21 de diciembre del 2014: 4o Domingo de Adviento B


Por siempre con nosotros


Por siempre con nosotros

(Hacia el Domingo 21 de diciembre 2014: 4o de Adviento.)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor

A guisa de introducciòn:

Para siempre con nosotros
La Virgen María acoge la generosa y amorosa iniciativa del Señor a favor de ella y de la humanidad entera. Por su Si, nosotros heredamos y nos beneficiamos de la promesa hecha por el Arcángel Gabriel. “Llenos de gracia”, sabemos que en adelante el Señor habita con nosotros para siempre.

Una comunicación entre el ser humano y Dios

El ser humano desea una respuesta a sus aspiraciones más grandes de FELICIDAD: Nombrando al ser divino en la raíz de sus deseos más profundos, toda persona desea una comunicación con Dios. Las grandes religiones orientales ponen el acento en la búsqueda de lo divino (o de la divinidad), por la espiritualización del cuerpo: la búsqueda de lo sobrenatural viene por un dominio del espíritu sobre lo material; así reconocemos por ello al hinduismo y sobre todo al budismo.
Pocas religiones reconocen la revelación de un Dios personal: la religión judía, la religión musulmana y la religión cristiana, y quizás otras religiones que no conocemos.
Como dijo el Papa Pio XI “somos espiritualmente semitas”, nuestro cristianismo católico es herencia espiritual judía. El pueblo de Israel descubrió ante todo un Dios liberador (de la esclavitud de Egipto) en la experiencia fundante del Éxodo liderada por Moisés, y que ese Dios se había revelado antes en la persona de Abraham, Isaac y Jacob. Después de la convicción de un dios liberador, el pueblo judío comprendió que Dios era un dios Creador, presente, activo, compañero discreto de camino.
En el corazón del cristianismo, encontramos a Jesús, nacido de María y del Espíritu, según los evangelios de Lucas y de Mateo. De igual modo entre los cristianos creyentes habrá quienes dirán que es imposible para una mujer tener hijos si no hay un padre humano “en los alrededores” o células macho “in vitro” o “in vivo”.
Por lo tanto la fe cristiana es clara: “Tú crees en Dios; cree también en Jesús su Hijo; ten confianza también en su madre María; cree en su origen divino por el Espíritu.
Y tú que dices creer, tú quieres que Dios venga a nacer en ti!
Y tú sabes cuál es la respuesta a tu deseo!...La FE.
Tú crees en Dios. Tú crees que nada es imposible para Él.
Dios ha venido ya en su hijo Jesús. El volverá!
Mismo si Jesús naciera mil veces en Belén, si Él no viene y no nace en ti, tu no serás salvado!
Este es el tiempo para que tu le des (hagas) un lugar a Dios en tu vida.
Este es el día para que tú te dejes tomar de la mano por Dios y o dejarte de creerte dios.
Esta es la hora para ti de actuar como hijo(a) de Dios.
Este es el momento para ti de arriesgarte a vivir (experimentar) como Dios te ama, si tú!
Porque Dios está contigo,
Es el minuto de salvación.
Es el instante de la FE.
+++

Para quien capta desde el interior el movimiento de la fe, tenemos aquí un principio tan cierto como la reflexión de Descartes sobre el método. San Agustín nos ha dado la fórmula del mismo inspirándose en un pasaje de Isaías, según la Setenta: «Nisi credideritis, non intelligetis»: si no creéis, no comprenderéis. Lo expresará también en una forma positiva, que regirá la investigación teológica posterior: «Credo ut intelligam»: creo para obtener la inteligencia. O también: «No busques comprender para creer, sino cree para comprender». Más tarde, precisará san Anselmo: «El que no cree, no comprenderá. Pues el que no cree, no tendrá la experiencia, y el que no tiene la experiencia, no comprenderá» (Carta sobre la Encarnación del Verbo).
María nos enseña precisamente eso: la confianza plena en Dios. Su grandeza reside en depositar toda su fe en el Altísimo. En decir SI al misterio!
Ella junto a José, el gran ausente, son las dos grandes figuras para mí de este cuarto domingo de adviento.
Sabemos muy poco de esta pareja celebre e incomparable: y ellos merecen al menos que contemplemos por un momento su misterio…
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti”, es con estas palabras que el Ángel Gabriel promete a la joven María que Dios vendrá alojarse en ella.
Desde entonces, cada vez que Jesús tomara cuerpo, ello será gracias al Espíritu Santo. El Espíritu está misteriosamente en el origen de todas las venidas de Jesús. Ante todo, en el cuerpo de María: es lo que llamamos la ENCARNACION DE JESÚS. Después en la reaparición del cuerpo de Jesús después de su muerte: es la resurrección de Jesús. Es todavía el Espíritu quien transforma el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo: es su cuerpo eucarístico. En fin, es el Espíritu que ha hecho de la Iglesia el cuerpo eclesial de Jesús. Desde que hay CUERPO DE JESÚS, el Espíritu Santo está en el origen. Es lo que le ocurre a la joven María, ella era el primer eslabón en una larga cadena de venidas de Jesús.
“Y cómo será eso? La pregunta de María que viene después, es la misma que nosotros nos hacemos a menudo en referencia al mañana, a nuestro futuro y el de nuestros jóvenes, el futuro del mundo y mismo de la Iglesia de aquí y de allá.
Estamos invitados a poner toda nuestra confianza en el Espíritu Santo que vendrá a fecundar nuestro “imposible”. Estemos bien y muy atentos (as) a los signos que se nos dan. Entonces como María, conoceremos la alegría que ella expresa en el Magníficat.
Todavía hoy y ahora, no hay venida y presencia de Dios sin nosotros. Si, somos nosotros quienes tenemos la misión de anunciar al mundo la Buena Noticia de Dios que ama y salva a todos los seres humanos sin excepción. Por el humilde testimonio de nuestra fe y por nuestro amor a menudo torcido, alterado, “indigno” o “indebido”, el Altísimo llega a ser el “bajísimo”, próximo, o cercano a nosotros.
Para poder ser Dios con nosotros, Él pasa por nosotros.
Este año aun, todavía no habrá navidad sin nosotros.

Navidad es compartir la misma vida de Dios (2)

Navidad es compartir la misma vida de Dios (2)
Foto:http://www.jesusmafa.com/wp-content/themes/dt-nimble/timthumb.php?src=/wp-conten
(se recomienda volver a leer el texto del evangelio aparecido en la primera parte de esta reflexion y titulada: "Por siempre con nosotros").

Hacia el Domingo, 21 de diciembre de 2014

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):
Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»
Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo, lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mí presencia; tu trono permanecerá por siempre.»
Palabra de Dios


Aproximación histórica-psicológica

En María descubrimos la verdadera vocación de todo ser humano. Ser como María no es la meta de todo ser humano, sino que partimos de la misma realidad de la que ella partió. Lo que estamos celebrando en esta fiesta de María nos indica el punto de partida de nuestro trayectoria humana, no el punto de llegada.
Lo que hay en nosotros de divino, no es consecuencia de un esfuerzo personal, sino la causa de todo lo que puedo llegar a ser. Aquí está la buena noticia que quiso trasmitirnos Jesús, tan desconcertante que le costó la vida.
(Marcos Rodríguez).

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Personalmente mi camino con María a lo largo de la vida no ha sido evidente, claro, recto…es decir, mi fe en ella, mi visión de su persona, mi relación con ella en la oración y a través de las devociones (del rosario sobre todo), sus misterios, han tenido más bien claros-oscuros, sendas empinadas, recovecos unas veces, travesías placidas otras…Al igual que con Dios, Jesús y todos los demás Santos que se me presentaron gracias a mi familia y en las relaciones sociales en la escuela, colegio y después el seminario, María como toda vida imbuida de misterio y sagrada la he venido descubriendo y redescubriendo una y otra vez. Mi visión primero que todo de una mujer inalcanzable, celestial, etérea, ha evolucionado con el tiempo gracias a la profundización en la mariología (estudio teológico sobre María) y a los aportes de Ignacio Larrañaga, la teología latinoamericana , hacia una María más real, humana, simple y llana como nosotros, con rostro de mujer morena, mujer fiel, esposa dedicada, madre entrañable, dispuesta siempre al servicio y a la escucha de la Palabra de Dios.
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En la primera lectura de hoy, leemos que David quiere construir un templo a Yahvé: “yo habito en una casa de cedro, y el arca de Dios habita bajo una tienda”. Pero un poco más lejos en el texto, vemos que Dios rechaza tal proyecto. “Tú me construirás una casa para que yo habite?”...
Dios no quiere dejarse encerrar en un templo de piedra. David le gustaría ofrecerle a Dios una residencia estable, un espacio sagrado, cuando el Señor quiere ser nómada con su pueblo, Él quiere acompañarlo por todos lados donde se encuentre.
El misterio de la Encarnación no es simplemente un aniversario de nacimiento. Es una invitación a compartir la vida misma de Dios en nuestra vida de todos los días.
La fiesta de navidad nos revela que el tiempo donde se buscaba a Dios sobre las cimas de las montañas, en las nubes, en los santuarios, en los ritos y los sacrificios ha terminado. Ha finalizado el tiempo de los zigurates, de los templos donde los hombres multiplicaban sus esfuerzos para llegar hasta Dios (cfr. La historia de la Torre de Babel). No somos nosotros quienes debemos subir para acercarnos a Dios, porque es Dios quien desciende y viene para habitar en nuestra casa.
En Navidad, celebramos el Dios que busca una morada. El contraste entre el proyecto de David y el de María resulta evidente. María recibe a Dios en su humilde casa de Nazaret y le permite habitar en ella. Ella llega a ser entonces la nueva Arca de la Alianza, el nuevo Templo de Dios.
San Pablo podrá escribir sin hesitación (sin duda) a los cristianos de Corinto: “…Acaso no saben que ustedes son el templo de Dios y que el Espíritu habita dentro de ustedes? El templo de Dios es sagrado, y ese templo, son ustedes!” (1 Cor 3,16-17).
En su evangelio, Lucas, utiliza la imagen de “la nube”, de “la sombra”, de la “shekinah”, signo de la presencia de Dios. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. En el libro del Génesis, al comienzo u origen de la creación, el Espíritu planeaba sobre las aguas con el fin de dar vida (Gen 1,2). El Espíritu que viene sobre María, el día de la Anunciación, engendra ahora una nueva creación.
En esta fiesta de Navidad, Dios busca un lugar para habitar. Esperemos que no estemos obligados a constatar que en nuestra casa, como en Belén, “no hay lugar para Él en la posada o el hotel”. Dios no quiere ser puesto aparte, estar encerrado en un lugar sagrado. Él prefiere vivir en la confusión de nuestra vida cotidiana.
La venida de Dios no tiene nada « de visita oficial » como las visitas que hacen los grandes de este mundo y que viajan en secreto a Irak o a Afganistán, rodeados de centenas de soldados y con numerosos guardaespaldas. Estos dirigentes no tienen ningún contacto con la gente del pueblo que sufre a causa de la violencia, del miedo, de la angustia, por la penuria del agua, por la escasez de alimentos, de medicamentos y de electricidad. Cuando Él viene o llega en Navidad, Jesús no está rodeado de guardaespaldas y por grandes medidas de seguridad. Él entra en nuestra vida de manera clandestina y sin papeles. Él quiere estar cerca de nosotros para saber exactamente lo que pasa en nuestras casas (u hogares) y en nuestros corazones. Él no tiene necesidad de itinerarios predeterminados “por motivos de seguridad”.
Dios no huye, no le saca el cuerpo a las dificultades de la vida. Él es simplemente uno de nosotros. Él se hace invitar en nuestras casas, como lo hizo en casa de María. Nosotros podemos entonces conducirlo , llevarlo un poco por todos lados, en el verdadero mundo, particularmente llevarlo a casa de aquellos que sufren, a la casa de aquellos que tienen más necesidad de nuestra ayuda: los enfermos, las personas de edad avanzada, los jóvenes prisioneros en el mundo de las adicciones ( a las drogas, el alcohol, la violencia, los juegos, el sexo desaforado, la tecnología cibernética, etc), los que no tienen trabajo o empleo, los que no tienen hogar, las personas solas, etc.
Es esto lo que ha pasado (u ocurrido) en casa de María. Una vez que ella pronuncio su “fiat voluntas tua” (hágase tu voluntad), ella deja su pueblo y corre con premura hacia la casa de su prima Elizabeth quien también estaba encinta, y tenía necesidad de ayuda. María quería de este modo compartir su gran alegría de devenir (llegar a ser) el templo de Dios.
La liturgia de este cuarto domingo de adviento podría llamarse o titularse: “Dios busca una casa!” Lucas constata “Que no había lugar para ellos en la posada”…Y San Juan agrega: “El vino a casa de los suyos y los suyos no le recibieron”. En la morada de María, en la vida y persona de María, Dios ha encontrado una acogida calurosa: “Que se haga en mi según tu Palabra (o tu voluntad).
Esperemos que sea del mismo modo en nuestras casas, en nuestras vidas y en nuestras personas en esta fiesta de Navidad.



REFLEXIÒN CENTRAL


Ante todo pido excusas a los colegas colaboradores de este espacio virtual por expresar mi fe y mi palabra en un país donde existe la libertad de cultos (1), y  en un espacio informativo y de opinión que en un principio no tiene restricciones. (para SOYPERIODISTA.COM)

La vida está hecha de convicciones profundas y la primera de todas para mi es la FE, si, sin vergüenza lo digo, enraizada en una religión en particular; eso sí por Gracia de Dios nací y crecí en un ambiente y familia, pueblo y país mayormente cristiano-católicos…y me siento orgulloso HOY de ser miembro consagrado (sacerdote misionero después de 12 años), de una Iglesia (asamblea, familia de familias, comunidades…imposible ser cristiano aislado, solo…)

SANTA conformada por pecadores perdonados,

Católica  o sea con vocación universal,

Apostólica, o sea que ha seguido las enseñanzas y testimonios de los primeros discípulos de Jesucristo,

ROMANA, porque el sucesor histórico y tradicional (papa Francisco) ejerce como vicario de Cristo, Buen pastor desde El Vaticano (Roma).

 Si me siguen aun queridos escépticos, ateos, o desconocedores del tesoro y don de la FE, quiero ofrecerles una última reflexión a propósito del evangelio que leemos este domingo 21 de diciembre en MI IGLESIA CATOLICA, proclamado en diversas lenguas en todos los continentes, en todas las iglesias, comunidades, en capillas, santuarios, mismo debajo los árboles, en las adultas e incipientes comunidades africanas y asiáticas…siguiendo el organizado y metodológico, formativo llamado Ciclo litúrgico…

Queridos lectores que no me han abandonado hasta acá, por experiencia propia les comparto, les digo CREER no es evidente, CREER no es fácil…como todos yo he pasado por crisis de fe. Estudiando dentro de los mismos claustros, seminarios, universidades católicas tuve crisis de FE.

Y SI HAY UN ASUNTO que nos pone harto problema es el asunto dogmático. En el dogma batallan la fe y la razón.  Un dogma es sencillamente una VERDAD A ACEPTAR Y QUE NO SE PUEDE DISCUTIR PORQUE LO HA AFIRMADO UNA AUTORIDAD PROVENIENTE DE DIOS (El Papa, los Obispos…) INSPIRADA POR EL ESPÍRITU SANTO…

Los dogmas (Resurrección, Eucaristía, los primeros…) han sido el origen de una pelea presente siempre en el cristianismo, inclusive mientras el Hijo de Dios estuvo vivo. EL mismo Jesús se enfrentó a la incredulidad de las autoridades religiosas de su tiempo y a la de sus mismos discípulos. Sus signos de autoridad y poderío venido de Dios (su padre) los llamados milagros muchos los pusieron en entredicho, como muchos los siguen poniendo en discusión hoy. Es más, el dogma es la primera causa de divisiones y escisiones lo que ha hecho aparecer sectas y denominaciones vario-pintas a lo largo de los siglos.  Del Dogma de la Resurrección de Jesús han nacido los otros dogmas (Encarnación y Anunciación, transubstanciación, transfiguración, Asunción (de María), Ascensión (de Jesús) …Yo recuerdo que en el seminario hubo sacerdotes que hasta querían explicarnos la resurrección racionalmente…Un sacerdote en una conferencia por internet decía estos días que los seminarios han creado muchos ateos y cuánta razón tiene.

Les confieso que siempre que pretendí CREER basándome en la Razón, estuve ad portas de alejarme de la Iglesia, dejar mi sacerdocio, y una gran angustia y tristeza se apoderaba de mí. Muchos afirman y dicen a boca llena “yo soy creyente pero no practicante”, es decir aducen creer en Dios pero que no vienen o asisten a la misa…la Eucaristía, El Sacramento que celebra el misterio de nuestra FE…Acá en Quebec, en mis encuentros con parejas que demandan el bautismo para sus pequeños hijos y les cuestiono sobre el por qué de su querer bautizar en la Iglesia Católica escucho muy a menudo “somos creyentes pero no practicantes”…yo les invito a invertir la frase y confesarse más bien practicantes pero incrédulos. Si uno fuera creyente madrugaría todos los días a misa. Porque el creyente cree que es posible lo imposible.

La incredulidad se ha apoderado de nuestro mundo, de los medios de comunicación, de los dirigentes políticos, periodistas, de todos los que ejercen un liderazgo social…Es triste. Aquello que el Ángel le dice a María: “Para Dios no hay nada imposible” parece ser escuchado (obedecido, acatado, concientizado) por muy pocos.

La Biblia, los patriarcas, los profetas, los reyes, jueces, sacerdotes, hombres, mujeres (Ruth, Judith, entre otras) que estuvieron del lado de Dios en el Antiguo Testamento no hacen más que testimoniar eso: “Dios siempre está a nuestro lado y de nuestro lado”.

El ateo, el incrédulo a contrario del creyente, del hombre o mujer consagrados (por quienes oramos este año),” (como se les dice peyorativamente)  no percibe esa presencia de Dios, por ende no le ve razón, y no obtiene los frutos de esa relación, comunicación.

Las figuras de Juan Bautista, María, el profeta Isaías y San Pablo que nos testimonian durante estos domingos de Adviento y preparación para Navidad (nacimiento de Jesús) recuerdo de su venida, y experiencia de su presencia en el aquí y ahora,  la espera de su retorno un día inesperado…eso es navidad, nos estimulan e invitan a despertarnos a la FE.

Muchos, incluyo los colegas que “saltan”, “protestan” acá por la aparición de estas reflexiones están convencidos de estar actuando correctamente, de estar en su derecho de pretender callarme, ellos creen andar en la verdad, lo correcto…cuando solo son repetidores, siguen la tendencia de lo que ellos consideran es moda como confundir las religiones, no dar ninguna por verdadera, negar a Dios en la ignorancia, la oscuridad…Yo oro por todas estas personas, porque no han conocido aun la profundidad, el tesoro de la Palabra de Dios o si dicen conocerla han sido instruidos parcialmente, en el error, por espíritus anti clericalistas, anti-católicos… No han tenido la suerte o mejor la bendición de conocer testigos sinceros, alegres del Evangelio…Jesús diría no han tenido la oportunidad de vivir las Bienaventuranzas…NO HAN TENIDO AUN LA MARAVILLOSA EXPERIENCIA DE DIOS EN SU VIDA.

La Anunciación

El tiempo de Adviento está marcado por dos figuras de la espera y de la esperanza: Juan Bautista y María. El Bautista es un profeta potente, que exhorta, atrae y compromete, bautiza. Él es el símbolo de la esperanza activa y laboriosa, de una esperanza que uno puede calificar de eficaz. Él es el precursor que señala con el dedo Aquel que debe venir. De María,  la madre de Jesús se dice pocas cosas. Lo que la Escritura nos dice de ella es mínimo, a excepción de los relatos de la infancia de Jesús. Uno la encuentra de manera discreta en ciertos episodios (El Evangelio de Marcos, es quizás el más duro con ella), y Juan nos recuerda su presencia al pie de la Cruz. María aparece como la figura de la espera borrada, de la fe consentida y meditada. “Ella guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2,51). Pero María no indica con el dedo Aquel que viene. Ella lo lleva en ella. Ella lo hace crecer. Ella lo dona. María es la primera de entre todos los creyentes, la que ha invertido toda su vida en la aventura de Dios…

Me parece que sin “meterle mucha razón a la cosa”, pues los exegetas más brillantes e inteligentes podrían confundirnos más…el relato de la Anunciación, tal como lo proclama la liturgia (servicio del pueblo para  ORAR  y dar gloria a Dios), significa dos cosas: Jesús, Aquel que va a nacer, es ya el Hijo de Dios y que María es la primera creyente.

Cuando uno lee el Nuevo Testamento, exceptuando el Evangelio de Juan, uno tiene la impresión de que Jesús no es más que un hombre como los demás.  No es sino después de la experiencia de la Resurrección que sus primeros fieles comprenden que Jesús es Cristo el Señor, que Dios ha hecho por Él lo que no había hecho por otro hombre antes. Si todos los humanos son hijos e hijas de Dios, Jesús es Hijo a título particular. Dios se ha reconocido en Él.  Él entonces ha llegado a ser Hijo Único de Dios como si Dios lo hubiera adoptado, o es Él Hijo de Dios por excelencia? Ha habido en la historia de la Iglesia grandes discusiones sobre este punto.  La Fe de la Iglesia ha proclamado que Jesús es Verdadero Dios y verdadero hombre, y que desde antes de su concepción humana, Él era ya el Hijo Eterno del Padre. Es bien eso lo que nos dice el prologo del Evangelio de Juan que se lee en la misa de la media noche de la navidad: “Y el Verbo se hizo hombre (o Carne) y habitó entre nosotros”  (Juan 1,14). Es eso mismo lo que nos dice el relato de la Anunciación. Desde su Concepción Jesús es ya el Hijo Único del Padre.

Si, es verdad, es un relato “maravilloso” pero no es un cuento de hadas…todo es posible para Dios. Lo “maravilloso”  no es lo esencial, sino la extraordinaria presencia de Dios. La condición de posibilidad del misterio de la Encarnación, es el consentimiento de María. He aquí una chica acordada en matrimonio a José que escucha (obedece) la Palabra del Ángel: “No temas María, pues has encontrado  la Gracia (aprobación, simpatía, interés) de Dios”. María se pregunta lo que cada uno de nosotros se pregunta cuando le sucede algo imprevisible: por qué yo? Por qué aquí. Por qué ahora? Momento de sorpresa. Momento de inquietud. Momento de rebelión. La vida real a veces está impregnada de singularidad que sacude. Probablemente María no ha aspirado sino a ser una mujer como las demás. Y hela aquí proyectada, yo diría  a su cuerpo prohibido, en una aventura insensata. Ella no cuenta sino con dos promesas vagas: “El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra” y “Nada es imposible para Dios”.

Es la aventura de la fe en la que ella se sumerge y ante lo cual uno es obligado a arrojar las armas.

María no tiene las referencias de la seguridad humana para rencontrarse.

Ella no calcula lo que pueda fundar su adhesión a esta demanda.

Razonablemente ella  debiera haber dicho NO. Pero la respuesta es de otro orden: “He aquí la humilde esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra”.

Es por ello que la tradición, sobre todo CATÒLICA, amigos creyentes y lectores asiduos, le da tanta importancia a María. Al aceptar la Palabra del Ángel, María hace que el mundo se sumerja en la EDAD DE LA FE. Se dice de María que ella es la NUEVA EVA.

Ella es la primera entre los creyentes. Como el niño que nacerá de ella será conjuntamente verdadero hombre y verdadero Dios, uno la nombrará Madre de Jesucristo y Madre de Dios. En verdad:

yo te saludo María,

Llena de Gracia,

El Señor está contigo

++++++

Del Papa Francisco :


“La fe de María da carne humana a Jesús”.

Dice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo» (LG, 63). Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, a través de su «sí». Le ha preguntado: "¿Estás dispuesta a esto?". Y ella ha dicho: "sí."

Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra. No es fácil entender esto, pero sí, es fácil escucharlo en el corazón. ¿Pensamos que la Encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así, somos los instrumentos de Dios porque Jesús actúa en el mundo a través de nosotros Dejémonos guiar por él.”

ORACIÓN

Yo te saludo, humilde chica de Nazaret,

Tú que has dispuesto tu oído para escuchar la Palabra de Gabriel,

Tú que te has mostrado condescendiente ante  el requerimiento del Señor.

Tú no has cedido ante el miedo,

Tú no te has refugiado detrás de la prudencia humana.

Tú has confiado en el Señor

mas allá de los cálculos razonables de los humanos.

Tú, la humilde chica,

Tú has llegado a ser para siempre la audaz creyente.

Permítenos a nuestro turno creer,

otórganos osar lo imposible.

concédenos reconocer hoy,

a Aquel que viene,

Nuestro bien amado hermano y Señor.


Amén


Referencias:  De la Constitución de Colombia

(1) El derecho de libertad religiosa y de cultos, igualmente comprende, entre otros, los siguientes derechos de las Iglesias y confesiones religiosas:

De escribir, publicar, recibir, y usar libremente sus libros y otras publicaciones sobre cuestiones religiosas.

De anunciar, comunicar y difundir, de palabra y por escrito, su propio credo a toda persona, sin menoscabo del derecho reconocido en el literal g) del artículo 6 y manifestar libremente el valor peculiar de su doctrina para la ordenación de la sociedad y la orientación de la actividad humana;

De cumplir actividades de educación, de beneficencia, de asistencia que permitan poner en práctica los preceptos de orden moral desde el punto de vista social de la respectiva confesión.

“Ay de mi sino evangelizo” (San Pablo)

“Anunciar el Evangelio no es para mí una obligación, sino un privilegio” (Papa Francisco)

“Si yo ordenara a la gente que me aclama que se callara, estas piedras gritarían” (Jesús de Nazaret,  Lucas 19,40).

Esta cita bíblica se refiere a que si los hombres cesaran de predicar la palabra de Dios, o las buenas nuevas, "hasta las piedras hablarían". Pues como vemos la palabra de Dios nunca se apagará, por eso la conservamos hoy día y por muchísimo tiempo más.
@gadabay¸
padregusqui.blogspot.ca

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