martes, 12 de julio de 2022

12 de julio del 2022: martes de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario


(Mateo 11, 20-24) Es mucho más fácil ignorar todos los pequeños milagros de los cuales somos testigos diariamente que reconocerlos. Reconocer esos signos de la presencia de Dios en nuestra vida nos incita a permanecer en el amor y la confianza.






Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (7,1-9):

Reinaba en Judá Acaz, hijo de Yotán, hijo de Ozías. Rasín, rey de Damasco, y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron a Jerusalén para atacarla; pero no lograron conquistarla.
Llegó la noticia al heredero de David: «Los sirios acampan en Efraín.» Y se agitó su corazón y el del pueblo, como se agitan los árboles del bosque con el viento.
Entonces el Señor dijo a Isaías: «Sal al encuentro de Acaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la Alberca de Arriba, junto a la Calzada del Batanero, y le dirás: "¡Vigilancia y calma! No temas, no te acobardes ante esos dos cabos de tizones humeantes, la ira ardiente de Rasín y los sirios y del hijo de Romelía. Aunque tramen tu ruina diciendo: "Subamos contra Judá, sitiémosla, apoderémonos de ella, y nombraremos en ella rey al hijo de Tabeel." Así dice el Señor: No se cumplirá ni sucederá: Damasco es capital de Siria, y Rasín, capitán de Damasco; Samaria es capital de Efraín, y el hijo de Romelía, capitán de Samaria. Dentro de cinco o seis años, Efraín, destruido, dejará de ser pueblo. Si no creéis, no subsistiréis."»

Palabra de Dios




Salmo
Sal 47

R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre


Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra. R/.

El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar. R/.

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos. R/.

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,20-24):

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.»

Palabra del Señor


1

En la primera lectura, vemos a Israel en guerra contra Judá. Es la guerra entre los dos reinos del pueblo del Señor. Dios quiere proteger al rey, pero éste tiene miedo y busca ayuda por medio de alianzas políticas con otros pueblos. El rey olvida que Dios se ha comprometido con él y no escucha los consejos de su profeta.

Tener fe es tener confianza en Dios quien será fiel hasta el punto de ayudarnos a superar el peligro (v.9). ¡El miedo es lo contrario de la fe!

En el Evangelio, Jesús pronuncia palabras de lamentación sobre las ciudades que no han aceptado su mensaje. La palabra "Ay" que es sinónimo de "mala suerte", "desgraciada", significa "vea pues", "yo veo"…No es una maldición, sino un grito de tristeza. Reprochar, reclamar, es el distintivo, la marca de un amor verdadero. La persona que ama a la otra persona con sinceridad, demuestra así su amor.

Cuando uno ama a alguien, se le dificulta aceptar que actúe de una manera distinta a la que uno espera, que no corresponda a nuestro amor…Uno quiere advertirle de las consecuencias funestas a las cuales se precipita por su falta de fidelidad, de responsabilidad en el amor…Esto es cierto para la persona enamorada, pero también lo es para el padre o madre de familia, el pedagogo, el amigo, el hermano… Y esta experiencia Jesús la vivió. Él ha hablado sinceramente, sin rodeos a la gente de sus defectos, de sus errores; realizó signos milagrosos en su favor y ellos no le respondieron…

Sus llamados a la conversión, fueron en vano en estas ciudades mencionadas…

Cada uno de nosotros, de una manera u otra, tenemos una falla en nosotros, una parte de nuestro ser se niega a asumir su identidad. Por ejemplo a alguien le costará asumir su papel de padre o madre con su hijo, a otro le costará tener relaciones armoniosas con los demás, otros renunciarán fácilmente a su propia dignidad con tal de ganarse la amistad de un grupo…

En cada uno, habrá una hemorragia; recibamos en esa parte herida de nuestro ser, la Palabra del Señor que nos llama; descubramos en su exigencia la marca de un verdadero amor que nos quiere libres, autónomos, responsables…

Que, respondiendo a su llamado, podamos renovarnos, despertarnos, para decirnos al menos que nuestra manera de hacer, de ser actualmente no es suficiente…para abrirnos así a la conversión y llegar a tener la vida en abundancia que nuestro Maestro promete…



2

¡Es tiempo de arrepentirse!

Se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!


¡Qué acto de misericordia y de amor por parte de Jesús! Él reprende a la gente de las ciudades de Corozaìn y Betsaida porque los ama y ve que continúan aferrándose a sus vidas pecaminosas a pesar de que les ha traído el Evangelio y realizado muchas obras poderosas. Siguen siendo obstinados, atrapados, confundidos, sin disposición a arrepentirse ni cambiar su modo de vivir.

 En este contexto, Jesús ofrece una maravillosa forma de misericordia. ¡Los recrimina! Después del pasaje anterior, continúa diciendo: "Te digo que será más tolerable para Tiro y Sidón el día del juicio que para ustedes”.

Aquí hay una distinción maravillosa que debería ayudarnos a escuchar lo que Dios puede estar diciéndonos a veces, así como ayudarnos a saber cómo tratar con aquellos que nos rodean y que habitualmente pecan y causan daño en nuestras vidas o en las vidas de otros. La distinción tiene que ver con la motivación de Jesús para recriminar a la gente de Corozaín y Betsaida. ¿Por qué hizo eso? ¿Y cuál fue la motivación detrás de sus acciones?

Jesús los fustiga por amor y por un deseo de que cambien. No se arrepintieron inmediatamente de su pecado cuando ofreció una invitación y dio un poderoso testimonio de sus milagros, por lo que necesitaba llevar las cosas a un nuevo nivel. Y este nuevo nivel fue una reprensión fuerte y clara por amor.

Al principio, esta acción de Jesús podría ser percibida como una explosión emocional de ira. Pero esa es la distinción clave. Jesús no los reprendió fuertemente porque estaba enojado y perdió el control. Más bien, los reprendió porque necesitaban esa reprimenda para cambiar.  

La misma verdad se puede aplicar a nuestras vidas. A veces cambiamos nuestras vidas y superamos el pecado como resultado de la gentil invitación de Jesús a la gracia. Pero, en otras ocasiones, cuando el pecado es profundo, necesitamos una santa reprensión. En este caso, debemos escuchar estas palabras de Jesús como si estuvieran dirigidas a nosotros. Este puede ser el acto de misericordia específico que necesitamos en nuestras vidas.

También nos da una gran idea de cómo tratamos a los demás. Los padres, por ejemplo, pueden aprender mucho de esto. Los niños regularmente se desviarán de varias maneras y necesitarán corrección. Ciertamente, es apropiado comenzar con invitaciones suaves y conversaciones destinadas a ayudarlos a tomar las decisiones correctas. Sin embargo, a veces esto no funcionará y deben tomarse medidas más drásticas. ¿Cuáles son esas "medidas más drásticas"? La ira fuera de control y los gritos vengativos no son la respuesta. Más bien, una ira sagrada que proviene de la misericordia y el amor puede ser la clave. Esto puede venir en forma de un fuerte castigo o reprimenda. O bien, puede venir estableciendo la verdad y presentar claramente las consecuencias de ciertas acciones. Solo recuerda que incluso esto es amor y es una imitación de las acciones de Jesús.

Reflexiona, hoy, sobre si necesitas o no una reprimenda de Jesús. Si es así, deja que este Evangelio del amor profundice en ti. Reflexiona también sobre tu responsabilidad al corregir las faltas de los demás. No tengas miedo de ejercer un acto de amor divino que viene en forma de un claro castigo. Tal vez sea la clave para ayudar a quienes amas a amar a Dios aún más.


Señor, ayúdame a arrepentirme diariamente de mi pecado. Ayúdame a ser un instrumento del arrepentimiento de los demás. Que siempre reciba Tus palabras de amor y las ofrezca en la forma de amor que sea más efectiva. Jesús, confío en ti.

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