27 de noviembre del 2024: miércoles de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario- año II


De pie

(Lucas 21, 12-19) La traición, el desamor, la desilusión y el miedo no pudieron con Jesús. En él, a pesar de las críticas o la incomprensión, triunfó la vida. 

Ante las dificultades, Cristo nos invita a no ceder a la violencia sino a perseverar en la confianza. 

Esta actitud requiere valentía y humildad. 

No dejemos que la desesperación nos venza. 

Vivamos el Evangelio de pie, como Jesús.

Jean-Paul Musangania, sacerdote asuncionista


(Lucas 21:12-19) Hoy, dar testimonio de la fe que habita en nosotros sigue siendo un desafío. Sin embargo, tenemos la seguridad de que el Espíritu Santo puede inspirarnos con un lenguaje y una sabiduría para el anuncio del Evangelio.

 


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (15,1-4):

Yo, Juan, vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se consuma la ira de Dios.
Vi una especie de mar de vidrio mezclado con fuego; los vencedores de la bestia, de su imagen y del número de su nombre estaban de pie sobre el mar cristalino; tenían en la mano las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
«Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, rey de los pueblos. ¿Quién no temerá y no dará gloria a tu nombre? Porque vendrán todas las naciones y se postrarán ante ti, porque tú solo eres santo y tus justas sentencias han quedado manifiestas».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.7-8.9

R/. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

V/. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

V/. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.

V/. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor

 

 

La persecución venidera


dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.


Lucas 21:12-13

 

 

Este es un pensamiento aleccionador. Y a medida que este pasaje continúa, se vuelve aún más desafiante. Continúa diciendo: “Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”.

 Hay dos puntos clave que debemos tomar de este pasaje. 

Primero, al igual que el Evangelio de ayer, Jesús nos está ofreciendo una profecía que nos prepara para la persecución venidera. Al decirnos lo que está por venir, estaremos mejor preparados cuando llegue. Sí, ser tratado con dureza y crueldad, especialmente por la familia y los allegados, es una cruz pesada. Puede sacudirnos hasta el punto del desánimo, la ira y la desesperación. ¡Pero no te rindas! El Señor lo previó y nos está preparando para ello.

En segundo lugar, Jesús nos da la respuesta a cómo lidiamos con ser tratados con dureza y malicia. Él dice: “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Permaneciendo fuertes a través de las pruebas de la vida y reteniendo la esperanza, la misericordia y la confianza en Dios, seremos victoriosos. Este es un mensaje tan importante. Y es un mensaje que ciertamente es más fácil decirlo que hacerlo.  

Reflexiona hoy sobre la invitación que Jesús nos hace a vivir en la perseverancia. A menudo, cuando más se necesita la perseverancia, no tenemos ganas de perseverar. En cambio, podemos tener ganas de arremeter, contraatacar y enojarnos. Pero cuando se nos presentan oportunidades difíciles, somos capaces de vivir este Evangelio de una manera que nunca podríamos haberlo vivido si todas las cosas en nuestras vidas fueran fáciles y cómodas. A veces el mayor regalo que se nos puede dar es el más difícil, porque fomenta esta virtud de la perseverancia. Si hoy te encuentras en una situación así, vuelve la mirada a la esperanza y ve cualquier persecución como un llamado a una mayor virtud.

 

Señor, te ofrezco mis cruces, dolores y persecuciones. Te ofrezco todas las formas en que he sido maltratado. Por esas pequeñas injusticias, pido piedad. Y cuando el odio de los demás me cause mucha angustia, que yo ore para poder perseverar en Tu gracia. Jesús, en Ti confío.

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