La alegría de la Esperanza
La alegría está presente en aquellos
que se dejan interpelar por las promesas anunciadas por los profetas de la
alegría. Jesucristo es perfectamente aquel que debe venir, porque sus obras
manifiestan que el Reino de Dios está ya presente.
Para la Iglesia, el domingo es siempre
un día de alegría, pero hoy en esta celebración, este sentimiento de regocijo
se manifiesta mucho más. La Palabra de Dios nos revelará que los signos son
claros: ¡Nuestro Señor tendrá la última Palabra, su promesa de salvación se
realizará!
Primera
lectura
Lectura
del libro de Isaías (35,1-6a.10):
El desierto y el yermo se regocijarán, se
alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará
con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del
Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced
las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de
corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite;
viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los
oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo
cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en
cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se
alejarán.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
145,7.8-9a.9bc-10
R/. Ven, Señor, a salvarnos
El Señor mantiene su fidelidad
perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Segunda
lectura
Lectura
de la carta del apóstol Santiago (5,7-10):
Tened paciencia, hermanos, hasta la
venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra,
mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros,
manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis,
hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la
puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los
profetas, que hablaron en nombre del Señor.
Palabra de Dios
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 11, 2- 11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del
Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos
ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los
muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no
se escandalice de mí! ».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por
el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que
visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a
un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:
"Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu
camino ante ti".
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que
Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande
que él».
Palabra del Señor.
A
guisa de introducción:
En
el fondo de la iglesia se encuentran un hombre y un adolescente, su ahijado.
Durante toda la celebración eucarística, este último muestra síntomas evidentes
de aburrimiento. Sin embargo, parece que se esfuerza por comprender la homilía
(la reflexión o sermón del sacerdote). Pero sacude a veces la cabeza en signo
de negación y dirige miradas plenas de dudas a su padrino.
A
las primeras notas del canto de salida, el adolescente exclama: “El que
debe venir! Pero veamos, su venida no cambió gran cosa: el mundo va cada vez de
mal en peor. Y luego, ¿por qué Jesús sería el Mesías? Los judíos no creen en
Él. ¿Y por qué no en lugar de Jesús le creemos a Buda o a Krishna?”
Si
usted fuera el padrino de este joven, ¿qué le respondería usted? Ante preguntas
semejantes, ¿puede uno contentarse de repetir aquello que generaciones de
creyentes han considerado como una evidencia?
Los
primeros discípulos veían en Jesús de Nazaret el Mesías (el ungido, elegido de
Dios) esperado de los tiempos y anunciado por los profetas. Es cierto que
nuestra fe se fundamenta en su testimonio, pero ¿cómo reconocemos nosotros en
Jesús, “Aquel que debe venir” para la humanidad del siglo XXI? ¿Por qué signos
vemos nosotros que su vida, su muerte y su resurrección, hace 2000 años,
continúan abriendo para nosotros un futuro diferente?
Y
más todavía, en este tiempo del Adviento, cada uno de nosotros es invitado a
preguntarse: ¿es que Cristo ha venido (llegado) a mi vida? ¿Por qué signos o
señales puedo yo reconocer que Él aporta salvación (alegría, felicidad,
realización, plenitud) en mí y en mi alrededor?
Aproximación
psicológica del evangelio:
"Yo
espero Juan que tú comprenderás!"
Hay
en el mensaje de Juan Bautista mucho más que una demanda de información.
Aprisionado
por un poder arbitrario, Juan no se hacía probablemente ilusiones sobre la
suerte que le esperaba. Y, de hecho, él será ejecutado poco tiempo
después.
Pero
cuando se está en prisión y uno ha proclamado que la llegada del Reino de Dios
era inminente, y cuando uno ha escuchado hablar de las “obras de Cristo”, uno
espera con ansia que este Mesías-Cristo pase rápido a la acción.
Este
es el centro del mensaje enviado por Juan Bautista a Jesús con sus
discípulos: “si eres Tú el liberador, es tiempo de que intervengas: ¡me
parece que la coyuntura es favorable, al menos es lo que yo pienso, y en lo que
a mí me concierne!”
Y
Jesús responde claramente. Sí, claro que soy yo, y el proceso ya ha comenzado.
Solamente que yo he escogido el estilo o paradigma del profeta Isaías, y este
consiste en un proceso lento. Es una marcha o camino de concientización: “los
ciegos ven, los sordos oyen, una Buena Nueva llega a los pobres”. Yo
estoy llamado a inaugurar el Reino de Dios, a trabajar en la lenta liberación
total, y no estoy convocado para desencadenar o iniciar un efímero golpe de
estado. Yo espero Juan que tú comprenderás: ¡Bienaventurado- feliz aquel que no
se oponga a mi manera de entender y hacer las cosas! (v.6).
Escandalizarse
significa etimológicamente caer, tropezar contra un obstáculo. Hay dos maneras
de bloquearse ante la visión de Jesús y no despegar: no aceptar que Él no sea el
liberador político deseado, o bien no aceptar que Él sea el liberador total
(religioso y social) que uno no desea.
Para
muchos de nosotros, la gran pregunta no es saber si se está a favor o en contra
de Jesús. Es después de esto que uno se bloquea. A menudo, es más bien cuando
uno descubre, que no contento con sanar algunos ciegos de su ceguera física,
Jesús se pone a denunciar la ceguera del poder (Mateo 23,17-24; 15,14; 16,3…) y
cuando Él enseña a los hombres a abrir los ojos sobre su realidad personal y a afrontar
sus propias responsabilidades.
Jesús
había sentido cuán exigente sería aceptar un tal camino. ¡Feliz, bienaventurado
aquel que no se bloquee o se constituya en obstáculo para este proceso!
Reflexión Central
1
En el evangelio de hoy, Juan Bautista duda...está
confundido. Acaso-piensa- ¿me he equivocado? El creía que el
Mesías vendría como un juez estricto e imparcial para castigar y recompensar. Y
ve como Jesús visita los publicanos y a los pecadores, cura los enfermos,
proclama "dichosos" las personas mansas, serenas y que
saben hacer la paz. Él dice que no se ha de juzgar a los otros y que se debe
perdonar a los enemigos. Juan, entonces, comienza a tener seriamente dudas
sobre la identidad de Jesús: "Eres tu verdaderamente aquel que
debe venir o debemos esperar a otro?"
Jesús responde a los enviados de Juan el Bautista: "vayan
a contar a Juan lo que ustedes han visto y oído: los ciegos ven, los cojos
caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan
y la Buena Nueva es anunciada a los pobres. Dichoso aquel que no se
escandalizará por mi causa".
Al citar deliberadamente estos textos, y no otros, Jesús indica
qué tipo de Mesías ha decidido ser. Dios no se manifiesta a través de gestos de
venganza y de triunfo, sino más bien a través de actos de bondad con los más
desfavorecidos y los que sufren, los ciegos, los cojos, los leprosos, los
sordos, los publicanos y los pecadores. Sabiendo que este tipo de Mesías no
corresponde a la expectativa de la gente, Cristo agrega: "dichosos
aquellos y aquellas que no se escandalizarán y no dudarán por mi
causa".
En la primera lectura del Profeta Isaías, encontramos
correspondencia con el evangelio cuando dice: "Fortalezcan las
manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los cobardes de
corazón: "Sean fuertes, no teman. Miren a su Dios, que trae el desquite;
viene en persona, resarcirá y los salvará." Se despegarán los ojos del
ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la
lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sion con
cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y
aflicción se alejarán".
En la sinagoga de Nazaret, el Señor utilizara otro texto de Isaías
para proponernos esta imagen de Mesías Salvador:
"El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas
a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del
Señor"
Esta descripción nos recuerda la visión de San Juan en el
Apocalipsis:
"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará con ellos
como su Dios. 4 Enjugará
Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor,
ni dolor; porque las primeras cosas
pasaron."
Jesús aporta la paz y afirma que la salvación del mundo avanza
cada vez que el mal recula en cualquier parte. Dios está en la obra (trabajando)
cada vez que se tiene un gesto de bondad con quienes sufren, con los
desfavorecidos, con los pobres, con los rechazados de nuestra sociedad. El Dios
de Jesucristo, no se manifiesta en los gestos de triunfo ni de venganza, sino
más bien en los gestos de compasión y de amor.
La Evangelización debe beber de su fuente, no basarse
en nuestras propias ideas sino en las ideas de Dios que podemos encontrar en el
Evangelio. Cuando transmitimos a la generación que nos sigue lo que nosotros
sabemos de Jesucristo nosotros debemos transmitir lo que está escrito en el
evangelio: Nuestro Dios es un Dios de ternura y de bondad que no asusta a
nadie, un Dios próximo y cercano a nosotros, quien conoce nuestras alegrías,
nuestros triunfos, nuestros problemas, nuestras penas y nuestros sufrimientos y
que nos acompaña a lo largo de nuestra vida.
Este Mesías "encarnado", lo encontramos en el pesebre de
Belén. Jesús, niño pequeño, frágil, es completamente dependiente de sus padres
y de las personas alrededor de Él. La gente lo esperaba fuerte, poderoso,
victorioso...y El entra (llega a) (en) nuestro mundo de manera clandestina, un ilegal
(sin papeles), un inmigrante ilegal. "No hay lugar para El en la
Posada". Los primeros que le visitan son pastores pobres, aquellos que
estaban entre lo más bajo de la escala y o estrato social de la época. El
morirá entre dos bandidos, el uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Es este el tipo de Mesías y de Salvador que Dios se ha escogido. Es por
ello que Juan Bautista tuvo dudas: "Eres tu aquel que debe
venir o debemos esperar otro?
Durante estos días de fiesta, Cristo nos pide
"reconocerlo" en el humilde portal de Belén, y como El
acercarnos a aquellos que sufren: los ciegos, los cojos, los enfermos, las
personas solas y abandonadas.
Estamos invitados a abrir nuestros horizontes y nuestros
corazones, a no pensar solamente en nosotros y en los miembros de nuestra
familia con nuestros regalos e invitaciones. ¡Durante este periodo de alegría,
de compartir y de intercambio, hemos de educar a los jóvenes y a los niños, no
solamente invitándolos a hacer una lista de regalos a recibir, sino también una
lista de regalos a dar! hay tantas
tantas necesidades, sufrimientos y soledades! Si cada uno de nosotros hace un
esfuerzo suplementario por unirse (visitar, acercarse) a ciertas personas que
tienen necesidad de un poco de amor y de afección, la Navidad tendrá una
verdadera significación en sus vidas y en la nuestra. ¡Nosotros seremos
entonces “una buena noticia” en nuestro mundo de hoy!
Cristo es Aquel que debe venir y nosotros no tenemos
otro a quien esperar.
"Maranatha, ven Senor Jesús".
2
¡Estén alegres!
El tiempo de Adviento es tiempo de esperanza, de conversión, de alegría…El tiempo de Jesús que viene. Él se acerca a nosotros tomando nuestra
carne, nuestra humanidad para "darnos la esperanza y salvarnos".
Nuestro Dios, el dios de Jesucristo tiene un amor de predilección por los
pobres, los pequeños, los excluidos. Es esa la Buena Noticia que encontramos en
las lecturas bíblicas de este domingo y nos revelan que Dios viene, Dios llega
para librarnos del mal.
La primera lectura es un fragmento del profeta Isaías, que está
dirigida a un pueblo totalmente agobiado y agotado por los 40 años de exilio
que acaban de vivir. Entonces, el profeta les anuncia un futuro radiante. El
desierto va a volver a florecer, y, sobre todo, los prisioneros y los exiliados
podrán regresar a su tierra. Este retorno es presentado como un "huracán
de alegría". Dios no puede aceptar la situación trágica de su pueblo, Él
interviene para sanarlos y salvarlos. Es un preludio de lo que pasará más
tarde. Por su muerte y su resurrección, Cristo abrirá el camino de la verdadera
vida a toda la humanidad. La tierra entera y sus habitantes serán
transfigurados.
En la segunda lectura, el apóstol Santiago nos sitúa en la espera
del regreso del Señor. Él acaba de denunciar el comportamiento de los ricos que
llevan una vida de lujo y que oprimen a los pobres.
Hoy, es a los humillados que el apóstol se dirige "mientras
esperan la venida del Señor tengan paciencia", sobre todo, no se
desesperen porque el Señor se acerca. Miremos los agricultores: ellos saben
bien que después de poner la semilla en la tierra, ellos deben esperar varios
meses antes de disfrutar de la cosecha. Y mismo si la cosecha tarda, ellos
deben hacer prueba de la paciencia. Así ocurre con nosotros: es a lo largo de
toda nuestra vida que nos preparamos para el encuentro definitivo con Cristo.
Con Jesús, asistimos a la realización progresiva de las profecías
de Isaías. Es la Buena Noticia anunciada por Juan Bautista quien desde la
cárcel incomodaba a todas las autoridades de su tiempo. Desde el fondo de su
prisión, el Bautista reflexiona. Él había anunciado la venida del Mesías, él
mismo lo había designado y señalado con su mano: "Este es el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Él esperaba un
Mesías triunfante que liberaría a Israel de todos sus pecados; que juzgaría al
malvado. Juan veía un justiciero que cortaría los árboles improductivos. Esa
era la imagen que tenía del Mesías de Dios: un Dios que se manifiesta
aplastando a los malvados con su poder.
Y entonces Juan escucha de Jesús cosas que no corresponden con lo
que él había previsto, ya que Jesús no anuncia el fuego caído del cielo contra
los malos; Él se mezcla con las multitudes; acoge los pecadores; se arriesga a
tener relaciones dudosas con pecadores, publicanos y prostitutas…Por eso envía
entonces a sus fieles discípulos a hacerle la pregunta más importante: "Eres
tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?" La respuesta de
Jesús es desconcertante: "vayan a contarle a Juan lo que ustedes
ven y escuchan, los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los
pobres".
Al igual que Juan Bautista, nosotros, a veces, corremos el
riesgo de encerrarnos en nuestras dudas, nuestras preguntas Podemos
convencernos de certezas que no son verdad de Evangelio. Y entonces nos hacemos
una falsa idea de quién es Jesús. Y es entonces, cuando debemos mirar lo que Él
hace: con Él es el amor que tiene la última palabra. El hombre no es un esclavo
ante un amo que tendría derecho de decidir su vida o su muerte…
Nosotros nunca
debemos esperar de Dios la violencia que predican las religiones integristas.
El verdadero Dios es aquel que envía su Hijo para buscar salvar a quienes
estaban perdidos. Es escuchando a Jesús como nosotros descubrimos este Dios,
sus palabras son palabras de Vida Eterna.
Al reunirnos para celebrar la Eucaristía, nos volvemos hacia aquel
que es la fuente de nuestra alegría. Señor, nosotros te confiamos a quienes
preparan las fiestas que se acercan a través de una actividad febril, en medio
del stress, de las carreras o un cierto desencanto. Concédeles abrirse,
ser sensibles a la salvación que viene, al verdadero sentido de la Navidad. ¡Amén!
3
CAMBIO Y NOVEDAD EN CRISTO
Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus
discípulos a preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Mateo 11:2–3
¿Por qué San Juan Bautista
envió a sus discípulos a Jesús para hacerle esta pregunta? Recuerde que
Juan había dicho anteriormente acerca de Jesús: “He aquí el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo” ( Juan 1:29 ). Entonces,
si Juan sabía que Jesús era el “Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo”, ¿por qué enviaría a sus discípulos a preguntarle a Jesús si Él es
el que ha de venir?
Los Padres de la Iglesia
exploran muchas razones, pero la mayoría llega a la conclusión de que Juan hizo
esto no porque no supiera quién era Jesús, sino por el bien de sus discípulos,
para que siguieran a nuestro Señor una vez que Juan fuera asesinado por
Herodes. Así que esta era una manera de tratar de señalar a sus discípulos
a Jesús y animarlos a abrazar este nuevo cambio en su vida de fe.
Jesús entendió la razón por la
que Juan le envió a sus discípulos. Como resultado, Jesús les dio a estos
discípulos lo que necesitaban para llegar a creerse a sí mismos. Él les
señala las obras que Él ha hecho como el Cristo para que puedan interpretar
estas obras por sí mismos y así llegar a la novedad de la fe. Jesús señala
que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos
oyen, los muertos resucitan ya los pobres se les anuncia la buena nueva. ¿Quién
podría discutir con tales señales milagrosas del Cielo? Pero Jesús va más
allá y afirma algo muy sutil. Él dice: “¡Y
bienaventurado el que no se escandalice de mí! »… Esta línea
parece ser una forma en la que Jesús reprochó amablemente a estos discípulos
por lo que parece ser su propia lucha personal con este cambio de líderes
espirituales. Jesús identificó cierto “escándalo” con la que estaban
lidiando. Estaban "escandalizados" por el hecho de que Jesús
realmente estaba aumentando mientras que Juan estaba disminuyendo.
En muchos sentidos, esta es
una experiencia común cada vez que hay un cambio en nuestra vida
espiritual. Cuando algo es nuevo, a menudo luchamos con varios aspectos
del cambio y la novedad. Pero la vida cristiana tiene que ver con el
cambio, la transformación y la novedad de vida. Y esto es bueno… Debemos
buscar cambiar, ser transformados, construir mejores y nuevas relaciones,
aprender nuevas formas de amar y tender la mano, y sentirnos muy cómodos con
todas y cada una de las nuevas experiencias que nuestro Señor pone en nuestras
vidas.
Reflexiona hoy sobre cualquier
forma en la que hayas luchado con los cambios en tu vida espiritual. A
menudo, esas cosas con las que luchamos son en realidad oportunidades gloriosas
para vivir nuestra fe cristiana y la caridad en un nuevo nivel.
Busca los cambios que Dios te
está llamando a adoptar en tu vida y ten por seguro que, aunque sean difíciles,
son el camino más seguro hacia una vida de mayor santidad para ti.
Querido Señor, sé que me
llamas a abrazar la novedad de vida y los cambios que debo vivir para seguirte
más fielmente. Ayúdame a estar abierto a todo lo que Tú me llamas para que
continuamente me convierta en una nueva creación en Tu gracia. Jesús, en
Ti confío.
4
¿Cuál
es el Mesías y la salvación que esperamos?
Me
pregunto cuál sería la posición de Jesucristo en un
momento coyuntural socio político como el que vive Colombia…Si, porque ese es
el cometido de la Escritura Santa, de los profetas, del evangelio y la
comunidad de los amigos de Jesús (Iglesia), de Dios (los anawin) desde tiempos
remotos, ILUMINAR LA VIDA, LA HUMANIDAD…Se
equivocan infinitamente los que piensan siempre que la Palabra de Dios no toca
la vida y que se reduce a ambientes privados de iglesia…
Qué
podría decirnos la Palabra de Dios y en particular la de este 3er domingo de
Adviento, llamado « gaudette » (de la alegría)?
Cuando
uno ha sido tocado por Jesús, le ha abrazado o se ha encontrado con Él, nada ni nadie vuelve a ser como antes.
Los
problemas y conflictos socio-políticos han existido siempre: los imperios, los
emperadores déspotas, los corruptos, la manipulación del pueblo, EL
AISLAMIENTO provocado de los pobres…» No hay nada nuevo bajo el
sol », lo dice sabiamente el libro del Eclesiastés (1,10)…
El
mismo Jesús vivió tiempos parecidos y aún peores a los que asistimos nosotros
hoy…Ésta, al igual que la época de Jesús es una época donde conviven grupos fieles,
personas ortodoxas y fundamentalistas con personas moderadas en el ámbito
religioso y político, personas que acomodan su sentir, sus actos de acuerdo a
lo que ellos piensan que es correcto (subjetivismo) o a lo que la mayoría o la
legalidad oficial (no necesariamente siempre correcta o verdadera) pondera.
No
olvidemos que en tiempos de Jesús pervivían e interactuaban en el mismo espacio
de la geografía judío-israelita : fariseos (maestros de la ley), saduceos
(personas que no creen en la resurrección de los muertos), esenios (los
austeros y ascetas de hoy), zelotes (los subversivos o guerrilleros), profetas
venidos del lejano oriente, filósofos con tendencia dualista griega, apóstoles
y sacerdotes del dios ídolo emperador romano… y la comunidad que seguía a
Jesús, a los cuales posteriormente se les llama cristianos.
Y
con seguridad que podríamos equiparar a cada uno de esos grupos con los
diferentes movimientos y tendencias que se desenvuelven en al ámbito político,
social, religioso de nuestra Colombia de estos días.
Por
eso es interesante no solo estudiar los evangelios y o el mensaje y la vida de
Jesús sino los contextos en los cuales el Hijo de Dios vivió, para de esta
manera, adoptar la respuesta, la reacción y el « quehacer » de
acuerdo a lo querido por Dios, por su Palabra… »La voluntad de
Dios », expresión que por supuesto a algunos « choca », porque
por lo mismo, estos desencadenan y vuelven complejos los conflictos por querer
imponer su recortada, limitada y en la mayoría de las ocasiones « antiética »
manera de vivir, que se basa en la satisfacción de los caprichos egoístas,
hedonistas, burlar la paz, la justicia, la institución familiar, que
« desafían a Dios y a los portadores de su mensaje ».
Es
cierto que la VERDAD, lo correcto no es evidente.
Es
verdad que la acción de Dios es discreta, demasiado discreta diríamos que por
eso genera en tantas personas, dudas, decepción, agnosticismo, incredulidad,
negación de un ser superior (ateísmo),
Es
verdad que no sabemos a ciencia cierta qué es correcto, si la revolución armada
y violenta o la revolución pacífica, lenta, de concientización, que espera algo
mejor…
Confieso,
no me gusta inmiscuirme en «politiquería» pero si tengo predilección por lo que
es «correctamente político», pues la política es esencia del ser humano, su
vocación más sagrada es hacer y sentirse parte de la «polis», de la ciudad, esa
es la esencia de la política…
Creo
que el evangelio de este domingo tiene algo para decirnos al respecto. Miremos
la inquietud de Juan Bautista en la cárcel, sus dudas con respecto a Jesús…Como
a él nos puede suceder el que pensemos que Jesús es demasiado
« pasivo », « lento »…que aparece desconcertante, mismo
decepcionante…Quizás nosotros esperemos que Dios se manifieste de manera
apoteósica, inspirando y acompañando con sus prodigios y capacidad de poder a
sus combatientes para la « guerra », para dar muerte a quien
consideramos « política, social y éticamente incorrectos » y de paso
liberarnos a nosotros…Esperamos sin atrevernos a decirlo en voz alta, que « Dios debe
manifestarse y batallar de acuerdo a lo que pensamos humanamente, a lo que nos
sugieren los super héroes de ciencia ficción : castigando a los malos y a
los que atropellan con lo que consideran su derecho al « pensamiento
libre » a un comportamiento sin juicios éticos, religiosos, morales…
Periodistas,
dirigentes sociales, padres de familia, líderes de los diferentes grupos tienen
hoy una gran responsabilidad…invitar a la reflexión, a la manifestación y
a la acción pacíficas, respetando ante todo al ser humano y atacando « su
visión recortada, limitada de la realidad », sino por que como diría el
campesino humilde « nadies sumercé posee completamente la
Verdad »...No creamos que sabemos todo y que somos dueños absolutos de
la Verdad, démosle campo y una alternativa al misterio...No
todo lo podemos controlar y comprender.
Algunos
esperan la salvación consuetudinaria, de los hábitos, de las tradiciones, otros
esperan la salvación política (la entronización de un líder que comulgue con
nuestro color político, sentir o afecto, el establecimiento de una sociedad de
acuerdo a nuestros gustos personales o de clan (ghetto), a nuestra subjetividad…
No
olvidemos que de acuerdo a lo enseñado por Jesús en los evangelios:
La
salvación no viene sino después de la conversión de los corazones,
Después
de haber reconocido nuestras limitaciones, nuestras fallas (pecados) personales
y pedirle a Dios que sean perdonados, y nos convirtamos así en hombres y
mujeres que reúnen y que reconcilian.
La
salvación no viene sino cuando se es perseverante en la fidelidad,
La
salvación tiene su fuente en la confianza, en la fe en Dios, en sus promesas,
en su amor, puesto que es esto lo que nos posibilita perseverar, nos permite
avanzar…
El
relato de este domingo nos lanza la pregunta: ¿Cuál Mesías esperamos nosotros?
Si sabemos abrirnos a la realidad tal cual es, con todo lo que ella puede
causar, hiriendo, atentando contra nuestros sueños, habremos dado entonces un
primer paso.
El
segundo paso será abrirnos a la fuerza misteriosa que nos habita y que ha
habitado en Jesús, para hacer surgir la vida en el momento en que
tengamos la tentación de no hacer nada y o
abandonarnos al caos, a la violencia y por consecuencia a la muerte.
Es eso lo que significa la Encarnación. Es ese tipo
de Mesías que propone Jesús y que celebramos en Navidad,
preguntémonos: ¿Es nuestro mismo Mesías?
La
revancha de Dios, de la cual habla Isaías en la primera lectura de este
domingo, es precisamente eso, contemplar a Jesús, vivirlo en nuestros
actos de reconciliación, nuestro trabajo por la paz y la justicia, deponiendo
los odios, las armas, las revanchas humanas…
Que
Dios ilumine nuestro país, bendiga a los personajes y grupos en conflicto…
Que
las instancias de la justicia nacional e internacional tomen las mejores
decisiones por el bien de los seres humanos (y las colectividades, la
democracia, en que estamos implicados) que es lo que al final importa, es
eso lo que prefigura el mundo soñado y querido por Dios, y al que llamamos
Reino…
Bendecida
semana!
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:
Para mí, ¿cuáles son los signos de la venida de Cristo? Me dejo
imbuir por esta cuestión a través de mis actividades cotidianas. Tomo nota de
mis descubrimientos y de mis reflexiones.
En la oración, yo doy gracias a Dios por los signos de su venida.
En lo posible, yo comparto con otros el fruto o resultado de esta meditación.
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Jesús, Hijo de Dios,
cuando la duda en Ti me carcome,
Tú me ofreces la ocasión de buscar la Verdad,
de cambiar mi mirada (mi visión),
y de hacerme más vulnerable,
más abierto a escuchar tu Palabra.
Jesús, Hijo de Dios, gracias por la duda que me carcome.
Jesús, Hijo de Dios,
Tú no has proclamado muy alto y con voz muy fuerte:
“Yo soy el Hijo de Dios!”
Tú me das la oportunidad inaudita, inmensa
de descubrirte poco a poco
y de adherirme a Ti con toda libertad.
Jesús, Hijo de Dios, gracias por libertad de creer.
Jesús, Hijo de Dios,
Tú has dejado tras tus pasos
signos concretos de liberación y de salvación,
atractivos, pero no contradictorios,
que nos cuestionan, pero no son evidentes.
Tú nos permites mismo de pasar, avanzar, cerrando los ojos.
Jesús gracias por estar con nosotros, el mismo Hijo de Dios,
gracias por darnos signos que nos ayudan
a atravesar nuestros momentos sombríos y de duda.
Referencias
bibliográficas
http://vieliturgique.ca
http://prionseneglise.ca
http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus
http://dimancheprochain.org
http://kerit.be
Pequeño Misal "Prions en
Église", 2010-2013. Québec, Canadá.
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