San Juan XXIII
Después de una carrera
diplomática, Angelo Roncalli (1881 - 1963) se convirtió en Papa en 1958,
tomando el nombre de Juan XXIII. Convocó e inauguró el Concilio Vaticano II,
muriendo antes de verlo cumplido, dejando el recuerdo de un hombre sencillo,
acogedor y de profunda espiritualidad. El "papa bueno" fue canonizado
en 2014, y su memoria litúrgica se fijó para el 11 de octubre, aniversario de
la apertura del Concilio.
(Lucas
11, 29-32) Pido un milagro para un ser querido que padece cáncer, en vano
... Mi fe sufre un golpe. Pero el milagro del momento presente, del amor bien
vivo a mi alrededor, ¿por qué soy incapaz de discernirlo, de maravillarme y de
agradecer?
Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
(1,1-7):
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar
el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las
Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe
de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder
por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos
recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la
fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por
Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar
parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 97
R/. El
Señor da a conocer su victoria
Cantad al Señor un cantico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(11,29-32):
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a
decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no
se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los
habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se
levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la
tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que
Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y
harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de
Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»
Palabra del Señor
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no
se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los
habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.”
¿Alguna vez te has encontrado buscando señales
de Dios? A menudo, cuando pasamos por la vida, navegando por los altibajos
que todos experimentamos, podemos encontrarnos fácilmente buscando señales de
Dios sobre lo que debemos hacer al respecto. Y aunque Dios ciertamente nos
comunica a veces a través de gracias especiales que son signos del cielo, el
pasaje anterior da claridad sobre qué signo debemos estar más atentos.
El mensaje simple de este pasaje evangélico de
nuestro Señor es que debemos descubrir el significado del signo más profundo
jamás dado y usarlo como la base de todas nuestras decisiones en la vida. La
vida, muerte y resurrección de Jesús no solo fueron la fuente de la vida
eterna, también son la señal más clara que necesitamos al tomar todas nuestras
decisiones en la vida.
Un signo es una acción que revela un misterio
profundo y oculto. Un misterio que revela la vida, muerte y resurrección
de Jesús es que si vamos a participar de la nueva vida ganada para nosotros por
Su Cruz, entonces debemos seguir el ejemplo que Él dio al vivir una vida de
sacrificio desinteresado, entregando nuestras vidas por otros, para que
descubran y abracen la nueva vida de la Resurrección de Cristo. Hablando
en términos prácticos, si te encuentras buscando respuestas en la vida,
buscando señales de Dios acerca de lo que debes hacer en ocasiones, entonces
vuelve tus ojos a la vida de Cristo y reflexiona sobre las formas en las que
puedes imitar más plenamente Su vida en cada práctica diaria, en la decisión
que tomas. Esto es cierto ya sea que estés discerniendo alguna decisión
importante en la vida o alguna pequeña decisión práctica.
Es común participar en tal discernimiento
mirándonos a nosotros mismos de una manera más egoísta. Es difícil
alejarse de esta línea de pensamiento, pero si vamos a usar la “señal” del Hijo
del Hombre, entonces discerniremos nuestras decisiones de vida de manera muy
diferente. Cuando usamos la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor
como la fuente de nuestro discernimiento y toma de decisiones en la vida,
terminaremos tomando decisiones que imitan Su sacrificio desinteresado de amor. Así
que, si te enfrentas a una decisión, no te plantearás qué es más fácil o qué
prefieres; más bien, reflexionarás sobre lo que es más desinteresado y lo
mejor para los demás. ¿Qué es lo que mejor imita el amor sacrificado de
Jesús?
Reflexiona hoy sobre cualquier decisión que
estés tratando de tomar. Luego reflexiona sobre cómo estás tomando esta
decisión. ¿Utilizas el testimonio que Jesús nos dio como fundamento de su
discernimiento? ¿Reflexionas sobre cómo puedes entregar tu vida como un
regalo de sacrificio por los demás? ¿Miras el amor desde el punto de vista
de la Cruz de nuestro Señor y te esfuerzas por imitar su gloriosa y
desinteresada dedicación a la salvación de aquellos a quienes amas? Busca imitar
a nuestro Señor, utilizando el testimonio de Sus acciones como la base de todo tu
discernimiento y decisiones en la vida, y habrás descubierto la única señal
verdadera que necesitas para enfrentar los desafíos de la vida.
Mi perfecto Señor, cada decisión que tomaste
en la vida fue hecha por amor y estuvo de acuerdo con la perfecta voluntad del
Padre. Dame la gracia que necesito para tomar todas las decisiones en la
vida a imitación de Tu ejemplo perfecto. Que mi vida te imite pues
entregaste tu vida por los demás. Te elijo a ti y a tu gloriosa vida
sacrificada como el signo por el cual me dirijo en la vida. Jesús, en Ti
confío.
San Juan XXIII, Papa
1881-1963
Patrono de los delegados papales
Un sacerdote sagrado e inteligente con una personalidad paternal
se convierte en un Papa de buen corazón
El primer Papa Juan XXIII fue un antipapa amoral. Fue uno de
los tres papas en competencia entre 1409-1417, del confuso capítulo final del
Cisma de Occidente cuyas luchas de poder e intrigas políticas desgarraron el
tejido de la Iglesia entre 1378-1417. Cuando el santo de hoy fue elegido
obispo de Roma en 1958, siendo muy versado en la historia de la iglesia, eligió
el nombre de Juan XXIII para poner fin para siempre y para siempre a cualquier
confusión persistente sobre el estado histórico del primer Juan XXIII.
El Papa San Juan XXIII nació como Angelo Roncalli en una familia
rural numerosa y humilde en una región montañosa del norte de Italia. Entró
en el seminario menor local a la edad de once años y perseveró en sus estudios
filosóficos y teológicos, tanto a nivel local como en Roma, hasta su ordenación
en 1904.
Angelo tuvo la buena fortuna de conocer, servir y estudiar bajo
una sucesión de personalidades reconocidas. pastores educados, caritativos y
santos. Tanto su educación formal como informal patrocinada por la Iglesia
creó en él la combinación ganadora de sentido común rústico, amplia visión
histórica y apertura cultural que marcaría toda su vida. Su experiencia
agrícola simple, pero no simplista, su educación estelar, su profunda vida de
oración y su inmersión total en la rica vida católica y la historia de su
región natal lo formaron y moldearon en un gran hombre.
Después de su ordenación, el padre Angelo Roncalli se convirtió en
secretario de su obispo, un santo y prelado pastoral cuya entrega total dejó
una profunda huella en el joven sacerdote que estuvo a su lado en todo durante
casi diez años. El padre Roncalli también editó una revista mensual,
enseñó teología e historia en el seminario, brindó orientación sacerdotal a
varios grupos y se desempeñó como médico del ejército y capellán militar
durante la Primera Guerra Mundial. Su personalidad cautivadora y su profunda
sabiduría dejaron una profunda impresión.
Fue, simplemente, un sacerdote sobresaliente. En 1921, el
Papa lo llamó a Roma para servir a la iglesia universal en varios roles,
incluso como representante del Vaticano en Bulgaria, Turquía y Grecia, y luego
como nuncio apostólico en París cerca del final de la Segunda Guerra Mundial.
En 1953 fue nombrado cardenal y patriarca de Venecia.
En octubre de 1958, sus conocimientos y experiencia acumulados se
pusieron al servicio de la Iglesia universal, cuando a los setenta y seis años
fue elegido Papa. Poco después, sorprendió al mundo al convocar un
Concilio Ecuménico, la reunión de todos los obispos del mundo que se conoció
como Vaticano II. Como Papa, publicó algunas encíclicas sociales
importantes, se metió en los nacientes debates teológicos del Concilio y luego
murió en 1963, después de reinar solo cuatro años y medio.
Desde los catorce años, Juan XXIII había llevado un diario
espiritual que permitió que se publicase póstumamente como Diario de un
alma. El que revela un alma confiada con un profundo amor por Jesucristo y
la Iglesia, un hombre consciente de todas las grandes corrientes de la cultura,
un hombre de espiritualidad refinada y profunda humildad. Revela un santo.
El Papa Juan había dicho que quería ser como el Papa San Pío X: nacer
pobre y morir pobre. En su última voluntad y testamento, dejó $ 20 a cada
uno de los miembros sobrevivientes de su familia. Era todo lo que tenía. Juan
XXIII fue canonizado el mismo día que el Papa San Juan Pablo II el 27 de abril
de 2014. Su fiesta no es su fecha de nacimiento, muerte u ordenación, sino la
fecha de la sesión inaugural del Vaticano II en 1962. El cuerpo, en su mayor
parte incorrupta, es visible para los fieles en un ataúd de cristal en la
Basílica de San Pedro.
Papa San Juan XXIII, que tu larga vida de servicio dedicado y
desinteresado a la Iglesia y a sus fieles sea un ejemplo para todos los
sacerdotes y obispos. Que vean en ti un ejemplo del Buen Pastor que cuida
de su rebaño con sabiduría y ternura.
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