Reinar sin poder
“Aquí
está su presidente, el que estaban esperando: es pobre y débil”. “Es difícil imaginar regocijo al escuchar
tal anuncio. Suena más como una arenga sarcástica. ¿Qué personas
desean ser gobernadas por una persona sin poder? Sin embargo, es la Buena
Noticia proclamada por Zacarías, luego repetida por Jesús. Si nos parece
obvio que debemos entenderlo a nivel espiritual más que a nivel político, fue
menos claro para Israel. Además, ¿estamos tan seguros de que realmente
entendemos lo que está en juego aquí? Típicamente, la figura del rey
concentra en sí misma nuestras fantasías de poder, de ahí su recurrencia en los
cuentos infantiles. Espontáneamente deseamos vivir la vida de un
rey. O, hoy en día, la vida cotidiana imaginada de tal influencer, tal
estrella, tal atleta. Jesús nos dice que estos deseos, a veces
sutiles, no reconocidos, nos hacen vivir en la ilusión, y por tanto en una
continua decepción. Con una sed de felicidad, fuerza, seguridad nunca
apagada. Sin mencionar que esta sed muchas veces nos obliga a tener que
ganar una carrera contra nuestro prójimo, en lugar de amarlo. Entonces,
que nuestro Señor sea pobre y débil, ¡estas son realmente buenas
noticias! Porque su yugo se vuelve infinitamente más ligero que el
impuesto por los fuertes. La única batalla que nos queda por librar es la
que nos opone a las fuerzas, dentro y fuera de nosotros, que nos hacen esclavos
de un deseo que no lleva a ninguna parte: dominar, ser todopoderosos, acaparar
el lugar de Dios…
¿De qué personas me gustaría vivir la vida a veces?
¿Busco alguna vez ser como Dios Todopoderoso en lugar de ser como Jesús?
Jonathan Guilbault, director
editorial de Prions en Eglise Canadá
Bienvenidos con lo que
son y lo que tienen!
Dios nuestro
Padre nos acoge tal como somos. Vayamos (vengamos) a Él con toda sencillez, con
nuestras alegrías y nuestras penas. Su Hijo Jesús lo ha dicho:
" Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré". El amor que nos brinda nos hace capaces de estar en comunión
con la familia divina y dejarnos transformar. Esta es el fundamento de nuestra
vida de creyentes.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Zacarías
(9,9-10):
Así dice el Señor: «Alégrate, hija de
Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y
victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros,
dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de
la tierra.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14
R/. Bendeciré tu nombre por siempre,
Dios mío, mi rey
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos (8,9.11-13):
Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al
espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el
Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de
entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a
Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo
Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no
con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la
muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (11,25-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te
doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a
los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre,
así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al
Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera.»
A guisa de
introducción:
Dónde encontrar el
descanso?
Este evangelio es el
que leímos hace poco, precisamente en la solemnidad del Sagrado Corazón de
Jesús.
Como es de placentero, agradable para el oído escuchar hoy
nuevamente al Señor ofreciendo el descanso (el reposo)!
En estos primeros días de Julio...muchos proyectan salir más, quizás
para disfrutar del sol, de la naturaleza, compartir la vida de amigos y familia.
En efecto, nada más placentero para comenzar, después de unos
meses cargados y agotadores. Pero Jesús no nos invita nada más que a una
relajación física y sicológica, el descanso que Él ofrece es de otra naturaleza.
Todos en el tiempo de oración y reflexión, llegamos a experimentar sentimientos de incomprensión, de
impotencia, ver de culpabilidad, en ciertas circunstancias de la vida. Tenemos
nuestros momentos de prueba y de agitación interior. Jesús, manso y humilde de
corazón como su Padre, nos invita a venir a Él con el peso de nuestras
preocupaciones, de nuestras debilidades, de nuestras heridas. Pero, atención!
Él no nos promete suprimir las exigencias del evangelio! Sino que propone
conjugar (unir) su fuerza con la nuestra para quitar los obstáculos de
nuestro corazón y renovarlo con su amor.
Adherirnos a Jesús, poner en acuerdo nuestros pasos con los
suyos…Por qué dudar? Jesús nos promete su presencia constante a nuestro lado.
Qué cosa mejor podemos desear, más que experimentar este sentimiento de
plenitud que libera el corazón y el espíritu de toda servidumbre y que
transmite la confianza? El reposo o descanso ofrecido lleva consigo la sanación
y la renovación. Sí, yo voy a Él con mi corazón de pobre. Puesto que yo no
tengo más que un deseo: encontrar la paz y la serenidad a las que tanto aspiro!
Aproximación psicológica al texto del Evangelio:
Fallar en el intento...
Así como nosotros hoy hablamos de proyectos…proyecto
personal de vida, proyecto a futuro, proyecto de trabajo y o planeación para un
determinado periodo…También Jesús se fijó un proyecto pastoral (de acción o
dinámica para enseñar la Palabra de Dios). En efecto, al tomar la decisión de
establecerse en Cafarnaúm, Jesús había optado por un método rápido con el fin
de extender la Buena Noticia de un Dios que no es un juez severo, ni que vigila
como policía y destruye las personas (imagen influenciada por la ley de Moisés
y proveniente del Antiguo Testamento, y expandida por severos maestros), sino
que por el contrario y antes que nada es un Padre que ama la humanidad y
nos quiere tanto a hombres y mujeres felices en su presencia.
Cafarnaúm era por esta época, la ciudad comercial más importante de
Galilea. La gente viene de todas partes para el intercambio de mercancías sea
por mar o por tierra. Mientras que la mercancía es comprada o vendida y
transferida por los sirvientes o esclavos, los propietarios matan el tiempo. Es
ahí donde Jesús decide intervenir: Él va al encuentro de esas personas y habla
con ellas, y así cada convertido a su proyecto evangélico, partirá en misión
(para propagar, anunciar lo aprendido) en el rincón del país que habita. Pero
Jesús, fracasa en su intento, porque si aparentemente los mercaderes no hacen
nada, ellos vigilan sus mercancías y no tienen mente ni cabeza y menos corazón
para ponerlos a la escucha de las enseñanzas de este Jesús de Nazaret salido de
quien sabe donde…o de esa villa de la que se preguntaba todo el mundo “si algo
bueno podría salir de allí”…Así pues Jesús fracasa en su intento, falla…
Esta realidad es por lo mismo reconfortante para nosotros: uno tiene el derecho
a fracasar, de no ser siempre influyente o tener poder sobre las conciencias,
de no ser siempre el mejor. Uno también tiene derecho a fatigarse, a sentirse
agotado, a sentirse superado por los sucesos, las cosas que pasan alrededor… Es
en este contexto que suenan las palabras del evangelio de este domingo: al
fallar en su intento cerca a los grandes de este mundo, Jesús constata que los
mejores evangelizadores son las personas simples, de lo cotidiano, sin historia
y que la verdadera evangelización no se hace a través de los medios de
comunicación (emisoras, canales de tv, espacios y blogs virtuales, etc), ni
quizás a través de grandes homilías o discursos en las iglesias y plazas
públicas, sino a través de “la boca a la oreja”, de persona a persona por los
caminos del testimonio.
Jesús nos enseña aun mucho más: y es que para anunciar el evangelio no es
necesario siempre hacer lo más complicado o lo más exigente, sino que se trata
preferiblemente de actuar con gran simplicidad de corazón a corazón a través de
nuestro buen humor, nuestra paciencia, nuestra delicadeza, nuestro
agradecimiento hacia los otros.
Cuando nosotros nos sentimos fatigados, todo nos pesa y sentimos inmensamente
la carga sobre nuestras espaldas, todo llega a aparecer complicado. Nos
volvemos severos con nosotros mismos y con los demás. Quizás llegamos a ser malgeniados,
cansones, y difícil a soportar para los demás.
“Yo amo el reposo (el descanso), dice Dios, Él renueva las fuerzas y las
energías físicas después de los grandes esfuerzos. Cuando uno está
cansado se olvida de reír, de cantar, de amar”.
Aprovechemos las siguientes semanas para cambiar de ritmo. Tomemos
tiempo para perder nuestro tiempo. Tomemos el tiempo de situarnos al nivel del
corazón. Tomemos el riesgo de reservarnos y o separar tiempo para orar. Es así
como Dios llegará a ser nuestra fuerza para enfrentar los nuevos retos y
desafíos que la vida traerá a nuestras puertas en las próximas semanas.
Reflexión central
Vengan a mí
Las Palabra de Dios de este domingo, nos
identifican con lo que vive nuestro mundo. Cómo no sentirnos angustiados ante
los sufrimientos de tantos cercanos y lejanos a nosotros, por las malas
noticias que nos hablan de víctimas de la violencia y la guerra, , de los que sufren a causa del odio, de la exclusión?
Corremos el gran riesgo de que nos digamos a veces: "No hay nada qué
hacer". Mas hoy, la Palabra de Dios
viene a sacudirnos, el mensaje que nos brinda por medio de sus enviados, nos
aporta esperanza. Mismo, en las
situaciones más desesperadas, el Señor está presente; no nos abandona y podemos
contar siempre con Él.
La primera lectura nos lleva a un tiempo
antes de Jesucristo. Lo que sucede, ocurre después del exilio. Los judíos están
completamente desanimados, sin esperanza, decepcionados. Pero el profeta
Zacarías, aparece e interviene vigorosamente para reanimar su esperanza. Él les
recuerda que Dios hará surgir un universo nuevo. Lo que más conmueve es el
carácter humilde y pacífico de este Mesías anunciado. Su cabalgadura no será un
caballo, un apero de guerra, sino un borrico, símbolo de la humildad. Él hará
desaparecer todo aquello que evoca la guerra e instaurará un futuro de paz, no
solamente para los exiliados sino para todos los hombres de todo tiempo y nación.
Esta es la buena noticia que nos
descubre el profeta Zacarías en su mensaje, presente en toda la Biblia. Él nos
habla del amor apasionado de Dios por nuestro mundo. Es esta Buena noticia de
la cual testimonian todos los mártires de ayer y de hoy. La violencia, la
persecución, el odio, no tendrán la última palabra. El amor triunfará. Todos somos
invitados a testimoniar esta buena noticia a todos aquellos que nos
encontremos.
En su carta a los Romanos, San Pablo nos
habla de la realización de esta promesa. En el día de nuestro Bautismo, fuimos
sumergidos en la muerte de Cristo para resucitar con Él. Nos corresponde asumir
las consecuencias. No podemos seguir viviendo "bajo el dominio de la
carne". La carne es el pecado que nos aleja de Dios y que conduce a
cometer errores, al sufrimiento. El apóstol nos recomienda "vivir según el
espíritu" dejándonos guiar por Dios. El Espíritu Santo no pide sino
disponibilidad para dejarnos llenar de sus frutos y dones, y así tomar posesión
de nosotros para repartir el amor que viene de Dios.
Con
el Evangelio, es Jesús quien nos invita a dar un paso más: "venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados, y yo os aliviaré." (Mateo 11,28).
En el momento que Jesús dice esto,
está ante personas que se encuentra cada día en las rutas de Galilea, gente
sencilla, pobres, enfermos, pecadores, excluidos…Unos y otros lo han seguido
para escuchar su Palabra portadora de esperanza. Jesús mismo buscaba esa
multitud olvidada y abandonada como "ovejas sin pastor". Él los buscaba
para anunciarles el Reino de Dios y para sanar a muchos en su cuerpo y en su
alma. Y hoy Jesús los llama, les invita a venir a Él: "venid a
mí", prometiéndoles serenidad y descanso. Esta invitación de Jesús se
dirige hoy también a nosotros. Él quiere llegar a todos aquellos que están
oprimidos por las condiciones de vida precaria. A aquellos que han sufrido gravemente las consecuencias de la enfermedad, la violencia, la exclusión...
Cada día, hombres,
mujeres y niños son víctimas del odio y la violencia. A causa de la
guerra muchos son obligados a dejar su tierra para ir habitar a tierra
extranjera. Y cómo no pensar en las víctimas de un sistema económico que
se impone a los más pobres, siendo para ellos una carga insoportable?
A todos el Señor se dirige:
"venid a mí", y promete aquello que Él sólo puede realizar. cerca de
Él está el reposo. Él es mucho mejor que todos los SPA, y los centros de
recuperación que pueden mejorar el bienestar físico. Cristo puede hacer
livianos esas cargas que oprimen nuestra alma. Pero esto no será posible sin
una condición: "Tomar sobre nuestras espaldas su yugo". Para comprender
esta Palabra, es necesario saber lo que es un YUGO; un yugo es una herramienta
que permite atar un par de bueyes unido el uno al otro. Juntos, los bueyes
ellos pueden arrastrar un equipo demasiado pesado. Para un solo buey esto no es
posible, pero para dos es posible, porque se hacen más fuertes.
Si Jesús nos pide tomar su yugo, es para
hacernos comprender, que Él quiere llevar con nosotros esa carga que nos
agobia, la carga del sufrimiento, de la enfermedad, del cansancio. Y no
olvidemos todos aquellos que están agotados por las pruebas de la vida. Nosotros
somos como los portadores del Evangelio que le llevan a Jesús un hombre
paralizado. Es la fe de esos portadores que lo salvará. Nosotros no podemos ir
a Jesús sin ellos.
Al congregarnos en la Iglesia, hemos
venido a Jesús. Es Él quien nos acoge para reanimar nuestra fe, nuestra esperanza
y nuestro amor. Sólo Él tiene "las palabras de vida eterna". Que Él
esté siempre con nosotros y nosotros estemos siempre con Él, para ser los
testigos fieles cercanos a todos aquellos que Él pone en nuestro camino.
2
Cristo, rostro tierno del Padre
El evangelista Mateo a quien leemos este año, nos dice muchas
veces que Jesús es un hombre de paz y de compasión, que se siente bien con los
pequeños, los más pobres, los que sufren. Él es la imagen de su Padre Dios, que
no es un Dios severo, lejano y frio sino un Dios pleno de amor y de ternura.
Este es el tema central de las lecturas de hoy: “El señor viene hacia ti: Él es justo y victorioso , es humilde y va
montado sobre un borrico. El hará desaparecer los carros de guerra y de
Jerusalén los carros de combate; el romperá los arcos de guerra, y Él
proclamara la paz a las naciones" (Zacarías 9,9-10).
Ya, el profeta Isaías había escrito con respecto al
Mesías : « Este es mi
Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he
puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las
naciones. Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por
las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde
débilmente” (Isaías 42,1-3).
El Señor es un Dios de bondad que brinda siempre otra
oportunidad. Basta con volver a leer los textos que mencionan a
María Magdalena, a Zaqueo, la Samaritana, el buen ladrón, Pedro, el Hijo
Prodigo, los obreros de la ultima hora, Pablo de Tarso y tantos otros a través
de los siglos.
En nuestra sociedad Moderna se exalta la fuerza, la riqueza y
el poder. La publicidad hace promoción de las victorias políticas,
deportivas y económicas. Ser el número 1, ser el primero, el más
fuerte sin importar el precio a pagar ni los medios para lograrlo.
Nuestra cultura y sociedad de hoy nos ofrece las
grandes vedettes como las modelos a imitar. En este mundo que proclama a los
vencedores, la dulzura y o mansedumbre y la humildad son valores
insignificantes y en baja en la bolsa de los valores humanos. Observen los
niños que tratan de imitar los adultos. Sus héroes son aquellos que ganan las
batallas en las calles, que se ganan fácilmente la vida, que se parecen a
Rambo, a los superhéroes, a los justicieros del espacio que son siempre
vencedores y que hacen la ley!
Dios se nos revela , no fuerte y poderoso sino « manso
y humilde de corazón ». Y los frutos del Espíritu que Él nos propone
son según su imagen: “la caridad, la
alegría, la paz, la paciencia, el servicio, la bondad, la confianza en los
otros, la dulzura o mansedumbre, el dominio de sí” (Gálatas 5,22).
El Señor se nos presenta no como un Dios a quien debamos
temer, sino como un Dios que nos acompaña, que está presente, que aporta la paz
y la alegría! “He aquí que yo toco
la puerta…Si alguien abre, yo entrare en su casa y cenare con él” (Apocalipsis
3,20).
Él es un “Dios manso y
humilde de corazón”…es la primera revelación del evangelio de hoy.
La segunda revelación importante también es la invitación que
Cristo nos hace de compartir nuestra carga: “vengan
a mí, ustedes todos los que sufren y sucumben bajo la carga, que están cansados
y fatigados, y yo los consolaré”.
Sabemos que las leyes judías eran una carga pesada, un yugo
difícil de cargar. En esas leyes se comprendían 613 mandamientos y
regulaciones. Para la gente simple y sencilla y sobre todo para
aquellos que realizaban ciertos trabajos, era imposible observar todas esas
leyes. En consecuencia, muchos era rechazados y casi considerados como
“impuros” porque eran incapaces de observar todas aquellas regulaciones: los
pastores, los que conducían los burros, los vendedores itinerantes, los
fabricantes de pieles, los recolectores de impuestos, sin hablar de centenas de
personas expulsadas de sus ciudades debido a que ellas sufrían de alguna enfermedad
de la piel.
Todas esas personas estaban privadas de sus derechos civiles
los más elementales. Ellos no podían ser testigos en un proceso, no podían entrar
en una sinagoga ni participar en la vida comunitaria – social de la ciudad.
Jesús quería observar bien la ley, pero rechaza el que esta
se convierta en una pesada carga y en una causa de discriminación y de
injusticia. Para él, la ley debe ser un elemento de liberación y de justicia: “Mi yugo es fácil de llevar y mi carga
ligera”.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, San Pedro y San
Pablo rechazan la idea de imponer a los no judíos reglas rígidas: “eso sería imponerles un yugo insoportable
como obligarles a seguir todas las leyes de Moisés. Por qué quieren ustedes
imponerles un yugo que ni nuestros padres y ni siquiera nosotros
mismos tenemos la fuerza para llevar ?” (Hechos 15,10) Como
Jesús , Pedro y Pablo no quieren imponer cargas pesadas o leyes imposibles que
la gente no podría soportar. Frecuentemente , a través de los siglos, la
Iglesia ha olvidado esta sabiduría evangélica.
Jesús acusaba a los sacerdotes, a los fariseos y a los
Escribas, es decir a la Iglesia de su tiempo, de imponer cargas
pesadas a la gente, y que ellos mismos rechazaban o no querían
llevar: “Los escribas y fariseos se
sientan en la ley de Moisés: hagan y observen entonces lo que ellos dicen, mas
no se fijen en sus actos, porque ellos dicen y no hacen. Ellos imponen pesadas
cargas a sus semejantes, las mismas cargas a las que ellos no osan tocar con un
dedo”. (Mateo 23,2-4)
Jesús se nos ofrece hoy para compartir nuestras cargas:
enfermedades, invalidez, vejez, pobreza, fracasos, soledad…Ellos se hacen menos
pesados de llevar cuando Cristo los lleva con nosotros.
Nuestro Dios es un Dios
« Dulce, manso y humilde de corazón », un Dios « que
quiere compartir el yugo o la carga de nuestra vida cotidiana ».
Jesús ha venido para volverle a dar a la fe, su papel o rol de sostén y de liberación. Esa
es la Buena noticia de este domingo.
3
Como un niño…
En la vida, el éxito humano depende de las oportunidades; se ha
tenido esas oportunidades o se tienen aun; uno se sirve o no de ellas. En todo
esto, uno tiende a complicar aquello que es simple y a no simplificar lo que es
complicado, cuando debe hacerse para que las cosas funcionen.
En lo cotidiano y central de nuestra vida, Jesús nos dice:
“ocúpense ustedes de mis asuntos; yo me ocuparé de los de ustedes; ustedes van
a ser liberados de sus preocupaciones exageradas; ustedes van a volver a
encontrar la calma; todo eso que deseen, ustedes lo obtendrán”.
Y esto que exige de nuestra parte? La FE…es posible. Yo ya he
escuchado afirmar a una madre de familia, y ella no es la única, “que ella no
se dormía hasta que su hija adolescente no había entrado a la casa tarde en la
noche y que después que ella ha confiado, entregado su hija a Dios, ella puede
dormir en paz”. Acaso esta madre no tiene corazón? Yo no lo creo, ella ha
aprendido a vivir con el problema.
Jesús ha revelado su secreto a los pequeños, a aquellos que tienen
un corazón de niño: “Ten confianza, al tomar la vida por el mejor lado posible
(por el lado amable, como diría “el chavo”), tú serás feliz”.
Según Jesús, solo los pequeños y aquellos que se les parecen
pueden abrir su espíritu y su corazón y comprender…
“Los niños: ellos son los únicos que tienen
tiempo, los niños…ellos cantan para hacerse amar. Ellos no tienen necesidad ni
de discursos ni de caridad. Ellos sueñan que ellos pueden amarnos…" Como dice una canción francesa “Les Colombes” : “Abran su
corazón a sus hijos (a sus niños): ellos son su esperanza en el mundo”.
Un niño pequeño, es simple, es espontaneo; él dice lo que piensa. Cuando
las cosas van mal, llora. Cuando todo va bien, ríe…Un niño pequeño confía. Cuando
papa dice « nos vamos para el campo », los niños se precipitan en el
auto ; ellos no se imaginan que uno los podría engañar …Un niño pequeño,
esta siempre listo mismo a hacer cosas que no son pagadas o pagas… Es por ello
que a los niños les gusta tanto jugar. Los adultos (al decir del Principito de
Exúpery) están demasiado preocupados en sus asuntos y muy a menudo piensan
que jugar, es una pérdida de tiempo y de dinero…
Un niño pequeño, tiene imaginación, él puede realizar un sueño…El
niño es con mucha frecuencia más creador y o creativo que un adulto.
Tener un corazón de niño, para ustedes los niños grandes, los
adultos, no es imitar la irresponsabilidad y la irreflexión de los infantes,
sino más bien la ocasión de hacerse las siguientes preguntas: “Nos presentamos
nosotros prestos y espontáneos ante los otros, ante Dios? Estamos listos
para ser los amigos de Jesús, a vivir de su Espíritu, haciendo cosas que
no dan plata (que no pagan?) Como cristianos soñamos nosotros lo suficiente con
más justicia, con un mundo con más amor? Somos personas que quieren
mejorar? Tenemos un corazón de niño?"
4
La
carga ligera de la gracia
Venid a mí todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera.»
Mateo 11:28–30
Hacia el año 167 A.C,
surgieron dos nuevos grupos de líderes religiosos dentro del judaísmo: los
escribas y los fariseos. Para cuando Jesús caminó sobre la tierra, estos
líderes religiosos habían desarrollado muchas costumbres, falsas doctrinas y
prácticas religiosas que, según afirmaban, se derivaban de la Ley de
Moisés. Sin embargo, Jesús condenó sus enseñanzas como escrupulosas,
egocéntricas e hipócritas. Lo que enseñaban era a menudo una distorsión de
la Ley. Recuerde, por ejemplo, que los fariseos condenaron a los
discípulos por recoger espigas de trigo y comerlas en sábado, alegando que esto
violaba el tercer mandamiento. Claramente, Jesús enseñó que no.
En el Evangelio de hoy, Jesús
se dirige a los “que están fatigados y cargados” y los invita a llevar el yugo
ligero y fácil que Él les dará. En otras palabras, Jesús está
identificando el hecho de que los escribas y fariseos habían distorsionado
tanto la Ley de Moisés que la práctica de la fe judía se había convertido en
una carga demasiado difícil de llevar. En contraste, la Nueva Ley de
gracia de Jesús fue liberadora, ligera y fácil.
Cuando consideras las muchas
enseñanzas de Jesús, ¿las ves fáciles de seguir? ¿O a veces parecen ser
demasiado? Por ejemplo, Jesús dijo: “Sed perfectos, como vuestro Padre
celestial es perfecto” ( Mateo 5:48 ). Esto
no era solo una invitación, también era un mandato y un
requisito. Entonces, ¿son fáciles las enseñanzas de Jesús? ¿O son
abrumadoras?
Por supuesto, dado que Jesús
mismo dice que “mi yugo es suave y mi carga ligera”, entonces podemos
estar seguros de que lo son. Jesús no sólo nos llama a la perfección
moral, también nos da los medios por los cuales podemos alcanzarla. Por analogía,
digamos que alguien te dice que movieras una roca que pesaba 2,000
libras. ¿Podrías hacer eso? Podrías hacerlo si la persona también le
diera un tractor grande para que lo usaras en la tarea. En ese caso, sería
tan fácil como usar la máquina correctamente. Así es con todo lo que
nuestro Señor nos pide. Cuando encontramos que alguna obligación moral es
difícil o incluso abrumadora, entonces no confiamos en la gracia que Dios nos
ha dado para cumplir Su mandato.
Reflexiona, hoy, sobre la
gentil invitación de Jesús a abrazar el “yugo” de la perfección. No lo
veas como demasiado. Más bien, míralo como una gozosa invitación de
nuestro Señor. Reflexiona sobre el hecho de que Dios no solo te llama a
las alturas de la santidad, sino que también te proporciona los medios para
alcanzarla. Ten fe en Su poder todopoderoso y ábrete a él más plenamente
para que puedas hacer cualquier cosa y todo lo que nuestro Señor te pida con
facilidad y alegría.
Mi gentil Señor, Tú pones
sobre mis hombros Tu propio yugo para llevar. Digo “Sí” a todo lo que me
pides y te agradezco por concederme Tu misericordia. Quita de mí todo yugo
que no sea tuyo, para que pueda seguirte con el gozo de la carga ligera de tu
gracia. Jesús, en Ti confío.
Para la revisión de vida:
1. Jesús subraya que los más
pobres, los más sencillos, aquellos que llama "los más pequeños",
comprenden lo que Él dice. Todavía mejor, ellos parecen conocer por adelantado
lo que dice. Jesús ve la presencia y obra del Padre en el mundo y entra en
alabanza: Él reconoce quien está presente en sus signos milagrosos, y lejos de
atribuirse los méritos, ÉL se alegra por lo que hace su Padre. Estoy yo también
dispuesto a alegrarme por lo que le ocurre de bueno a los demás? a alabar a
Dios por las cualidades de mi prójimo, a agradecer a Dios por lo bueno que le
da a mis colegas?
2. La clave que revela este
evangelio es la naturaleza misma de Dios, y dice quién es Él. Jesús, rostro del
Padre, es un hombre "manso y humilde de corazón". lleno de ternura,
Él se adapta siempre a mi ritmo. Con seguridad que Él ve todo y podría
sermonearme con violencia sobre determinado aspecto de mi vida. Pero, eso no le
interesa: Él busca solamente mi bien a mi propio ritmo, y tiempo. Humilde de
corazón, Jesús necesita permanecer en relación conmigo. Esto lo alegra y le
hace bien estar conmigo, con nosotros como con familiares. En este día de
reunión de la comunidad cristiana, yo puedo mirar cada uno de los rostros de
este mundo, en la calle, en la iglesia, en mi vida. Ellos me evangelizan pues
el Señor conduce cada uno con ternura y humildad.
3. Cómo entender el reposo
cuando Jesús propone al mismo tiempo tomar su yugo, el instrumento de trabajo
de los bueyes delante la carreta? Pero justamente, el yugo es sinónimo de
binomio, de trabajo compartido y por lo mismo más fácil, más llevadero… Jesús
es ese compañero en quien descanso mientras avanzo por la vida. Hoy, dejo que esta
imagen del YUGO me hable de la manera como el Señor trabaja y pena conmigo. Y
ante una tal solidaridad en el esfuerzo, yo puedo reposarme en la alabanza.
ORACIÓN:
Hemos
venido a celebra este domingo
con
toda sencillez
y
he aquí que el Señor se nos revela
con
sus dones preciosos:
la
atención y preocupación de un Padre,
el
reposo compartido por el Hijo
y
el Espíritu de Resurrección.
Que
alimentados con el Pan de Vida
podamos
retomar la ruta
llevando
en el corazón el gran deseo
de
compartir estos tesoros venidos de Dios.
Pidamos
al Señor la gracia
de
saber aligerar, hacer menos pesado la carga de los otros.
Y
la Buena Noticia de la bondad de Dios
se
multiplicará en el corazón de nuestro mundo
a
lo largo de estos días de verano, de descanso.
Referencias bibliográficas
http://vieliturgique.ca
http://prionseneglise.ca
Pequeño Misal "Prions en Église,
Novalis, Quebec.
http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
http://dimancheprochain.org
http://cursillos.ca
http://versdimanche.com
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