21 de noviembre del 2024: Presentación de la Bienaventurada Virgen María o jueves de la trigésima tercera semana del tiempo ordinario-año II

 

Presentación de la Bienaventurada Virgen María

Más allá de las antiguas historias que relatan la Presentación de la Virgen María en el Templo, las Iglesias de Oriente y Occidente recuerdan hoy la ofrenda que la Virgen Inmaculada hizo de sí misma al Señor en los albores de su vida consciente.


Compasión y lamento

(Lucas 19, 41-44) Las lágrimas de Jesús nos hablan de la compasión de Dios hacia sus criaturas. Es la ceguera de Jerusalén y de los hombres de todos los tiempos la que las provoca. Y de hecho, no siempre sabemos reconocer a quien nos da la paz, es decir, la plenitud del ser. Y esto a pesar de nuestro deseo de vivir plenamente, de reconciliarnos con nosotros mismos y con las contradicciones que cargamos. 

¿No es así como podemos servir a Dios con un corazón íntegro? 

Emmanuelle Billoteau, ermitaña


(Apocalipsis 5, 1-10) Si confiara en las apariencias, me vería abocado a la desesperación. Pero la fe de la Iglesia enjuga mis lágrimas: aquí está el Cordero de Dios, aquí está el que da sentido a nuestra vida y a la historia, a pesar de que todo   pueda llevarnos a creer lo contrario.


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,1-10):

Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, que pregonaba en alta voz:
«¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?».
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirarlo. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro y de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo:
«Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos».
Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.
Cuando recibió el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo:
«Eres digno de recibir el libro
y de abrir sus sellos,
porque fuiste degollado, y con tu sangre
has adquirido para Dios
hombres de toda tribu,
lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinarán sobre la tierra».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b

 R/ Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.

O bien:

Aleluya

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

V/. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

V/. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):

En aquel tiempo, aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

Palabra del Señor

 

 

Jesús lloró

 

al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos”.

 

Lucas 19:41-42

 

Es difícil saber exactamente lo que Jesús sabía sobre el futuro del pueblo de Jerusalén. Pero sabemos, por este pasaje, que Su conocimiento lo hizo llorar de dolor. Aquí hay algunos puntos sobre los cuales meditar.

Primero, es importante ver la imagen de Jesús llorando. Decir que Jesús lloró implica que esto no fue simplemente una pequeña tristeza o desilusión. Más bien, implica un dolor muy profundo que lo conmovió hasta lágrimas muy reales. Así que empieza con esa imagen y deja que  ella te conmueva e invite a reflexionar.

En segundo lugar, Jesús estaba llorando por Jerusalén porque, al acercarse y tener una buena vista de la ciudad, inmediatamente se dio cuenta del hecho de que tanta gente lo rechazaría a Él y a Su visita. Vino a traerles el don de la salvación eterna. Tristemente, algunos ignoraron a Jesús por indiferencia mientras que otros estaban furiosos con Él y buscaban Su muerte.

Tercero, Jesús no solo estaba llorando por Jerusalén. También estaba llorando por todas las personas, especialmente por los de Su futura familia de fe. Lloró, en particular, por la falta de fe que podía ver que tendrían tantos. Jesús estaba muy consciente de este hecho y lo entristeció profundamente.  

Reflexiona hoy sobre la grave tentación que todos enfrentamos de ser indiferentes a Cristo. Es fácil para nosotros tener un poco de fe y volvernos a Dios cuando nos conviene. Pero también es muy fácil permanecer indiferentes a Cristo cuando las cosas en la vida parecen ir bien. Fácilmente caemos en la trampa de pensar que no necesitamos entregarnos diariamente a Él de la manera más completa posible. Saca de raíz cualquier indiferencia hacia Cristo hoy y dile que quieres servirlo a Él y a su santa voluntad con todo tu corazón.

 

Señor, te ruego que elimines toda indiferencia de mi corazón. Mientras lloras por mi pecado, que esas lágrimas me laven y me limpien para que pueda hacer un compromiso total contigo como mi Divino Señor y Rey. Jesús, en Ti confío.

 

 Memorial de la Presentación de la Virgen María


Los preparativos de María

Recordar la Presentación de María en el Templo es hacer referencia a una tradición basada en textos que no fueron conservados en la Biblia. Sin embargo, esta tradición subraya la pertenencia de María al pueblo de Israel y nos sugiere que ella vivió del misterio de la Alianza, esperó fervientemente el cumplimiento de las promesas y se abrió plenamente a la realidad de la presencia de Dios. Todo lo que la preparó para recibir el mensaje del ángel (Lc 1,28).

Emmanuelle Billoteau, ermitaña


Lectura de la profecía de Zacarías     2, 14-17

Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión:
porque yo vengo a habitar en medio de ti
-oráculo del Señor-.
Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor:
ellas serán un pueblo para él
y habitarán en medio de ti.
¡Así sabrás que me ha enviado a ti
el Señor de los ejércitos!
El Señor tendrá a Judá como herencia,
como su parte en la Tierra santa,
y elegirá de nuevo a Jerusalén.
¡Que callen todos los hombres delante del Señor,
porque él surge de su santa Morada!

Palabra de Dios.



SALMO     Lc 1, 46-55

R. El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.

Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador. R.

Porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo! R.

Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón. R.

Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías. R.

Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre. R.


ALELUIA     Lc 11, 28

Aleluia.
Felices los que escuchan la palabra de Dios
y la practican.
Aleluia.



+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     12, 46-50


    Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte».
    Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.


***************


Consagrada a Dios


Una presentación en el Templo, como la de Jesús y la de María, es siempre el símbolo de una consagración a Dios y un modelo para toda consagración religiosa.

La Presentación de María en el Templo (así con mayúsculas), es un episodio que no se encuentra en los evangelios llamados canónicos (oficiales, reconocidos). Este episodio, proviene de un escrito en griego del siglo II, el Protoevangelio de Santiago (llamado también apócrifo). Pero no es solamente esta tradición que la Iglesia celebra; al mismo tiempo se celebra el don que de ella misma , María Inmaculada, no ha dejado de hacer a Dios.

El texto de hoy habla de la Madre y de los hermanos de Jesús. Mateo dice que ellos le buscaban para verle. Él omite diplomáticamente decir por qué. Marcos, dice, que los suyos han venido a Cafarnaúm para conducirlo de nuevo a casa, pues decían que había perdido el sentido (que estaba loco) (Marcos 3,21). En suma, el clan de Jesús tenía dificultades con la popularidad de Jesús o bien ellos tienen miedo de las repercusiones (consecuencias) o bien ellos comparten la opinión de la gente de Nazaret que no aceptan que Jesús tenga una verdadera misión.

Como la multitud les impide acercarse a Él, alguien informa a Jesús que su madre y sus hermanos querían hablarle y Jesús le responde con la pregunta: Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Es una manera de preguntar cuál es el vínculo o lazo más importante para Él. 
Es que es el vínculo o lazo de sangre o es otra cosa? Y la respuesta es aquello que nos interesa especialmente hoy porque ella va a revelar lo que hace que María sea en verdad grande a los ojos de Jesús. Aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es para mí un hermano, una hermana, una madre.

Así entonces, para Jesús, el lazo o vínculo  más fuerte  es con aquellos que hacen la voluntad de Dios. El papel de María es asegurado como importante: ella es la Theotokos, la Madre de Dios. Por tanto, más importante que su maternidad, es su respuesta a Dios: "yo soy la humilde esclava (sierva) del Señor" (Lucas 1,38).

La presentación de María en el Templo simboliza esta respuesta que ha sido aquella de toda su vida.


21 de noviembre: Presentación de la Santísima Virgen María—Memorial

 

Y tenía la niña tres años, y Joaquín dijo: Invita a las hijas de los hebreos que sean inmaculadas, y que tome cada una, una lámpara, y que estén con las lámparas encendidas, para que la niña no vuelva atrás, y su corazón ser arrebatado del templo del Señor. Y así hicieron hasta que subieron al templo del Señor. Y el sacerdote la recibió, la besó y la bendijo, diciendo: El Señor ha engrandecido tu nombre en todas las generaciones. En ti, en el último de los días, el Señor manifestará su redención a los hijos de Israel. Y la sentó en el tercer escalón del altar, y el Señor Dios envió gracia sobre ella; y danzaba con sus pies, y toda la casa de Israel la amaba. Y sus padres descendieron maravillados y alabando al Señor Dios, porque la niña no había vuelto atrás. Y María estaba en el templo del Señor como si fuera una paloma que habitaba allí, y recibió alimento de mano de un ángel. 

~Protoevangelio de Santiago

 

Hay tres “evangelios” que se cree, han influido mucho en el memorial de hoy: el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio de Pseudo-Mateo y el Evangelio de la Natividad de María. 

El primero de estos escritos fue el Protoevangelio de Santiago (también llamado “Evangelio apócrifo de Santiago”), que probablemente fue escrito en algún momento del siglo II. No se considera parte de la palabra inspirada de Dios, es decir, el canon de las Escrituras, porque en realidad no parece haber sido escrita por el apóstol Santiago. No obstante, como muchos documentos cristianos primitivos, este evangelio apócrifo tuvo una gran influencia en la Iglesia primitiva. Es de este escrito que la Iglesia toma los nombres tradicionales de los padres de la Santísima Virgen María, los santos Joaquín y Ana, ya que ese es el único registro de sus nombres que tenemos.

El Protoevangelio de Santiago ofrece un relato detallado de la vida de la Santísima Virgen María. Detalla su Inmaculada Concepción, nacimiento, presentación en el Templo y su vida en el Templo donde oró continuamente y fue ministrada por ángeles hasta los doce años. La historia continúa con su matrimonio milagrosamente concertado con San José, el nacimiento de Jesús, el encuentro de Herodes con los Magos, la matanza de los Santos Inocentes y el martirio de Zacarías, el padre de San Juan Bautista. Aunque el evangelio apócrifo de Santiago no contradice nada de los evangelios canónicos, se añaden muchos más detalles que podrían ser ciertos.

En el momento del nacimiento de la Santísima Virgen María, no era raro que algunos niños fueran presentados en el Templo a una edad temprana, criados allí y entrando a servir en el Templo. Ayudaban a los sacerdotes y actuaban como servidores de la caridad. Aunque cada primogénito era presentado ritualmente al sacerdote en el Templo ocho días después de su nacimiento para ser consagrado a Dios, a veces también se presentaban niñas, pero con el propósito de entrar al servicio del Templo. San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia del siglo XVIII que escribió extensamente sobre la Santísima Virgen María, ofrece esta descripción de su presentación en el Templo, que refleja los relatos evangélicos apócrifos antes mencionados:

Apenas cumplidos los tres años, la santa niña María suplicó a sus padres que la colocaran en el templo según la promesa que le habían hecho. Llegado el día señalado, la joven Virgen inmaculada salió de Nazaret con San Joaquín y Santa Ana, acompañada por una hueste de ángeles que atendían a aquella santa niña destinada a convertirse en la madre de su Creador... A su llegada al templo de Jerusalén, La santa niña se volvió hacia sus padres. Arrodillándose, besó sus manos, pidió su bendición y luego, sin mirar atrás, subió las escaleras del templo. Allí, renunciando al mundo y a todo lo que éste podía ofrecerle, se ofreció y consagró totalmente a Dios. A partir de entonces, la vida de María en el templo fue un continuo ejercicio de amor, ofreciendo todo su ser a su Señor… Como joven virgen en el templo, María no hizo más que orar, deseando ser sierva de la Santísima Virgen elegida para ser la madre de Dios

( Glorias de María , En la Fiesta de la Presentación de María).

 

Se cree que esta fiesta se originó en la liturgia bizantina oriental alrededor del siglo VI, cuando el emperador romano bizantino Justiniano I construyó una iglesia en Jerusalén cerca de las ruinas del Templo llamada Basílica de Santa María la Nueva. En el siglo IX, varios monasterios de la Iglesia latina comenzaron a observar esta fiesta, y se añadió al calendario de la Iglesia Universal en el siglo XV. 

En 1953, el Papa Pío XII vinculó este memorial de la Presentación de María a una conmemoración anual de la Jornada Mundial de la Vida de Clausura. Lo hizo por la creencia de que la Santísima Virgen María no sólo fue presentada en el Templo cuando era niña, sino que luego vivió su infancia en constante oración y soledad, convirtiéndose en el modelo más excelente para los del claustro.

En 1974, el Papa San Pablo VI escribió una hermosa exhortación apostólica, Marialis Cultus (Para el correcto ordenamiento y desarrollo de la devoción a la Santísima Virgen María) , en la que habla del desarrollo de la devoción mariana en la vida de la Iglesia. Respecto a fiestas como la actual, que nos llegan en parte de fuentes apócrifas, dice: “Hay aún otras [fiestas] que, aparte de su contenido apócrifo, presentan valores elevados y ejemplares y mantienen tradiciones venerables que tienen su origen especialmente en el Este."

Al celebrar la memoria litúrgica de la Presentación de María en el Templo, honramos especialmente el hecho de que, independientemente de la falta de certeza de los detalles históricos, la Santísima Virgen María vivió una vida de profunda oración y contemplación desde sus primeros años y continuó haciéndolo durante toda su vida. Ella siempre ha sido y sigue siendo la Inmaculada, la Esposa sin pecado del Espíritu Santo, la primera contemplativa y la que dedicó toda su vida al servicio de la voluntad de Dios. Incluso si el relato de su presentación y servicio infantil en el Templo no está representado con precisión en estas primeras fuentes, la realidad espiritual de su total dedicación a la voluntad de Dios a lo largo de su vida es un dogma indiscutible de nuestra fe.

Mientras reflexionamos sobre los primeros años de vida y la dedicación de la Santísima Virgen María a la voluntad de Dios hoy, reflexionemos sobre el hecho de que cada niño es capaz de tener una fe profunda y un compromiso con la voluntad de Dios. Para aquellos a quienes se les ha confiado la tutela y crianza de los niños, permitan que su reflexión orante sobre la vida santa de María Santísima cuando era niña los inspire a ayudar a todos los jóvenes a imitar su profunda fe y santidad.

 

Santísima e Inmaculada Virgen María, fuiste concebida sin pecado y permaneciste sin pecado durante toda tu vida. Con la perfección de cada virtud y gracia, amaste y serviste a Dios desde pequeño. Por favor, orad por mí, mientras ayudo a inspirar a los jóvenes en los caminos de la santidad, para que nunca tenga miedo de señalarte como modelo y mediadora de la gracia de Dios. Santísima Virgen María, ruega por mí. Jesús, en Ti confío.

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