viernes, 16 de septiembre de 2022

18 de septiembre del 2022: 25º Domingo del Tiempo Ordinario (C)



Digno de confianza


El señor nos invita a ser personas dignas de confianza en las cosas pequeñas y a perseverar en la búsqueda del bien. Así nuestros gestos y decisiones serán dictadas por la profundidad de nuestra relación con Dios que es justicia, amor y rectitud.
Hoy, acojamos su gracia que nos permitirá estar a la altura del desafío que nos propone.





Primera lectura
Lectura de la profecía de Amos (8,4-7):

Escuchad esto, los que pisoteáis, al pobre
y elimináis a los humildes del país,
diciendo: «Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el grano,
y el sábado, para abrir los sacos de cereal
—reduciendo el peso y aumentando el precio,
y modificando las balanzas con engaño—
para comprar al indigente por plata
y al pobre por un par de sandalias,
para vender hasta el salvado del grano?».
El Señor lo ha jurado por la Gloria de Jacob:
«No olvidaré jamás ninguna de sus acciones».

Palabra de Dios



Salmo
Sal 112,1-2.4-6.7-8

R/. Alabad al Señor, que alza al pobre.


V/. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

V/. El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R/.

V/. Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.



Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2,1-8):

Querido hermano:

Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.
Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos; este es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.

Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
Él le dijo:
“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Palabra del Señor




A guisa de introducción:


GENTE DE CONFIANZA, GENTE DE BIEN




Confiado, un bebe se duerme en los brazos de su madre.
Confiado, un paciente se acuesta sobre la cama para una cirugía.
Confiado, un amigo me revela un secreto de su vida.
Confiados, dos seres se unen en matrimonio.
¡Hay personas a las que yo les confiaría todos mis bienes!
La confianza es la base de nuestra vida.

La confianza, si ella se apodera de nosotros (por lo bueno, pues existe también la ingenuidad o la ceguera estúpida) revelará a los demás nuestro espíritu de paz y ayudará a establecer un ambiente sin stress, de amor y paz. 
Lamentablemente en nuestros días, sobre todo en los ambientes de las grandes, complejas e intrincadas ciudades esto es difícil. Con pesimismo nos vemos abocados al peligro, cara a cara ante muchas cosas y personas nocivas que nos amenazan en cualquier aspecto de nuestra humanidad. Pero está en cada uno de nosotros el sembrar confianza y establecer ambientes propicios para la apertura y la amabilidad hacia los demás, eso sí con un ojo bien abierto, el ojo de la prudencia y la sabiduría para saber responder y actuar ante las eventuales amenazas o los posibles riesgos, y así no salir heridos o muertos por nada…

El Señor ha tenido la osadía de confiar en nosotros. Él sabe que somos lo bastante hábiles y creativos para hacer crecer su reino.

La corriente dominante y actual nos empuja a buscar nada más que nuestro provecho personal y egoísta. Dios, sin embargo, confía en nuestra capacidad de elegir y o decidir qué se impone.

¿La brecha entre los ricos y los pobres crece?  Él sabe que podemos cambiar las cosas.
¿La justicia no es accesible sino para los más ricos y mejor posesionados?  Él nos da la fuerza de levantarnos y o sublevarnos (de buena manera) por los más pobres y pequeños.
¿Un sistema de salud tiene dos modos, favoreciendo a los más potentados?  olvidándose de los más pobres? Él se atreve a creer en nuestro poder colectivo de tomar las decisiones necesarias y así corregir las cosas.

Para construir el Reino, ¡Dios Padre nos da sin mesura (sin contar) TALENTOS y DONES, FUERZA E INTELIGENCIA, AMOR, TERNURA…Y CONFIANZA!

¿Llegarán los días para demostrar que los hijos e hijas de la luz pueden ser tan hábiles entre ellos como los hijos de este mundo? ¡Fortalecidos por la confianza que Dios deposita en nosotros, OSEMOS CONSTRUIR EL REINO! (1)




Aproximación psicológica al texto del Evangelio:

Hay algunos que se salen con la suya


Es seguro que ni a usted ni a mí nos agrada (nos gusta) que se nos proponga como ejemplo o modelo a seguir alguien deshonesto. Con este presupuesto, la historia que Jesús nos cuenta aquí, no es una historia neta, digamos limpia o digna. Pero Jesús se adelanta a nuestra objeción o crítica y nos dice: “De acuerdo, este tipo es un embustero, pero al menos, él tiene el mérito de ver claro, de comprender a tiempo lo que pasa y por consecuencia actuar en el momento ideal”.

Y Jesús podría seguir: “En el plano moral yo entiendo que no estén de acuerdo, pero por el lado existencial, es él quien tiene razón, porque ha visto venir, acercarse los golpes, las amenazas y ha tomado las cosas en mano justo a tiempo. Miren bien que sus escrúpulos morales no sean más que un pretexto para no hacer nada”.

Y las aplicaciones en la vida práctica no faltan:
Yo militaría (haría parte) bien de un sindicato, pero quienes los conforman no son mejor que sus patrones.
Yo me comprometería con los oprimidos, pero estoy contra la violencia.
Yo compartiría de mil amores con los que pasan hambre en el tercer mundo, pero ellos hacen mercado negro con las provisiones que les enviamos.
Yo me opondría bien a ciertas decisiones injustas del gobierno, pero yo estoy por el respeto de las leyes.

Jesús por otro lado, ha denunciado ese “arreglo tramposo y acomodaticio” que consiste en criticar el estilo de los otros para justificarse y no hacer nada (Lucas 7,29-35). Y acá nos dice sustancialmente: los no cristianos ejecutan más sus responsabilidades que los buenos católicos, mismo si ellos lo hacen a veces de manera contestataria.

Dejen de excusarse con objeciones de principios, ante la acción de los demás, y verifiquen si ustedes no corren el riesgo de perder el barco con sus escrúpulos y sus racionalizaciones.


++

No hagan (ganen) dinero con los amigos, mejor gánense amigos con el dinero...

Jesús también nos habla acá del modo como se debe considerar el dinero.

Como por el Sabbat (el sábado) no es necesario voltear las cosas al revés.

Háganse (gánense) amigos con el dinero, en lugar de hacer (ganar) dinero con sus amigos. Utilicen el dinero (la plata, los pesos, los dólares, la lana, la money, las pelas, los verdes, la pecunia…) para acercarse a las personas, en vez de utilizar las personas para acercarse a (acrecentar) la riqueza.

Si ustedes quieren vivir un día la comunión futura, es decir, ser acogidos en el más allá (después de la muerte, cielo, eternidad, paraíso, etc.) por los amigos, ¡comiencen enseguida! Persigan, anhelen desde ahora la comunión entre las personas, empleen los bienes materiales de modo que las personas estén abiertas las unas a las otras y no estén por el contrario en competición los unos con los otros.

Desprevenidos de un contexto centrado sobre la espera próxima del fin del mundo (que algunos preconizan continuamente) y proyectados más bien al horizonte a largo termino, esta invitación llega a ser el fundamento de una ética social evangélica. Construyan un sistema social basado en el compartir y la solidaridad, donde la organización del trabajo acerque a los trabajadores, los ayude a vivir en comunión en lugar de dividirlos, ya que ellos están implicados en la empresa, velen por que estén unidos en lugar de tenerlos alejados.

Jesús en ningún momento afirma que el dinero no es importante; Él dice que este debe servir para la comunión entre las personas. Y dice que lo más importante es vivir en amistad que vivir en la riqueza. El predice que mi acogida en la comunión eterna la harán aquellos con los que yo haya compartido mis bienes, de lo contrario esto no ocurrirá.

Ahora, en el siglo XXI, las personas con las cuales se me invita a compartir mis bienes, son ante todo aquellas que me hacen vivir, son aquellos ciudadanos de acá y del tercer mundo que son explotados para que yo viva bien.

El problema es de talla, de grandes dimensiones, pero su complejidad y su vastedad no nos pueden hacer olvidar las palabras de Jesús: “si ustedes quieren sobrevivir, sírvanse del dinero para acrecentar la solidaridad”.

Diluirse (perderse) o luchar (combatir):

No se trata acá simplemente de dos opciones (objetivos, o blancos) diferentes, como cuando yo debo elegir entre dos restaurantes: se trata más bien de dos tipos de experiencia global que se excluyen mutuamente por su dinámica interna.

Una es, cerrarse, sólida y concretamente sobre una realidad tangible sobre la cual pienso (creo) tener un control absoluto y que me proporciona un poder inmediato y bien visible.

La otra es la apertura a una realidad que me supera y me engloba, sobre la cual no tengo control inmediato y que me lleva hacia aventuras inesperadas y o desconocidas.

Si me pongo (me meto) en la empresa de la búsqueda de Dios, no sé cuándo lo encontraré y sobretodo tampoco sabré para qué servirá este encuentro una vez él se deje encontrar. Si me abro a la solidaridad fraternal, si yo me meto a vivir a sentir en la piel de mi hermano lo que él vive, lo que espera y como lo sufre, ignoraré lo que mi compañía costará y lo que esta solidaridad vendrá a buscar al interior de mí mismo.

Y resurge la paradoja a la cual Jesús nos confronta a menudo: quien quiera salvar su vida la pierde, quien acepte perderla se salvará: Quien se orienta hacia el dinero para ESTAR EN CONTROL, minimiza su vida y viene a reinar sobre un universo personal que no tiene ninguna consistencia humana. 

Quien se orienta hacia Dios y acepta de perder todo el resto encuentra poco a poco su Reino, con todas las dimensiones y las verdaderas riquezas de la experiencia humana.

Los primeros (en control y en poder) serán los últimos (en profundidad e intensidad de vida) y viceversa.




Reflexión Central

1
El peligro de las riquezas


Este domingo, Jesús nos invita a reflexionar seriamente sobre dos estilos de vida que chocan, que se oponen mutuamente: el estilo del mundo y el estilo del Evangelio, el espíritu del mundo y el espíritu de Jesús.

Para ayudarnos a comprender mejor su mensaje, Jesús nos cuenta la parábola del administrador o gerente infiel y corrupto…Resulta que, al verse muy pronto expulsado de su empleo, viéndose en la calle y con los bolsillos vacíos, reflexiona rápidamente para encontrar la mejor solución. Él piensa atraerse la simpatía de los deudores de su patrón, rebajándoles la deuda. Es de esta manera como él decide jugarse su futuro.

Está claro para nosotros que no se trata de aprobar esta deshonesta manera de proceder, de actuar de este administrador. Lo que Jesús valora, resalta es la “habilidad de los hijos de este mundo”. Cuando se trata de sus intereses personales, ellos saben encontrar soluciones rápidas. A Cristo le gustaría también que los “hijos de la luz”, sean así también tan hábiles, para que el dinero sirva a todos.

El Papa Francisco nos invita “a responder a esta astucia mundana que le gusta al demonio con la astucia cristiana, que es un don del Espíritu Santo”.  Se trata de alejarse del espíritu y de los valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio”. La mundanidad – afirma el Obispo de Roma – se manifiesta con actitudes de corrupción, de engaño, de prepotencia, y constituyen el camino más equivocado, el camino del pecado, a pesar que esa sea la más cómoda a seguir".

Se trata pues de alejarse de los valores del mundo para vivir de acuerdo al Evangelio.

A través de esta enseñanza, “Hoy Jesús nos invita a hacer una elección clara entre Él y el espíritu del mundo, entre la lógica de la corrupción y de la avaricia y aquella de la rectitud y del compartir”.

“Gánense amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

Santa Teresa de Calcuta había comprendido bien este mensaje: esos amigos, son los más pobres entre los pobres, los miserables, los excluidos. Jesús se hace presente a través de ellos. Cada vez que nos ponemos a su servicio, es a Él que nosotros servimos. La principal amistad que necesitamos buscar es la amistad de Dios. Él es nuestra riqueza suprema que nos permitirá que seamos acogidos “en las moradas eternas”.

La primera lectura nos dirige una proclamación muy importante del profeta Amós. Él se manifiesta duramente contra los desórdenes, las desigualdades y la explotación de los pobres, presentes en su tiempo. Él que era ganadero, conocía bien en qué consistía el enriquecimiento de los ricos a costa del empobrecimiento de los más pobres. Él denuncia las trampas y fraudes en los mercados. Cuando uno se aprovecha de la dependencia de los más pobres para explotarlos todavía más, esto no es tolerable. No es para llegar a eso que Dios ha hecho alianza con su pueblo. A través de los oprimidos y los explotados, es Dios mismo quien es golpeado, herido de muerte.

Hermanos, Amós no está más entre nosotros, pero su mensaje hoy sigue más actual que nunca: es necesario saber que más de la mitad del patrimonio mundial está entre las manos de un 4% de la población. ¿Y qué decir de las trampas de todo tipo, de las maniobras ilegales sobre las mercancías, la especulación, los monopolios, de los robos y fraudes por internet?

Si Amos estuviera hoy con nosotros, con seguridad que denunciaría la esclavitud que estamos viviendo actualmente: hombres, mujeres e inclusive muchos niños trabajan por largas horas para ganar penosamente algo que comer. Cuando nosotros compramos los productos fabricados a costa de la explotación de mucha gente, nosotros colaboramos, participamos con esta injusticia. Es urgente que escuchemos el llamado de Amos para la construcción de un mundo más justo y más fraternal.

En la segunda lectura, tenemos el testimonio de San Pablo. Su problema no es la ambición ni el afán por las riquezas, por el contrario, el apóstol se ha puesto al servicio de la fe y de la verdad. Él anuncia un Dios que quiere la salvación de todos los hombres. Jesús ha muerto por todos, inclusive por aquellos que tienen responsabilidades políticas. Pablo pide que se ore por todos los hombres y más especialmente por los responsables de nuestra sociedad: que éstos últimos faciliten el clima de paz y de dignidad de las cuales nuestro mundo tanto necesita.

La verdadera oración consiste en hablarle a Dios de su proyecto, es entrar en su proyecto e impregnarnos de él.

Con Él llegaremos a ser capaces de expandir la Buena Noticia como se expande la levadura en la masa.

El momento más importante es la misa del domingo. Nosotros podemos compararla con una vasta reunión de obreros en el campo dispuestos a trabajar. Este campo es el del Reino de Dios. Si nosotros queremos ser fieles al jefe de obra, nuestra presencia es indispensable.

Dentro de pocos días, entraremos en el mes del rosario: en comunión con todos los que creen en la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso, pidámosle a nuestra madre y señora que nos ayude a elegir el camino justo. Es con ella que encontraremos la valentía y el coraje para ir en contra corriente para seguir a Jesús y su Evangelio.

¡Que así sea!




2

DAR CUENTAS DE NUESTRA ADMINISTRACIÓN


Hoy, Jesucristo nos pide que cambiemos nuestra actitud frente al dinero, los talentos y el tiempo que se nos ha dado. De todo ello, deberemos dar cuentas.
En la mentalidad capitalista que nosotros conocemos, creemos que la vida, el dinero, los talentos que tenemos nos pertenecen y que por ende podemos hacer con ellos lo que se nos venga en gana.

El evangelio de hoy nos dice otra cosa: No somos nosotros verdaderamente los propietarios, somos solamente los “gerentes” de lo que poseemos. Yo debo administrar los bienes, las cualidades, los talentos, las riquezas espirituales, intelectuales y morales que se me han dado.

No tengo derecho de “malgastar” los dones que Dios me ha confiado. Y Yo deberé rendir cuentas.

Una de las mejores maneras de preparar esta revisión, esta rendición de cuentas, es la de hacernos amigos que vendrán a apoyarnos en el momento de este encuentro importante.  Y por ello he aquí la razón de la formula en el centro de la parábola: “háganse amigos, consigan amistades con el dinero tramposo”. Jesús nos da acá la lección esencial: el buen empleo de las riquezas es potenciar, fortalecer, acrecentar la amistad, poner el amor en nuestras relaciones. He aquí, una concepción verdaderamente revolucionaria sobre el dinero y los talentos: ¡hacer un instrumento de compartir y crear de este modo amistades sólidas!

Esta parábola contiene un mensaje para cada uno de nosotros, una invitación a hacer “una utilización (un empleo) cristiana” de la riqueza, del tiempo, de los talentos y de la vida.
«Cuando estaba en la miseria, ustedes me ayudaron» …» ustedes vinieron a visitarme al hospital» …» ustedes me animaron y me apoyaron cuando yo me encontraba solo y deprimido” …” ustedes retardaron el pago de mi arriendo cuando yo perdí mi empleo” …” ustedes me trajeron comida preparada, cuando yo no podía cocinar” …” ustedes renunciaron a su jornada de paseo y descanso por acompañarme a hacer las compras” …” señor, esta persona es mi amiga. Ella ha compartido su tiempo, sus talentos, su dinero cuando yo estuve necesitado”.

El Evangelio nos dice que los fariseos eran “amigos del dinero”. Los verdaderos discípulos de Jesús son “los amigos de aquellos que están necesitados”. “Cada vez que lo hicieron con uno de estos pequeños hermanos míos, conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 1ss).

El dinero es necesario, pero también es “tramposo”, dice Jesús. Este adjetivo “tramposo” se lee 5 veces en nuestra página del evangelio de hoy. Jesús juega con las palabras: el habla del administrador “tramposo”, el habla luego del dinero tramposo. Es una trampa que a menudo procura (nos da) una falsa seguridad. Se ha de desconfiar. ¡Uno llega a creer que contando con una generosa y o gruesa cuenta en el banco, nada nos puede llegar a pasar!

Y Cristo agrega: «si ustedes, los hijos e hijas de la luz pudieran poner tanta energía para vivir bien su cristianismo como los hijos e hijas de este mundo la ponen para enriquecerse, todo iría mejor sobre nuestro mundo…habría más paz, más perdón, y más compartir, alegría, amistad…habría menos personas solas, menos gente en la miseria, menos personas decepcionadas de la vida."

Hoy, Jesús nos lanza una invitación discreta: "sean diligentes y pongan tanta energía en la práctica del compartir como otros la ponen en la persecución del dinero y del poder”.



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

1. Reviso mis hábitos de consumo para asegurarme que los productos que yo consumo son fabricados por obreros tratados y pagados justamente.
2. Me retiro en el silencio, pensando en aquellos que ejercen funciones públicas, hago oraciones de petición, de intercesión y de acción de gracias.
3. En Dios y Con Dios hay un futuro. ¿De qué manera me preparo para ello? ¿Me aseguro de hacer o tener gestos de compartir en favor de los más desfavorecidos?




ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor, 
Tú nos confías este mundo
para que lo cuidemos.
Haz de nosotros gerentes hábiles, creativos
que se preocupan por el bien común.

Señor,
haz de nosotros Hijos de la Luz,
imaginativos y audaces
para hacerte conocer y amar,
para hacer buen uso del dinero y todos los bienes.

Señor, abre nuestros corazones
al compartir y a la solidaridad con los más desfavorecidos.
Libéranos del deseo de querer poseer todo con injusticia y ambición.

Ayúdanos a entender que el dinero no es nunca un fin en sí,
sino un medio para fertilizar el trabajo humano
y hacerle producir frutos de justicia,
Así cada ser humano podrá ocupar su plaza
con su dignidad recobrada
en la mesa de la grande familia humana.

Que nuestra comunión de tu pan de vida
haga crecer nuestros esfuerzos
por dar de comer a quienes tienen hambre,
para hacerle un lugar a aquellos
que están privados de poder y de dignidad.

Amén.




Referencias bibliográficas:




HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.


Pequeño Misal "Prions en Église", Novalis, Québec, 2010-2016



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