Dejarse transformar desde el interior
En el corazón del Adviento, Juan Bautista nos invita a sumergirnos
en la profundidad de nuestro ser, lugar del verdadero encuentro con el Señor
que llega.
Juan exhorta a la conversión y a la espera del Mesías. Abramos
nuestros corazones a Aquel que nos visita en la profundidad del Espíritu.
+++++
La palabra de Dios hoy nos
conduce a lo esencial. El Salvador ha venido para transformar nuestros
corazones y llenarnos de su Espíritu. Así podemos acogernos mutuamente, más
allá de las apariencias, y producir el fruto que permanece como lo es la
caridad.
Primera lectura
Lectura del libro de
Isaías (11,1-10):
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un
vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y
sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del
Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni
sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a
los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con
el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad,
cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará
con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los
pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león
comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura
meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por
todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las
aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los
pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
71,1-2.7-8.12-13.17
R/. Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta
del apóstol san Pablo a los Romanos (15,4-9):
Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo
que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de
acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos
mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto
que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios,
cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los
gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te
alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»
Palabra de Dios
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO, CAPITULO 3, VERSICULOS 1 AL 12:
Por aquel
tiempo se presentó Juan Bautista y empezó a predicar en el desierto de Judea;
éste era su mensaje: «Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los
Cielos está cerca.»
Es a Juan a
quien se refería el profeta Isaías cuando decía: Una voz grita en el desierto:
Preparen un camino al Señor; hagan sus senderos rectos.
Además de la
piel que llevaba colgada de la cintura, Juan no tenía más que un manto hecho de
pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre.
Venían a
verlo de Jerusalén, de toda la Judea y de la región del Jordán.
Y junto con
confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán. Juan
vio que un grupo de fariseos y de saduceos habían venido donde él bautizaba, y
les dijo: «Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se
les viene encima?
Muestren los
frutos de una sincera conversión, pues de nada les sirve decir: "Abrahán
es nuestro padre". Yo les
aseguro que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán aún de estas piedras.
El hacha ya
está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto, será
cortado y arrojado al fuego. Yo los
bautizo en el agua, y es el camino a la conversión. Pero después de mí viene
uno con mucho más poder que yo, - yo ni siquiera merezco llevarle las sandalias
- él los bautizará en el Espíritu Santo y el fuego.
Ya tiene la pala en sus manos para separar el trigo de la paja. Guardará el
trigo en sus bodegas, mientras que la paja la quemará en el fuego que no se
apaga.»
A guisa de introducción:
Producir
frutos de reconciliación
1. Nosotros estamos llamados a
cohabitar, a vivir los unos con los otros; aquellos que poseen un buen temperamento
con aquellos que tienen un mal carácter, aquellos que
prefieren estar tranquilos con aquellos que les gusta ver la gente, aquellos
que tienen tendencia a hablar con aquellos que prefieren callarse. En nuestra
propia familia, si somos sinceros, no tenemos otra opción, ordinariamente no nos
queda más remedio que aceptarnos como somos los unos y los otros.
Las historias de ciertas familias son reveladoras:
"Érase una familia donde no se encontraban
todos juntos desde hacía 5 años, los padres habían fallecido. El mayor de la
familia decide, hablando a algunos, de reunir todos los miembros de la
familia y volver a comenzar a festejar.
Ese fue el punto de partida de nuevos encuentros familiares."
Este otro caso:
"Había una vez una familia que no
tenía parientes en el vecindario, en ese lugar donde residían; y sus miembros
tuvieron la idea de invitar a otra familia sola, a su nochebuena, en víspera de
Navidad; juntos, estas familias tuvieron alegría y gran satisfacción"
He aquí dos maneras de construir juntos un mundo fraternal.
2. Nosotros estamos llamados a producir frutos de reconciliación:
- Ir hacia alguien, con quien uno no se entiende, a quien uno le tiene idea (le cae mal), aquel con quien se tiene relaciones personales frías,
- Disponerse a orar personalmente o integrarse a un grupo,
- Frecuentar de nuevo la reconciliación y la comunión.
- Llegar con antelación para prepararse (para un texto, el silencio en presencia
de Dios).
- Si se presenta la ocasión, aceptar vivir una experiencia de fraternidad,
de fe.
- Aceptar ser cuestionado por las palabras de una madre o de un papá, de
un vecino, de un amigo.
-Querer compartir con los más "marginados o rechazados por la sociedad."
- Hacer un esfuerzo de comprensión con su cónyuge, sus hijos, sus padres
y los otros…
3. Nosotros no rompemos siempre la amistad con Dios, con los otros;
rechazamos con frecuencia esta amistad; la deterioramos; la hacemos más frágil;
no siempre hacemos lo posible por cultivarla, por mantenerla…
___________
Aproximación psicológica al texto
del evangelio:
Un bautismo que no engaña y que
compromete!
La confrontación profética tiene
siempre un doble punto de aplicación. Uno: miren lo que ustedes hacen y dos:
vean cómo eso está lejos de lo que
Dios espera de ustedes, de ese Dios al que ustedes pretenden servir.
El profeta interviene cuando se
comienza a separar la fe de la práctica, cuando uno comienza a creer que
después de las oraciones y la misa, se tiene el campo libre para uno
arreglárselas a su manera y del modo como uno “lo entiende”.
Abstracción hecha de los relatos
concernientes al nacimiento de Jesús, el evangelio de Mateo comienza por una
vigorosa protesta o reacción a esta tendencia a separar la religión y la
práctica. Cuando uno los asocia, en el evangelio, fariseos y saduceos o escribas y
fariseos siempre representan el rechazo a obedecer la Palabra de Dios, el
rechazo a confrontar su práctica (modus vivendi) con su FE.
Ahora, Juan Bautista denuncia a
los 4 vientos sin vergüenza y de una bella manera esta manera de
comportarse y como diciendo: no vayan a creer que se van a salir con la
suya con un
bautismo, eso no es suficiente! No es porque ustedes sean creyentes
practicantes (que ustedes tienen “por padre a Abraham”), que ustedes están
dispensados de convertirse, de volverse hacia el compromiso!
De entrada, acá ya está dado el
tono para todo el resto del evangelio: no es un bautismo el que puede salvar,
no es tampoco el estatuto de creyente. Es el compromiso en una práctica, es el
hecho de “producir fruto”, como dirá Jesús más adelante, la de “hacer la voluntad del Padre” (Mateo 7,21). Ahora, la Voluntad del
Padre es conocida después de mucho tiempo: “No
saben ustedes cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas (…)
liberar los oprimidos, romper todos los yugos; compartir tu pan con el
hambriento…” (Isaías 58,6-7).
He aquí entonces el mensaje de
Juan Bautista: El Reino que viene es un Reino de libertad y
de justicia; comiencen entonces en seguida, a vivir todo eso! Su bautismo es el
signo utilizado para expresar que uno se convierte hacia ese género de
objetivos, que uno se compromete en su realización.
No es sorprendente entonces que
con esta manera franca de hablar, con un tal deseo de acoger a Dios y con un
tal esmero por comprometerse, Juan haya podido atraer a un hombre como Jesús!
No es sorprendente que habiéndolo
oído hablar y habiéndolo visto actuar en seguida, Jesús haya dicho: Un profeta en plenitud es éste! Y que
haya reconocido que un hombre así, le abría el camino (Mateo 11, 9-10)!
REFLEXIÓN
CENTRAL
Mensajeros del Señor
Las lecturas
bíblicas de este 2o domingo del Adviento nos anuncian que el gran proyecto de
Dios es de llevarnos a todos con Él. Para nuestro Señor, ésta es una prioridad
absoluta. Él no se contenta con llamarnos desde lejos. Él viene hasta nosotros
enviándonos mensajeros. En la liturgia de este día tenemos a Isaías, Pablo y
Juan Bautista.
En la primera lectura,
el profeta Isaías se presenta como un mensajero de la esperanza anunciando un
mundo de paz y de justicia: "el lobo habitará con el cordero"…la vaca
y el león se alimentarán juntos…un renuevo brotará del tronco de Jesé". Este
renuevo, sera portador de la paz. El Espíritu del Señor se le concederá por la
unción. Así lleno del Espíritu de Dios, este rey hará germinar la justicia,
cuidará del débil y del pobre a quien salva la vida. Para nosotros cristianos,
es un formidable mensaje de esperanza. Con el nacimiento de Jesús, es el
comienzo de su realización.
En la segunda
lectura, San Pablo se dirige también a los cristianos en su calidad de
mensajero de Dios. Él presenta a Cristo como el salvador de todos los hombres.
Su venida estaba anunciada en los libros santos del Antiguo Testamento. Lo que
se nos pide es ser acogedores, hacernos todo a todos. Pablo se dirige a los
cristianos de Roma. Como en todas las grandes ciudades, se encuentra gente de
todo tipo, cristianos fervientes, tibios, judíos y cristianos convertidos: "acójanse los unos a los otros como Cristo los ha acogido para la gloria de Dios".
Ser acogedor con todos nuestros hermanos es prepararse para recibir a Cristo.
En en Evangelio de
San Mateo, encontramos al profeta "puro y duro": se trata de Juan
Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento. Lo que le interesa ante todo,
al evangelista Mateo- quien nos acompañará en la mayor parte de los días a lo largo de este año del ciclo A- es el mensaje que el Bautista proclama: "conviértanse…preparen
el camino del Señor". Él
recuerda con insistencia la necesidad de "producir fruto". La
conversión que él reclama a todos debe traducirse en actos. Él anuncia el
juicio de Aquel que viene. Ningún privilegio puede hacernos ignorarlo. No es
suficiente con pertenecer (a) o hacer parte de la Iglesia para ser salvados.
Fueron muchos los
judíos que respondieron al llamado de Juan y se hicieron bautizar por él. Pero
los fariseos y los saduceos se muestran desconfiandos porque esta manera de
perdonar los pecados no estaba prevista o presente en la Ley de Moisés. Es sin
duda su desconfianza e incredulidad lo que ha provocado las invectivas de Juan
Bautista: "Raza de víboras! Quién les ha enseñado a huir de la cólera que
viene." El hecho de ser descendiente de Abraham no es una garantía de salvación.
La verdadera conversión debe producir un fruto visible. Ella debe llevarnos a
tener gestos de acogida, de compartir y de solidaridad.
Este llamado
también se dirige a cada uno de nosotros
hoy, cristianos del siglo XXI. Pero convertirse, no es ante todo hacer
esfuerzos por tratar de ser mejores. Lo más importante es depositar nuestra fe
en Cristo, con Él uno llega a ser alguien distinto. "Así como el labrador remueve la
tierra, la mueve para sembrar, así también, la gracia de Cristo remueve el corazón
depositando la semilla divina".
He aquí una buena
noticia para nosotros y para el mundo entero. Cristo está aquí, en medio de
nuestras vidas. Esta buena noticia debe ser anunciada a tiempo y a destiempo.
El mundo se prepara para festejar la Navidad pero muchos ignoran aquel que le
da su origen, su razón de ser. Navidad, es Jesús que ha venido, que viene cada
día y que volverá un día. Vivir Navidad,es acoger a Jesús quien viene; es darle
el primer lugar en nuestra vida.
Convertirse, es
ante todo reconocerse pecador; no vivir en el pecado, es organizar nuestra vida
sin Dios y lejos de Él. Así pasa cuando nos hacemos mal unos a otros. Dios
permanece alegre en el amor que tiene por cada uno de sus hijos. Es entonces cuando
debemos escuchar los llamados de Juan Bautista: "Conviértanse!" Y
nosotros respondemos a este llamado yendo al encuentro de un sacerdote para
demandar el sacramento del perdón. Cuando volvemos a Dios se vuelve a encontrar
la alegría, hay fiesta.
Después de acoger
la misericordia de Dios, somos enviados enseguida a ser los mensajeros de ella en
el mundo. El racismo, la violencia y el rechazo al otro deben ser erradicados.
Eso es lo que significa "preparar el camino y hacer sus senderos
rectos". Todos nosotros somos enviados como mensajeros del Evangelio
de Cristo y no lo transmitimos como una doctrina, como conocimiento, sino que esforzándonos
por poner toda nuestra vida en sintonía, de acuerdo con el evangelio como nos
preparamos de verdad para la navidad.
Que la Santísima
Virgen, Inmaculada, "Estrella de la Evangelización, nos ayude en esta
misión. Amén!
2
Cuál Reino?
Les sucede a veces a ustedes, que
escuchan la expresión ”Reino de Dios”, y se preguntan a qué se refiere
exactamente esta expresión?
La lectura del libro de Isaías
que se nos propone para meditar este domingo, ofrece pistas para responder.
Ella habla de un modo de relaciones, donde los enemigos tradicionales- aquellos
que nosotros hemos aprendido a detestar o a combatir-son transformados en
amigos. Ellos llegan a ser hermanos para acoger y para amar, según el gran
proyecto de Dios Padre.
Pero cómo hacer venir (llegar y
realizarse) esta sociedad donde “el lobo habitará con el cordero (y) el recién
nacido jugará en el nido de la cobra? (Isaías 11,6.8).
El texto del evangelio aclara
nuestra reflexión. Juan Bautista anuncia la Buena Noticia de un mundo
transfigurado (transformado) que está muy cerca, y proclama la urgencia de la
conversión (Mateo 3,2). Para que la
Tierra llegue a ser jardín de armonía y de entreayuda, necesitamos allanar la ruta del Señor, cambiando nuestros
corazones: aprendiendo a perdonar y a acoger las diferencias.
Allanar la ruta del Señor, es
hacer acto interior de verdad y humildad, y aceptar el hecho de que todos somos
Hijos de un mismo Dios. Conscientes de hacer parte de una misma familia humana,
nosotros podemos entonces abrirnos a la fraternidad.
Es bien esto lo que vislumbró
bien Isaías, Juan Bautista y Jesús…y que es necesario que se tenga en cuenta en el proceso de paz
actualmente en boga en Colombia, en los debates políticos, éticos y
morales…Defender los postulados pero sin odiar a las personas, al enemigo, sino
al contrario buscar atraerlos, convencerlos de la Verdad que no es mi verdad,
sino la Verdad de Dios que aboga por la realización o felicidad humanas.
Todos iguales ante Dios
Por otro lado, el evangelio de
este domingo es muy claro, en cuanto a la actitud que se debe evitar si uno
quiere producir verdaderos frutos de conversión. Aquellos que se cierran a los
llamados del Señor, puesto que piensan tener derechos adquiridos acerca del
amor de Dios, emprenden falso camino, ya que “todo
árbol que no produce frutos buenos” (Mateo
3,10) es inepto para construir el Reino.
El Espíritu que llama a la
construcción del Reino no está sometido a nuestras fronteras religiosas. El
amor de Dios-que toma un rostro humano en la noche de la primera navidad- es
mucho más vasto que todo aquello que uno pueda concebir! No hay pasaporte ni
tarjeta de miembro que daría un acceso exclusivo a este amor. Él se ofrece a
todos, estando de por medio una respuesta (marcha) personal.
El apóstol Pablo en efecto
recuerda que gracia a la misericordia de Dios, todos- incluyendo los paganos
(aquellos que no pertenecen al pueblo ni la comunidad elegida, ni a los
católicos ni cristianos) – pueden darle Gloria a Dios (Romanos 15,9-10).
El Reino
está verdaderamente muy cerca de nosotros!
La memoria, los recuerdos y
semblanzas de los santos que nos han precedido y nuestros santos ancestros, me convencen que es suficiente
detenerse y mirar alrededor mío para darme cuenta que este Reino ya está en
germinación.
Acogiendo el amor de Dios y
compartiéndolo- a través de los gestos, mucho más que con palabras –
uno contribuye a acelerar la llegada del Reino de Dios!
3
Sería muy fácil
P. Gustavo Vélez.mxy "Calixto"
"Por aquel tiempo, Juan el Bautista se presentó en el desierto de
Judea. Llevaba un vestido de piel de camello y se alimentaba de langostas y
miel silvestre. Y decía: Convertíos porque está cerca el Reino de los
Cielos".
San Mateo, cap. 3.
Acostumbrados a
vivir la Navidad como una fiesta de ruido y fantasía, nos extraña la figura
agreste del Precursor. Más todavía nos asombra su mensaje: Conviértanse,
cambien de vida. Pero, al fin y al cabo, su palabra nos hace bien. Nos ayuda a
resucitar ese cristianismo exánime y desleído que estamos viviendo.
Hemos creído,
nos dice un escritor, que ser cristiano es asunto meramente de
"religión". Pero se trata de todo lo demás.
Sería muy fácil ser cristiano, si consistiera en ir
a Misa los domingos. Pero la fe se vive todos los días de la semana.
Sería muy fácil ser cristiano, si equivaliera a
colaborar en alguna obra de beneficencia. Pero se trata además de recortar
nuestros gastos superfluos.
Sería muy fácil ser cristiano, si bastara la
fidelidad conyugal. Pero es necesario seguir de cerca las preocupaciones de los
hijos.
Sería muy fácil ser cristiano, si fuera suficiente
ser justo en los salarios. Pero se trata además de promover a los obreros de la
empresa.
Sería muy fácil ser cristiano, si bastara ceñirse a
la ética profesional. Pero se trata de vivir la profesión como un servicio a la
comunidad.
Sería muy fácil ser cristiano, si consistiera
solamente en no tener pecado grave. Pero se trata de imitar a Jesucristo en la
vida personal y social.
Sería muy fácil ser cristiano, amando a Dios sobre
todas las cosas. Pero en el mismo renglón del Evangelio se nos invita a amar al
prójimo como a nosotros mismos.
En este tiempo
de Navidad grita con voz grave el Precursor. ¿Clamará en el desierto?
Pero también
muchas otras voces nos predican la conversión: La situación social del mundo,
donde la ciencia y la técnica no salvan, nos pide un cambio urgente.
La sangre a
diario derramada en tantos lugares del mundo nos llama a convertirnos. Los
problemas económicos que afectan a la mayoría de los habitantes del planeta nos
dicen: Cambia de vida.
Las parejas que
fracasan en su matrimonio nos avisan con angustia: Custodia los valores de tu
hogar.
Los problemas de
la juventud nos llaman a una más cuidadosa educación de los hijos.
No celebremos
esta Navidad inútilmente. El Señor, que está cerca, nos sugiere un modo nuevo
de mirar la vida y una forma distinta de vivirla.
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA
1. Pido al Señor la valentía, el coraje
para cambiar en mí aquello que no favorece la paz en mi familia, en mi relación
de pareja, en mi comunidad.
2. Abro los ojos y doy gracias a Dios por
el alivio y la esperanza aportadas a las personas que sufren físicamente
y moralmente.
3. Contribuyo financieramente con una
obra de caridad.
4. Con una oración ferviente o en el
momento del sacramento de la confesión, yo presento a Cristo mi necesidad de
conversión (de cambio de comportamiento o de actitud) .
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Señor que tu Espíritu de amor y
de paz
Sople hoy sobre nuestro mundo!
Todos nosotros somos miembros de
tu Cuerpo.
Cualquiera sea el color de
nuestra piel o nuestros orígenes,
nosotros
hacemos parte de una misma familia.
Cómo puedo pretender yo ser tu
discípulo
Si no me preocupo por la justicia?
Cómo puedo yo reclamar tu
espíritu y afirmar poseerlo
Si no tengo la obsesión por la
caridad?
Cuando yo finjo no ver
(hacerme el de la vista gorda)
ante los abusos, los escándalos y
la violencia,
recuérdame que el corazón que te
agrada
es aquel que ejerce derecho al
pobre y marginado.
Cuando yo me eleve demasiado en
la devoción o la piedad,
recuérdame que la verdadera
oración está en el servicio.
Haz que aprenda a amarte
a través de gestos de compartir y
de amistad.
Es cuando me descentro de mí
mismo, salgo de mí mismo
que yo descubro mi verdadero
rostro.
Es cuando yo me alimento de tu
palabra
que se reaviva el fuego de mi
esperanza!
REFERENCIAS:
- http://vieliturgique.ca
- http://prionseneglise.ca
- http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
- HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
- http://dimancheprochain.org
- http://tejasarriba.org
-
Biblia Latinoamericana
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