Santo del día
Bienaventurada Virgen María del Carmen
La Orden del Carmelo, nacida
en el monte del mismo nombre en Tierra Santa, se puso bajo la protección de
María, Virgen de Nazaret y madre de los contemplativos.
Lugar de lo inédito de Dios
(Éxodo 3, 1-6.9-12) Es en
el desierto donde Dios se revela a Moisés como Aquel que escucha el clamor de
los suyos.
Un desierto geográfico, ciertamente, pero también ese desierto que es el
exilio, el alejamiento de su pueblo, el despojo de su condición de privilegiado
en la corte del faraón.
Es una invitación a mirar de otro modo las situaciones que nos empobrecen
humanamente, para considerarlas como un lugar potencial de renovación y de
disponibilidad, como un lugar donde lo inédito de Dios puede manifestarse.
Primera lectura
El ángel del
Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas
Lectura del libro del Éxodo.
EN aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote
de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, la
montaña de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se
fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema
la zarza».
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
«Moisés, Moisés».
Respondió él:
«Aquí estoy».
Dijo Dios:
«No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es
terreno sagrado».
Y añadió:
«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de
Jacob».
Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.
«El clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí y he visto cómo los tiranizan
los egipcios. Y ahora marcha, te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a
los hijos de Israel».
Moisés replicó a Dios:
«¿Quién soy yo para acudir al faraón o para sacar a los hijos de Israel de
Egipto?».
Respondió Dios:
«Yo estoy contigo; y esta es la señal de que yo te envío: cuando saques al
pueblo de Egipto, darán culto a Dios en esta montaña».
Palabra de Dios.
Salmo
R. El
Señor es compasivo y misericordioso.
V. Bendice,
alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
V. Él perdona
todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R.
V. El Señor
hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
Aclamación
V. Bendito
seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios
del reino a los pequeños. R.
Evangelio
Has escondido
estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido
estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el
Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar».
Palabra del Señor.
1
El desierto: lugar del inédito de Dios
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo:
🏜️ El desierto:
geografía del alma
La
Palabra de Dios de hoy nos lleva al desierto: Moisés, apartado de todo lo que
fue su vida de privilegio en Egipto, se encuentra en la tierra de Madián,
cuidando las ovejas de su suegro, Jetró. Lejos del bullicio del faraón y su
corte, lejos de la esclavitud de su pueblo, pero también lejos de su propia
historia, Moisés entra en el terreno del silencio… y es allí donde Dios lo
sorprende.
Es en el
desierto donde Dios se revela a Moisés como Aquel que escucha el clamor de los
suyos. Este desierto no es sólo geográfico, sino existencial:
Moisés ha sido despojado, ha conocido el exilio, la ruptura con su pasado, y es
precisamente ahí donde Dios lo llama por su nombre.
Hermanos:
¿cuántas veces en nuestra vida hemos pasado por “desiertos”? Momentos de
soledad, de pérdida, de incertidumbre, de enfermedad, de duelo, de sequedad
espiritual… Y, sin embargo, hoy la Palabra nos invita a mirar esas
circunstancias no como castigos, sino como lugares de lo inédito de Dios, donde Él puede
revelarse con fuerza nueva.
🔥 Una zarza que arde
sin consumirse
En
medio de ese desierto, Moisés ve un signo extraño: una zarza que arde y no se
consume. Un fuego que no destruye, sino que ilumina. Un signo que anuncia lo
que Dios hará con su pueblo: lo purificará, lo encenderá de esperanza, pero no
lo dejará perecer.
En
el fuego de la zarza está la presencia divina, y de ese fuego brota una voz:
“¡Moisés, Moisés!”. Y Moisés responde con sencillez: “Aquí estoy”. No hay
discursos, no hay grandes méritos: sólo disponibilidad.
Y
esa misma disponibilidad la vemos en la Virgen del Carmen, cuya memoria
celebramos hoy. En el Monte Carmelo, lugar bíblico de oración, lucha y
presencia de Dios, María se manifiesta como aquella que supo estar atenta al
paso de Dios por su vida, como la humilde esclava del Señor que también dijo:
“Aquí estoy”.
👶 El corazón sencillo
que entiende los misterios
El
Evangelio de Mateo nos regala una de las oraciones más bellas de Jesús: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de
la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has
revelado a los pequeños.” La sabiduría de Dios no se capta con
títulos ni diplomas, sino con corazones
disponibles, como el de Moisés, como el de María.
Dios
se complace en revelar su Reino a quienes se abren a Él en medio de sus
desiertos, de sus silencios, de sus exilios personales. La espiritualidad del
Carmelo, con su amor al silencio, la contemplación y la humildad, es una escuela
para entrar en esa sabiduría escondida que brota del amor.
✨ El Año Jubilar:
oportunidad para “ver la zarza”
En
este Año Jubilar, donde todos somos convocados como “Peregrinos de la Esperanza”, el Señor nos
llama a ver la zarza ardiente que puede estar justo delante de nosotros: una
comunidad que clama por justicia, un pobre que espera nuestra mano, un joven
que busca orientación, una familia rota que ansía consuelo. ¿Nos detendremos,
como Moisés, para mirar con atención?
El
Jubileo es ocasión para escuchar el clamor de los pobres, de la creación
herida, del hermano abandonado. Es tiempo para dejar nuestras comodidades y
decir como Moisés: “Aquí estoy”.
🕊️ María del Carmen:
Estrella en el desierto
María
del Carmen, con su manto protector, nos recuerda que el fuego de Dios no quema,
sino que purifica. Nos enseña que la grandeza está en la humildad, que el
camino del Reino se revela a los pequeños, y que el silencio del desierto puede
ser el lugar del encuentro más profundo con el Amor.
Hoy
la invocamos con confianza:
María del Carmen, guía a
tu pueblo por los senderos del desierto hacia la tierra de la promesa.
Haz de nosotros discípulos
atentos a la voz del Señor.
Ayúdanos a descubrir el
inédito de Dios en las circunstancias difíciles.
Y enséñanos a decir con
sencillez: “Aquí estoy, Señor”.
🙏 Conclusión y llamado
Queridos
hermanos,
Dios
sigue hablando desde la zarza, en medio de nuestras vidas. El desierto no es el
final, sino el comienzo de una misión. Como Moisés, como María, abramos los
ojos, escuchemos su voz, y caminemos en la esperanza.
Que
este Jubileo nos encuentre más
disponibles, más humildes, más atentos al fuego de Dios que arde sin consumir.
Amén.
2
Ver la zarza, escuchar al Hijo, vivir como
María
🌄 1. El desierto como
escuela de Dios
Queridos
hermanos y hermanas:
Hoy, en la memoria de la Virgen del Carmen, la liturgia nos sitúa en dos escenarios profundamente espirituales: el desierto del Sinaí y el corazón sencillo del discípulo. Ambos son lugares de revelación divina, ambos son espacios donde lo “inédito de Dios” puede manifestarse, hoy nos encontramos ante “Una invitación a mirar de otro modo las situaciones que nos empobrecen humanamente, para considerarlas como un lugar potencial de renovación y disponibilidad, como un lugar donde lo inédito de Dios puede manifestarse.”
Moisés
no está en el esplendor del palacio del faraón, sino en el desierto, cuidando
ovejas. Su vida ha dado un giro radical: ha pasado de ser un privilegiado a ser
un refugiado. Y es en ese estado de fragilidad
y silencio donde Dios lo llama, desde la zarza ardiente.
¿Cuántas
veces en nuestra vida, en el exilio, la pérdida, el desierto personal, Dios nos
ha hablado con más claridad que en la abundancia?
Dios no se impone desde el trono, sino que susurra desde la zarza. No busca
hombres fuertes, sino disponibles,
capaces de decir, como Moisés: “Aquí
estoy”.
🙏 2. Jesús, revelación
del corazón del Padre
En
el Evangelio, Jesús estalla en una oración de gozo y gratitud:
“Te
doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.” (Mt
11,25)
Los
sabios de este mundo, los que se creen autosuficientes, los que acumulan
títulos pero no saben amar, no pueden acoger el Reino.
En cambio, los sencillos,
los humildes, los que tienen el corazón abierto… a ellos se les
revela el misterio.
Jesús
se presenta hoy como el único que conoce al Padre, y como el único que puede revelarlo.
Y nos dice en otras palabras:
“Si quieren conocer a Dios, miren mi rostro. Si quieren
saber cómo piensa, cómo ama, cómo actúa Dios… mírenme a mí.”
Esa
es la esencia de la fe cristiana: conocer
al Padre por medio del Hijo, y dejar que el Hijo nos muestre su
amor en lo cotidiano.
En
este Año Jubilar, estamos llamados a ser peregrinos
que buscan el rostro de Dios, no desde la soberbia del saber,
sino desde la humildad del corazón orante, contemplativo, mariano.
🌹 3. María del Carmen:
discípula del silencio y del fuego
Celebramos
hoy a la Virgen del Carmen, que nos habla desde la cima del Monte Carmelo.
Aquel lugar fue testigo del fuego que bajó del cielo por la oración de Elías,
pero también fue cuna de
ermitaños y contemplativos que, incluso antes de Cristo, ya
esperaban con fe a la Madre
del Mesías.
Los
carmelitas, inspirados en Elías y en María, abrazaron una vida de silencio,
penitencia, oración y confianza. Cuando los apóstoles anunciaron a Cristo, esos
hombres sencillos lo reconocieron… porque
ya vivían en la lógica del desierto y del Espíritu.
Siglos
después, María se aparece a san Simón Stock y le entrega el escapulario con una
promesa:
“Quien muera con él, no sufrirá el fuego eterno.”
Pero
esta promesa no es mágica. El escapulario es símbolo de una vida entregada, de oración y sacrificio,
vivida al estilo de María: humilde, confiada, obediente, contemplativa.
Ella es la zarza que ardió sin consumirse, la mujer llena de gracia, la
discípula perfecta que también supo decir: “Aquí
estoy, Señor”.
✨ 4. Enseñanzas para
nuestro caminar jubilar
Hoy,
al contemplar a Moisés, a Jesús y a María, recibimos un triple llamado para
nuestro camino jubilar:
·
Como Moisés, no temamos el
desierto. Dios puede revelarse allí donde nos sentimos frágiles. El exilio, la
pérdida, la ruptura pueden ser ocasión de encuentro con el Fuego vivo que no
consume, sino que renueva.
·
Como los pequeños del Evangelio, abandonemos todo
orgullo y autosuficiencia. La verdadera sabiduría es la que se arrodilla, la
que contempla, la que se deja amar y modelar por Dios.
·
Como María del Carmen, vistamos el
escapulario con dignidad, con fe, con compromiso. Que no sea un simple objeto,
sino un hábito del alma, una vestidura interior de humildad, oración, pureza y
confianza.
💬 Conclusión: Una
oración al estilo carmelita
Señor
Jesús,
en este Año Jubilar, haz de nosotros
peregrinos del desierto, discípulos del silencio,
testigos del fuego que no consume, sino transforma.
Enséñanos a
verte en la zarza que arde,
a escucharte en el susurro del Espíritu,
a conocerte cada día más en la Palabra.
Y bajo el manto de tu Madre del Carmen,
danos el don de un corazón pequeño,
para que seamos dignos de que se nos revele el misterio del Reino.
Amén.
3
Alegrarse en el don de la fe y aprender de los
pequeños
🌿 1. El gozo de Jesús ante la fe
de los sencillos
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio de hoy es uno de los momentos más
conmovedores de la vida de Jesús:
“En aquel tiempo, Jesús exclamó: ‘Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y se las has revelado a los pequeños’” (Mt 11,25).
Jesús se llena de gozo al ver que el corazón de los
sencillos, de los humildes, de los que se abren sin reservas a Dios, es capaz
de acoger las verdades del Reino.
Jesús alaba al Padre porque no se revela a los que acumulan sabiduría
mundana, sino a los que saben mirar con ojos de fe.
Este pasaje, es un contraste radical con los versículos del evangelio de ayer, donde
Jesús reprendía con dureza a las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, que
a pesar de haber visto milagros, no creyeron. Allí hubo indiferencia,
autosuficiencia y dureza de corazón. Pero frente a los sencillos, Jesús canta
de alegría.
🧠 2. La
trampa del orgullo intelectual
Una de las mayores amenazas contra la fe es el orgullo intelectual.
No se trata de rechazar la razón o la inteligencia. Al contrario: nuestra fe es
profundamente razonable. Pero hay un límite: la razón no basta por sí sola
para conocer a Dios. Se necesita la revelación y, ante todo, el don de
la fe.
Dice un comentario acerca del evangelio de hoy:
“Aunque los contenidos de la fe son razonables, van
más allá de lo que la razón por sí sola puede alcanzar. No podemos descubrir a
Dios sin su ayuda. Sólo los humildes son capaces de escuchar esta comunicación
sobrenatural.”
¿Acaso no vemos hoy en día muchos ejemplos de lo
contrario? Personas que, confiando solo en su pensamiento, niegan a Dios porque
no lo “encuentran” en sus cálculos. El corazón se endurece cuando se cierra a
lo invisible, a lo divino, a lo que no se puede controlar.
Pero el corazón humilde, como el de un niño, sabe acoger sin comprender del
todo, sabe confiar, sabe creer.
🔥 3.
Moisés y la zarza: llamado desde el desierto
La primera lectura del Éxodo nos pone también
frente a una escena de revelación. Moisés, tras haber huido de Egipto, se
encuentra en el desierto cuidando ovejas. Ya no es el príncipe, sino el
servidor. Y justo en esa etapa de despojo y silencio, Dios lo llama.
Desde una zarza que arde sin consumirse, Dios le
revela su Nombre, su misión y su cercanía:
“He visto la aflicción de mi pueblo… He escuchado
su clamor… Yo estaré contigo” (Ex 3,9.12).
¡Qué hermoso paralelo con el Evangelio!
Moisés no descubre a Dios por su inteligencia, sino porque Dios se revela.
Y Moisés, humilde, se quita las sandalias y escucha.
Como Moisés, como los pequeños del Evangelio,
también nosotros debemos descalzarnos interiormente, abandonar nuestras
seguridades y dejar que Dios hable.
🌹 4. María
del Carmen: icono de la humildad creyente
En este día, celebramos también a la Virgen María
bajo la advocación del Monte Carmelo.
Ella es la mujer contemplativa, la zarza ardiente del Nuevo
Testamento, la que arde en el amor de Dios y no se consume.
María fue la primera en escuchar la voz del Padre,
en acoger su Palabra, en responder con fe:
“Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
Ella es, como dice el Evangelio de hoy, una de
las pequeñas a quienes el Padre ha revelado sus secretos.
Y como toda buena madre, María no se guarda el don para sí: lo comparte, lo
multiplica, lo entrega a sus hijos.
El escapulario del Carmen, signo mariano tan amado,
no es un amuleto ni un talismán, sino un símbolo de consagración, de vida
humilde, orante y disponible. Quien lo lleva con fe, está recordando su
deseo de pertenecer a Cristo por medio de María.
✨ 5. Año
Jubilar: caminar con corazón de niño
El Año Jubilar que estamos viviendo nos llama a renovar
nuestra fe desde la humildad y la sencillez.
El lema “Peregrinos de la Esperanza” no es solo un título: es una
invitación a caminar ligeros de equipaje, dejando atrás el ego, el orgullo, la
dureza del corazón.
Hoy el Señor nos pregunta:
- ¿Qué
tipo de discípulo soy?
- ¿Uno
de los sabios y entendidos que no se dejan tocar?
- ¿O
uno de los pequeños que se abre al don de la fe con confianza?
Y también:
Cuando Jesús me mira, ¿qué hace? ¿Reprende mi
incredulidad? ¿O canta de gozo al ver mi fe humilde?
🙌 Conclusión:
Reavivar la fe y alabar con alegría
Como Jesús, alabemos al Padre por los dones
invisibles, por la fe que crece en otros, y por la que Él va sembrando en
nosotros.
Alabemos cuando vemos esa fe en los niños, en los ancianos, en los sencillos,
en los que sufren…
Y sobre todo, alabemos a Dios cada vez que sentimos que nuestro corazón
vuelve a arder como la zarza, por el puro amor de creer.
🙏 Oración final
Señor
Jesús,
Tú te alegraste al ver la fe sencilla en tus seguidores.
Haz que también mi corazón te dé motivos para alabar al Padre.
Hazme pequeño, hazme dócil, hazme tuyo.
Que María del Carmen me cubra con su manto y me enseñe a confiar.
Y que este Año Jubilar sea para mí un desierto fecundo
donde pueda escuchar tu voz,
quitarme las sandalias,
y decirte: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.”
Amén.
16 de julio: Nuestra Señora del Monte
Carmelo —
Memoria opcional
Finales del siglo XII – Comienzos del siglo XIII
Patrona de Bolivia y de la
Orden del Carmen
Invocada por las almas del
Purgatorio
📜 Cita bíblica:
Elías subió a la cima del Carmelo, se postró en
tierra y puso su cabeza entre las rodillas. Dijo a su servidor: “Sube y mira
hacia el mar.” Él subió, miró y respondió: “No hay nada.” Siete veces le dijo:
“¡Vuelve a mirar!” Y a la séptima vez, el joven dijo: “Hay una nube, pequeña
como la palma de una mano, que sube del mar.” Entonces Elías dijo: “Ve y dile a
Ajab: ‘Engancha tu carro y baja del monte antes de que la lluvia te lo
impida.’” De repente el cielo se oscureció con nubes, viento y cayó una gran lluvia.
~ 1 Reyes 18,42–45
🌊 Reflexión:
A
los pies del Monte Carmelo, en la costa noroeste de Israel, se encuentra el
monasterio carmelita llamado Stella
Maris, que en latín significa “Estrella del Mar.” Este
monasterio está edificado sobre una cueva que, según la tradición, fue donde el
profeta Elías, inspirado por Dios, desafió a los 450 profetas de Baal en un
combate espiritual a muerte. Elías venció. Poco después, profetizó el fin de
una sequía de tres años cuando, como narra el pasaje bíblico, su servidor le
anunció haber visto “una nube,
pequeña como la palma de una mano, que subía del mar.” Esa pequeña
nube se convirtió rápidamente en una intensa lluvia que regó la tierra reseca.
Más
tarde, los carmelitas interpretaron esta visión de Elías como una prefiguración de la Santísima Virgen
María. Ella fue vista como esa pequeña nube que se alzaba del
mar, una verdadera “Estrella
del Mar”, y la lluvia que emergía de ella era entendida como la gracia y misericordia derramadas por su
Hijo, Jesús.
🕯️
Orígenes de la Orden del Carmen
Se
cree que, después de la época de Elías, otros eremitas imitaron a Elías y a su
sucesor Eliseo, haciéndose ermitaños en las cuevas del Monte Carmelo. Aunque
algunas tradiciones sostienen que estos santos hombres abrazaron la fe cristiana
y vivieron en ese monte desde tiempos apostólicos, los registros escritos sólo
confirman su presencia desde el siglo XIII.
Fue
entonces, en el año 1209,
cuando un grupo de ermitaños pidió al obispo Alberto, Patriarca Latino de
Jerusalén, que les diera una regla de vida. El obispo accedió, y así nació la Orden de los Hermanos de la
Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, conocida
posteriormente como los Carmelitas.
Uno de sus primeros actos fue erigir una capilla dedicada a María bajo el
título de Estrella del Mar
(Stella Maris). En 1226,
el Papa Honorio III aprobó su regla.
🕌
Dispersión y aparición a San Simón Stock
Poco
después de la fundación de la orden en el Monte Carmelo, las conquistas
musulmanas obligaron a algunos ermitaños a huir de Tierra Santa y establecerse en
Europa, especialmente en lugares como Aylesford,
Inglaterra.
Aunque
los registros son inciertos, se cree que uno de los primeros en unirse a los
carmelitas en Inglaterra fue un hombre llamado Simón Stock. Los carmelitas representaban
una nueva forma de vida religiosa, más eremítica que monástica, lo cual les
dificultaba ganar aceptación dentro de la Iglesia, a diferencia de los
benedictinos, cistercienses o agustinos.
En
1247,
Simón Stock habría sido elegido Superior General de la Orden a la edad de 82
años. Para lograr mayor aceptación eclesial, él y sus hermanos acudieron a la
intercesión de la Santísima Virgen María.
Ella
respondió y, en el año 1251,
se apareció a Simón,
sosteniendo en un brazo al Niño Jesús y en el otro el escapulario marrón.
Le dijo:
“Recibe, hijo amado, este hábito de tu orden: será para ti
y para todos los carmelitas un privilegio, que quien muera con él no sufrirá el
fuego eterno… Será señal de salvación, protección en el peligro y prenda de
paz.”
📿
Expansión de la devoción carmelitana
En
los siglos posteriores, los carmelitas desarrollaron una profunda devoción a la
Virgen María, revistiéndose del hábito y promoviendo liturgias en su honor. En
el siglo XV, la orden se expandió para incluir religiosas carmelitas y también una Tercera Orden seglar.
En
1726, el
Papa Benedicto XIII colocó
la memoria de Nuestra Señora del Carmen en el calendario litúrgico universal,
fortaleciendo aún más su devoción.
A
lo largo de los siglos, muchos papas han favorecido esta devoción mariana,
especialmente la del escapulario.
En 1908,
la Congregación de Indulgencias del Vaticano resumió su sentido así:
Se permite a los Padres Carmelitas predicar que el pueblo cristiano
puede piadosamente creer en la ayuda que recibirán las almas de los hermanos y
miembros que, habiendo vivido en caridad, portado el escapulario, observado la
castidad, rezado el Oficio Parvo de la Virgen o, si no saben leer, respetado
los días de ayuno de la Iglesia y la abstinencia de carne los miércoles y
sábados (excepto cuando cae Navidad), recibirán después de su
muerte—especialmente en sábado, día consagrado a la Virgen—el auxilio eficaz de
María por su intercesión constante, sus méritos y su especial protección.
💬
Aplicación espiritual
Al
honrar a Nuestra Señora
del Monte Carmelo, honramos no solo a nuestra Madre Santísima,
sino también su papel central en las órdenes carmelitas y las devociones
marianas que han promovido, especialmente la del escapulario.
Reflexiona hoy sobre tu propia devoción a la Virgen.
Si usas el escapulario, renueva
tu confianza en su protección maternal.
Si no lo llevas, considera hacerlo como signo
exterior de tu amor interior hacia María y de tu confianza en su intercesión.
🙏
Oración
Nuestra
Señora del Monte Carmelo,
tu venida fue profetizada en la visión del profeta Elías,
cuando vio aquella pequeña nube que se elevaba del mar.
De esa nube cayó la lluvia que sació la tierra árida.
Por ti, sigue cayendo sobre nosotros la verdadera lluvia de misericordia:
Jesucristo, tu Hijo divino.
Ruega por mí, para que mi alma sedienta busque siempre saciarse
sólo en tu Hijo y en la gracia que Él derrama.
Nuestra
Señora del Monte Carmelo, ruega por mí.
Jesús, en Ti confío.
Referencias:
https://www.prionseneglise.ca/textes-du-jour/commentaire/2025-07-16
https://frtonyshomilies.com/2025/07/12/july-14-19-weekday-homilies/
https://catholic-daily-reflections.com/2025/07/15/rejoicing-at-the-gift-of-faith-4/
https://mycatholic.life/saints/saints-of-the-liturgical-year/july-16---our-lady-of-mount-carmel/
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