29 de julio del 2022: Santos Marta, María y Lázaro
Testigos de la fe
Santa Marta y María, y San Lázaro
Un decreto del 26 de enero de 2021 instituyó una nueva
memoria obligatoria para el 29 de julio, en sustitución de la de Santa
Marta. Se trata ahora del recuerdo de la misma familia, la de Marta, María
y Lázaro, a quienes Jesús contó entre sus amigos y que supieron acogerlo entre
sus visitas apostólicas.
(Lucas
10, 38-42) Al honrar a estos hermanos juntos, se nos recuerda especialmente
la importancia de permanecer cerca de la familia e invitar a Jesús a nuestra
familia. Marta, María y Lázaro vivieron juntos y compartieron una vida
común de amor. Invitaron a Jesús a su vida familiar y Él aceptó su oferta.
Primera lectura
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios,
porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que
Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos
a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto
conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su
Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su
Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios,
Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios
nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor
permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 33
R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta, se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.»
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Dios es amor
El amor del cual nos habla en su Carta San Juan no tiene
nada que ver con el sentimiento amoroso, reducido, meramente pasional…. Es una
bondad, es una preocupación y cuidado y estima por los demás (ágape en vez de
eros). Cuando entramos en esta dimensión y nos disponemos a amar así, nos damos
cuenta que cualquier cosa se dilata en nosotros y nos abre a otra cosa más
grande que nosotros. Dios que es amor es fuente de todo amor. Un amor que Él ha
manifestado enviándonos a Jesús, su Hijo. Un amor del cual Jesús testimonia en
palabras y en actos.
«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.»
El memorial de hoy era antes
un memorial solo en honor a Santa Marta. Sin embargo, el 26 de enero o 2
de febrero de 2021, el Papa Francisco amplió este memorial para incluir a la
hermana y el hermano de Marta, María y Lázaro. Así, hoy celebramos a estos
tres hermanos juntos.
Marta, María y Lázaro eran
amigos cercanos de Jesús. Vivían en Betania, que estaba a poca distancia
de Jerusalén. Marta es recordada especialmente por la historia en la que
ella había estado preparando una comida para Jesús, mientras su hermana, María,
se sentaba a los pies de Jesús escuchándolo, dejando todo el trabajo a
Marta. Marta se quejó con Jesús, instándolo a “Dile que me ayude”. La
amable reprensión de Jesús por su pedido se cita arriba.
María también es conocida por
la historia anterior en la que se sentó a los pies de Jesús. Esto se ha
visto tradicionalmente como un símbolo de la oración
contemplativa. También se la presenta en el Evangelio de Juan como la que
derramó un frasco entero de costoso aceite perfumado sobre los pies de Jesús y
los secó con su cabello solo seis días antes de la muerte de Jesús. Aunque
la tradición medieval a veces ha asociado a María de Betania con María de
Magdala y con la mujer pecadora que ungió los pies de Jesús ( Lucas 7:36–50 ),
la mayoría de los eruditos están de acuerdo en que se trata de tres Marías
diferentes. De hecho, una de las razones por las que el Papa Francisco
agregó hoy a María de Betania a este memorial fue para honrarla con un memorial
litúrgico que no la confundiera con María de Magdala.
Lázaro es, por supuesto, bien
conocido por el hecho de que Jesús lo devolvió a la vida después de estar
muerto y en la tumba durante cuatro días. Poco más se menciona sobre
Lázaro en los Evangelios excepto por el hecho de que los fariseos querían
arrestar a Lázaro en el momento en que también buscaban arrestar a Jesús y que
él era hermano de Marta y María.
¿Por qué tenemos este memorial
en honor a estos tres hermanos juntos? Cuando se estableció este memorial,
la Congregación para el Culto Divino dijo: “En la casa de Betania, el Señor
Jesús experimentó el espíritu de familia y la amistad de Marta, María y Lázaro,
y por eso el Evangelio de Juan dice que los amaba”. Al honrar a estos
hermanos juntos, se nos recuerda especialmente la importancia de permanecer
cerca de la familia e invitar a Jesús a nuestra familia. Marta, María y
Lázaro vivieron juntos y compartieron una vida común de amor. Invitaron a
Jesús a su vida familiar y Él aceptó su oferta.
La elección de Jesús de
hacerse amigo de esta familia es una indicación de Su deseo de unir a cada
familia y de hacerse amigo de cada miembro de cada familia para ser la fuente
central de su amor y unidad compartidos. El amor familiar es fundamental
para nuestra vida humana. Y aunque no todas las familias disfrutan de la
unidad y el amor mutuo, nunca debemos olvidar que Dios quiere entrar en cada
familia tal como lo hizo con Marta, María y Lázaro.
Reflexiona, hoy, sobre tu
propia familia. ¿De qué maneras desea Jesús hacerse más amigo
tuyo? ¿Cómo desea Él entrar en tu vida familiar y fortalecerla con Su
amor? ¿Y cómo quiere Él usarte para ayudar? Incluso si tu familia
lucha de varias maneras, debes saber que Dios quiere amarte a ti ya tu familia
de la misma manera que lo hizo con la familia de Marta, María y
Lázaro. Aunque no eran perfectos, no obstante, Él los amaba. Y Él
desea hacer lo mismo contigo y tu familia.
Mi amado Jesús, Tú elegiste
amar a la familia de Marta, María y Lázaro. Al hacerlo, nos revelas
también tu deseo de amar a todas las familias con un amor santo. Te invito
a mi vida y a mi familia, amado Señor. Fortalece nuestros lazos, trae
unidad y respeto mutuo. Elimina cualquier dolor y división del pasado y
permite que cada familia comparta más plenamente Tu amistad y amor. Jesús,
te amo. Jesús, en Ti confío.
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