lunes, 18 de julio de 2022

19 de julio del 2022: martes de la decimosexta semana del tiempo ordinario


(Mateo12, 46-50) Uno olvida con frecuencia que la Voluntad del Padre es algo que necesitamos realizar y buscar sin cesar. Por tanto, es eso lo que Jesús ha hecho yendo hasta entregar su vida. Evidentemente, no es necesario ir tan lejos: nuestros simples gestos impregnados de amor, bondad y atención por el otro, pueden construir el Reino.





Primera lectura

Lectura de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):

Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que habitan apartadas en la maleza, en medio del Carmelo. Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios. ¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos.

Palabra de Dios



Salmo

Sal 84,2-4.5-6.7-8

R/.
 Muéstranos, Señor, tu misericordia

Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira
R/.

Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
 R/.

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación
R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»


Palabra del Señor




1

En la primera lectura del profeta Miqueas, nos encontramos hoy con una oración final que cierra el libro. En esta plegaria, el pueblo acepta su juicio. Él es castigado por buscar engañar a Dios, pero el pueblo sabe que Dios es fiel y que no lo abandonará. ¡Nosotros podemos estar siempre seguros de un cambio de situación con el Dios liberador!
El pueblo acepta entonces confiar en Dios, con la certeza de que la historia aún no termina.
¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia…Con este mensaje termina el libro de Miqueas. Dios perdona. Si su cólera se manifiesta cuando su amor es traicionado, esta cólera no dura por siempre. Más allá de la cólera está el amor, más allá del juicio está el perdón. Más allá del abandono, está la fidelidad eterna de un Dios bueno. Al final, con Dios, es siempre el amor que gana.

En el Evangelio, Jesús muestra que quiere consagrarse totalmente a su nueva comunidad de discípulos y para ello, Él establece distancias con sus seres queridos cercanos. Desmarcarse de su familia para ser uno mismo, es a veces necesario.


2

Nuestra Madre Bendita

«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»


Este pasaje ofrece una maravillosa oportunidad para hablar sobre la Santísima Virgen María. Algunos que leen este pasaje caen en la trampa de pensar que Jesús de alguna manera se estaba distanciando de su madre. Es como si concluyeran que su declaración ignora su papel especial en su vida. Nada más lejos de la verdad.

La verdad es que su declaración afirma su maternidad más que nada. ¿Por qué? Porque está hablando de cómo uno se convierte en un verdadero miembro de su familia. Y eso sucede cuando uno "hace la voluntad de mi Padre celestial". 

Piensa en esa línea. ¿Quién mejor cumplió la voluntad del Padre Celestial? ¿Quién fue más obediente en todas las cosas que la Santísima Virgen? Nadie lo fue. Actuó en perfecta obediencia a lo largo de su vida y, por lo tanto, cumple perfectamente el requisito de ser de la familia de Jesús.

Una cosa que debemos tomar de este pasaje es que la relación de nuestra Santísima Madre con Jesús se vivió en dos niveles. Primero, estaba la maternidad física con la que fue bendecida. Esta fue una gracia increíble y por la cual ella merece un gran honor. Pero su maternidad física no fue la razón principal de su bendición. La razón principal fue el resultado de su maternidad espiritual. Y esta maternidad espiritual se ve en este pasaje …Es el resultado de su perfecto "Sí" a Dios en todas las cosas. Esta es la razón principal por la que debe ser honrada y llamada "bendecida" para todas las edades.

Reflexiona hoy sobre el papel que nuestra Santísima Madre tiene en tu vida. Dios quiere que la honres, la imites y la hagas parte de tu familia. Él quiere que la recibas como tu madre espiritual en la medida en que eres miembro de la familia de Jesús. Si te esfuerzas por obedecer la voluntad del Padre en tu vida, también compartirás las bendiciones de Su vida. Una de esas grandes bendiciones es compartir a su madre.

Señor, deseo ser obediente a ti y a tu voluntad en todas las cosas. Deseo abrazar el plan perfecto del Padre para mi vida. En esa voluntad, ayúdame a compartir tu vida divina y convertirme en un miembro pleno de tu familia. En esa familia, ayúdame a tomar a tu madre como madre mía. Querida Madre, ruega por mí. Jesús, confío en ti.

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