sábado, 22 de julio de 2023

23 de julio del 2023: 16o Domingo del Tiempo Ordinario (A)


El amor que sabe esperar

Dios está presente en nuestra historia, a pesar que el mal exista. Dejemos que el Espíritu nos enseñe la paciencia de un Dios que ama a sus hijos en sus torpezas (lentitudes) e imperfecciones.

Ante la lentitud del Reino de Dios, podemos impacientarnos o ponernos a dudar. Jesús nos invita a mirar el admirable crecimiento de las plantas y de los árboles a partir de una minúscula semilla. Al contemplar nuestros huertos y jardines, aprendemos la paciencia.


El misterio del sembrador

 

El sembrador siembra las semillas que caen, germinan o mueren en lugares inesperados. No está seguro de disfrutar el fruto de su trabajo. Su filosofía es la de la gratuidad, la caridad y la esperanza. Es un hombre de esperanza que trabaja para que mañana sea un día mejor. Él permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos, y luego recoge la cizaña y la arroja al fuego. 

Como él, también debemos sembrar el Evangelio en nuestro mundo, a pesar de lo que parece contener cosas malas. Entonces, debe dejarse en manos de Dios el control de la germinación y el crecimiento. El mal está en el mundo. Hay cizaña en la Iglesia y más aún en el fondo de cada hombre. Además, el hecho de que Dios permita que la cizaña crezca en medio del buen grano no puede trastornar nuestro deseo de perfección. 

Ante la presencia misteriosa del Mal en el mundo, el cristiano no debe vivir en la resignación y la desesperación, sino en el combate y la esperanza. Además, lo más importante para él no es explicar el Mal, sino liberarse de él. 

La victoria sobre los poderes de las tinieblas fue finalmente ganada por la muerte y resurrección de Cristo. A partir de ahora, nos toca vivir de la mística del sembrador: actuar, hacer lo que tenemos que hacer y, por lo demás, confiar en Dios, dueño de la naturaleza.

¿Qué es lo que más me atrae de la figura del sembrador?
¿Qué nos dice la parábola del sembrador acerca del reino de Dios? 

 

Jean-Paul Sagadou, sacerdote asuncionista, redactor jefe de Prions en Eglise Africa



PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA 12, 13. 16-19

Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.

Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 85

R.- TÚ, SEÑOR, ERES BUENO Y CLEMENTE.

Tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.-

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
"Grande eres tú, y haces maravillas,
tú eres el único Dios”. R.-

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí. R.-



 SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 26-27

Hermanos:
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

Palabra de Dios.




LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 13, 24-43


En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»  Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son
los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor




A guisa de introducción:

“De igual modo, con todo, Dios no se lo permite… ”



En un mundo donde el bien y el mal se mezclan íntimamente, donde conviven juntos, es normal que los cristianos se pregunten (se cuestionen) por la actitud de Dios: POR QUÉ ES ÉL TOLERANTE? POR QUÉ NO INTERVIENE? QUÉ ES LO QUE ÉL ESPERA?

Por fortuna, sabemos que nuestro Dios es infinitamente justo; Y esperamos de Él una confirmación de nuestras evaluaciones (o puntos de vista) sobre la gente y su situación actual. Uno no es optimista o espera que Dios sea benévolo con ciertas personas (que consideramos “malas”) el día del juicio particular y o final…

El texto del libro de la Sabiduría (primera lectura) y la parábola de la Cizaña  (lectura breve del evangelio) proponen una respuesta a estas cuestiones. En el momento oportuno, Dios juzgará el bien y el mal; por el instante si Él no se permite intervenir, es para permitirle al BIEN manifestarse y desarrollarse (florecer). No es que Él se muestre desinteresado por nosotros o que Él apruebe el mal. Al contrario de una actitud fatalista, nosotros descubrimos en estas parábolas del señor una doble invitación:

Primero: a confiar en Dios con respecto a la buena marcha de la aventura humana y enseguida como El, tomar partido por el bien y hacer factible (posibilitar) el crecimiento de las fuerzas positivas.

El crecimiento del Reino de Dios es desconcertante: él germina en medio del mal. El comienza discretamente sin mucho ruido y luego echa raíces en el mundo. Lo que es cierto es que Dios vigila  y sigue de cerca este crecimiento…




Aproximación psicológica  y política del evangelio


ACTIVAR EL PROCESO.


Una bellota (fruto de la encina o del roble) que cae en el suelo es una experiencia insignificante (anodina). Pero han contemplado ustedes la majestad de un roble o una encina (el árbol) cincuentenario (a)?

Con el Reino de Dios pasa lo mismo, dice Jesús. También misteriosamente pero con la misma certeza. Nadie está forzado (u obligado) a tener fe. Pero si uno ya  ha visto un roble (o una encina), es necesario creer en la bellota. Y si se cree en la bellota, se ha de creer en el misterio del crecimiento.

Y si el tiempo de los hombres transforma una semilla (o grano) insignificante en un gigante imponente, el tiempo de Dios no transformará algunos gestos de ternura y de compartir en un Reino de comunión y de paz?

…Es mi convicción, dice Jesús. Por qué? Porque yo se que el Padre es bueno. Cómo?  Al igual que el crecimiento misterioso de los árboles y la fermentación misteriosa de la masa.

Yo creo en un mundo que Dios lleva a su plenitud y desarrollo, dice Jesús. A pesar de los accidentes que aparecen en este caminar, y que quedan tanto para mí como para ustedes,  inexplicables.

Y cuando Pedro escribe que por la santidad de su vida, los hombres no hacen más que  “acelerar la venida” del Reino de Dios (2 Pe 3,11-12), él está de acuerdo con la misma convicción de Jesús. Para activar el proceso del crecimiento, el viñador decide hacer mantenimiento (desyerbar, cuidar) alrededor de la viña que tarda en dar fruto, y poner abono (Mt 13,8). De su lado, Juan Bautista, llega para comprometerse y preparar el terreno (Mt 3,3).

En cuanto a Jesús, Él va hasta el final  para que sus discípulos puedan continuar avanzando en su toma de conciencia: “es por (para) su provecho  (es necesario) que yo me vaya; en efecto si yo no me voy, el Espíritu no vendrá…”  (Jn 16,7).

Por su fidelidad, Jesús le  permite entonces al Espíritu progresar. 

Los discípulos también pueden hacer lo que les toca (su parte). Por su manera de vivir, ellos pueden transmitir a otros el IMPACTO de Jesús: “si ustedes se aman los unos a los otros, todos reconocerán que ustedes son mis discípulos” (Jn 13,35).

Resumiendo, Jesús está convencido que Dios encamina y o lleva el mundo a su pleno desarrollo. Para Él , a pesar de las apariencias discretas y escondidas, este proceso ha comenzado y es irreversible. Y por nuestro propio compromiso en y con el amor , por nuestra búsqueda activa de la justicia, Él está convencido que nosotros estamos llamados a activar el proceso.



Reflexión Central:

Mientras la gente dormía…



Las lecturas bíblicas de este domingo, nos invitan a descubrir el verdadero rostro de Dios. En otro tiempo, se le representaba como un Dios Vengador que condenaba sin piedad a todos los enemigos de su pueblo. De hecho, las abominaciones cometidas por los paganos (por quienes no creían en Dios), eran increíbles. Y por tanto, Dios nos los exterminó. Con ellos ha tenido y tiene una paciencia extraordinaria. Su gran deseo siempre ha sido que el pecador se convierta y viva. Y esto es valedero igualmente para los enemigos de su pueblo, Él les deja a todos esta posibilidad.

El gran mensaje de la primera lectura es, que en definitiva, y escuchen esto con mucha atención: Dios es más humano que el hombre! Esto es importante para nuestro mundo de hoy. El gran problema de nuestra sociedad, es el aumento de la intolerancia. Cuando un hombre o una mujer son encerrados en su mala reputación, uno no les da ninguna oportunidad. En este día, nos volvemos al Señor para pedirle que nos dé un poco de humanidad. Que Él nos enseñe a ver este mundo como Él mismo lo ha visto, con una mirada plena de amor.

Es este mismo mensaje que encontramos en el Evangelio. Esta parábola de la buena semilla y de la cizaña, la conocemos bien porque la hemos escuchado con frecuencia; este hombre que siembra la buena semilla es Dios. No olvidamos lo que nos dice el primer relato de la creación: "Dios vio que todo era  bueno".  Todo lo que viene de Dios es bello y bueno. La buena semilla es puesta en tierra por Dios. Hay que decirlo y volverlo a repetir, Dios no nos da sino buena semilla.

El problema es que en lugar de "vigilar el grano", nos dormimos. Nos instalamos en la rutina, el facilismo; nos olvidamos del Señor y su Evangelio. Mientras que la gente dormía, el enemigo fue y sembró cizaña; el enemigo llegó. El enemigo siempre llega mientras dormimos. No es por nada que Jesús nos pide velar y  orar para no caer en tentación.

Es eso lo que les pasó a Pedro, Santiago y Juan en el Huerto de los Olivos, la víspera de la muerte de Jesús. Nosotros no podemos nunca olvidar que nuestra vida cristiana es un combate de todos los días contra el "enemigo". La prioridad es la buena semilla sembrada por el Señor.

El enemigo, no duerme. Él está siempre presto, listo para sembrar la cizaña.

"La cizaña, regularmente crece en las mismas zonas productoras de trigo y se considera una maleza de ese cultivo. La similitud entre estas dos plantas es tan grande, que en algunas regiones la cizaña suele denominarse "falso trigo". Dicha planta suele ser parasitada por un hongo tóxico, el cual suele producir una toxina que se acumula en el grano. Es por ello que no es recomendable consumir dicho grano o harinas mixtas en las que se encuentre harina de cizaña, ya que suele ser tóxica." (Wikipedia.org)

O, sea la cizaña viene a ser sinónimo de problema, discordia, peleas, calumnias. Todo aquello que es contrario a la comunión. Todo esto es sembrado por el enemigo. Todo esto lo vemos en nuestras parroquias, nuestras comunidades, nuestras familias: uno se duerme tranquilamente, uno no es vigilante; y cuando uno se despierta, se da cuenta que hay cizaña por todas partes.

Este mal lo vemos todos los días: al lado del Papa Francisco, ardiente defensor de los pobres, tenemos extremistas que matan y masacran. Lo peor, es que ellos pretenden actuar en nombre de Dios. Y a nosotros nos gustaría ordenar todo, hacer el mantenimiento, asear, arrancando la cizaña. Pero Jesús nos pide no hacerlo. Eso sería agregar odio al odio, cizaña a la cizaña, echarle gasolina al fuego. Este evangelio nos habla de la inmensa paciencia de Dios. Él no desea correr el riesgo, que por arrancar la mala hierba se arranque también la buena semilla. Él no quiere dañarnos. Él nos pide tener paciencia, su misma paciencia para con los otros. Él nos deja discernir, reflexionar, descubrir aquello que no va en nuestra vida. Él mismo nos acompaña hasta el día de la cosecha.

San Pedro nos habla también de la infinita paciencia de Dios. No debemos desanimarnos cuando tengamos la impresión de que hay cizaña por toda parte y que Dios no hace nada. El Señor usa su paciencia con nosotros. Él no quiere absolutamente que nadie perezca sino que todos lleguen a arrepentirse. Es importante que meditemos sobre esta paciencia de Dios y en el hecho que es necesario estar llenos de esperanza: la cizaña, la mala hierba no tendrá la última palabra. Entonces procuremos no adormilarnos y estar vigilantes…

En la segunda lectura, San Pablo nos invita a volvernos a nuestro Dios. No podemos ser arrogantes, autosuficientes, sin Dios no podemos hacer nada. Es entonces cuando el Señor interviene para darnos su Espíritu Santo. Con Él, somos capaces de abrirnos al amor del Padre y responder a su voluntad. El verdadero Dios no es aquel que pisotea sus enemigos. Él se nos presenta como un Dios pleno de amor que quiere la salvación de todos los hombres.

En este domingo Señor, te suplicamos: enséñanos a seguirte por el camino de la acogida y de la tolerancia. Por esta Eucaristía, ven a renovar nuestra fe y nuestra confianza en tu amor. Amén!



2

Atención los impacientes!



Nos encontramos en presencia de 3 parábolas alusivas al Reino de Dios, pero los 3 mini relatos contienen acentos muy diferentes.

La primera pone el acento en que la presencia del mal en el mundo representado por la cizaña, no puede impedirnos creer que Dios actúa y que las fuerzas de la vida se expanden, puesto que la eliminación completa del mal no ocurrirá sino al final de los tiempos ( y no, por decir algo, en el transcurso de  nuestra existencia).

En la segunda parábola el acento se pone en el hecho de considerar que no hay ninguna medida común entre las acciones de VIDA que hacemos ahora y el resultado final y que probablemente nunca lo podremos medir, como fue el caso para Jesús;  en efecto, este último trató de juntar en la unidad al pueblo judío, pero es al universo entero al que ha convocado y  o reunido, un hecho simbolizado por los pájaros que hacen nido en las ramas del árbol.

En la tercera parábola, el acento se pone en el hecho de que las fuerzas de vida y de bondad permanecen a menudo como una realidad escondida, y que no se ven a simple vista, y sin embargo ellas logran transformar todo.

Estas 3 parábolas que Mateo ha reagrupado en un discurso de Jesús, describen de  3 maneras diferentes los aspectos del Reino de Dios.

Es importante anotar acá que aquello que ha estado en el corazón o centro de la predicación y acción  de Jesús no es un mensaje de amor (de igual modo si el amor colorea todo lo que Él (Jesucristo) dice y hace), sino preferiblemente esta realidad misteriosa del Reino de Dios.

Es esta convicción de que el Reino de Dios es a la vez inminente  y a la vez ya en acción lo que lo lleva a dejar su trabajo de carpintero en Nazaret, lo que lo conduce a hacerse bautizar por Juan Bautista y a recorrer todo el país invitando a la gente de manera urgente a cambiar de vida. Para Él, todos los gestos de sanación que ha realizado eran el signo revelador de que este Reino estaba ya misteriosamente presente, signo de victoria de la vida sobre la muerte y que era necesario acoger. Yo lo he dicho bien: acoger, puesto que la mayor parte del trabajo es hecho por Dios, nuestro papel o tarea es simplemente poner en tierra la semilla, de resto, Dios vigila. Pero cómo hablar de una realidad que no se puede ver y tocar directamente? He aquí el objetivo de las 3 parábolas.

El evangelio de este día se dirige a los impacientes como ustedes y yo…posiblemente algunos de ustedes tengan hijos, nietos bebés de escasos meses y cercanos al año y se impacienten porque que estos no den aun sus primeros pasos… La comunidad internacional hará grandes esfuerzos militares y diplomáticos para arreglar lo más rápidamente posible la crisis árabe, para llegar a darse cuenta con frustración que la verdadera liberación toma mucho tiempo.

Muchos cristianos se muestran desalentados y como frustrados ante una Iglesia que pareciera pertenecer a otro siglo, que pareciera anquilosada, paralizada, desactualizada... Qué dicen en su conjunto las 3 parábolas?

Primero que hemos de aprender a vivir en un mundo híbrido, donde el bien y el mal coexisten, y entonces, hay que osar, sembrar la vida sabiendo que alguien más siembra la muerte;

segundo: hemos de creer que nos basta con realizar un simple y pequeño gesto de vida, como es sembrar, y que Dios dará cuenta del resto (por ejemplo, del sol, la lluvia y las fuerzas de crecimiento) y 

tercero: que es normal que las fuerzas de la vida conozcan un comienzo bien humilde; no podemos desanimarnos al tener la impresión de que nada ocurre, puesto que no  se puede controlar el progreso.

Las tres parábolas tienen esto en común: el ritmo de la vida no está hecho para los impacientes, y puesto que él no es necesariamente visible y aparente, exige la FE.

Las tres parábolas hablan de nuestra vida de todos los días, de nuestras relaciones con nuestro conyugue, nuestros hijos y nuestros parientes, nuestros colegas de trabajo y nuestros conciudadanos del mundo. A cada instante, nosotros podemos tomar la ruta de la vida o de la muerte. Mas la ruta de la vida exige necesariamente la FE. Porque cómo recorreré y o seguiré yo esta ruta si tengo la impresión de estar solo y de no ver inmediatamente los resultados?


3

Vigilancia con la Verdad




Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña”

 

Mateo 13:24–26

 

Esta parábola habría tenido mucho sentido para la gente de la época de Jesús. Era una práctica común que un enemigo se vengara de otro sembrando una mala hierba llamada “berberecho” junto con el trigo. A medida que el berberecho comenzó a crecer, se parecía mucho al trigo hasta que se formó el grano. Y si se mezclara con el trigo y se comiera, causaría náuseas severas. Debido a esto, también era una práctica común que los agricultores con enemigos tuvieran sirvientes que vigilaran sus campos después de que fueran plantados. Por lo tanto, esta parábola revela que los sirvientes que debían vigilar no cumplieron con su deber.

Al explicar esta parábola, Jesús dice: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, el campo es el mundo, la buena semilla los hijos del reino. La cizaña son los hijos del maligno, y el enemigo que la siembra es el diablo. La siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles” Mateo 13:37–39). 

Una táctica común del maligno es mezclar sutilmente sus mentiras con la verdad. Sabe que si propusiera alguna mentira grave y evidente muchos la rechazarían de plano. Por lo tanto, intenta crear división y confusión sugiriendo sus errores de manera lenta y ligera de tal manera que se crean más fácilmente. Por lo tanto, “los hijos del maligno” pueden entenderse como aquellos que en este mundo están bajo la influencia del diablo, así como las legiones de demonios que intentan sembrar la confusión en nuestras vidas y dentro de la Iglesia.

Una forma útil de reflexionar en oración sobre esta parábola es verse a sí mismo como uno de esos siervos a quienes se les ha confiado la tarea de cuidar el campo. Siendo el campo el mundo, todos tenemos el deber de impedir que florezcan las mentiras del maligno. Para hacer eso, ciertamente debemos enfrentar los errores más graves que encontremos. Por ejemplo, debe protegerse la dignidad del niño por nacer y debe cesar la práctica diabólica del aborto. Además, debemos trabajar para proteger a la Iglesia, nuestras comunidades, amigos y familiares no solo de los errores graves de nuestro tiempo, sino también de los más sutiles. Por ejemplo, dentro de la Iglesia a menudo surgen conflictos y confusiones. Estas divisiones son parte de las sutiles mentiras sembradas por el maligno.

También debemos ver nuestras propias almas como la tierra fértil. Ciertamente la Palabra de Dios ha sido sembrada, pero muchas veces nos permitimos creer errores sutiles. Esto conduce al conflicto interno, al pecado y a la confusión. Por lo tanto, debemos guardar regularmente nuestras almas de estas mentiras confiando en las auténticas enseñanzas de nuestra Iglesia y las enseñanzas de los santos.

Reflexiona hoy sobre tu sagrado deber de estar vigilante y constantemente a la expectativa de la semilla del error sembrada en nuestro mundo, en la Iglesia y en tu propia alma. La vigilancia es clave. El maligno siempre está al acecho. Si vamos a aprender uno de los mensajes centrales de esta parábola, entonces debemos aprender a guardar y proteger todo lo que Dios ha revelado y mantenernos firmes solo en la Verdad.

 

Gloriosa Palabra de Dios, Tú has sembrado Tu semilla de verdad en nuestro mundo, dentro de Tu Iglesia y en mi vida. Que siempre escuche Tu Palabra y responda a ella de todo corazón. Por favor, revélame también las muchas mentiras del maligno para que pueda rechazarlas con todo mi corazón. Jesús, en Ti confío.


Para la revisión de vida:



1. De dónde sale la cizaña? (Mateo 13,27)

 "Es verdad Señor: de dónde viene el mal en el mundo? Cómo es posible que tú dejes crecer la mala hierba (la cizaña) en medio de la buena semilla del trigo?"  Un día u otro, todos nos hacemos esta pregunta sobre el mal. O más exactamente nosotros le  pedimos a Dios explicaciones: si Él es bueno, porque permite la proliferación de lo que es malo, a la vez en el mundo y en cada uno de nosotros? Jesús responde a esta pregunta con una parábola. La cizaña? no nos corresponde a nosotros arrancarla, pues Él dice, que al arrancarla, corremos el riesgo de arrancar lo que es bueno  e impedirle crecer. Pero esto no es todo: Jesús nos enseña que será Dios mismo quien vendrá a retirar, a  eliminar la cizaña. El mal? Una cosa es segura: Dios lo combate y Él ganará. Entonces, esta semana, gritemos victoria y tengamos cuidado con lo que es bueno, en el mundo y en nosotros.

2. Hoy, Señor, dame la paciencia para dejar que Tú venzas en mí el mal, pues sólo Tú eres victorioso.





Oración-meditación

Te damos gracias, Señor Jesús,
Tú que eres manso y humilde de corazón.
Tú nos has alimentado con tu presencia,
y ahora, volvemos a nuestra casa, al mundo,
llenos de tu paz y de tu fuerza.

Te pedimos,
que esta fuerza se manifieste
por la mansedumbre y la paciencia
que marcarán nuestras relaciones.
Te lo pedimos a Ti
que velas sobre cada uno de nosotros.
Amén!




Referencias bibliográficas:


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

Prions en Église (pequeño misal francofono Quebec, 2011)

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

http://dimancheprochain.org

http://mystereetvie.com

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