sábado, 3 de septiembre de 2022

4 de septiembre del 2022: 23º Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo C)


¡Ir hasta el final!

Caminar tras los pasos de Jesús es un llamado exigente y serio. Esto implica sabiduría, reflexión y libertad ante los lazos familiares y los bienes materiales.

Los caminos de los seres humanos llegan a ser derechos, dice la Sabiduría, cuando la voluntad del Señor se les revela desde el cielo.
La fe y el bautismo hacen de un esclavo un hermano a respetar y a amar.

Llegar a ser discípulos de Jesús exige reflexionar y considerar bajo una nueva mirada todo aquello a lo que estamos aferrados (apegados).


Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (9,13-18):

¿Qué hombre conocerá el designio de Dios?,
o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere?
Los pensamientos de los mortales son frágiles
e inseguros nuestros razonamientos,
porque el cuerpo mortal oprime el alma
y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.
Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra
y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance,
¿quién rastreará lo que está en el cielo?,
¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría
y le envías tu santo espíritu desde lo alto?
Así se enderezaron las sendas de los terrestres,
los hombres aprendieron lo que te agrada
y se salvaron por la sabiduría».


Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 89

R/.
 Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

V/. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.

V/. Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

V/. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervo. R/.

V/. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

 

 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9b-10.12-17):

Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.

Palabra de Dios


  
EEVANGELIO


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; Él se volvió y les dijo:

--Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrán salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.

Palabra del Señor



A A guisa de introducción


     SEGUIR A JESÚS

La primera lectura y el salmo de este domingo nos hablan  de adquirir la sabiduría de corazón…es esta misma sabiduría que nos permite el tomar en serio los consejos de Jesucristo y de vivir como verdaderos seguidores suyos.

La sabiduría del corazón no hace la vida más fácil, pero ella agrega otra dimensión, da otro sentido a nuestras actividades y nos ayuda a tomar en serio nuestro ser cristiano.

Estamos ante un evangelio más bien duro y difícil de entender. Las palabras de Jesús son tajantes: “ Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío..."

Confesemos que todos comprendemos muy mal, falsamente este llamado. Hace falta de verdad renunciar a todos nuestros afectos por la familia y mismo a nuestra propia vida para ser discípulos de Jesús?  Es grande la tentación de acomodar estas palabras a nuestra situación, a nuestros límites, a nuestras debilidades. Se ha creído por mucho tiempo que este llamado se dirigía primeramente a sacerdotes, religiosos y religiosas. Su situación es efectivamente vivida como una ruptura con la vida familiar.

En realidad, no es eso lo que dice el evangelio de este día. Si miramos de cerca, descubriremos una precisión muy importante. El mensaje de este día nos dice que una gran multitud de personas le seguían. Es entonces a todos que Él se dirige: “si alguien viene tras de mi…” Estas palabras entonces son para todas esas personas que están con el sobre los caminos de Palestina. Ellas también están dirigidas a nosotros hoy. Mismo si son frases desconcertantes, debemos recibirlas como “palabras de vida eterna”. El Señor espera que cada uno  se decida libre y totalmente por El.

Comprendámoslo bien: no se trata solamente de ir y escuchar alguien que habla bien. El seguimiento y adhesión a Cristo debe ser una prioridad absoluta. Es una decisión que se toma en lo más profundo de nosotros mismos. No es cuestión de decir: “No voy a la misa porque tengo una comida familiar” o todavía: “mi hijo no irá al catecismo ya que él tiene actividades deportivas…” Si hemos decidido  seguir a Cristo, es nuestra responsabilidad VER DONDE ESTÁN LAS VERDADERAS PRIORIDADES.

Para comprender bien el llamado de este evangelio, hemos de sacar tiempo para releerlo con las manos y los ojos de Cristo.  A lo largo de toda la Biblia, descubrimos un Dios apasionado de amor por la humanidad. Es El quien ha visto la miseria de su pueblo y quiere salvarlo. El ve también el sufrimiento de todos los excluidos (y o marginados de nuestro tiempo), las victimas del odio, del racismo y de la violencia, aquellos que han perdido todo en las catástrofes.  El los ama a todos de una manera que supera todo lo que podemos imaginar. Es mirando hacia la cruz de Cristo que comprendemos esto:  “No hay amor más grande que  dar la vida por quien se ama” Es en el nombre de este loco  amor, que hombres y mujeres han dejado todo por irse a vivir a un monasterio. Otros han gastado su vida, la han dado por los pobres de Calcuta y de otros lados.

Dios nos ama a todos y a cada uno. Su amor,  sin cesar da el primer paso hacia nosotros. Esto lo sabemos de memoria. Pero en lo concreto de nuestras vidas, frecuentemente lo olvidamos.  Dios ama a cada uno de nosotros con  nuestras  limitaciones y o defectos, nuestras debilidades, nuestros pecados. Imaginemos  al ser más repugnante, al más criminal y al más odiado a nuestros ojos. Dios lo ama aun  y siempre con un amor infinito.  A nosotros se nos dificulta creer en este amor de Dios por todos. El problema es (debido a que)  por  que nos representamos a Dios de una manera personal, nos hacemos una falsa idea de Él. Lo creemos y hemos creado a “nuestra imagen”.

No nos cansamos de proyectar en  El nuestra manera de amar. En efecto, este amor infinito de Dios va más allá de todo aquello que podamos decir o imaginar.

Hoy, Jesús nos  dice: “vengan, vuelvan a este amor “inaudito”, increíble para ustedes e inimaginable”. Él quiere que seamos volcados, sacudidos por este océano de amor que es Dios Padre, Hijo y Espíritu santo. Nuestros afectos humanos  encontrarán su verdadera consistencia en la medida que nosotros tomemos conciencia de este amor infinito.  Desde luego que nuestros afectos no  participarán  con nuestro amor por Dios que debería tender a ser siempre el primero, el prioritario. El evangelio de este domingo  nos incita a acoger el increíble amor de Dios quien sólo puede enseñarnos a amar a los otros de verdad.

Vivimos en un mundo, entre una sociedad que es dura para con  los pequeños, los pobres, los excluidos. Pidamos al señor que nos llene de su amor para que aprendamos a verles y amarles como Dios los ve y los ama.



Aproximación psicológica al texto del Evangelio



APRENDAN A CONOCERSE.

Antes de emprender la aventura de la fe, Jesús nos aconseja comenzar por sentarnos y preguntarnos quiénes somos. Se trata de evaluar nuestros recursos personales, de examinar nuestro funcionamiento afectivo, de hacer inventario de nuestros valores, de identificar nuestros límites actuales, de preguntarnos por nuestras aspiraciones profundas.

Porque, como nos dice Jesús, así como sucede en un enfrentamiento o batalla de guerra entre dos ejércitos (o armadas) la aventura espiritual movilizará todas nuestras energías. En otras palabras, Jesús nos dice: “ustedes serán conducidos a la batalla para dejarlo todo, para desgastar  toda la persona entera. Porque la fe no se reduce a una adhesión simplemente mental (creer en cosas), ella no se reduce tampoco  a un asunto de brazos y manos (hacer cosas por y para Dios). La fe no es fe cuando ella solo es EMOCIÓN, así sea fuerte (“no lloren sobre mí! mejor  tomen conciencia de lo que ustedes son mientras viven” (cfr. Lucas 23,28).

Estaremos progresivamente conducidos a dejar e invertir todo  en la aventura de la fe. Ahora, por ello es importante identificar donde ocurre el bloqueo, donde nos atrancamos.

Así, si alguien “cree fuertemente” pero no hace nada por el otro; o quizás algún otro está muy comprometido  socialmente pero no encuentra a Dios en la oración; habrá otro que trabaja y ora, pero tiene problemas que le impiden de amar verdaderamente a los otros y dejarse verdaderamente  atrapar o abrazar por el amor de Dios; quizás algún otro piensa que vive todo ello, pero se siente cansado, abatido por sus esfuerzos y no encuentra ningún placer  (o alegría) de vivir…

Jesús nos demanda entonces que aprendamos a descubrir  y a tomar en las manos todos los sectores de nuestro ser. Haciendo esto, nuestra experiencia espiritual llega a ser una aventura de integración del ser, de unificación progresiva de nuestra persona, llegamos gradualmente (de manera paulatina) a una pacificación  de todo nuestro ser. Entonces la fe llega a ser una experiencia de crecimiento personal, donde todo nuestro potencial  se  verá  liberado e invertido en nuestro compromiso de vida.

De otro modo, nos dice Jesús, si ustedes se comprometen a ciegas, si ustedes llegan a ser creyentes sin hacerse preguntas (o formularse inquietudes) , arriesgan encontrarse con una torre (o casa)  inacabada, así , también ustedes correrán el riesgo  de vivir toda la existencia  con la triste (penosa)   impresión que hay cualquier cosa dejada inconclusa en su personalidad, que hay cualquier cosa inacabada  e incompleta en su existencia.

O, lo que es peor todavía, ustedes arriesgan  el fijarse objetivos  que son demasiado altos (elevados) para sus recursos (como el ejército de diez mil hombres que se lanza contra otro de veinte mil). Ustedes arriesgan aceptar tareas o estándares morales  que a la larga les derrotarán.

La aventura de la fe, es seria, dice Jesús, ya que nuestra felicidad depende también de ella.



Reflexión Central

Hacer sus cuentas (calcular)

“Qué hombre conoce los designios de Dios? ¿Quién puede hacerse una idea de lo que quiere el Señor?

Estas preguntas, las hemos escuchado en la primera lectura que está tomada del Libro de la Sabiduría. Es verdad, Dios nos supera infinitamente. Pero Él interviene en nuestra vida para enviarnos su Sabiduría. Esta “Sabiduría”, es su Espíritu Santo. Él nos es dado, como dice Jesús, para conducirnos a la Verdad entera (completa)”

Es el Espíritu Santo quien hará descubrir a Filemón que Onésimo ya no es más solamente un esclavo sino un hijo de Dios. Y es siempre el mismo Espíritu quien nos posibilita aferrarnos a Jesús, unirnos a Él, como Él mismo se aferró al Padre.

Es verdad, todos nosotros estamos llamados a unirnos a Cristo y a seguirle. En el Evangelio de este día, Jesús insiste en las condiciones requeridas para ser discípulos. Él nos recomienda preferirlo a Él, ante todo, sobre muchas cosas, preferir el amor por Él.

Él nos invita a todos a cargar la cruz y seguirle.

Estas recomendaciones, Jesús las dirige a personas que estaban admiradas por los signos que Él realizaba. Pero hoy, Él busca ponerlos de cara a la realidad: el camino que él sigue, es el de la cruz; es este camino el que lo conducirá a dar su vida por el perdón de los pecados.
Seguir a Jesús, no es solamente participar en un cortejo triunfal; es comprometerse a compartir su amor misericordioso, es entrar en su gran obra y proyecto de misericordia, de perdón y de amor por todos los seres humanos y la creación entera. Este amor universal, esta misericordia, pasa por la cruz.
Pero Jesús no quiere llevar a su término (a su realización) esta obra todo solito. Él quiere hacernos participar en la misión que el Padre le ha confiado. Después de su resurrección el dirá a sus discípulos: “Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo…A quienes ustedes les perdonen los pecados les serán perdonados” (Juan 20,21-22).

Si queremos ser fieles a las exigencias del Evangelio, es necesario darle el primer lugar a Cristo en nuestra vida; hay que ponerlo por encima de nuestros bienes materiales o de nuestros intereses personales inmediatos.
Si queremos venir a Él, toda nuestra vida debe estar organizada en función de Él. Debemos preferirlo a todo el resto. “El cristiano se desprende de todo y encuentra todo, en la lógica del Evangelio, la lógica del amor y del servicio” (Papa Francisco).

Para hacerse comprender mejor, Jesús utiliza dos parábolas, en primer lugar, la de la torre a construir y la del rey que parte para la guerra. Pero antes de lanzarse, o de jugarse su suerte, cada uno debe hacer sus cuentas. Aquel que construye una torre calcula el precio de lo que podrá ganar o sacar como beneficio; aquel que parte para la guerra evalúa sus fuerzas en hombres y municiones; aquel o aquella que quiere seguir a Cristo debe también hacer sus cuentas, pero no son las mismas cuentas: él o ella renuncia a sus riquezas para comprometerse mejor en el servicio del Reino de Dios.

Es una guerra profunda, una guerra contra el mal, contra el odio, la mentira y las injusticias de todo tipo. Pero en este combate, no estamos solos; Cristo resucitado está ahí; Él quiere asociarnos a su victoria sobre la muerte y el pecado. Con Él, ya no es una torre que construimos, es nuestra vida. Él es el fundamento sólido sobre el cual nosotros podemos apoyarnos. Encontraremos pruebas, dificultades, seguro, pero tenemos confianza; nada puede separarnos de su amor.

Estas tres lecturas de hoy nos revelan la sabiduría de Dios que no tiene nada que ver con la sabiduría del mundo. Es en Él y con Él que podremos sacar adelante nuestra vida, hacerla de verdad exitosa, plena de sentido y encontrar así la verdadera felicidad.

En este domingo, Él nos invita a sentarnos para calcular la inversión, el gasto. Pero la Buena Noticia es que Jesús no nos pasa la factura: Él nos ofrece a cada uno un cheque-regalo, que es la vida misma de Dios.

Este jueves 8 de septiembre, recordaremos la natividad o el nacimiento de la Virgen María. Le agradecemos al Señor porque nos la ha dado como Madre. Ella camina con nosotros, ella está con nosotros en nuestro combate contra las fuerzas del mal.

Dijo San Luis María Grignon de Monfort: “Es por María que la salvación del mundo ha comenzado,y  es por María que debe ser consumada”

(Por María ha comenzado la salvación del mundo y por María debe ser consumada. María casi no ha aparecido en el primer advenimiento de Jesucristo… Pero, en el segundo María debe ser conocida y revelada mediante el Espíritu Santo, a fin de hacer por Ella conocer, amar y servir a Jesucristo.”)

Como en las bodas de Caná, ella no cesa de remitirnos a Cristo:
“Hagan todo lo que El les diga”. Las palabras de Cristo son a veces desconcertantes pero ellas son palabras de Vida Eterna”.

Amén!




2

 SEÑOR DANOS LA SABIDURÍA…

Después de algunos años, estamos mal acostumbrados a una especie de religión que demanda pocas cosas, que no exige nada…esto crea una imagen falsa de lo que somos como seguidores de Cristo y por tanto crea una falsa imagen de Dios. En el evangelio, Jesús insiste constantemente sobre las exigencias para seguirle:  Él nos invita a entrar por la puerta estrecha (evangelio del domingo antepasado), a tomar nuestra cruz sobre hombros como Él lo ha hecho, a utilizar nuestros talentos, a vigilar, a mantener nuestras lámparas encendidas, a dar fruto…

Hoy, Jesús nos da dos ejemplos extraídos de la vida corriente: construir una casa o una torre y tomar la decisión de entrar (participar) en una guerra. Con la crisis del mercado inmobiliario y el desastre de la guerra entre Rusia y Ucrania, estamos en capacidad de comprender bien estos dos ejemplos propuestos por nuestro Maestro. Y podemos unirnos a mucha gente que dice ahora: “Lo debí haber pensado antes!”

Cristo subraya, a través de estos dos ejemplos, que, para vivir nuestra vida cristiana de manera convincente, es necesario sentarse, reflexionar y planear. Es el objetivo de la revisión de vida: ORAR, VER, JUZGAR, ACTUAR…a la luz del Evangelio.

Toda nuestra vida, tenemos que tomar miles de decisiones. Vivir, es optar. Vivir es tomar decisiones.

Un diabético debe escoger entre seguir el régimen propuesto por el médico o sufrir las consecuencias de su enfermedad más tarde. Un fumador debe elegir entre el placer de la nicotina y el peligro del cáncer de pulmones. Un alcohólico puede abusar de la bebida ahora, pero arriesga de arruinar su familia y de sufrir la cirrosis de hígado. Un atleta puede entrenarse todos los días y estar listo para la competencia o tomar un buen tiempo y no participar en el equipo…

En nuestra vida cristiana pasa igual. Se trata también de situaciones concretas: progresar en la carrera, es correcto, pero renunciando a sus valores cristianos, o faltando a la caridad y a la honestidad, apartando a otros que buscan el mismo puesto…Ganar más dinero, está bien, pero no utilizando métodos deshonestos…Un fin de semana de vacaciones con los amigos, está bien, pero si se hace es una vez más siendo negligente con la familia y los papas ancianos…

La misa dominical es un buen ejemplo de este tipo de opción (elección). Es cierto, que en lugar de unirse a la comunidad cristiana se puede uno ir a practicar un deporte, o descansar en la casa, o hacer compras…Venir a la Iglesia cada semana es una manera de demostrar la importancia que tiene el encuentro eucarístico para nosotros. Aquel o aquella que viene a la Iglesia a pesar de sus muchas ocupaciones o actividades, a pesar de la indiferencia de su ambiente (de la familia, vecinos, amigos), testimonia de una manera seria su cristianismo.

Ser cristiano, es algo bello que da sentido a la vida, pero es cosa seria, es exigente…como también es exigente y serio todo aquello que vale la pena en la vida.

En el apocalipsis, leemos que Cristo reprocha a la iglesia de Laodicea su tibieza: « Yo conozco tu comportamiento, tú no eres ni fría ni caliente, tu eres tibia…Vamos, un poco de ardor, levántate. He aquí que yo estoy a la puerta y yo toco; si alguien escucha mi voz y abre la puerta, yo entrare en su casa para comer con él” (Apoc  3, 15-20)



3

ENTREGA TOTAL


Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar."

 

 Lucas 14:28


 

¿Estás preparado para todo lo que el Señor quiere de ti? Esta breve pregunta retórica anterior es la forma en que Jesús dice que debes estar preparado. Si tuvieras que construir una torre, con suerte serías lo suficientemente prudente como para planificar con anticipación, asegurándote de tener suficientes recursos para completarla. Así es con la vida espiritual. Es esencial que nos aseguremos de tener todos los recursos que necesitamos para tomar la decisión de seguir a Cristo.

 

Esto plantea la pregunta: "¿Qué recursos necesito para seguir a Cristo?" La respuesta es simple. Jesús dice al final de este Evangelio: “De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”Lucas 14:33 ). En otras palabras, si queremos tener todo lo que necesitamos para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas, hemos de renunciar a todo por Él.

 

Ser discípulo de Cristo no es algo que podamos hacer a medias, aunque hay muchos que lo intentan. Cuando elegimos seguirlo, debe ser de todo corazón. Debemos invertir todo, por así decirlo. De lo contrario, nunca podremos lograr todo lo que nuestro Señor nos pide. Es un Dios exigente en el sentido de que quiere todo de nosotros. Pero esta demanda de parte de nuestro Señor es completamente para nuestro propio bien. Necesitamos darle todo si queremos felicidad y plenitud en la vida.

 

Reflexiona hoy sobre cuán listo y dispuesto estás para dar hasta la última parte de tu vida a Cristo. ¿Estás dispuesto a decirle “Sí” a Él sin importar qué? ¿Estás dispuesto a no retener nada y “renunciar a todas tus posesiones” si Él te lo pidiera? Puedes poseer muchas cosas, y aunque nuestro Señor no te llame a renunciar a todas las posesiones de manera literal y física, aún debes entregarle todo lo que tienes y todo lo que eres. Sólo entonces podrá Él darte lo que necesitas para cumplir Su más gloriosa voluntad.

 

Señor, mi vida es tuya. Por favor, dame la gracia de entregarte todo lo que constituye mi vida sin reservas. Te entrego mi vida, mis finanzas, mis posesiones, mi familia, mis trabajos y todo mi futuro. Todo es tuyo, amado Señor. Haz conmigo lo que quieras. Jesús, en Ti confío.




ORACIÓN

Pidamos al Señor que nos de su Espíritu santo y la sabiduría del corazón que la acompaña. Esta sabiduría nos permitirá comprender y vivir en la alegría las exigencias del evangelio.




OBJETIVO  DE VIDA PARA LA SEMANA :

En la vida, frecuentemente nos vemos en una encrucijada (cruce de caminos); nadie escapa. Démonos tiempo para reflexionar, para recentrarnos en lo esencial y expresar claramente nuestras prioridades. ¿Y por qué no hacerlo en comunidad o en un pequeño grupo?

1.    Me pregunto cuál es el lugar que le doy a Dios en mi vida: ¿lugar relativamente importante? ¿Muy importante? ¿Lugar marginal? ¿Primer lugar? Ultimo lugar?

2.    Realizo un gesto que testimonie (o demuestre) mi voluntad de dar a Dios el primer lugar en mi vida.



ORACIÓN (2)

Señor, lo menos que se puede decir,
es que hoy, tu lección es ruda y nos sacude!

Yo quiero con seguridad, seguirte y lo sabes,
pero hay tantas cosas en la vida
que me atan y me distraen de lo esencial!
¿Como podré renunciar a todo eso?
Si no llego sino a ser un mediocre,
¿Si me veo tentado a volver atrás?
Si lo logro llegar hasta el final?
Tu comprendes…Yo tengo razones para dudar…

Dame la seguridad Señor, e invítame a sentarme también,
para tomar el tiempo de contemplar y discernir tus exigencias.
Dame la audacia de seguirte día tras día
y tomar riesgos contigo.
Ayúdame a elegirte como mi Maestro
y a dejarme transformar por Tí.
Enséñame a enfrentar las pruebas con valentía,
a construir mi vida no sobre los bienes que pasan,
sino sobre aquellos que no pasarán,
y llegar así a ser cada vez más libre.
Hazme comprender que es Ti y en Ti solamente
que yo podré encontrar la vida y la FELICIDAD.

Amén!



REFERENCIAS:




HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

Pequeño Misal « Prions en Eglise », Quebec, Canada, Novalis.



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