miércoles, 5 de octubre de 2022

6 de octubre del 2022: jueves de la vigesimoséptima semana del tiempo ordinario

 

(Gálatas  3, 1-5)  Tener fe no siempre es fácil. Los "hechos" muy a menudo me llevan a creer que solo ellos son confiables. Pero con la ayuda del Espíritu puedo crecer día a día en la confianza y el fervor que me permiten ver más allá de las apariencias.

 


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,1-5):

¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado? ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley o por haber respondido a la fe? ¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne! ¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace? ¿Porque observáis la ley o porque respondéis a la fe?

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Lc 1,69-70.71-72.73-75

R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo


Nos ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R/.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán. R/.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,5-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.” Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos.” Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

Palabra del Señor

 

 

Pregunta, busca, llama

 

Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.

 

Lucas 11:9-10

 

A veces este pasaje de las Escrituras puede malinterpretarse. 

Algunos pueden pensar que significa que debemos orar más y más fuerte, y eventualmente Dios contestará nuestras oraciones. Algunos pueden pensar que esto significa que Dios no responde la oración si no oramos lo suficiente. Y algunos pueden pensar que cualquier cosa por la que oremos se nos dará si seguimos pidiendo. Necesitamos algunas aclaraciones importantes sobre estos puntos.

Ciertamente debemos orar mucho y con frecuencia. Pero una pregunta clave para entender es esta: ¿Por qué debo orar? Esto es clave porque Dios no nos dará aquello por lo que oramos, no importa cuánto oremos por ello, si no es parte de Su gloriosa y perfecta voluntad. Por ejemplo, si alguien está enfermo y se está muriendo y es parte de la voluntad permisiva de Dios permitir que esa persona muera, entonces toda la oración del mundo no cambiará las cosas. En cambio, la oración en este caso debe ofrecerse para invitar a Dios a esta difícil situación para que sea una muerte hermosa y santa. Así que no se trata de rogar a Dios hasta que lo convenzamos de que haga que queremos, como un niño puede hacer con un padre. Más bien, debemos orar por una cosa y solo una cosa... debemos orar para que se haga la voluntad de Dios. La oración no se ofrece para cambiar la mente de Dios, es para transformarnos,  

Reflexiona, hoy, sobre cómo oras. ¿Buscas sólo la voluntad de Dios en todas las cosas y oras profundamente por eso? ¿Llamas al corazón de Cristo buscando su plan santo y perfecto? ¿Le pides Su gracia para permitirte a ti y a otros abrazar completamente todo lo que Él tiene en mente para ti? Ora mucho y espera que esa oración cambie tu vida.

 

Señor, ayúdame a buscarte diariamente ya aumentar mi vida de fe a través de la oración. Que mi oración me ayude a recibir Tu santa y perfecta voluntad en mi vida. Jesús, en Ti confío.

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