11 de diciembre del 2022: Tercer domingo de Adviento (A)



La alegría de la Esperanza

La alegría está presente en aquellos que se dejan interpelar por las promesas anunciadas por los profetas de la alegría. Jesucristo es perfectamente aquel que debe venir, porque sus obras manifiestan que el Reino de Dios está ya presente.
Para la Iglesia, el domingo es siempre un día de alegría, pero hoy en esta celebración, este sentimiento de regocijo se manifiesta mucho más. La Palabra de Dios nos revelará que los signos son claros: ¡Nuestro Señor tendrá la última Palabra, su promesa de salvación se realizará!





Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (35,1-6a.10):

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/. Ven, Señor, a salvarnos

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. 
R/.


Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,7-10):

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios




 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 11, 2- 11


En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:

«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! ».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:

"Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti".

En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».


Palabra del Señor.






A guisa de introducción:



Los signos de su venida




En el fondo de la iglesia se encuentran un hombre y un adolescente, su ahijado. Durante toda la celebración eucarística, este último muestra síntomas evidentes de aburrimiento. Sin embargo, parece que se esfuerza por comprender la homilía (la reflexión o sermón del sacerdote). Pero sacude a veces la cabeza en signo de negación y dirige miradas plenas de dudas a su padrino.


A las primeras notas del canto de salida, el adolescente exclama: “El que debe venir! Pero veamos, su venida no cambió gran cosa: el mundo va cada vez de mal en peor. Y luego, ¿por qué Jesús sería el Mesías? Los judíos no creen en Él. ¿Y por qué no en lugar de Jesús le creemos a Buda o a Krishna?”

Si usted fuera el padrino de este joven, ¿qué le respondería usted? Ante preguntas semejantes, ¿puede uno contentarse de repetir aquello que generaciones de creyentes han considerado como una evidencia?

Los primeros discípulos veían en Jesús de Nazaret el Mesías (el ungido, elegido de Dios) esperado de los tiempos y anunciado por los profetas. Es cierto que nuestra fe se fundamenta en su testimonio, pero ¿cómo reconocemos nosotros en Jesús, “Aquel que debe venir” para la humanidad del siglo XXI? ¿Por qué signos vemos nosotros que su vida, su muerte y su resurrección, hace 2000 años, continúan abriendo para nosotros un futuro diferente?

Y más todavía, en este tiempo del Adviento, cada uno de nosotros es invitado a preguntarse: ¿es que Cristo ha venido (llegado) a mi vida? ¿Por qué signos o señales puedo yo reconocer que Él aporta salvación (alegría, felicidad, realización, plenitud) en mí y en mi alrededor?




Aproximación psicológica del evangelio:



"Yo espero Juan que tú comprenderás!"


Hay en el mensaje de Juan Bautista mucho más que una demanda de información.

 Aprisionado por un poder arbitrario, Juan no se hacía probablemente ilusiones sobre la suerte que le esperaba.  Y, de hecho, él será ejecutado poco tiempo después.


Pero cuando se está en prisión y uno ha proclamado que la llegada del Reino de Dios era inminente, y cuando uno ha escuchado hablar de las “obras de Cristo”, uno espera con ansia que este Mesías-Cristo pase rápido a la acción.


Este es el centro del mensaje enviado por Juan Bautista a Jesús con sus discípulos: “si eres Tú el liberador, es tiempo de que intervengas: ¡me parece que la coyuntura es favorable, al menos es lo que yo pienso, y en lo que a mí me concierne!”


Y Jesús responde claramente. Sí, claro que soy yo, y el proceso ya ha comenzado. Solamente que yo he escogido el estilo o paradigma del profeta Isaías, y este consiste en un proceso lento. Es una marcha o camino de concientización: “los ciegos ven, los sordos oyen, una Buena Nueva llega a los pobres”. Yo estoy llamado a inaugurar el Reino de Dios, a trabajar en la lenta liberación total, y no estoy convocado para desencadenar o iniciar un efímero golpe de estado. Yo espero Juan que tú comprenderás: ¡Bienaventurado- feliz aquel que no se oponga a mi manera de entender y hacer las cosas! (v.6).


Escandalizarse significa etimológicamente caer, tropezar contra un obstáculo. Hay dos maneras de bloquearse ante la visión de Jesús y no despegar: no aceptar que Él no sea el liberador político deseado, o bien no aceptar que Él sea el liberador total (religioso y social) que uno no desea.


Para muchos de nosotros, la gran pregunta no es saber si se está a favor o en contra de Jesús. Es después de esto que uno se bloquea. A menudo, es más bien cuando uno descubre, que no contento con sanar algunos ciegos de su ceguera física, Jesús se pone a denunciar la ceguera del poder (Mateo 23,17-24; 15,14; 16,3…) y cuando Él enseña a los hombres a abrir los ojos sobre su realidad personal y a afrontar sus propias responsabilidades.


Jesús había sentido cuán exigente sería aceptar un tal camino. ¡Feliz, bienaventurado aquel que no se bloquee o se constituya en obstáculo para este proceso!




Reflexión Central

1

En el evangelio de hoy, Juan Bautista duda...está confundido. Acaso-piensa- ¿me he equivocado? El creía que el Mesías vendría como un juez estricto e imparcial para castigar y recompensar. Y ve como Jesús visita los publicanos y a los pecadores, cura los enfermos, proclama "dichosos" las personas mansas, serenas y que saben hacer la paz. Él dice que no se ha de juzgar a los otros y que se debe perdonar a los enemigos. Juan, entonces, comienza a tener seriamente dudas sobre la identidad de Jesús: "Eres tu verdaderamente aquel que debe venir o debemos esperar a otro?"

Jesús responde a los enviados de Juan el Bautista: "vayan a contar a Juan lo que ustedes han visto y oído: los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan y la Buena Nueva es anunciada a los pobres. Dichoso aquel que no se escandalizará por mi causa".

Al citar deliberadamente estos textos, y no otros, Jesús indica qué tipo de Mesías ha decidido ser. Dios no se manifiesta a través de gestos de venganza y de triunfo, sino más bien a través de actos de bondad con los más desfavorecidos y los que sufren, los ciegos, los cojos, los leprosos, los sordos, los publicanos y los pecadores. Sabiendo que este tipo de Mesías no corresponde a la expectativa de la gente, Cristo agrega: "dichosos aquellos y aquellas que no se escandalizarán y no dudarán  por mi causa".

En la primera lectura del Profeta Isaías, encontramos correspondencia con el evangelio cuando dice:  "Fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los cobardes de corazón: "Sean fuertes, no teman. Miren a su Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y los salvará." Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sion con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán".

En la sinagoga de Nazaret, el Señor utilizara otro texto de Isaías para proponernos esta imagen de Mesías Salvador: 
 "El Espíritu del Señor está sobre mí, 
    Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
    Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
    A pregonar libertad a los cautivos,
    Y vista a los ciegos;
    A poner en libertad a los oprimidos;  
 A predicar el año agradable del Señor"


Esta descripción nos recuerda la visión de San Juan en el Apocalipsis:

"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.     4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."

Jesús aporta la paz y afirma que la salvación del mundo avanza cada vez que el mal recula en cualquier parte. Dios está en la obra (trabajando) cada vez que se tiene un gesto de bondad con quienes sufren, con los desfavorecidos, con los pobres, con los rechazados de nuestra sociedad. El Dios de Jesucristo, no se manifiesta en los gestos de triunfo ni de venganza, sino más bien en los gestos de compasión y de amor.

 La Evangelización debe beber de su fuente, no basarse en nuestras propias ideas sino en las ideas de Dios que podemos encontrar en el Evangelio. Cuando transmitimos a la generación que nos sigue lo que nosotros sabemos de Jesucristo nosotros debemos transmitir lo que está escrito en el evangelio: Nuestro Dios es un Dios de ternura y de bondad que no asusta a nadie, un Dios próximo y cercano a nosotros, quien conoce nuestras alegrías, nuestros triunfos, nuestros problemas, nuestras penas y nuestros sufrimientos y que nos acompaña a lo largo de nuestra vida.

Este Mesías "encarnado", lo encontramos en el pesebre de Belén. Jesús, niño pequeño, frágil, es completamente dependiente de sus padres y de las personas alrededor de Él. La gente lo esperaba fuerte, poderoso, victorioso...y El entra (llega a) (en) nuestro mundo de manera clandestina, un ilegal (sin papeles), un inmigrante ilegal. "No hay lugar para El en la Posada". Los primeros que le visitan son pastores pobres, aquellos que estaban entre lo más bajo de la escala y o estrato social de la época. El morirá entre dos bandidos, el uno a su derecha y el otro a su izquierda.

Es este el tipo de Mesías y de Salvador que Dios se ha escogido. Es por ello que Juan Bautista tuvo dudas:  "Eres tu aquel que debe venir o debemos esperar otro?

Durante estos días de fiesta, Cristo nos pide "reconocerlo" en el humilde portal de Belén, y como El acercarnos a aquellos que sufren: los ciegos, los cojos, los enfermos, las personas solas y abandonadas.

Estamos invitados a abrir nuestros horizontes y nuestros corazones, a no pensar solamente en nosotros y en los miembros de nuestra familia con nuestros regalos e invitaciones. ¡Durante este periodo de alegría, de compartir y de intercambio, hemos de educar a los jóvenes y a los niños, no solamente invitándolos a hacer una lista de regalos a recibir, sino también una lista de regalos a dar!  hay tantas tantas necesidades, sufrimientos y soledades! Si cada uno de nosotros hace un esfuerzo suplementario por unirse (visitar, acercarse) a ciertas personas que tienen necesidad de un poco de amor y de afección, la Navidad tendrá una verdadera significación en sus vidas y en la nuestra. ¡Nosotros seremos entonces “una buena noticia” en nuestro mundo de hoy!

Cristo es Aquel que debe venir y nosotros no tenemos otro a quien esperar. 
"Maranatha, ven Senor Jesús".



2


¡Estén alegres!



El tiempo de Adviento es tiempo de esperanza, de conversión, de alegría…El tiempo de Jesús que viene. Él se acerca a nosotros tomando nuestra carne, nuestra humanidad para "darnos la esperanza y salvarnos". Nuestro Dios, el dios de Jesucristo tiene un amor de predilección por los pobres, los pequeños, los excluidos. Es esa la Buena Noticia que encontramos en las lecturas bíblicas de este domingo y nos revelan que Dios viene, Dios llega para librarnos del mal.


La primera lectura es un fragmento del profeta Isaías, que está dirigida a un pueblo totalmente agobiado y agotado por los 40 años de exilio que acaban de vivir. Entonces, el profeta les anuncia un futuro radiante. El desierto va a volver a florecer, y, sobre todo, los prisioneros y los exiliados podrán regresar a su tierra. Este retorno es presentado como un "huracán de alegría". Dios no puede aceptar la situación trágica de su pueblo, Él interviene para sanarlos y salvarlos. Es un preludio de lo que pasará más tarde. Por su muerte y su resurrección, Cristo abrirá el camino de la verdadera vida a toda la humanidad. La tierra entera y sus habitantes serán transfigurados.


En la segunda lectura, el apóstol Santiago nos sitúa en la espera del regreso del Señor. Él acaba de denunciar el comportamiento de los ricos que llevan una vida de lujo y que oprimen a los pobres.

Hoy, es a los humillados que el apóstol se dirige "mientras esperan la venida del Señor tengan paciencia", sobre todo, no se desesperen porque el Señor se acerca. Miremos los agricultores: ellos saben bien que después de poner la semilla en la tierra, ellos deben esperar varios meses antes de disfrutar de la cosecha. Y mismo si la cosecha tarda, ellos deben hacer prueba de la paciencia. Así ocurre con nosotros: es a lo largo de toda nuestra vida que nos preparamos para el encuentro definitivo con Cristo.


Con Jesús, asistimos a la realización progresiva de las profecías de Isaías. Es la Buena Noticia anunciada por Juan Bautista quien desde la cárcel incomodaba a todas las autoridades de su tiempo. Desde el fondo de su prisión, el Bautista reflexiona. Él había anunciado la venida del Mesías, él mismo lo había designado y señalado con su mano: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Él esperaba un Mesías triunfante que liberaría a Israel de todos sus pecados; que juzgaría al malvado. Juan veía un justiciero que cortaría los árboles improductivos. Esa era la imagen que tenía del Mesías de Dios: un Dios que se manifiesta aplastando a los malvados con su poder.


Y entonces Juan escucha de Jesús cosas que no corresponden con lo que él había previsto, ya que Jesús no anuncia el fuego caído del cielo contra los malos; Él se mezcla con las multitudes; acoge los pecadores; se arriesga a tener relaciones dudosas con pecadores, publicanos y prostitutas…Por eso envía entonces a sus fieles discípulos a hacerle la pregunta más importante: "Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?" La respuesta de Jesús es desconcertante: "vayan a contarle a Juan lo que ustedes ven y escuchan, los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres".


Al igual que Juan Bautista, nosotros, a veces, corremos el riesgo de encerrarnos en nuestras dudas, nuestras preguntas Podemos convencernos de certezas que no son verdad de Evangelio. Y entonces nos hacemos una falsa idea de quién es Jesús. Y es entonces, cuando debemos mirar lo que Él hace: con Él es el amor que tiene la última palabra. El hombre no es un esclavo ante un amo que tendría derecho de decidir su vida o su muerte…

Nosotros nunca debemos esperar de Dios la violencia que predican las religiones integristas. El verdadero Dios es aquel que envía su Hijo para buscar salvar a quienes estaban perdidos. Es escuchando a Jesús como nosotros descubrimos este Dios, sus palabras son palabras de Vida Eterna.


Al reunirnos para celebrar la Eucaristía, nos volvemos hacia aquel que es la fuente de nuestra alegría. Señor, nosotros te confiamos a quienes preparan las fiestas que se acercan a través de una actividad febril, en medio del stress, de las carreras o un cierto desencanto.  Concédeles abrirse, ser sensibles a la salvación que viene, al verdadero sentido de la Navidad. ¡Amén!



3

CAMBIO Y NOVEDAD EN CRISTO

Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:

 

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

 

Mateo 11:2–3

 

¿Por qué San Juan Bautista envió a sus discípulos a Jesús para hacerle esta pregunta? Recuerde que Juan había dicho anteriormente acerca de Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”Juan 1:29 ). Entonces, si Juan sabía que Jesús era el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, ¿por qué enviaría a sus discípulos a preguntarle a Jesús si Él es el que ha de venir?

Los Padres de la Iglesia exploran muchas razones, pero la mayoría llega a la conclusión de que Juan hizo esto no porque no supiera quién era Jesús, sino por el bien de sus discípulos, para que siguieran a nuestro Señor una vez que Juan fuera asesinado por Herodes. Así que esta era una manera de tratar de señalar a sus discípulos a Jesús y animarlos a abrazar este nuevo cambio en su vida de fe.

Jesús entendió la razón por la que Juan le envió a sus discípulos. Como resultado, Jesús les dio a estos discípulos lo que necesitaban para llegar a creerse a sí mismos. Él les señala las obras que Él ha hecho como el Cristo para que puedan interpretar estas obras por sí mismos y así llegar a la novedad de la fe. Jesús señala que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan ya los pobres se les anuncia la buena nueva. ¿Quién podría discutir con tales señales milagrosas del Cielo? Pero Jesús va más allá y afirma algo muy sutil. Él dice: “¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! »… Esta línea parece ser una forma en la que Jesús reprochó amablemente a estos discípulos por lo que parece ser su propia lucha personal con este cambio de líderes espirituales. Jesús identificó cierto “escándalo” con la que estaban lidiando. Estaban "escandalizados" por el hecho de que Jesús realmente estaba aumentando mientras que Juan estaba disminuyendo.

En muchos sentidos, esta es una experiencia común cada vez que hay un cambio en nuestra vida espiritual. Cuando algo es nuevo, a menudo luchamos con varios aspectos del cambio y la novedad. Pero la vida cristiana tiene que ver con el cambio, la transformación y la novedad de vida. Y esto es bueno… Debemos buscar cambiar, ser transformados, construir mejores y nuevas relaciones, aprender nuevas formas de amar y tender la mano, y sentirnos muy cómodos con todas y cada una de las nuevas experiencias que nuestro Señor pone en nuestras vidas.

Reflexiona hoy sobre cualquier forma en la que hayas luchado con los cambios en tu vida espiritual. A menudo, esas cosas con las que luchamos son en realidad oportunidades gloriosas para vivir nuestra fe cristiana y la caridad en un nuevo nivel. 

Busca los cambios que Dios te está llamando a adoptar en tu vida y ten por seguro que, aunque sean difíciles, son el camino más seguro hacia una vida de mayor santidad para ti.

 

Querido Señor, sé que me llamas a abrazar la novedad de vida y los cambios que debo vivir para seguirte más fielmente. Ayúdame a estar abierto a todo lo que Tú me llamas para que continuamente me convierta en una nueva creación en Tu gracia. Jesús, en Ti confío.



4

¿Cuál es el Mesías y la salvación que esperamos?

Me pregunto cuál sería la posición de Jesucristo en un momento coyuntural socio político como el que vive Colombia…Si, porque ese es el cometido de la Escritura Santa, de los profetas, del evangelio y la comunidad de los amigos de Jesús (Iglesia), de Dios (los anawin) desde tiempos remotos, ILUMINAR LA VIDA, LA HUMANIDAD…Se equivocan infinitamente los que piensan siempre que la Palabra de Dios no toca la vida y que se reduce a ambientes privados de iglesia…


Qué podría decirnos la Palabra de Dios y en particular la de este 3er domingo de Adviento, llamado « gaudette » (de la alegría)?


Cuando uno ha sido tocado por Jesús, le ha abrazado o  se ha encontrado con Él, nada ni nadie vuelve a ser como antes.


Los problemas y conflictos socio-políticos han existido siempre: los imperios, los emperadores déspotas, los corruptos, la manipulación del pueblo, EL AISLAMIENTO provocado de los pobres…» No hay nada nuevo bajo el sol », lo dice sabiamente el libro del Eclesiastés (1,10)…


El mismo Jesús vivió tiempos parecidos y aún peores a los que asistimos nosotros hoy…Ésta, al igual que la época de Jesús es una época donde conviven grupos fieles, personas ortodoxas y fundamentalistas con personas moderadas en el ámbito religioso y político, personas que acomodan su sentir, sus actos de acuerdo a lo que ellos piensan que es correcto (subjetivismo) o a lo que la mayoría o la legalidad oficial (no necesariamente siempre correcta o verdadera) pondera.


No olvidemos que en tiempos de Jesús pervivían e interactuaban en el mismo espacio de la geografía judío-israelita : fariseos (maestros de la ley), saduceos (personas que no creen en la resurrección de los muertos), esenios (los austeros y ascetas de hoy), zelotes (los subversivos o guerrilleros), profetas venidos del lejano oriente, filósofos con tendencia dualista griega, apóstoles y sacerdotes del dios ídolo emperador romano… y la comunidad que seguía a Jesús, a los cuales posteriormente se les llama cristianos.


Y con seguridad que podríamos equiparar a cada uno de esos grupos con los diferentes movimientos y tendencias que se desenvuelven en al ámbito político, social, religioso de nuestra Colombia de estos días.


Por eso es interesante no solo estudiar los evangelios y o el mensaje y la vida de Jesús sino los contextos en los cuales el Hijo de Dios vivió, para de esta manera, adoptar la respuesta, la reacción y el « quehacer » de acuerdo a lo querido por Dios, por su Palabra… »La voluntad de Dios », expresión que por supuesto a algunos « choca », porque por lo mismo, estos desencadenan y vuelven complejos los conflictos por querer imponer su recortada, limitada y en la mayoría de las ocasiones « antiética » manera de vivir, que se basa en la satisfacción de los caprichos egoístas, hedonistas, burlar la paz, la justicia, la institución familiar,  que « desafían a Dios y a los portadores de su mensaje ».


Es cierto que la VERDAD, lo correcto no es evidente.


Es verdad que la acción de Dios es discreta, demasiado discreta diríamos que por eso genera en tantas personas, dudas, decepción, agnosticismo, incredulidad, negación de un ser superior (ateísmo),


Es verdad que no sabemos a ciencia cierta qué es correcto, si la revolución armada y violenta o la revolución pacífica, lenta, de concientización, que espera algo mejor…

Confieso, no me gusta inmiscuirme en «politiquería» pero si tengo predilección por lo que es «correctamente político», pues la política es esencia del ser humano, su vocación más sagrada es hacer y sentirse parte de la «polis», de la ciudad, esa es la esencia de la política…


Creo que el evangelio de este domingo tiene algo para decirnos al respecto. Miremos la inquietud de Juan Bautista en la cárcel, sus dudas con respecto a Jesús…Como a él nos puede suceder el que pensemos que Jesús es demasiado « pasivo », « lento »…que aparece desconcertante, mismo decepcionante…Quizás nosotros esperemos que Dios se manifieste de manera apoteósica, inspirando y acompañando con sus prodigios y capacidad de poder a  sus combatientes para la « guerra », para dar muerte a quien consideramos « política, social y éticamente incorrectos » y de paso liberarnos a nosotros…Esperamos sin atrevernos a decirlo en voz alta, que « Dios debe manifestarse y batallar de acuerdo a lo que pensamos humanamente, a lo que nos sugieren los super héroes de ciencia ficción : castigando a los malos y a los que atropellan con lo que consideran su derecho al « pensamiento libre »  a un comportamiento sin juicios éticos, religiosos, morales…


Periodistas, dirigentes sociales, padres de familia, líderes de los diferentes grupos tienen hoy una gran responsabilidad…invitar a la reflexión, a la manifestación  y a la acción pacíficas, respetando ante todo al ser humano y atacando « su visión recortada, limitada de la realidad », sino por que como diría el campesino humilde « nadies sumercé posee completamente la Verdad »...No creamos que sabemos todo y que somos dueños absolutos de la Verdad, démosle campo y una alternativa al misterio...No todo lo podemos controlar y comprender.



Algunos esperan la salvación consuetudinaria, de los hábitos, de las tradiciones, otros esperan la salvación política (la entronización de un líder que comulgue con nuestro color político, sentir o afecto, el establecimiento de una sociedad de acuerdo a nuestros gustos personales o de clan (ghetto), a nuestra subjetividad…


No olvidemos que de acuerdo a lo enseñado por Jesús en los evangelios: 


La salvación no viene sino después de la conversión de los corazones,

Después de haber reconocido nuestras limitaciones, nuestras fallas (pecados) personales y pedirle a Dios que sean perdonados, y nos convirtamos así en hombres y mujeres que reúnen y que reconcilian.

La salvación no viene sino cuando se es perseverante en la fidelidad,

La salvación tiene su fuente en la confianza, en la fe en Dios, en sus promesas, en su amor, puesto que es esto lo que nos posibilita perseverar, nos permite avanzar…


El relato de este domingo nos lanza la pregunta: ¿Cuál Mesías esperamos nosotros? Si sabemos abrirnos a la realidad tal cual es, con todo lo que ella puede causar, hiriendo, atentando contra nuestros sueños, habremos dado entonces un primer paso.


El segundo paso será abrirnos a la fuerza misteriosa que nos habita y que ha habitado en Jesús, para hacer surgir la vida en el momento en que tengamos la tentación de no hacer nada y o abandonarnos al caos, a la violencia y por consecuencia a la muerte. Es eso lo que significa la Encarnación. Es ese tipo de Mesías que propone Jesús y que celebramos en Navidad, preguntémonos: ¿Es nuestro mismo Mesías?

La revancha de Dios, de la cual habla Isaías en la primera lectura de este domingo, es precisamente eso, contemplar a Jesús, vivirlo en nuestros actos de reconciliación, nuestro trabajo por la paz y la justicia, deponiendo los odios, las armas, las revanchas humanas…


Que Dios ilumine nuestro país, bendiga a los personajes y grupos en conflicto…


Que las instancias de la justicia nacional e internacional tomen las mejores decisiones por el bien de los seres humanos (y las colectividades, la democracia, en que estamos implicados) que es lo que al final importa, es eso lo que prefigura el mundo soñado y querido por Dios, y al que llamamos Reino…



Bendecida semana!




OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

Para mí, ¿cuáles son los signos de la venida de Cristo? Me dejo imbuir por esta cuestión a través de mis actividades cotidianas. Tomo nota de mis descubrimientos y de mis reflexiones. 
En la oración, yo doy gracias a Dios por los signos de su venida. En lo posible, yo comparto con otros el fruto o resultado de esta meditación.



ORACIÓN-MEDITACIÓN


Jesús, Hijo de Dios,

cuando la duda en Ti me carcome,

Tú me ofreces la ocasión de buscar la Verdad,

de cambiar mi mirada (mi visión),

y de hacerme más vulnerable,

más abierto a escuchar tu Palabra.

Jesús, Hijo de Dios, gracias por la duda que me carcome.


Jesús, Hijo de Dios,

Tú no has proclamado muy alto y con voz muy fuerte:

“Yo soy el Hijo de Dios!”

Tú me das la oportunidad inaudita, inmensa

de descubrirte poco a poco

y de adherirme a Ti con toda libertad.

Jesús, Hijo de Dios, gracias por libertad de creer.

Jesús, Hijo de Dios,

Tú has dejado tras tus pasos

signos concretos de liberación y de salvación,

atractivos, pero no contradictorios,

que nos cuestionan, pero no son evidentes.

Tú nos permites mismo de pasar, avanzar, cerrando los ojos.

Jesús gracias por estar con nosotros, el mismo Hijo de Dios,

gracias por darnos signos que nos ayudan

a atravesar nuestros momentos sombríos y de duda.



Referencias bibliográficas


http://vieliturgique.ca


http://prionseneglise.ca


http://paroissesaintefamilledevalcourt.org


HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus


http://dimancheprochain.org


http://kerit.be


Pequeño Misal "Prions en Église", 2010-2013. Québec, Canadá.



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