miércoles, 27 de julio de 2022

28 de julio del 2022: jueves de la decimoséptima semana del tiempo ordinario

(Jeremías 18, 1-6) Manteniéndonos firmes en nuestras convicciones, respetando las leyes, tendiendo hacia una meta, llegamos allí... de alguna manera. Pero dejar que Dios nos trabaje a través de su palabra, formándonos como el alfarero de Jerusalén, ¡esa es otra historia!



(Mateo 13, 47-53) En la red del pescador, hay toda clase de peces: aquellos que alimentarán y aquellos que no alimentarán. Así, ciertos gestos apoyan la vida y la sostienen, otros no lo hacen. La alegría y verdadera felicidad consiste en revelarle al mundo el amor incondicional de Dios y su presencia que hace surgir la vida y la alimenta.






Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (18,1-6):

Palabra del Señor que recibió Jeremías: «Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra.»
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor: «¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? –oráculo del Señor–. Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel.»


Palabra de Dios


Salmo

Sal 145

R/.
 Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R/.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R/.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él.
 R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,47-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor



1

En la primera lectura del profeta Jeremías, los gestos del alfarero son una enseñanza. Lo que se le ve haciendo en este taller es más elocuente que los grandes discursos. Dios actúa como el alfarero, Él quiere moldearnos y hacer de nosotros bellas obras. Pero si nosotros oponemos resistencia el vaso o jarra corre el riesgo de quedar mal moldeado y ser desperdiciado. Entonces Dios comienza de nuevo sin cansarse…

En el Evangelio escuchamos otra parábola de Jesús que a primera vista puede tener el mismo objetivo o una enseñanza idéntica a la del buen trigo y la cizaña, pero no. La diferencia es que la cizaña es, será y siempre ha sido una mala planta; en cambio los peces por alguna razón pasaron a ser malos peces…en algún momento fueron buenos. En el momento actual, en el Reino de Dios, una parte está conformada por individuos que son aparentemente buenos discípulos, pero que no tendrán un sitio, un lugar en el Reino después del juicio final, tal es entonces el misterio. El pescado malo es rechazado, botado. El buen pescado se guarda. ¿A qué tipo de individuo corresponde el buen pescado? Es aquel a quien Dios declara justo, es aquel cuya fe en Cristo lo ha hecho justo, y esta fe perseverará hasta el final…Por la fe, actualmente nosotros estamos dentro del Reino, pero este Reino al final de los tiempos tendrá un proceso de separación de lo bueno y de lo malo…habrá una selección y será en función de sus obras que los hombres serán declarados buenos o malos. La parábola termina subrayando que la condición de quienes serán rechazados es absolutamente miserable. No seamos negligentes ante esta advertencia. Por la gracia de Dios, permanezcamos siempre fieles a Aquel que nos ha salvado por su sacrificio en la cruz.



2

La justicia de Dios

"Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”


A primera vista, no es tan inspiradora esta declaración, ¿verdad? Pero debería ser inspiradora en aquello que pretendía. Pretendía poner un cierto "santo miedo" en nosotros, así como tranquilizarnos ante la justicia de Dios. Esto es inspirador, pero no de la manera habitual como debería ser.

Pero a veces necesitamos un poco de temor santo de Dios y Su justicia en nuestras vidas. En nuestros días y época actual, el pecado se está volviendo continuamente más aceptado y "normal". Nuestra cultura mundial parece estar volviéndose cada vez más secular. De muchas maneras la vida inmoral parece estar en aumento. Como resultado, es fácil para nosotros empezar a ver el pecado como normal e incluso aceptable. De hecho, cuando nombramos el pecado como pecado, nuestro mundo a menudo nos llama prejuiciosos y odiosos.

Si a veces te sientes presionado a ceder a la inmoralidad que te rodea y te sientes llamado simplemente a "aceptarla", entonces tal vez el pasaje anterior te inspire a hacer justo lo contrario. La verdad absoluta es que Jesús ha nombrado algunas cosas como pecado y cometer esos pecados trae graves consecuencias.

Podría ser la práctica cultural muy sutil de convertir el Día del Señor (domingo) en cualquier cosa menos un día de descanso. O podrían ser graves violaciones a la santidad de la vida matrimonial y familiar a través de la redefinición del matrimonio. Sin duda, cada uno de nosotros notará varias maneras en las que sentimos que nuestra fe es desafiada e incluso atacada. Si te sientes así, entonces esta Palabra de la Escritura es para ti.

Jesús habla en serio a la hora de referirse al pecado y sus consecuencias. Eso debería inspirarnos no sólo a vivir santamente, sino también a hacer todo lo posible para ayudar a aquellos que andan atrapados en las tendencias culturales desordenadas, a cambiar sus vidas.

Reflexiona, hoy, sobre cuán fuertemente te opones al pecado. El pecado es malvado y destructivo. Siempre debes amar a la persona que comete pecado, pero nunca debes ofrecer apoyo o aprobación para sus acciones que son contrarias a la ley de Dios. Permanecer fuerte frente a la oposición cultural es un gran acto de amor y puede liberar a algunos, un día, del "lamento y rechinar de los dientes" del que Jesús habló.


Señor, donde abunda el pecado, la gracia abunda aún más. Tu Gracia es tan necesaria hoy en nuestro mundo y en mi vida. Ayúdame a mantenerme fuerte en mi oposición al mal y al pecado para estar entre los que están reunidos en Tu Reino. Dame valor para hacer todo lo que pueda para ayudar a los que están en el camino de la perdición y destrucción. Jesús, confío en Ti.

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