29 de marzo del 2023: miércoles de la quinta semana de cuaresma


(Daniel 3, 14-20.91-92.95) Todos soñamos con la libertad. Pero ¿dónde la encontramos? ¿Haciendo lo que queramos? ¿O no es más bien siendo fieles a la palabra de Dios, como lo fueron los tres jóvenes en el horno?


(Juan 8, 31-42) Es viniendo entre nosotros que Dios nos libra del mal. Jesús, su Hijo, por el don de su vida, por su misericordia y su deseo de reconciliar todo en su Padre, es la fuente de la verdadera libertad.


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (3,14-20.91-92.95):


EN aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo:
«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido? Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os librará de mis manos?».
Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabucodonosor:
«A eso no tenemos por qué responderte. Si nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos librará, oh rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido».
Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.
Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?».
Le respondieron:
«Así es, majestad».
Preguntó:
«Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino».
Nabucodonosor, entonces, dijo:
«Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

 Dn 3,52.53.54.55.56



R/. A ti gloria y alabanza por los siglos


V/. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R/.

V/. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

V/. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

V/. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas
los abismos. R/.

V/. Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,31-42):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

Palabra del Señor

 


"La Verdad os hará libres"


EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».

Juan 8:31–32

 

Estas palabras tienen el potencial de hacer o marcar una diferencia transformadora en nuestras vidas. 

Tenga en cuenta que Jesús pronunció estas palabras “a los judíos que habían creído en él”. Es decir, los que habían aceptado su palabra y eran, por tanto, sus verdaderos discípulos. Nosotros que también creemos en Jesús debemos considerar estas palabras cuidadosamente. El corazón de esta enseñanza es doble: debemos llegar a “conocer la verdad” para que la verdad que lleguemos a conocer “nos haga libres”. 

Esta enseñanza de Jesús es excepcionalmente útil tanto a nivel psicológico como espiritual.

En primer lugar, a nivel puramente psicológico, una de las mayores ayudas para una buena salud mental es la verdad. La mayoría de las veces, cuando uno lucha con varias formas de depresión, es porque ve aspectos de su vida con confusión. "¿Por qué esta persona me hizo esto?" O "¿Cómo voy a superar esto?" O “Mi vida es un desastre y no hay salida”. Estos y otros pensamientos similares conducirán inevitablemente a la depresión por una simple razón: se basan en pensamientos erróneos.

Una de las mejores formas de asesoramiento psicológico es lo que podría llamarse “terapia de la verdad”. Cada pregunta desesperante que tenemos y cada conclusión deprimente a la que hemos llegado en la vida debe ser reexaminada a la luz de la mente de Dios. 

¿Qué piensa Dios? ¿Qué hay en la mente de Dios al respecto? Esas verdades que esperan ser descubiertas son la verdad que “nos hará libres”. 

La depresión se supera más fácilmente cuando miramos nuestra vida de la manera en que Dios mira nuestra vida. Esto produce esperanza, y la esperanza libera las cadenas de la depresión y la confusión.

En un nivel espiritual, estos principios se aplican aún más. La verdad sobre el pecado, el perdón, la salvación y el Cielo debe ser conocida profundamente y abrazada por completo. Cuando negamos la verdad del pecado o del perdón, entonces vivimos dentro de una mentira y permanecemos atados por esa mentira. 

La verdadera libertad espiritual que conduce a la salvación y la eternidad en el Cielo se obtiene solo cuando abrazamos de todo corazón la santa y perfecta verdad espiritual que Dios nos ha dado. Debemos conocer claramente nuestro pecado, arrepentirnos de él, buscar el perdón de Dios, enmendar nuestra vida y vivir la nueva vida de gracia a la que estamos llamados.

Reflexiona, hoy, sobre esta enseñanza poderosamente transformadora de Jesús: “conoce la verdad, y la verdad te hará libre”. 

¿Qué verdades psicológicas y espirituales necesitas conocer más profundamente? ¿Qué confusión o ceguera queda? Busca el remedio de la Verdad tal como está en la mente de Dios y ten por seguro que te espera la libertad.

 

Dios de toda Verdad, Tu Palabra es liberadora, transformadora y nos llena de esperanza. Que pueda volver mi mente a Ti y a Tu santa Palabra para que pueda conocer la Verdad a medida que Tú la pronuncias y permitir que esa Verdad transformadora me libere. Jesús, en Ti confío.

 


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