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20 de octubre del 2024: vigesimonoveno domingo del tiempo ordinario-ciclo B- Domingo Mundial de las Misiones

 

(Monición para Colombia)

"Hoy celebramos el Domingo Mundial de las Misiones, DOMUND, con el lema: “Id e invitad a todos al banquete”

El lema de este Domund nos lo ofrece el papa Francisco, inspirándose en la parábola del banquete de bodas. La misión es un “ir” incansable para invitar al mundo entero al banquete de la fraternidad, de la Eucaristía, de la reunión final con el Señor; una invitación hecha con el estilo de Cristo -con ternura, caridad y cercanía-, que es quien nos envía y al cual anunciamos. Porque la salvación que Jesús ha venido a traernos es para “todos, todos, todos” y, en especial, para los últimos, los lejanos, los excluidos.

Recordemos que todos somos misioneros en razón de nuestro bautismo y estamos llamados a colaborar con la misión de Cristo, cada uno desde su propia vocación.

En esta jornada, los invitamos a unirse con sus oraciones, sacrificios y de manera especial con su ofrenda económica, aportando así a la Iglesia Universal para que Jesús sea anunciado en todos los rincones de la tierra. Con espíritu alegre participemos de esta eucaristía".  




El precio que pagar

 

«Me vas a pagar por ello.»

Esta amenaza, que se escucha a menudo, dice mucho sobre la forma en que consideramos naturalmente las relaciones humanas: como una ecuación en la que la violencia sufrida sólo puede compensarse con violencia inversa. Ojo por ojo, diente por diente. Venganza, pero con toda justicia.

Por lo tanto, cuando Jesús afirma que da su vida «como rescate por la multitud», tenemos el reflejo de pensar que se trata de restablecer el equilibrio entre Dios, deudor, y una humanidad que ha acumulado una pesada deuda de pecados. Pero esta percepción difícilmente hace justicia a Dios. Ella lo reduce a un comerciante cercano a su dinero.
Si Jesús está hablando de rescate es porque nuestra naturaleza herida nos dificulta caminar recto sin ayuda. Después de todo, un rescate es un precio que pagar por la libertad de los demás. Jesús paga este precio, hace este sacrificio de amor para que nos sea posible volver a caminar rectos.

Imitarlo es consentir esta ofrenda de uno mismo que es la condición de la libertad del otro: un padre que hace violencia para dejar que su hijo se pare sobre sus propios pies; un transeúnte que da su tiempo para hablar con una persona itinerante, devolviéndole así su dignidad; el testigo de una escena de injusticia que tiene el coraje de intervenir para restablecer la justicia, etcétera.


¿Por cuáles sacrificios de los demás está en deuda mi libertad?
¿Qué sacrificios he hecho ya a favor de otro? 

Jonathan Guilbault, director editorial de Let's Pray in Church Canada



Primera lectura
Lectura del Profeta Isaías 53, 10-11

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento.
Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos.
A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará, con lo aprendido mi Siervo justificara a muchos, cargando con los crímenes de ellos.


Salmo
Sal. 32, 4-5. 18-19. 20 y 22

 R: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Aclamad, justos, al Señor,
que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros aguardamos al Señor:
Él es nuestro auxilio y nuestro escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.



Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16

Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.



“No he venido para ser servido sino para servir…”




LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
10,35-45

 De camino hacia Jerusalén, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.» El les dijo: «¿Qué quieren de mí?» Respondieron: «Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria.» Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?» Ellos contestaron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «Pues bien, la copa que yo bebo, la beberán también ustedes, y serán bautizados con el mismo bautismo que yo estoy recibiendo; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí el concederlo; eso ha sido preparado para otros.» Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»





HOMILÍA PARA EL DOMINGO MUNDIAL DE MISIONES

 

Este es un domingo lleno de motivos para celebrar, para estar en fiesta y dar gracias a Dios, les nombro al menos 3:

1.   Ante todo el Señor nos transmite en el evangelio una enseñanza clara y nos da la clave sobre el verdadero poder y en qué consiste la autoridad. “El poder es el amor y la autoridad un servicio.”

2.     Hoy celebramos el Domingo Mundial de las Misiones, DOMUND.  Nosotros compartimos este amor de Jesús con los otros por la fraternidad y la caridad. Lo comunicamos al mundo entero por la MISION. Los santos Papas invitan a toda la Iglesia desde 1926 (Pio XI) a tomar conciencia de nuestro deber misionero y a apoyar las misiones.

 

El lema para esta jornada es “Id e invitad a todos al banquete”

El lema de este Domund nos lo ofrece el papa Francisco, inspirándose en la parábola del banquete de bodas. La misión es un “ir” incansable para invitar al mundo entero al banquete de la fraternidad, de la Eucaristía, de la reunión final con el Señor; una invitación hecha con el estilo de Cristo -con ternura, caridad y cercanía-, que es quien nos envía y al cual anunciamos. Porque la salvación que Jesús ha venido a traernos es para “todos, todos, todos” y, en especial, para los últimos, los lejanos, los excluidos.

El DOMUND es la celebración más importante debido a que está ayudando a los misioneros que están por todo el mundo en "territorios de misión" donde no conocen a Jesús. Los misioneros son religiosos, religiosas y laicos que han entregado su vida por el anuncio del Evangelio. Se trasladan de su lugar de origen a un lugar de envío para insertarse en una comunidad compartir y enseñar la palabra de Dios y ayudarles en diferentes programas: educativos, sociales y de pastoral. 

La Iglesia trabaja incansablemente durante todo el año para las misiones, pero el mes de octubre llamado comúnmente "octubre misionero" es el mes dedicado a las misiones y en especial el penúltimo domingo del mes de octubre que es la gran celebración. 

3. QUERIDOS HERMANOS, el Papa Francisco no cesa de exhortarnos a ser testigos del amor de Jesús, a ser testigos vivos y dinámicos que muestren que Jesús está vivo. La caridad es el alma de la misión y la mejor pedagogía es la autoridad y el poder asumidos como servicio y no la ocasión para dominar u oprimir los otros (este es el mensaje de este 29º domingo ordinario). Nosotros podemos dar testimonio en todos lados del amor y del servicio, de la caridad, en la casa, como en el país de misión, en el trabajo como en el descanso, tanto en la calle como en la iglesia o capilla (hecha de cualquier material y ubicada en cualquier región), donde nuestra asamblea o reunión es un bello testimonio de fraternidad y solidaridad.

Es el amor que hace caminar, vivir a los misioneros, es el amor el que hace predicar la verdad del Evangelio, es el amor que permite compartir el pan y las gracias recibidas de Cristo Resucitado.

Queridos amigos, la Santa Eucaristía nos permite beber de la gran fuente y de manera abundante y sin reservas el amor de Jesús.

Acerquémonos con fe a su corazón eucarístico para después ir a saciar la sed, calmar el hambre de los pobres, consolar y sanar a los enfermos y visitar a todos aquellos que tienen sed de amor, paz y esperanza. Comulguemos con fervor y dignidad, ya sea de una manera sacramental recibiendo la hostia o de una manera espiritual si participamos a distancia…o no nos sentimos completamente dignos e impedidos de acercarnos a recibirlo.

Existen otras maneras de unirse a Jesús por la fe y participar en su misión. Existen tantas maneras al igual como hay tantas personas y situaciones, pues el amor es el alma de la misión y el Espíritu Santo es el Guía.

Que nuestra oración por las misiones se haga más intensa hoy, que nuestra ofrenda (o limosna) sea más generosa, para así poder sostener con el Santo Padre, los misioneros en los territorios marginados y pobres de Colombia y los misioneros del mundo entero.

Demos gracias a Dios hoy por los más de 415.000 sacerdotes existentes en el mundo, por los 5.400 obispos, los 46.312 diáconos permanentes.

por las 659.000 religiosas,

por los 362.488 laicos misioneros,

por los 3.123.000 catequistas.

Pidamos al Señor la gracia de ser nosotros mismos testigos del amor en nuestros lugares y ambientes de vida y de trabajo.

Y no olvidemos nunca que la celebración eucarística, ella misma termina con un envío..."Pueden ir en paz..."

María, ayúdanos a anunciar y dar testimonio de Cristo y del Evangelio en el lugar donde nos encontremos.

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