1 de abril del 2023: sábado de la quinta semana de Cuaresma
(Cántico de Jeremías 31 y Juan 11, 45-57) El buen pastor mantiene unido a su rebaño,
se preocupa de reunir a sus ovejas en un solo lugar, en un solo
redil. Así, Jesús, el Buen Pastor, quiere reunirnos a todos en la unidad,
y por eso está dispuesto a dar su vida.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28):
ESTO dice el Señor Dios:
«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sis padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».
Palabra de Dios
Salmo (Cántico de Jeremías)
Jr 31,10.11-12ab.13
R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
V/. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.
V/. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
V/. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57):
EN aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
Los
efectos del ministerio de Jesús
Los
sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos
creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la
nación».
El ministerio público de Jesús
tuvo dos efectos principales sobre la gente. Entre la gente, muchas personas,
estaban llegando a creer en Él y estaban pendientes de cada una de Sus palabras. Lo
buscaron y comenzaron a comprender que Él era el Mesías prometido. Esta
fue la respuesta de la fe. Pero la reacción de los principales sacerdotes
y los fariseos fue mucho más mundana.
En el pasaje anterior, vemos a
un grupo de líderes religiosos que están completamente consumidos por
preocupaciones mundanas hasta el punto de que estas preocupaciones ahogan todos
los asuntos de fe.
Mientras el Sanedrín se reunía
y discutía lo que debían hacer, Caifás, el sumo sacerdote de ese año, habló y
dio consejos que representan perfectamente esta visión mundana. Él dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os
conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Caifás y muchos otros líderes
religiosos de la época parecían estar mucho más preocupados por su estatus y
poder mundanos que por los asuntos de la verdadera fe y la salvación
eterna. Si hubieran sido hombres que amaran profundamente a Dios y buscaran
sólo su santa voluntad, entonces se habrían regocijado de que el ministerio de
Jesús fuera tan fructífero en la vida de la gente. Habrían dado gracias a
Dios, día y noche, por el privilegio de ver las antiguas profecías sobre el
Mesías hacerse realidad ante sus propios ojos. Deberían haber tenido gozo
y gratitud, y deberían haber permitido que esas bendiciones espirituales
crecieran dentro de ellos y les dieran el valor que necesitaban para salir y
morir con nuestro Señor si fuera necesario. Pero en cambio, eligieron sus
vidas cómodas y su estatus mundano por encima de la verdad, y decidieron que
Jesús necesitaba morir.
Una hermosa verdad para
reflexionar dentro de este contexto es que Dios usa todas las cosas para Su
gloria y para la salvación de aquellos que creen. Con esta reunión del
Sanedrín, estos hombres comenzaron a tramar la muerte de
Jesús. Eventualmente, usaron el engaño, la manipulación, la intimidación y
el miedo para lograr su objetivo.
Pero, aunque desde una
perspectiva mundana estos líderes religiosos equivocados “ganaron”, desde una
perspectiva divina, Dios usó su maldad para lograr el mayor bien que el mundo
haya conocido jamás. Por su malicia, la pasión y la muerte de Jesús dieron
paso a la vida nueva de la Resurrección.
Reflexiona hoy sobre el hecho
de que Dios puede usar todas las cosas para nuestro bien. Ya sea en medio
de la corrupción, la persecución, la discordia, el pecado, la enfermedad o
cualquier otro mal de la vida, cuando nos volvemos a Dios con fe y entrega, Él
es capaz de transformar todas las cosas y producir por medio de ellas
abundancia de buenos frutos, si sólo lo dejamos y confiamos en la fe.
Entrégate a Dios en oración,
hoy, ofrécele cualquiera de las preocupaciones encontradas que te hayan
afectado, y permítete creer la simple verdad de que nada puede impedirte el
glorioso cumplimiento de la voluntad de Dios. Todas las cosas pueden
ayudar a la salvación de tu alma y terminar en la gloria eterna de Dios.
Mi glorioso Señor, fuiste
amado por muchos, pero también odiado por algunos. Los que tenían poder y
autoridad no podían ver más allá de sus ambiciones mundanas, por lo que
comenzaron a conspirar contra ti. Dame la gracia, amado Señor, de ver cada
acto de mal infligido sobre mí como una oportunidad para que Tú produzcas el
bien. Eres glorioso, amado Señor. Que seas glorificado en todas las
cosas. Jesús, en Ti confío.
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