21 de julio del 2019: 16o Domingo del Tiempo Ordinario (C)
Estamos acá para encontrar a Dios. En el evangelio, Jesús nos sugiere una manera concreta para darle prioridad a la actitud que verdaderamente (o realmente) importa en nuestro encuentro con Él.
En aquel
tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su
casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor,
escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio;
hasta que se paró y dijo:
-- Señor,
¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me
eche una mano.
Pero el
Señor le contestó:
-- Marta,
Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria. María
ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.
Palabra del Señor
A guisa de
introducción:
Hoy, uno
tiene la sensación de que se gusta mucho hablar pero poco escuchar. Los
periodistas “intelectualoides, sabelotodos”, como esa parodia del informador
que hace Heriberto Sandoval en el programa de humor “sábados Felices”, que
pregunta y responde a la vez no están tan lejana de la realidad.
En los
muros, los chats y bandejas de correo son más nuestras ideas, palabras que
salen, y muy poco espacio que cedemos para las reacciones, para el comentario
que hacemos a algo “receptado”, escuchado…O uno porque no recibimos nada u otro
porque si recibimos pero no aceptamos.
En nuestras
reuniones de amigos, la próxima vez fíjese, casi todos quieren hablar pero
nadie parece muy dispuesto a escuchar.
Lo mismo
sucede con los libros, las buenas lecturas, pasan de lado, porque no nos
interesa mucho recibir, alimentarnos del otro, de lo otro…Y lo irónico es que
si les abrimos nuestras orejas a cosas vacuas, al humor de la stand up-comedy o
la farándula, a la música que no dice nada, le damos demasiado tiempo a las
discusiones vanas e intrascendentes de fútbol, y cerramos igualmente
los ojos a la literatura, a los mensajes que podrían ayudarnos a encontrarle
sentido a nuestras vivencias diarias…pero si los mantenemos abiertos para la
RVB (realidad virtual basura), para publicaciones “sensacionalistas”, lights, y
para los videojuegos por largas horas y los chats inútiles que nada aportan.
Por eso uno
entiende que mucha gente se aburra en la misa o en la Eucaristía, porque allí
hemos de ir a dedicarle gran tiempo a la escucha atenta de la Palabra, a lo que
Dios nos dice y viene diciéndole a la humanidad después de casi
4.000 años en la Biblia. Esto justifica el que seamos tan mediocres, tan
escépticos, tan ignorantes en lo que concierne a la fe, nuestra fe de bautizados.
Y lo de la
abulia a la lectura de todo tipo, la antilalia o fobilalia (los términos son
míos) hoy está regada cual epidemia peligrosa sobre todo en muchos jóvenes
entre los 18 y 35 años. Por eso es una generación sin bases, insegura, que no
sabe discernir lo cierto de lo falso, que relativiza (y es fácil presa del
relativismo, de la alienación) y cree y solo acepta lo que dicen sus ídolos
terrenales de momento, la ciencia, la tecnología y la razón…Y lo más triste es
que poco reaccionan o tienen para seguir una conversación más o menos madura,
hilada y cómplice con los de otros grupos diferentes.
Por eso yo
considero verdaderos amigos aquellos que “pierden” tiempo en el chat por unos
minutos para saludarte, muestra interés por tus cosas y se asiente o encuentra
novedoso algo que le dices y confiesa que le induce a pensar o a cambiar algo.
Y son pocos esos amigos que cuando los ves después de un buen tiempo, y
en la intimidad y ante una taza de café o una cerveza se muestran atentos
realmente interesados en lo que vives, te preocupa, te hace feliz y quieren
saber tus planes…En una palabra amigos que escuchan!
A los
creyentes de todas las épocas, representadas por Marta y María en el evangelio
de este domingo, Jesús les propone un equilibrio…No seguir corriendo tras de
nada (dinero, éxito, poder, fama, aparecer) no preocuparse por tantas cosas y
poner la mirada en lo esencial.
Sí, es
verdad que es importante traducir la FE en acciones visibles. Pero la
simplicidad tiene mejor gusto! “Tú
te inquietas por muchas cosas y una sola cosa es necesaria!” Marta
aprende entonces que es esencial escuchar al MAESTRO. “Ser receptivo,
escuchar”, no es convertirse en hiperactivo, colocar los platos pequeños en los
grandes. Es ante todo, saber acoger la PALABRA del visitante que va de paso,
que se llame “otro” (una persona en particular) o el “totalmente
otro” (Dios, Jesús, el Espíritu).
Esta
acogida, esta escucha de María, son tan pero tan necesarias que Jesús las
califica de “la mejor parte”. La escucha alimenta la fe en la fuente pura de la
Palabra divina, ÚNICA PALABRA que da sentido a nuestras múltiples palabras.
Aproximación
psicológica al texto del evangelio
NO TEMAMOS
CONFRONTAR A DIOS...NO HUYAMOS A SU CONTACTO...
Leí otro
comentario de un psicólogo canadiense, y el habla
del MIEDO
AL ROCE,
o del
RIESGO QUE SE CORRE A DEJARSE DESCUBRIR,
O
INCOMODARSE POR JESÚS (o DIOS).
Tenemos miedo de confrontarnos con El, como quizás lo sentía Marta que se escudaba y o excusaba con la disculpa del demasiado que hacer...
A mí me
parece muy válida la reflexión. Es usted de las personas que le
huyen a la meditación, al cuestionamiento personal, a confrontar a
Dios, por el miedo de verse vulnerable, débil o quizás llamado
a un cambio o transformación personal en su vida?
Jesús siempre incomoda...
Tiempo para
lo esencial
“Marta,
Marta tú te inquietas y te preocupas por muchas cosas, pero una sola cosa es
necesaria” (Lucas 10,41).
No dejo de
hacer eco de este texto en mi vida diaria. Quizás porque pienso que es a mí
personalmente que se dirige. Sin duda también porque cada vez que lo leo o
escucho me invita a revisar mi vida. A revisar mis prioridades. A volver a
poner en el centro de la existencia lo esencial.
De la
frustración a… la mejor parte
Lucas es el
único evangelista entre los cuatro que nos reporta esta escena y que
visualizamos amplia y claramente. De camino a Jerusalén, Jesús se detiene en
casa de Marta y María.
Como buena
ama de casa preocupada por las reglas de la hospitalidad, Marta se ve absorbida
por los trabajos y detalles de servicio. María ha decidido acoger al Señor,
dándole de su tiempo y aprovechando plenamente de su presencia, sentada a sus
pies…Qué le preguntaría María? O qué conversación sobre cual sujeto los dos se
embebían? Quizás Jesús le acaba de contar los pormenores de la misión de los 72
y el descanso merecido que se dieron y el cual aprovecharon para orar y
encontrarse juntos. O tal vez Jesús le contaba sobre alguna visita o alguno de
sus múltiples encuentros… O a lo mejor María confiaba todo a su confidente…vaya
uno a saber…En todo caso ella se entretiene con Jesús y es indiferente a los
preparativos de la comida (el algo, la media tarde, el chocolate o la merienda
para el maestro en lo que se ocupa su hermana Marta).
Marta se
siente frustrada (decepcionada) por esta situación y uno puede comprenderla muy
bien. Pero después de decir esto, Jesús la lleva rápidamente y a nosotros con
ella, mucho más lejos y más allá de la frustración: Marta, Marta tú te
preocupas demasiado…cálmate un poco! Tomate tiempo para sentarte! : “María ha escogido la
mejor parte que no le será quitada” (Lucas 10,42). Yo estoy seguro que
Marta no se esperaba esta respuesta y que ella se ha sentido regañada (ver
incomprendida), reprendida, desconcertada. Habrá regresado sigilosamente a su
cocina? O decidió quitarse el delantal y aprovechar también la presencia y
charla amena trascendental de Jesús? El Evangelio no nos lo dice, pero una cosa
es cierta, ella debía tener muchas cosas en la cabeza para comprender con más
lentitud.
Marta y
María en nosotros
Marta y
María son diferentes, es cierto, pero ellas no nos son extrañas. Yo pienso y
estoy convencido cada vez más, que hay un poco de las dos en cada uno de
nosotros. Y que quizás hay mucho más de Marta que de María.
Marta, es
esa parte de nosotros que quiere servir, pero que se deja acaparar por todo lo
que hay para hacer, hasta el punto de olvidar lo esencial: LA ACOGIDA, LA
ESCUCHA, LA PRESENCIA DEL OTRO.
María es
esa otra parte de nosotros mismos que sueña con escapar a los imperativos de lo
cotidiano para estar más atenta a sus necesidades internas y o espirituales.
Ella desea una vida mas simple y mas verdadera, donde el acento seria puesto en
el SER y no en el HACER. Ella aspira a un ritmo de existencia diferente, donde
uno sería mayormente disponible y acogedor.
Marta y
María hacen parte de nuestra vida. Ellas cohabitan en nosotros. Y el reto
consiste en encontrar un justo equilibrio entre las dos maneras de ser, dar su
parte correspondiente y la importancia, tanto a la una como a la
otra. Para no pasar de lado y omitiendo lo esencial.
En este
tiempo de verano y aun de vacaciones (para algunos) y que posibilita
el descanso y los encuentros, yo deseo que todos encontremos espacios de
libertad y de gratuidad.
Que sepamos darnos tiempo para detenernos y escuchar, para estar en sintonía con nosotros mismos, con los otros y con Dios. Y yo les invito sobre todo a no olvidar la lección de Jesús. Su mensaje no puede ser más claro: “una sola cosa es necesaria…” (Lucas 10,42).
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:
- Este
Domingo, acojo con cariño las personas que se me acerquen y vengan a mi casa de
visita. Además de ofrecerles mi hospitalidad, le doy importancia a lo que
tienen para decir, a sus vivencias, a sus experiencias.
- En algún momento de esta semana, reviso y evalúo el grado de atención e importancia que
le doy a la Palabra de Dios. Aprovecho los momentos de descanso, de solaz, de
silencio para poner en el centro lo esencial de mis decisiones como discípulo y
amigo de Jesús.
ORACIÓN- MEDITACIÓN
Señor, hoy Tú me invitas a acogerte
en mi vida,
como lo has hecho con Abraham en
las encinas de Mambre (en la primera lectura)
y con Marta y María en
Betania.
Tú sabes, me gustaría ser
igual a María:
Disponible, atento, totalmente
centrado en Tí.
Pero con mucha más
frecuencia, yo soy como Marta:
acaparo el tiempo, preocupado por
todo aquello
que debo pensar y hacer.
Se nos dificulta tanto detenernos
hoy (hacer stop!),
Tengo tantas cosas que me dan
vueltas en la cabeza.
Tantas cosas que a veces llego a
perder de vista lo esencial
y a perderte a Ti también al mismo
tiempo.
Señor, libérame de mis
preocupaciones inútiles.
Ayúdame a reservarme cada día
un momento de intimidad contigo,
y a mantener siempre abierta una
ventana al infinito.
Así, de este modo, yo podré
interiorizar mucho más mi acción.
Y llegar a ser cada vez más
permeable a tu Gracia y a tu Palabra.
REFERENCIAS:
Pequeño misal
"Prions en Église", edición quebequense, 2010
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de
Jésus.
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