18 de septiembre del 2022: 25º Domingo del Tiempo Ordinario (C)
Digno de confianza
El señor nos invita a ser personas dignas de
confianza en las cosas pequeñas y a perseverar en la búsqueda del bien. Así
nuestros gestos y decisiones serán dictadas por la profundidad de nuestra
relación con Dios que es justicia, amor y rectitud.
Hoy, acojamos su gracia que nos permitirá estar a
la altura del desafío que nos propone.
Primera
lectura
Lectura
de la profecía de Amos (8,4-7):
Escuchad esto, los que pisoteáis, al pobre
y elimináis a los humildes del país,
diciendo: «Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el grano,
y el sábado, para abrir los sacos de cereal
—reduciendo el peso y aumentando el precio,
y modificando las balanzas con engaño—
para comprar al indigente por plata
y al pobre por un par de sandalias,
para vender hasta el salvado del grano?».
El Señor lo ha jurado por la Gloria de Jacob:
«No olvidaré jamás ninguna de sus acciones».
Palabra de Dios
Escuchad esto, los que pisoteáis, al pobre
y elimináis a los humildes del país,
diciendo: «Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el grano,
y el sábado, para abrir los sacos de cereal
—reduciendo el peso y aumentando el precio,
y modificando las balanzas con engaño—
para comprar al indigente por plata
y al pobre por un par de sandalias,
para vender hasta el salvado del grano?».
El Señor lo ha jurado por la Gloria de Jacob:
«No olvidaré jamás ninguna de sus acciones».
Palabra de Dios
Salmo
Sal
112,1-2.4-6.7-8
R/. Alabad al Señor, que alza al pobre.
V/. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
V/. El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R/.
V/. Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.
R/. Alabad al Señor, que alza al pobre.
V/. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
V/. El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R/.
V/. Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.
Segunda
lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2,1-8):
Querido hermano:
Querido hermano:
Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.
Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos; este es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.
Palabra de Dios
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
Él le dijo:
“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
Él le dijo:
“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Palabra del Señor
A
guisa de introducción:
GENTE
DE CONFIANZA, GENTE DE BIEN
Confiado, un bebe se duerme en
los brazos de su madre.
Confiado, un paciente se
acuesta sobre la cama para una cirugía.
Confiado, un amigo me revela
un secreto de su vida.
Confiados, dos seres se unen
en matrimonio.
¡Hay personas a las que yo les
confiaría todos mis bienes!
La confianza es la base de
nuestra vida.
La confianza, si ella se
apodera de nosotros (por lo bueno, pues existe también la ingenuidad o la
ceguera estúpida) revelará a los demás nuestro espíritu de paz y ayudará a
establecer un ambiente sin stress, de amor y paz.
Lamentablemente en nuestros
días, sobre todo en los ambientes de las grandes, complejas e intrincadas
ciudades esto es difícil. Con pesimismo nos vemos abocados al peligro, cara a
cara ante muchas cosas y personas nocivas que nos amenazan en cualquier aspecto
de nuestra humanidad. Pero está en cada uno de nosotros el sembrar confianza y
establecer ambientes propicios para la apertura y la amabilidad hacia los
demás, eso sí con un ojo bien abierto, el ojo de la prudencia y la sabiduría
para saber responder y actuar ante las eventuales amenazas o los posibles
riesgos, y así no salir heridos o muertos por nada…
El Señor ha tenido la osadía
de confiar en nosotros. Él sabe que somos lo bastante hábiles y creativos para
hacer crecer su reino.
La corriente dominante y
actual nos empuja a buscar nada más que nuestro provecho personal y egoísta. Dios, sin
embargo, confía en nuestra capacidad de elegir y o decidir qué se impone.
¿La brecha entre los ricos y
los pobres crece? Él sabe que podemos cambiar las cosas.
¿La justicia no es accesible
sino para los más ricos y mejor posesionados? Él nos da la fuerza de
levantarnos y o sublevarnos (de buena manera) por los más pobres y pequeños.
¿Un sistema de salud tiene dos
modos, favoreciendo a los más potentados? olvidándose de los más pobres? Él se atreve a creer en nuestro
poder colectivo de tomar las decisiones necesarias y así corregir las cosas.
Para construir el Reino, ¡Dios
Padre nos da sin mesura (sin contar) TALENTOS y DONES, FUERZA E INTELIGENCIA,
AMOR, TERNURA…Y CONFIANZA!
¿Llegarán los días para
demostrar que los hijos e hijas de la luz pueden ser tan hábiles entre ellos
como los hijos de este mundo? ¡Fortalecidos por la confianza que Dios deposita
en nosotros, OSEMOS CONSTRUIR EL REINO! (1)
Aproximación psicológica al texto del Evangelio:
Hay
algunos que se salen con la suya
Es seguro que ni a usted ni a
mí nos agrada (nos gusta) que se nos proponga como ejemplo o modelo a
seguir alguien deshonesto. Con este presupuesto, la historia que Jesús nos
cuenta aquí, no es una historia neta, digamos limpia o digna. Pero Jesús se
adelanta a nuestra objeción o crítica y nos dice: “De acuerdo, este tipo es un embustero, pero al menos, él tiene el
mérito de ver claro, de comprender a tiempo lo que pasa y por consecuencia
actuar en el momento ideal”.
Y Jesús podría seguir: “En
el plano moral yo entiendo que no estén de acuerdo, pero por el lado
existencial, es él quien tiene razón, porque ha visto venir, acercarse los
golpes, las amenazas y ha tomado las cosas en mano justo a tiempo. Miren bien
que sus escrúpulos morales no sean más que un pretexto para no hacer nada”.
Y las aplicaciones en la vida
práctica no faltan:
Yo militaría (haría parte)
bien de un sindicato, pero quienes los conforman no son mejor que sus patrones.
Yo me comprometería con los
oprimidos, pero estoy contra la violencia.
Yo compartiría de mil amores
con los que pasan hambre en el tercer mundo, pero ellos hacen mercado negro con
las provisiones que les enviamos.
Yo me opondría bien a ciertas
decisiones injustas del gobierno, pero yo estoy por el respeto de las leyes.
Jesús por otro lado, ha denunciado ese “arreglo tramposo y acomodaticio” que consiste en criticar el estilo
de los otros para justificarse y no hacer nada (Lucas 7,29-35). Y acá nos dice
sustancialmente: los no cristianos ejecutan más sus responsabilidades que
los buenos católicos, mismo si ellos lo hacen a veces de manera contestataria.
Dejen de excusarse con
objeciones de principios, ante la acción de los demás, y verifiquen si
ustedes no corren el riesgo de perder el barco con sus escrúpulos y sus
racionalizaciones.
++
No
hagan (ganen) dinero con los amigos, mejor gánense amigos con el dinero...
Jesús también nos habla acá
del modo como se debe considerar el dinero.
Como por el Sabbat (el sábado)
no es necesario voltear las cosas al revés.
Háganse (gánense) amigos con
el dinero, en lugar de hacer (ganar) dinero con sus amigos. Utilicen el dinero
(la plata, los pesos, los dólares, la lana, la money, las pelas, los
verdes, la pecunia…) para acercarse a las personas, en vez de utilizar las personas
para acercarse a (acrecentar) la riqueza.
Si ustedes quieren vivir un
día la comunión futura, es decir, ser acogidos en el más allá (después de la
muerte, cielo, eternidad, paraíso, etc.) por los amigos, ¡comiencen enseguida!
Persigan, anhelen desde ahora la comunión entre las personas, empleen los
bienes materiales de modo que las personas estén abiertas las unas a las otras
y no estén por el contrario en competición los unos con los otros.
Desprevenidos de un contexto
centrado sobre la espera próxima del fin del mundo (que algunos preconizan
continuamente) y proyectados más bien al horizonte a largo termino, esta
invitación llega a ser el fundamento de una ética social evangélica. Construyan
un sistema social basado en el compartir y la solidaridad, donde la
organización del trabajo acerque a los trabajadores, los ayude a vivir en
comunión en lugar de dividirlos, ya que ellos están implicados en la empresa,
velen por que estén unidos en lugar de tenerlos alejados.
Jesús en ningún momento afirma
que el dinero no es importante; Él dice que este debe servir para la comunión
entre las personas. Y dice que lo más importante es vivir en amistad que vivir
en la riqueza. El predice que mi acogida en la comunión eterna la harán
aquellos con los que yo haya compartido mis bienes, de lo contrario esto no
ocurrirá.
Ahora, en el siglo XXI, las
personas con las cuales se me invita a compartir mis bienes, son ante todo
aquellas que me hacen vivir, son aquellos ciudadanos de acá y del tercer mundo
que son explotados para que yo viva bien.
El problema es de talla, de
grandes dimensiones, pero su complejidad y su vastedad no nos pueden hacer
olvidar las palabras de Jesús: “si ustedes quieren sobrevivir, sírvanse
del dinero para acrecentar la solidaridad”.
Diluirse
(perderse) o luchar (combatir):
No se trata acá simplemente de
dos opciones (objetivos, o blancos) diferentes, como cuando yo debo elegir
entre dos restaurantes: se trata más bien de dos tipos de experiencia global
que se excluyen mutuamente por su dinámica interna.
Una es, cerrarse, sólida y
concretamente sobre una realidad tangible sobre la cual pienso (creo) tener un
control absoluto y que me proporciona un poder inmediato y bien visible.
La otra es la apertura a una
realidad que me supera y me engloba, sobre la cual no tengo control inmediato y
que me lleva hacia aventuras inesperadas y o desconocidas.
Si me pongo (me meto) en la
empresa de la búsqueda de Dios, no sé cuándo lo encontraré y sobretodo tampoco
sabré para qué servirá este encuentro una vez él se deje encontrar. Si me abro
a la solidaridad fraternal, si yo me meto a vivir a sentir en la piel de mi hermano
lo que él vive, lo que espera y como lo sufre, ignoraré lo que mi compañía
costará y lo que esta solidaridad vendrá a buscar al interior de mí mismo.
Y resurge la paradoja a la
cual Jesús nos confronta a menudo: quien quiera salvar su vida la pierde, quien
acepte perderla se salvará: Quien se orienta hacia el dinero para ESTAR EN
CONTROL, minimiza su vida y viene a reinar sobre un universo personal que no
tiene ninguna consistencia humana.
Quien se orienta hacia Dios y
acepta de perder todo el resto encuentra poco a poco su Reino, con todas las
dimensiones y las verdaderas riquezas de la experiencia humana.
Los primeros (en control y en
poder) serán los últimos (en profundidad e intensidad de vida) y viceversa.
Reflexión
Central
1
El
peligro de las riquezas
Este domingo, Jesús nos invita
a reflexionar seriamente sobre dos estilos de vida que chocan, que se oponen
mutuamente: el estilo del mundo y el estilo del Evangelio, el espíritu del
mundo y el espíritu de Jesús.
Para ayudarnos a comprender
mejor su mensaje, Jesús nos cuenta la parábola del administrador o gerente
infiel y corrupto…Resulta que, al verse muy pronto expulsado de su empleo,
viéndose en la calle y con los bolsillos vacíos, reflexiona rápidamente para
encontrar la mejor solución. Él piensa atraerse la simpatía de los deudores de
su patrón, rebajándoles la deuda. Es de esta manera como él decide jugarse su
futuro.
Está claro para nosotros que
no se trata de aprobar esta deshonesta manera de proceder, de actuar de este
administrador. Lo que Jesús valora, resalta es la “habilidad de los hijos de
este mundo”. Cuando se trata de sus intereses personales, ellos saben encontrar
soluciones rápidas. A Cristo le gustaría también que los “hijos de la luz”,
sean así también tan hábiles, para que el dinero sirva a todos.
El Papa Francisco nos invita “a
responder a esta astucia mundana que le gusta al demonio con la astucia
cristiana, que es un don del Espíritu Santo”. Se trata de alejarse del
espíritu y de los valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir
según el Evangelio”. La mundanidad – afirma el Obispo de Roma – se manifiesta
con actitudes de corrupción, de engaño, de prepotencia, y constituyen el camino
más equivocado, el camino del pecado, a pesar que esa sea la más cómoda a
seguir".
Se
trata pues de alejarse de los valores del mundo para vivir de acuerdo al
Evangelio.
A
través de esta enseñanza, “Hoy Jesús nos invita a hacer una elección clara
entre Él y el espíritu del mundo, entre la lógica de la corrupción y de la
avaricia y aquella de la rectitud y del compartir”.
“Gánense
amigos con el dinero injusto, para que,
cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
Santa Teresa de Calcuta había comprendido bien este
mensaje: esos amigos, son los más pobres entre los pobres, los miserables, los
excluidos. Jesús se hace presente a través de ellos. Cada vez que nos ponemos a
su servicio, es a Él que nosotros servimos. La principal amistad que
necesitamos buscar es la amistad de Dios. Él es nuestra riqueza suprema que nos
permitirá que seamos acogidos “en las moradas eternas”.
La primera lectura nos dirige una proclamación muy
importante del profeta Amós. Él se manifiesta duramente contra los desórdenes, las
desigualdades y la explotación de los pobres, presentes en su tiempo. Él que
era ganadero, conocía bien en qué consistía el enriquecimiento de los ricos a
costa del empobrecimiento de los más pobres. Él denuncia las trampas y fraudes
en los mercados. Cuando uno se aprovecha de la dependencia de los más pobres
para explotarlos todavía más, esto no es tolerable. No es para llegar a eso que
Dios ha hecho alianza con su pueblo. A través de los oprimidos y los
explotados, es Dios mismo quien es golpeado, herido de muerte.
Hermanos, Amós no está más entre nosotros, pero su
mensaje hoy sigue más actual que nunca: es necesario saber que más de la mitad
del patrimonio mundial está entre las manos de un 4% de la población. ¿Y qué
decir de las trampas de todo tipo, de las maniobras ilegales sobre las
mercancías, la especulación, los monopolios, de los robos y fraudes por
internet?
Si Amos estuviera hoy con nosotros, con seguridad
que denunciaría la esclavitud que estamos viviendo actualmente: hombres,
mujeres e inclusive muchos niños trabajan por largas horas para ganar
penosamente algo que comer. Cuando nosotros compramos los productos fabricados
a costa de la explotación de mucha gente, nosotros colaboramos, participamos
con esta injusticia. Es urgente que escuchemos el llamado de Amos para la
construcción de un mundo más justo y más fraternal.
En la segunda lectura, tenemos el testimonio de San
Pablo. Su problema no es la ambición ni el afán por las riquezas, por el
contrario, el apóstol se ha puesto al servicio de la fe y de la verdad. Él
anuncia un Dios que quiere la salvación de todos los hombres. Jesús ha muerto
por todos, inclusive por aquellos que tienen responsabilidades políticas. Pablo
pide que se ore por todos los hombres y más especialmente por los responsables
de nuestra sociedad: que éstos últimos faciliten el clima de paz y de dignidad
de las cuales nuestro mundo tanto necesita.
La verdadera oración consiste en hablarle a Dios de
su proyecto, es entrar en su proyecto e impregnarnos de él.
Con Él llegaremos a ser capaces de expandir la
Buena Noticia como se expande la levadura en la masa.
El momento más importante es la misa del domingo.
Nosotros podemos compararla con una vasta reunión de obreros en el campo dispuestos
a trabajar. Este campo es el del Reino de Dios. Si nosotros queremos ser fieles
al jefe de obra, nuestra presencia es indispensable.
Dentro de pocos días, entraremos en el mes del
rosario: en comunión con todos los que creen en la Virgen María, bajo la
advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso, pidámosle a nuestra madre y
señora que nos ayude a elegir el camino justo. Es con ella que encontraremos la
valentía y el coraje para ir en contra corriente para seguir a Jesús y su
Evangelio.
¡Que así sea!
2
DAR
CUENTAS DE NUESTRA ADMINISTRACIÓN
Hoy, Jesucristo nos pide que
cambiemos nuestra actitud frente al dinero, los talentos y el tiempo que se nos
ha dado. De todo ello, deberemos dar cuentas.
En la mentalidad capitalista
que nosotros conocemos, creemos que la vida, el dinero, los talentos que
tenemos nos pertenecen y que por ende podemos hacer con ellos lo que se nos
venga en gana.
El evangelio de hoy nos dice
otra cosa: No somos nosotros verdaderamente los propietarios, somos
solamente los “gerentes” de lo que poseemos. Yo debo administrar los
bienes, las cualidades, los talentos, las riquezas espirituales, intelectuales
y morales que se me han dado.
No tengo derecho de
“malgastar” los dones que Dios me ha confiado. Y Yo deberé rendir cuentas.
Una de las mejores maneras de
preparar esta revisión, esta rendición de cuentas, es la de hacernos amigos que
vendrán a apoyarnos en el momento de este encuentro importante. Y por
ello he aquí la razón de la formula en el centro de la parábola: “háganse
amigos, consigan amistades con el dinero tramposo”. Jesús nos da acá la lección
esencial: el buen empleo de las riquezas es potenciar, fortalecer,
acrecentar la amistad, poner el amor en nuestras relaciones. He aquí, una
concepción verdaderamente revolucionaria sobre el dinero y los talentos: ¡hacer
un instrumento de compartir y crear de este modo amistades sólidas!
Esta parábola contiene un
mensaje para cada uno de nosotros, una invitación a hacer “una utilización (un
empleo) cristiana” de la riqueza, del tiempo, de los talentos y de la vida.
«Cuando
estaba en la miseria, ustedes me ayudaron» …» ustedes vinieron a visitarme
al hospital» …» ustedes me animaron y me apoyaron cuando yo me encontraba
solo y deprimido” …” ustedes retardaron el pago de mi arriendo cuando yo perdí
mi empleo” …” ustedes me trajeron comida preparada, cuando yo no podía cocinar”
…” ustedes renunciaron a su jornada de paseo y descanso por acompañarme a hacer
las compras” …” señor, esta persona es mi amiga. Ella ha compartido su tiempo,
sus talentos, su dinero cuando yo estuve necesitado”.
El Evangelio nos dice que los
fariseos eran “amigos del dinero”. Los verdaderos discípulos de Jesús son “los
amigos de aquellos que están necesitados”. “Cada vez que lo hicieron con uno de estos pequeños hermanos míos,
conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 1ss).
El dinero es necesario, pero
también es “tramposo”, dice Jesús. Este adjetivo “tramposo” se lee 5 veces en
nuestra página del evangelio de hoy. Jesús juega con las palabras: el habla del
administrador “tramposo”, el habla luego del dinero tramposo. Es una trampa que
a menudo procura (nos da) una falsa seguridad. Se ha de desconfiar. ¡Uno llega
a creer que contando con una generosa y o gruesa cuenta en el banco, nada nos
puede llegar a pasar!
Y Cristo agrega: «si
ustedes, los hijos e hijas de la luz pudieran poner tanta energía para vivir
bien su cristianismo como los hijos e hijas de este mundo la ponen para
enriquecerse, todo iría mejor sobre nuestro mundo…habría más paz, más perdón, y
más compartir, alegría, amistad…habría menos personas solas, menos gente en la
miseria, menos personas decepcionadas de la vida."
Hoy, Jesús nos lanza una
invitación discreta: "sean diligentes y pongan tanta energía en la práctica del
compartir como otros la ponen en la persecución del dinero y del poder”.
OBJETIVO
DE VIDA PARA LA SEMANA:
1.
Reviso mis hábitos de consumo para asegurarme que los productos que yo consumo
son fabricados por obreros tratados y pagados justamente.
2.
Me retiro en el silencio, pensando en aquellos que ejercen funciones públicas,
hago oraciones de petición, de intercesión y de acción de gracias.
3.
En Dios y Con Dios hay un futuro. ¿De qué manera me preparo para ello? ¿Me
aseguro de hacer o tener gestos de compartir en favor de los más
desfavorecidos?
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Señor,
Tú
nos confías este mundo
para
que lo cuidemos.
Haz
de nosotros gerentes hábiles, creativos
que
se preocupan por el bien común.
Señor,
haz
de nosotros Hijos de la Luz,
imaginativos
y audaces
para
hacerte conocer y amar,
para
hacer buen uso del dinero y todos los bienes.
Señor,
abre nuestros corazones
al compartir y
a la solidaridad con los más desfavorecidos.
Libéranos
del deseo de querer poseer todo con injusticia y ambición.
Ayúdanos
a entender que el dinero no es nunca un fin en sí,
sino
un medio para fertilizar el trabajo humano
y
hacerle producir frutos de justicia,
Así
cada ser humano podrá ocupar su plaza
con
su dignidad recobrada
en
la mesa de la grande familia humana.
Que
nuestra comunión de tu pan de vida
haga
crecer nuestros esfuerzos
por
dar de comer a quienes tienen hambre,
para
hacerle un lugar a aquellos
que
están privados de poder y de dignidad.
Amén.
Referencias
bibliográficas:
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
Pequeño Misal "Prions en Église", Novalis, Québec, 2010-2016
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