Dios
no nos creó para estar solos, sino para crecer juntos cada vez más hacia la estatura
de Cristo Resucitado, nuestro hermano en la humanidad y nuestro Salvador.
Dispongamos nuestro corazón para acoger su palabra y el don de nuestra unidad
en él.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (2,18-24):
El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle
alguien como él que le ayude.»
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos
los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les
ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el
hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a
las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.
Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se
durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios
trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la
presentó al hombre.
El hombre dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su
nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a
su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 127,1-2.3.4-5.6
R/. Que
el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (2,9-11):
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos
ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de
Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien
existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la
gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al gula de su salvación. El
santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se
avengüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San
Marcos. 10, 2-13
En aquel
tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a
prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?» Contestaron: «Moisés Permitió
divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al
principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará
el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una
sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios
ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa,
los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se
divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y
si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al
verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se
lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el
que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
La duración de la pareja y de la vida de familia
1. La duración de la
pareja:
“En los matrimonios exitosos, hay una cosa que hace a la pareja capaz de
hacer cambios con el paso de los años y la hace apta para continuar creciendo
en el amor, es el compromiso que cada persona desea”. “Para posibilitar que un
matrimonio dure toda la vida, es necesario un enorme aporte de comprensión
mutua, de consideración reciproca, y de sueños comunes, además de una buena
voluntad de hacer cada uno su parte del camino”.
“Los buenos matrimonios crecen, progresan poco a poco; ellos son hechos de
largas horas de duda y desesperanza, de ajustes y de compromisos”.
“No se sabría poner el suficiente acento en la inmensa necesidad de ser
escuchado, de ser tomado en serio, de estar comprometido. Nadie en este mundo
puede desarrollarse libremente y encontrar una vida plena sin sentirse
comprendido por al menos otra persona”.
“Hay momentos donde cada conyugue desea ardientemente la soledad, debido
especialmente al ritmo ocupado
y acelerado de la vida de hoy. Cada persona debería tener el derecho de tomarse
tiempo para estar sola, sin sentimiento de culpabilidad. Forzar dos personas a
que compartan cada pensamiento, cada actividad, cada momento libre no es
natural”.
2. La vida de familia:
« Las buenas y las malas costumbres paternales se transmiten de
generación en generación. La mayoría de nosotros tenemos una tendencia fuerte,
como padres, a actuar como nuestros propios padres. Si ellos lloraban en los
momentos de cólera, nosotros hacemos probablemente lo mismo. Si ellos nos
felicitaban y nos animaban, nosotros tendemos a actuar de la misma manera”.
Reconocer y expresar sus sentimientos :
Un niño de dos años que empieza a cojear. Examen de los padres: “sientes dolor?”
el niño: “No”. “Puedes tu doblar la rodilla?” “Si”. El niño
continua caminando conservando derecha la pierna.
« Si podemos experimentar sentimientos y ser nosotros mismos, y si les
permitimos a nuestros sentimientos expresarse libremente, llegamos entonces a
ser personas más realizadas, dejando surgir y salir lo mejor de nosotros
mismos”.
“Tengo el sentimiento profundo y la convicción que el aspecto más crucial
de la educación sexual para todo niño no está en las explicaciones técnicas que
escucha de un tiempo al otro, sino en la imagen que elabora (o se hace) de las relaciones que existen entre
sus padres”.
Los niños tienen necesidad de ejercitarse todos los días en la utilización
de su juicio y tomar
decisiones ajustadas (adecuadas) a su edad”. “Nuestra responsabilidad no es
decir a los niños qué elegir, sino cómo elegir. “Mira lo que he hecho” es una
de las expresiones más orgullosas del niño.
Si acoges el Reino con un corazón de niño, comprenderás el mensaje de Jesús
sobre la duración de la pareja y la vida de familia. Simplicidad y confianza
están en la base de todo amor.
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
Por los machos y para los machos:
Es necesario aceptar lo que es evidente: la mujer es “bajo toda referencia
de menos valor que el hombre”, escribe
un historiador judío de comienzos de la era cristiana. Es por ello que el
marido se reserva siempre el derecho de “echar”, mandar
lejos a su esposa, si se cansa de ella (“si él deja de mirarla
con complacencia”, dice con
pudor la Ley de Moisés, en Deuteronomio 24,1).” Mismo, en caso que ella deje quemar la comida”,
algunos contemporáneos de Jesús encuentran entonces que hay excusas y o motivos
suficientes para el divorcio…para placer, gusto (o comodidad) del hombre!
De hecho, la actitud del; hombre de cara a la mujer es ambivalente. Hay en
su interior un viejo fondo de egoísmo que lo lleva a dominar la mujer en
función de su confort físico y psicológico de macho (o varón). Pero hay también
en él un miedo confuso y profundo a la mujer. Es ella quien puede desencadenar
a placer el deseo irresistible del hombre, y es necesario protegerse contra
este miedo poniendo simplemente la mujer al margen, marginándola socialmente.
Así, el macho gana en las dos dimensiones: él se acomoda en una sociedad
donde no tiene por qué revelar o confesar su debilidad secreta y enfrentar la
verdad a este nivel, y donde, habiendo aislado la mujer, puede someterla
gracias a las “desviaciones o fallas” de la moral y de la religión.
Ciertos fariseos minoritarios, los discípulos de Shammai, tendían a pensar
que se exageraba un poco, y creían haber encontrado en la pregunta sobre el
divorcio un medio o manera soñada para llevar a Jesús a la trampa, dentro de
una sociedad machista que no aceptaba fácilmente que se juegue con los
privilegios del hombre. Ellos vienen a Jesús entonces con su pregunta-trampa (v.2)
pero Jesús va al grano y utiliza acá su táctica acostumbrada frente a tales
trampas, y que es la de englobar la cuestión dentro de una perspectiva más
larga y o más amplia. El no acepta discutir sobre las razones del divorcio como
ha rechazado en otra parte discutir sobre los impuestos (Mc 12,13-17) o sobre
la pena capital (o pena de muerte) (Jn 8,1-11).
Pero el hecho de que Jesús se niegue a hablar sobre el divorcio, no nos
puede llevar a pensar o considerar a Jesús derrotado y su reacción o respuesta
es desconcertante para el adversario: el hombre no tiene ningún derecho sobre
la mujer, porque los dos son extraordinariamente iguales, porque « Dios
los hizo hombre y mujer »; ellos están entonces situados de manera rigurosa al mismo nivel, de
igual modo en relación con la cuestión del divorcio (“si alguien repudia su
mujer…si la mujer repudia su marido…”) y
así de cara al Reino que vendrá, donde
“uno no toma ni mujer ni marido” (Mc 12,25) y frente a Jesús mismo, que se
reconoce hermano de tantos
hermanos y hermanas (Mc 3,35), y que es seguido por hombres “y también por
algunas mujeres” (Lc 8,2).
Es delicado deducir una posición de principio sobre el divorcio en un
pasaje donde Jesús se niega justamente a debatir, como de igual manera, sería
imprudente de establecer una teoría sobre el impuesto en Mc 12, 13-17). Pero de
lo que no cabe duda acá- y esto es aclarado o iluminado por otros pasajes del
evangelio, es el cuestionamiento radical de Jesús de cara a una sociedad
arreglada por los machos y para el provecho de los machos.
Reflexión Central:
Divorcios de ayer,
divorcios de hoy
En este domingo de las familias, las
lecturas bíblicas nos recuerdan verdades fundamentales que nuestra sociedad
moderna corre el riesgo de olvidar.
Cada quien tiene sus ideas, sus certezas, pero
nosotros cristianos, estamos invitados a recordar aquello que ha sido querido
por el Señor; nos disponemos a escuchar lo que nos dice sobre el amor, el matrimonio
y la familia.
Antes que nada tenemos el relato de
la creación (1ª lectura). No podemos leerla de modo fundamentalista (está
escrito así y entonces es así). El objetivo de este texto no es decirnos cómo se
pasaron las cosas. Lo que es necesario ver es la revelación de un Dios creador.
Él no habita en las nubes; Él no es insensible a lo que ocurre en la tierra. Él
es alguien que quiere amar y comunicar.
La humanidad no ha sido creada para
ser su esclava sino para ser su compañía, cómplice, consciente y libre.
El texto del Génesis nos dice la
grandeza de la pareja humana. Para ser totalmente humanos, cada uno tendrá necesidad
del otro. Este relato nos recuerda el gran proyecto de Dios: El hombre y la
mujer han sido creados para que se amen y ellos amen. Dios tiene un proyecto de
amor eterno sobre ellos. Sabemos que esto no ha funcionado como Él lo deseaba.
El proyecto de Dios ha sido con frecuencia estropeado; el amor ha sido herido.
Nosotros tenemos numerosos testimonios en nuestra sociedad actual.
Pero el Señor no ha renunciado a este
gran proyecto de amor verdadero, fiel y feliz para siempre.
Es para recordarnos
este proyecto que Jesús responde a la pregunta de los fariseos. Estos últimos le
preguntan para saber qué es lo que piensa al respecto; “Le les licito
(permitido) a un hombre...Jesús les reenvía a lo que se dice en la Ley de Moisés.
En casos extremos, ella permite una acta de repudiación. Jesús les dice por
otra parte que si Moisés ha hecho esta concesión, es a causa de la “esclerosis”
de su corazón. La Biblia toma la gente donde está para conducirla paso a
paso hacia la revelación en Cristo Jesús. Un
corazón con esclerosis, es un corazón que obedece a sus propios deseos y
no a la voluntad del Espíritu Santo…
Jesús se muestra intransigente no
confortable ante la hipótesis del divorcio.
Él se manifiesta a favor del amor,
cree en él y en peso de la palabra dada. El matrimonio antiguo es todo un
asunto. Pero el amor está comprometido, presente, puesto que es necesario bien
hablarse, abrazarse, besarse, hacer el amor.
Lentamente los vínculos entre los
esposos se estrechan, quienes en un principio no se conocían. Paradójicamente
la ausencia de sentimientos en un comienzo llevaba a menudo a una cierta armonía, mientras que
ahora, ocurre lo contrario, la presencia de fuertes sentimientos amorosos
conduce con frecuencia al fracaso del amor de pareja.
El problema que tenemos hoy, en
nuestra calidad de creyentes en Jesús, es recibir su Palabra sobre el divorcio preguntándonos
al mismo tiempo qué quiere decir eso para nosotros y cómo podemos asumir esta
Palabra a través de las condiciones concretas de nuestra sociedad. Sin ir demasiado
lejos en los detalles, varios trazos o aspectos caracterizan nuestra situación:
-
El matrimonio en nuestra sociedad no es más una convención de
familias. Es la opción, la elección de dos individuos, y la emancipación de la
mujer, posiciona la mujer en igualdad con su marido. En tiempos de Jesús, la
gente tenía una noción jerárquica en la relación entre el hombre y la mujer. La
relación hoy es igualitaria, y todas las representaciones del matrimonio han
cambiado y hacen de esta aventura del compromiso marital una aventura muy frágil;
-
La tasa de divorcio es muy elevado y se eleva a 50% entre
todas las uniones posibles (confundidas);
-
El matrimonio ya no es más el camino obligado para vivir su
genitalidad, es posible para un hombre y una mujer vivir juntos y de igual modo
tener hijos sin casarse. La mayoría de las parejas que se casan han cohabitado
juntos después de un largo periodo; y el matrimonio corresponde sobre todo a la
necesidad sentida de formar una familia;
-
Por lo tanto, una familia sobre cuatro teniendo hijos es una
familia mono parental. Es la mujer, quien la mayor parte del tiempo, asume esta
responsabilidad.
Muchos observadores piensan que la
crisis actual del matrimonio, el alto porcentaje de divorcio y la ruptura de
las familias se le puede atribuir por un lado en parte al hecho que se espera
demasiado del amor conyugal (que él satisfaga todas nuestras necesidades) y por
otro lado, que se le dé poca ayuda a las familias. Hay sobre este punto enormes
desafíos en lo que atañe a la política familiar: sustento económico, organización
del trabajo, vacaciones parentales, estructuras de apoyo, etc.
Las personas de cierta edad tienen la
tendencia a juzgar y a acusar las
parejas de hoy, a menudo, en el nombre de los valores y de las situaciones de antaño.
Pero también es importante comprender las dificultades y el stress que pesan
sobre las parejas de hoy…
REFLEXIÓN (2)
La difícil tarea de la fidelidad
Sin duda, sería difícil hablar de matrimonio hoy, en una sociedad
desacralizada, donde sabemos que la institución es confundida, desestabilizada
por muchas cosas, objeto de burla e ironía por la sociedad civil y por las
comunidades creyentes. Y por tanto las lecturas de hoy nos invitan a hacer la
reflexión sobre el tema.
Esta dificultad es evidente por dos hechos:
-Primero por que el matrimonio es de esencia divina, y está sujeto a la
naturaleza misma donde es esencial. “No es bueno que el
hombre esté solo. Le voy a crear una ayuda que le corresponda (o le convenga)”, dice Dios. “A causa de esto, el
hombre dejara a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos no harán
más que una sola carne (un solo ser)”.
Desgraciadamente el ser humano experimenta una cierta pena o dificultad de
insertarse en la lógica de Dios. Y en nuestros días, se dice con facilidad que
aquello que es natural no es necesariamente divino. Y el hombre piensa que la
atracción por el matrimonio no responde que a su sola libertad. De acá viene la
dificultad de vivir una relación profunda que se inscriba y se inserte en la
duración. Si uno es libre para casarse, también se ha de ser libre para
separarse. Las estadísticas recientes de las separaciones matrimoniales
muestran que en nuestra sociedad hay tantas separaciones como matrimonios
celebrados.
- Enseguida, difícil, porque el matrimonio es pensado o concebido
constantemente como una institución jurídica, un contrato que une el hombre y
la mujer, simplemente…Se es negligente ante el hecho que él engendra la
sociedad y crea el parentesco.
En África, por ejemplo, el matrimonio lleva al cumplimiento la
familia, la fortalece, porque él es un Carrefour (cruce) de alianzas. Miren hoy
en nuestras sociedades: para que el matrimonio sea legal, está rodeado de
protecciones culturales (es según la costumbre), jurídicas (es civil) , y de
igual modo cuando es religioso, no escapa al derecho. Para que sea válido, debe
ser celebrado ante un “oficiante eclesiástico” (laico autorizado, un diácono o
un sacerdote), debe ser registrado, y sobre todo debe ser consumado. Si
solamente es percibido como una institución de derecho, se expone a la
decadencia y al fracaso (pérdida de su intención e ideal primero). Y la decadencia
y fracaso del matrimonio lleva automáticamente a la decadencia de la familia. Y
cuando la familia no existe más o es devaluada, es la sociedad la que sufre.
En nuestros días, la crisis ética a la cual asistimos es esencialmente una
crisis de familia.
La dificultad de vivir el matrimonio interroga nuestras propias
dificultades de vivir una relación durable con Dios. Hoy, practicamos el adulterio espiritual, porque hemos perdido nuestra
esencia primera: creados a la imagen de Dios. Nosotros nos prostituimos (de
una prostitución espiritual), porque nuestro pensamiento es dirigido, inspirado
por otros dioses: la buena vida a cualquier precio, la atracción por la
ambición desmedida, las ideologías políticas, religiosas que no convienen, la
carrera por la gloria y el honor, por el poder, sin hablar de las adicciones
donde buscamos “embriagarnos” de otras cosas distintas al Espíritu Santo
(alcohol, droga, juegos, pornografía)…Vivimos en una sociedad donde la
represión desnaturaliza al ser humano, y la presión de la sociedad dicha de
derecho, tiende a reducir nuestros movimientos hacia Dios.
Como cristianos, debemos hacernos dos preguntas: Cuál actitud adoptar para permanecer fieles al
Señor y no romper el lazo que nos une a Él?
Qué hemos de cambiar en nuestra
manera de vivir, para conservar y o guardar la fidelidad de la sociedad al
Señor? Individualmente como en comunidad, dispongámonos a responder.
Que seamos casados o solteros (célibes), nuestro verdadero matrimonio es
aquel que nos une a Dios. Somos nosotros conscientes de todo esto?
3
Los creó hombre y mujer
El Evangelio de este domingo
nos muestra dos maneras de comportarse en nuestra calidad de cristianos,
Por un lado, encontramos la
manera de conducirse, de comportarse de los niños pequeños; y Jesús los pone
como ejemplo por su manera de acoger el Reino de Dios. Un Reino que es ofrecido
a todos. Para acogerlo, basta con dejarse amar por Dios como sólo los niños
pequeños saben hacerlo…
Miren, queridos hermanos, toda
la vida nos han enseñado y hemos creído que lo más importante es amar a Dios…y
de hecho el primer mandamiento de la Ley de Dios nos lo recuerda: AMAR A DIOS SOBRE
TODAS LAS COSAS…pero es verdad que pocas veces o nunca se nos recuerda que es
importante también dejarnos amar por Dios…Los niños en esto nos ganan, son
campeones.
Bueno, de cara a los niños pequeños
y su ejemplo maravilloso, tenemos una segunda manera de comportarnos como
cristianos y entonces podemos ser como los fariseos del evangelio de hoy, que
no buscan sino ponerle trampas a Jesús…ellos no dudan en utilizar el engaño, la
mentira para enredar a Jesús y buscar hundirlo…
Estas dos actitudes,
Primero, la de los niños pequeños
y la de los fariseos nos interpelan, nos cuestionan y nos hace preguntarnos
hermanos, ¿cómo acogemos la Palabra de Dios? ¿Con derecho, sinceridad y
generosidad? ¿O con indiferencia y rechazo?
Esta diferencia en la manera
de acoger la Palabra de Dios está ilustrada por la pregunta que le hacen los
fariseos a Jesús: “Es legal, es lícito para un hombre divorciarse, ¿separarse
de su mujer’? Y Jesús los remite a la Ley de Moisés que ellos conocían de
memoria. Ellos saben que esa Ley permitía separarse de la mujer con la condición
de establecer una acta de repudio. Jesús les responde que si Moisés dejó escrito
este precepto fue a causa de su terquedad, de cabeza y corazón duros…Vemos pues
cómo La Biblia lleva a las personas a tomar conciencia de dónde están y las
lleva gradualmente a la Revelación en Cristo Jesús.
En su respuesta, Jesús toma partido por Dios, se inclina por su deseo original,
y por ellos los remite al libro del Génesis, a la primera lectura que hemos
escuchado hoy:
Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los
dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Y Jesús agrega “Lo
que Dios ha unido que no lo separe el hombre”.
Hermanos,
esta enseñanza de Cristo es muy fuerte porque defiende la dignidad del
matrimonio.
El hombre
y la mujer que se casan están llamados a formar una comunidad de vida, de
compartir y de amor. A través de su manera de amar y la manera de amar a sus hijos,
ellos manifiestan, muestran algo del amor apasionado que tiene Dios. Entonces,
es precisamente esto lo que ha sido querido por Dios después del origen del mundo.
Él ha querido que el amor del hombre y la mujer en el matrimonio sea un reflejo,
un eco del amor que está en Él.
Es cierto
que todo esto no está libre de dificultades…Llevar un matrimonio de la mejor
manera es difícil, basta con ver todas esas parejas que no cesan de romper su
relación de amor y terminan por separarse.
Vemos también las vidas de tantas
familias que nos decepcionan, y que son tristes, desconcertantes: algunas se
contentan con ser familias “Hotel restaurante” o “familias dormitorio”. Esas
familias son una simple yuxtaposición de personas donde no hay verdadero
diálogo acerca de las cosas importantes, de lo esencial de la vida…
Hermanos,
un día, Jesús dijo esta frase que está en el evangelio de San Juan, capítulo 10,
versículo 10: “He venido para que todos los hombres tengan vida y vida en
abundancia”. Y esto también es válido para las parejas. Por el sacramento
del matrimonio Cristo quiere ayudarles a no ser más que una sola carne en el
amor, a ser UNO en el amor.
Hoy
nosotros le oramos pidiendo que abra el corazón de todos los esposos a su
proyecto de amor.
Amar es
una aventura que se apoya en la fidelidad de Dios. La unión del hombre y de la
mujer nos dice algo de la alianza entre Dios y los hombres. Viviendo en el amor,
el respeto y la fidelidad, la pareja testimonia a su manera un Dios que ama,
que perdona y que se da.
Es verdad
que todo esto no es fácil de vivir. Pero hoy, Jesús nos anuncia una Buena
Noticia: lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Dios
solamente puede darnos un corazón nuevo.
El problema
de cada uno no es la conversión de los demás sino la nuestra propia, la de cada
uno, transformar nuestro propio corazón. Solo Dios puede enseñarnos a amar como
Él nos ama. Él es fiel, a pesar de nuestra traición. Él siempre es absolutamente
tierno …entonces, seamos perfectos como nuestro Padre del Cielo. Mismo sino es algo
evidente, su voluntad va de la mano siempre con nuestra felicidad.
Hoy
recibimos este Evangelio como un llamado incansable a defender la familia. En
su momento, el Santo Papa Juan Pablo II nos recordaba que el futuro de la
humanidad pasa por la familia. Es allí donde nosotros aprendemos el sentido del
compartir, el sentido de donarse, de darse y del respeto al otro. Es allí al
interior de la familia, donde nosotros también aprendemos a abrirnos a la
riqueza del perdón y de la escucha, al respeto de las diferencias, a la
paciencia que hace crecer.
La Carta
a los Hebreos, el texto de la segunda lectura de hoy, no habla especialmente del
matrimonio, pero nos revela este amor apasionado de Jesús por toda la
humanidad, Es un amor que permanece fiel y se dio hasta el sacrificio de su
vida. Por su pasión, muerte y resurrección, Jesús nos ha abierto el camino de
la verdadera vida.
Lo que
espera Cristo también de nosotros es que vengamos a Él como los niños pequeños
de quienes nos habla el Evangelio. Es alrededor de Él que debe construirse la
unidad de las familias y de las comunidades cristianas.
En este domingo,
todos juntos volvemos nuestro ser y todos nuestros sentidos a Dios quien es la
fuente de todo amor, La Eucaristía es Dios que se entrega por nosotros para
hacernos vivir de su amor al interior de nuestras familias y de nuestros diversos
lugares de vida. Dios nos ama a todos de manera incondicional cualquiera sea nuestra
situación y cualesquiera sean nuestros errores y fallas. Él viene a buscarnos
allí donde estemos para invitarnos a dar un paso más en el camino de la vida,
Que este
Evangelio, o sea esta Buena Noticia alimente nuestra esperanza y nuestra
oración… Que así sea…
4
Al
principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará
el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una
sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios
ha unido, que no lo separe el hombre.»
Marcos 10: 6–9
Estas dos palabras, "Al principio", son
palabras clave para nuestra época. Es importante que las personas de fe reconozcamos
no solo los dones sobrenaturales que Dios nos ha dado, sino también los dones
naturales.
Los dones sobrenaturales son todos aquellos dones
que nos da la Cruz de Cristo. Su vida, muerte y resurrección derramaron
sobre nosotros la gracia del cielo e hicieron posible la santidad, la salvación
y la vida eterna. Pero hay un orden completamente diferente de
"dones" que Dios nos dio y que a menudo damos por sentado. Ese
es el regalo de la naturaleza.
La creación misma, el orden del Universo, nuestra
humanidad y el diseño natural de Dios son todos dones. La ciencia puede
hacer mucho para descubrir los secretos y misterios del mundo natural, pero en
última instancia, una comprensión completa incluso del mundo natural es
misteriosa, profunda e inspiradora.
Un aspecto del mundo natural que Dios nos dio es
nuestra sexualidad. “Hombre y mujer los hizo Dios…” Este diseño natural es
parte de la gloriosa sabiduría del Creador y debe ser entendido, amado y
respetado plenamente. Ser "hombre y mujer" es algo bastante
obvio y que se comprende naturalmente. Dentro de cada persona hay ciertos
atributos, deseos, tendencias, etc., que van de la mano con ser hombre o
mujer.
De muchas maneras, la singularidad y la
complementariedad de los sexos han sido cuestionadas e incluso ignoradas en
ocasiones, especialmente en nuestros días. Pero en el fondo todos
entendemos que ser hombre o mujer es parte de lo que somos. Constituye
nuestra propia identidad como persona y trae consigo muchas
bendiciones. La feminidad y la masculinidad, a veces, también pueden
distorsionarse y confundirse. Pero, en esencia, estos atributos de nuestra
personalidad no se pueden descartar ni negar. De hecho, aceptar quiénes
somos en nuestra naturaleza no es más que ser honestos y nos permite continuar
por el camino de la verdadera integridad natural.
Reflexione hoy sobre las muchas formas en que ser
“hombre y mujer” son bendiciones naturales de Dios. Reflexione, también,
sobre las formas en que estos dones naturales son desafiados y socavados en
nuestro mundo de hoy. Acepta usted quién es, acepte quién Dios lo hizo
para ser y deje que ese regalo natural de Dios florezca en su vida.
Señor, te agradezco por tus innumerables
dones. Gracias por el don de la gracia ganado por Tu Cruz, y gracias
también por el don de la naturaleza y por la forma en que me hiciste. Ayúdame
a abrazar mi identidad plena de acuerdo con Tu diseño y, en ese abrazo, ayúdame
a seguir descubriendo mi dignidad. Jesús, en Ti confío.
Meditemos:
· ¿No sólo hay divorcio en el
matrimonio, también hay separaciones en nuestras relaciones: ¿Qué vínculos
rompemos en nuestra vida? ¿Por qué?
· ¿En qué ocasiones traicionamos a
quienes confían en nosotros? ¿Cuáles son nuestras infidelidades del corazón? ¿Qué nos lleva a ser infieles?
ORACIÓN:
Gracias Señor,
por el hombre y la mujer,
por esos
seres en el espejo que se aman y se causan miedo mutuamente,
que se
buscan y se atraen,
que se
pelean y se separan.
Su relación
estrecha es siempre una guerra
y su
guerra sirve a menudo como pretexto de reconciliación.
Bendito
seas por el amor que les une,
el amor
imposible
y que recomienza siempre.
Bendito
seas por el amor del cuerpo y del corazón,
por la
carne que se eleva,
por la
carne que se gasta y se cansa,
por el corazón
que renueva la carne.
Gracias Señor,
por lo infinito del amor,
por la
fidelidad que permanece con el paso de los días,
por el
regreso luego de las jornadas errantes,
por la
esperanza de los reinicios.
Tú que
eres fiel.
Tú que perdonas,
dale a
nuestros amores un sabor de eternidad.
Amén!
@gadabay
REFERENCIAS Bibliográficas:
HÉTU,Jean-Luc. Les Options de Jésus.
BEAUCHAMP, André. Comprendre la
Parole, Année B. Novalis, 2007
“No existe familia perfecta. No tenemos padres perfectos, no nos casamos con una persona perfecta ni tenemos hijos perfectos. Tenemos quejas de unos a otros. Nos desepcionamos los unos a los otros. Por lo tanto, no existe un matrimonio saludable ni familia saludable sin el ejercicio del perdón. El perdón es vitál para nuestra salud emocional y sobrevivencia espiritual. Sin el perdón la familia se convierte en un escenario de conflictos y un bastión de agravios. Sin el perdón la familia se enferma. El perdón es la esterilización del alma, la limpieza de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene paz del alma ni comunión con Dios. El dolor es un veneno que intoxica y mata. Guardar una herida del corazón es un gesto autodestructivo. Es autografía. Quien no perdona enferma fisicamente, emocionalmente y espiritualmente. Es por eso que la familia tiene que ser un lugar de vida y no de muerte; territorio de curación y no de enfermedad; etapa de perdón y no de culpa. El perdón trae alegría donde un dolor produjo tristeza; y curación, donde el dolor ha causado enfermedad.” ...Gracias padre por recordarnos que el amor de pareja es muy importante para Dios y que de alli es el éxito de la familia. Bendiciones
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