http://dimancheprochain.org

Reflexión del padre Jean Compazieu, Francia

http://es.catholic.net/op/articulos/26889/cat/305/el-arte-de-amar-a-los-enemigos.html


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