9 de julio del 2023: 14o Domingo del Tiempo Ordinario (A)

Reinar sin poder

 

“Aquí está su presidente, el que estaban esperando: es pobre y débil”. “Es difícil imaginar regocijo al escuchar tal anuncio. Suena más como una arenga sarcástica. ¿Qué personas desean ser gobernadas por una persona sin poder? Sin embargo, es la Buena Noticia proclamada por Zacarías, luego repetida por Jesús. Si nos parece obvio que debemos entenderlo a nivel espiritual más que a nivel político, fue menos claro para Israel. Además, ¿estamos tan seguros de que realmente entendemos lo que está en juego aquí? Típicamente, la figura del rey concentra en sí misma nuestras fantasías de poder, de ahí su recurrencia en los cuentos infantiles. Espontáneamente deseamos vivir la vida de un rey. O, hoy en día, la vida cotidiana imaginada de tal influencer, tal estrella, tal atleta. Jesús nos dice que estos deseos, a veces sutiles, no reconocidos, nos hacen vivir en la ilusión, y por tanto en una continua decepción. Con una sed de felicidad, fuerza, seguridad nunca apagada. Sin mencionar que esta sed muchas veces nos obliga a tener que ganar una carrera contra nuestro prójimo, en lugar de amarlo. Entonces, que nuestro Señor sea pobre y débil, ¡estas son realmente buenas noticias! Porque su yugo se vuelve infinitamente más ligero que el impuesto por los fuertes. La única batalla que nos queda por librar es la que nos opone a las fuerzas, dentro y fuera de nosotros, que nos hacen esclavos de un deseo que no lleva a ninguna parte: dominar, ser todopoderosos, acaparar el lugar de Dios… 
¿De qué personas me gustaría vivir la vida a veces?
¿Busco alguna vez ser como Dios Todopoderoso en lugar de ser como Jesús? 

Jonathan Guilbault, director editorial de Prions en Eglise Canadá


Bienvenidos con lo que son y lo que tienen!

Dios nuestro Padre nos acoge tal como somos. Vayamos (vengamos) a Él con toda sencillez, con nuestras alegrías y nuestras penas. Su Hijo Jesús lo ha dicho: " Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré". El amor que nos brinda nos hace capaces de estar en comunión con la familia divina y dejarnos transformar. Esta es el fundamento de nuestra vida de creyentes.




Primera lectura
Lectura de la profecía de Zacarías (9,9-10):

Así dice el Señor: «Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.



Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,9.11-13):

Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Palabra de Dios




Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»




A guisa de introducción:

Dónde encontrar el descanso?


Este evangelio es el que leímos hace poco, precisamente en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Como es de placentero, agradable para el oído escuchar hoy nuevamente  al Señor ofreciendo el descanso (el reposo)!

En estos primeros días de Julio...muchos proyectan salir más, quizás para disfrutar del sol, de la naturaleza, compartir la vida de amigos y familia.

En efecto, nada más placentero para comenzar, después de unos meses cargados y agotadores. Pero Jesús no nos  invita nada más que a una relajación física y sicológica, el descanso que Él ofrece es de otra naturaleza.

Todos en el tiempo de oración y reflexión, llegamos a experimentar sentimientos de incomprensión, de impotencia, ver de culpabilidad, en ciertas circunstancias de la vida. Tenemos nuestros momentos de prueba y de agitación interior. Jesús, manso y humilde de corazón como su Padre, nos invita a venir a Él con el peso de nuestras preocupaciones, de nuestras debilidades, de nuestras heridas. Pero, atención! Él no nos promete suprimir las exigencias del evangelio! Sino que propone conjugar  (unir) su fuerza con la nuestra para quitar los obstáculos de nuestro corazón y renovarlo con su amor.

Adherirnos a Jesús, poner en acuerdo nuestros pasos con los suyos…Por qué dudar? Jesús nos promete su presencia constante a nuestro lado. Qué cosa mejor podemos desear, más que experimentar este sentimiento de plenitud que libera el corazón y el espíritu de toda servidumbre y que transmite la confianza? El reposo o descanso ofrecido lleva consigo la sanación y la renovación. Sí, yo voy a Él con mi corazón de pobre. Puesto que yo no tengo más que un deseo: encontrar la paz y la serenidad a las que tanto aspiro!



Aproximación psicológica al texto del Evangelio:

Fallar en el intento...



Así como nosotros hoy hablamos de proyectos…proyecto personal de vida, proyecto a futuro, proyecto de trabajo y o planeación para un determinado periodo…También Jesús se fijó un proyecto pastoral (de acción o dinámica para enseñar la Palabra de Dios). En efecto, al tomar la decisión de establecerse en Cafarnaúm, Jesús había optado por un método rápido con el fin de extender la Buena Noticia de un Dios que no es un juez severo, ni que vigila como policía y destruye las personas (imagen influenciada por la ley de Moisés y proveniente del Antiguo Testamento, y expandida por severos maestros), sino que por el contrario y antes que nada es  un Padre que ama la humanidad y nos quiere tanto a hombres y mujeres felices en su presencia.

Cafarnaúm era  por esta época, la ciudad comercial más importante de Galilea. La gente viene de todas partes para el intercambio de mercancías sea por mar o por tierra. Mientras que la mercancía es comprada o vendida y transferida por los sirvientes o esclavos, los propietarios matan el tiempo. Es ahí donde Jesús decide intervenir: Él va al encuentro de esas personas y habla con ellas, y así cada convertido a su proyecto evangélico, partirá en misión (para propagar, anunciar lo aprendido) en el rincón del país que habita. Pero Jesús, fracasa en su intento, porque si aparentemente los mercaderes no hacen nada, ellos vigilan sus mercancías y no tienen mente ni cabeza y menos corazón para ponerlos a la escucha de las enseñanzas de este Jesús de Nazaret salido de quien sabe donde…o de esa villa de la que se preguntaba todo el mundo “si algo bueno podría salir de allí”…Así pues Jesús fracasa en su intento, falla…

Esta realidad es por lo mismo reconfortante para nosotros: uno tiene el derecho a fracasar, de no ser siempre influyente o tener poder sobre las conciencias, de no ser siempre el mejor. Uno también tiene derecho a fatigarse, a sentirse agotado, a sentirse superado por los sucesos, las cosas que pasan alrededor… Es en este contexto que suenan las palabras del evangelio de este domingo: al fallar en su intento cerca a los grandes de este mundo, Jesús constata que los mejores evangelizadores son las personas simples, de lo cotidiano, sin historia y que la verdadera evangelización no se hace a través de los medios de comunicación (emisoras, canales de tv, espacios y blogs virtuales, etc), ni quizás  a través de grandes homilías o discursos en las iglesias y plazas públicas, sino a través de “la boca a la oreja”, de persona a persona por los caminos del testimonio.

Jesús nos enseña aun mucho más: y es que para anunciar el evangelio no es necesario siempre hacer lo más complicado o lo más exigente, sino que se trata preferiblemente de actuar con gran simplicidad de corazón a corazón a través de nuestro buen humor, nuestra paciencia, nuestra delicadeza, nuestro agradecimiento hacia los otros.

Cuando nosotros nos sentimos fatigados, todo nos pesa y sentimos inmensamente la carga sobre nuestras espaldas, todo llega a aparecer complicado. Nos volvemos severos con nosotros mismos y con los demás. Quizás llegamos a ser malgeniados, cansones, y difícil a soportar para los demás.

“Yo amo el reposo (el descanso), dice Dios,  Él renueva las fuerzas y las energías físicas después de los grandes esfuerzos.  Cuando uno está cansado se olvida de reír, de cantar, de amar”.

Aprovechemos las siguientes semanas para cambiar de ritmo. Tomemos tiempo para perder nuestro tiempo. Tomemos el tiempo de situarnos al nivel del corazón. Tomemos el riesgo de reservarnos y o separar tiempo para orar. Es así como Dios llegará a ser nuestra fuerza para enfrentar los nuevos retos y desafíos que la vida traerá a nuestras puertas en las próximas semanas.



Reflexión central

Vengan a mí


Las Palabra de Dios de este domingo, nos identifican con lo que vive nuestro mundo. Cómo no sentirnos angustiados ante los sufrimientos de tantos cercanos y lejanos a nosotros, por las malas noticias que nos hablan de víctimas de la violencia y la  guerra, , de los que sufren a causa del odio, de la exclusión? Corremos el gran riesgo de que nos digamos a veces: "No hay nada qué hacer".  Mas hoy, la Palabra de Dios viene a sacudirnos, el mensaje que nos brinda por medio de sus enviados, nos aporta esperanza.  Mismo, en las situaciones más desesperadas, el Señor está presente; no nos abandona y podemos contar siempre con Él.

La primera lectura nos lleva a un tiempo antes de Jesucristo. Lo que sucede, ocurre después del exilio. Los judíos están completamente desanimados, sin esperanza, decepcionados. Pero el profeta Zacarías, aparece e interviene vigorosamente para reanimar su esperanza. Él les recuerda que Dios hará surgir un universo nuevo. Lo que más conmueve es el carácter humilde y pacífico de este Mesías anunciado. Su cabalgadura no será un caballo, un apero de guerra, sino un borrico, símbolo de la humildad. Él hará desaparecer todo aquello que evoca la guerra e instaurará un futuro de paz, no solamente para los exiliados sino para todos los hombres de todo tiempo y nación.

Esta es la buena noticia que nos descubre el profeta Zacarías en su mensaje, presente en toda la Biblia. Él nos habla del amor apasionado de Dios por nuestro mundo. Es esta Buena noticia de la cual testimonian todos los mártires de ayer y de hoy. La violencia, la persecución, el odio, no tendrán la última palabra. El amor triunfará. Todos somos invitados a testimoniar esta buena noticia a todos aquellos que nos encontremos.

En su carta a los Romanos, San Pablo nos habla de la realización de esta promesa. En el día de nuestro Bautismo, fuimos sumergidos en la muerte de Cristo para resucitar con Él. Nos corresponde asumir las consecuencias. No podemos seguir viviendo "bajo el dominio de la carne". La carne es el pecado que nos aleja de Dios y que conduce a cometer errores, al sufrimiento. El apóstol nos recomienda "vivir según el espíritu" dejándonos guiar por Dios. El Espíritu Santo no pide sino disponibilidad para dejarnos llenar de sus frutos y dones, y así tomar posesión de nosotros para repartir el amor que viene de Dios.  

Con el Evangelio, es Jesús quien nos invita a dar un paso más: "venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré." (Mateo 11,28).


En el momento que Jesús dice esto, está ante personas que se encuentra cada día en las rutas de Galilea, gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, excluidos…Unos y otros lo han seguido para escuchar su Palabra portadora de esperanza. Jesús mismo buscaba esa multitud olvidada y abandonada como "ovejas sin pastor". Él los buscaba para anunciarles el Reino de Dios y para sanar a muchos en su cuerpo y en su alma.  Y hoy Jesús los llama, les invita a venir a Él: "venid a mí", prometiéndoles serenidad y descanso. Esta invitación de Jesús se dirige hoy también a nosotros. Él quiere llegar a todos aquellos que están oprimidos por las condiciones de vida precaria. A aquellos que han sufrido gravemente las consecuencias de la enfermedad, la violencia, la exclusión...

 Cada día, hombres, mujeres y niños son  víctimas del odio y la violencia. A causa de la guerra muchos son obligados a dejar su tierra para ir habitar a tierra extranjera. Y cómo no pensar en las víctimas  de un sistema económico que se impone a los más pobres, siendo para ellos una carga insoportable?

A todos el Señor se dirige: "venid a mí", y promete aquello que Él sólo puede realizar. cerca de Él está el reposo. Él es mucho mejor que todos los SPA, y los centros de recuperación que pueden mejorar el bienestar físico. Cristo puede hacer livianos esas cargas que oprimen nuestra alma. Pero esto no será posible sin una condición: "Tomar sobre nuestras espaldas su yugo". Para comprender esta Palabra, es necesario saber lo que es un YUGO; un yugo es una herramienta que permite atar un par de bueyes unido el uno al otro. Juntos, los bueyes ellos pueden arrastrar un equipo demasiado pesado. Para un solo buey esto no es posible, pero para dos es posible, porque se hacen más fuertes.

Si Jesús nos pide tomar su yugo, es para hacernos comprender, que Él quiere llevar con nosotros esa carga que nos agobia, la carga del sufrimiento, de la enfermedad, del cansancio. Y no olvidemos todos aquellos que están agotados por las pruebas de la vida. Nosotros somos como los portadores del Evangelio que le llevan a Jesús un hombre paralizado. Es la fe de esos portadores que lo salvará. Nosotros no podemos ir a Jesús sin ellos.

Al congregarnos en la Iglesia, hemos venido a Jesús. Es Él quien nos acoge para reanimar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Sólo Él tiene "las palabras de vida eterna". Que Él esté siempre con nosotros y nosotros estemos siempre con Él, para ser los testigos fieles cercanos a todos aquellos que Él pone en nuestro camino.



2

Cristo, rostro tierno  del Padre 



El evangelista Mateo a quien leemos este año, nos dice muchas veces que Jesús es un hombre de paz y de compasión, que se siente bien con los pequeños, los más pobres, los que sufren. Él es la imagen de su Padre Dios, que no es un Dios severo, lejano y frio sino un Dios pleno de amor y de ternura. Este es el tema central de las lecturas de hoy: “El señor viene hacia ti: Él es justo y victorioso , es humilde y va montado sobre un borrico. El hará desaparecer los carros de guerra y de Jerusalén los carros de combate; el romperá los arcos de guerra, y Él proclamara la paz a las naciones" (Zacarías  9,9-10).

Ya, el profeta Isaías había escrito con respecto al Mesías : « Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones.  Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente” (Isaías 42,1-3).

El Señor es un Dios de bondad que brinda siempre otra oportunidad.  Basta con volver a leer los textos que mencionan a María Magdalena, a Zaqueo, la Samaritana, el buen ladrón, Pedro, el Hijo Prodigo, los obreros de la ultima hora, Pablo de Tarso y tantos otros a través de los siglos.

En nuestra sociedad Moderna se exalta la fuerza, la riqueza y el poder. La publicidad hace promoción de las victorias políticas, deportivas  y económicas. Ser el número 1, ser el primero, el más fuerte sin importar el precio a pagar ni los medios para lograrlo.

Nuestra cultura y sociedad de hoy  nos ofrece las grandes vedettes como las modelos a imitar. En este mundo que proclama a los vencedores, la dulzura y o mansedumbre  y la humildad son valores insignificantes y en baja en la bolsa de los valores humanos. Observen los niños que tratan de imitar los adultos. Sus héroes son aquellos que ganan las batallas en las calles, que se ganan fácilmente la vida, que se parecen a Rambo, a los superhéroes, a los justicieros del espacio que son siempre vencedores y que hacen la ley!

Dios se nos revela , no fuerte y poderoso sino « manso y humilde de corazón ». Y los frutos del Espíritu que Él nos propone son según su imagen: “la caridad, la alegría, la paz, la paciencia, el servicio, la bondad, la confianza en los otros, la dulzura o mansedumbre, el dominio de sí” (Gálatas 5,22).

El Señor se nos presenta no como un Dios a quien debamos temer, sino como un Dios que nos acompaña, que está presente, que aporta la paz y la alegría! “He aquí que yo toco la puerta…Si alguien abre, yo entrare en su casa y cenare con él” (Apocalipsis 3,20).

Él es un “Dios manso y humilde de corazón”…es la primera revelación del evangelio de hoy. 

La segunda revelación importante también es la invitación que Cristo nos hace de compartir nuestra carga: “vengan a mí, ustedes todos los que sufren y sucumben bajo la carga, que están cansados y fatigados,  y yo los consolaré”.

Sabemos que las leyes judías eran una carga pesada, un yugo difícil de cargar. En esas leyes se comprendían  613 mandamientos y regulaciones. Para la gente simple y sencilla  y sobre todo para aquellos que realizaban ciertos trabajos, era imposible observar todas esas leyes. En consecuencia, muchos era rechazados y casi considerados como “impuros” porque eran incapaces de observar todas aquellas regulaciones: los pastores, los que conducían los burros, los vendedores itinerantes, los fabricantes de pieles, los recolectores de impuestos, sin hablar de centenas de personas expulsadas de sus ciudades debido a que ellas sufrían de alguna enfermedad de la piel.

Todas esas personas estaban privadas de sus derechos civiles los más elementales. Ellos no podían ser testigos en un proceso, no podían entrar en una sinagoga ni participar en la vida comunitaria – social de la ciudad.

Jesús quería observar bien la ley, pero rechaza el que esta se convierta en una pesada carga y en una causa de discriminación y de injusticia. Para él, la ley debe ser un elemento de liberación y de justicia: “Mi yugo es fácil de llevar y mi carga ligera”.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, San Pedro y San Pablo rechazan la idea de imponer a los no judíos reglas rígidas: “eso sería imponerles un yugo insoportable como obligarles a seguir todas las leyes de Moisés. Por qué quieren ustedes imponerles un yugo que  ni nuestros padres y ni siquiera nosotros mismos tenemos la fuerza para llevar ?” (Hechos  15,10) Como Jesús , Pedro y Pablo no quieren imponer cargas pesadas o leyes imposibles que la gente no podría soportar. Frecuentemente , a través de los siglos, la Iglesia ha olvidado esta sabiduría evangélica.

Jesús acusaba a los sacerdotes, a los fariseos y a los Escribas, es decir a la Iglesia de su tiempo, de imponer cargas pesadas  a la gente, y que ellos mismos rechazaban o no querían llevar: “Los escribas y fariseos se sientan en la ley de Moisés: hagan y observen entonces lo que ellos dicen, mas no se fijen en sus actos, porque ellos dicen y no hacen. Ellos imponen pesadas cargas a sus semejantes, las mismas cargas a las que ellos no osan tocar con un dedo”. (Mateo 23,2-4)

Jesús se nos ofrece hoy para compartir nuestras cargas: enfermedades, invalidez, vejez, pobreza, fracasos, soledad…Ellos se hacen menos pesados de llevar cuando Cristo los lleva con nosotros.

Nuestro Dios es un Dios  « Dulce, manso y humilde de corazón », un Dios  « que quiere compartir  el yugo o la carga de nuestra vida cotidiana ». Jesús ha venido para volverle a dar a la fe,  su papel o rol de sostén y de liberación. Esa es la Buena noticia de este domingo.



3

Como un niño…


En la vida, el éxito humano depende de las oportunidades; se ha tenido esas oportunidades o se tienen aun; uno se sirve o no de ellas. En todo esto, uno tiende a complicar aquello que es simple y a no simplificar lo que es complicado, cuando debe hacerse para que las cosas funcionen.

En lo cotidiano y central de nuestra vida, Jesús nos dice: “ocúpense ustedes de mis asuntos; yo me ocuparé de los de ustedes; ustedes van a ser liberados de sus preocupaciones exageradas; ustedes van a volver a encontrar la calma; todo eso que deseen, ustedes lo obtendrán”.

Y esto que exige de nuestra parte? La FE…es posible. Yo ya he escuchado afirmar a una madre de familia, y ella no es la única, “que ella no se dormía hasta que su hija adolescente no había entrado a la casa tarde en la noche y que después que ella ha confiado, entregado su hija a Dios, ella puede dormir en paz”. Acaso esta madre no tiene corazón? Yo no lo creo, ella ha aprendido a vivir con el problema.

Jesús ha revelado su secreto a los pequeños, a aquellos que tienen un corazón de niño: “Ten confianza, al tomar la vida por el mejor lado posible (por el lado amable, como diría “el chavo”), tú serás feliz”.

Según Jesús, solo los pequeños y aquellos que se les parecen pueden abrir su espíritu y su corazón y comprender…

“Los niños:  ellos son los únicos que tienen tiempo, los niños…ellos cantan para hacerse amar. Ellos no tienen necesidad ni de discursos ni de caridad. Ellos sueñan que ellos pueden amarnos…" Como dice una canción francesa “Les Colombes” : “Abran su corazón a sus hijos (a sus niños): ellos son su esperanza en el mundo”.

Un niño pequeño, es simple, es espontaneo; él dice lo que piensa. Cuando las cosas van mal, llora. Cuando todo va bien, ríe…Un niño pequeño confía. Cuando papa dice « nos vamos para el campo », los niños se precipitan en el auto ; ellos no se imaginan que uno los podría engañar …Un niño pequeño, esta siempre listo mismo a hacer cosas que no son pagadas o pagas… Es por ello que a los niños les gusta tanto jugar. Los adultos (al decir del Principito de Exúpery) están demasiado preocupados en sus asuntos y muy a menudo piensan  que jugar, es una pérdida de tiempo y de dinero…

Un niño pequeño, tiene imaginación, él puede realizar un sueño…El niño es con mucha frecuencia más creador y o creativo que un adulto.

Tener un corazón de niño, para ustedes los niños grandes, los adultos, no es imitar la irresponsabilidad y la irreflexión de los infantes, sino más bien la ocasión de hacerse las siguientes preguntas: “Nos presentamos nosotros prestos y espontáneos  ante los otros, ante Dios? Estamos listos  para ser los amigos de Jesús, a vivir de su Espíritu, haciendo cosas que no dan plata (que no pagan?) Como cristianos soñamos nosotros lo suficiente con más justicia, con un mundo con más amor? Somos personas que quieren mejorar? Tenemos un corazón de niño?"


4

La carga ligera de la gracia

 

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

 

Mateo 11:28–30

 

Hacia el año 167 A.C, surgieron dos nuevos grupos de líderes religiosos dentro del judaísmo: los escribas y los fariseos. Para cuando Jesús caminó sobre la tierra, estos líderes religiosos habían desarrollado muchas costumbres, falsas doctrinas y prácticas religiosas que, según afirmaban, se derivaban de la Ley de Moisés. Sin embargo, Jesús condenó sus enseñanzas como escrupulosas, egocéntricas e hipócritas. Lo que enseñaban era a menudo una distorsión de la Ley. Recuerde, por ejemplo, que los fariseos condenaron a los discípulos por recoger espigas de trigo y comerlas en sábado, alegando que esto violaba el tercer mandamiento. Claramente, Jesús enseñó que no.

En el Evangelio de hoy, Jesús se dirige a los “que están fatigados y cargados” y los invita a llevar el yugo ligero y fácil que Él les dará. En otras palabras, Jesús está identificando el hecho de que los escribas y fariseos habían distorsionado tanto la Ley de Moisés que la práctica de la fe judía se había convertido en una carga demasiado difícil de llevar. En contraste, la Nueva Ley de gracia de Jesús fue liberadora, ligera y fácil.

Cuando consideras las muchas enseñanzas de Jesús, ¿las ves fáciles de seguir? ¿O a veces parecen ser demasiado? Por ejemplo, Jesús dijo: “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”Mateo 5:48 ). Esto no era solo una invitación, también era un mandato y un requisito. Entonces, ¿son fáciles las enseñanzas de Jesús? ¿O son abrumadoras?

Por supuesto, dado que Jesús mismo dice que “mi yugo es suave y mi carga ligera”, entonces podemos estar seguros de que lo son. Jesús no sólo nos llama a la perfección moral, también nos da los medios por los cuales podemos alcanzarla. Por analogía, digamos que alguien te dice que movieras una roca que pesaba 2,000 libras. ¿Podrías hacer eso? Podrías hacerlo si la persona también le diera un tractor grande para que lo usaras en la tarea. En ese caso, sería tan fácil como usar la máquina correctamente. Así es con todo lo que nuestro Señor nos pide. Cuando encontramos que alguna obligación moral es difícil o incluso abrumadora, entonces no confiamos en la gracia que Dios nos ha dado para cumplir Su mandato.

Reflexiona, hoy, sobre la gentil invitación de Jesús a abrazar el “yugo” de la perfección. No lo veas como demasiado. Más bien, míralo como una gozosa invitación de nuestro Señor. Reflexiona sobre el hecho de que Dios no solo te llama a las alturas de la santidad, sino que también te proporciona los medios para alcanzarla. Ten fe en Su poder todopoderoso y ábrete a él más plenamente para que puedas hacer cualquier cosa y todo lo que nuestro Señor te pida con facilidad y alegría.

 

Mi gentil Señor, Tú pones sobre mis hombros Tu propio yugo para llevar. Digo “Sí” a todo lo que me pides y te agradezco por concederme Tu misericordia. Quita de mí todo yugo que no sea tuyo, para que pueda seguirte con el gozo de la carga ligera de tu gracia. Jesús, en Ti confío.


Para la revisión de vida:

1. Jesús subraya que los más pobres, los más sencillos, aquellos que llama "los más pequeños", comprenden lo que Él dice. Todavía mejor, ellos parecen conocer por adelantado lo que dice. Jesús ve la presencia y obra del Padre en el mundo y entra en alabanza: Él reconoce quien está presente en sus signos milagrosos, y lejos de atribuirse los méritos, ÉL se alegra por lo que hace su Padre. Estoy yo también dispuesto a alegrarme por lo que le ocurre de bueno a los demás? a alabar a Dios por las cualidades de mi prójimo, a agradecer a Dios por lo bueno que le da a mis colegas?

2. La clave que revela este evangelio es la naturaleza misma de Dios, y dice quién es Él. Jesús, rostro del Padre, es un hombre "manso y humilde de corazón". lleno de ternura, Él se adapta siempre a mi ritmo. Con seguridad que Él ve todo y podría sermonearme con violencia sobre determinado aspecto de mi vida. Pero, eso no le interesa: Él busca solamente mi bien a mi propio ritmo, y tiempo. Humilde de corazón, Jesús necesita permanecer en relación conmigo. Esto lo alegra y le hace bien estar conmigo, con nosotros como con familiares. En este día de reunión de la comunidad cristiana, yo puedo mirar cada uno de los rostros de este mundo, en la calle, en la iglesia, en mi vida. Ellos me evangelizan pues el Señor conduce cada uno con ternura y humildad.

3. Cómo entender el reposo cuando Jesús propone al mismo tiempo tomar su yugo, el instrumento de trabajo de los bueyes delante la carreta? Pero justamente, el yugo es sinónimo de binomio, de trabajo compartido y por lo mismo más fácil, más llevadero… Jesús es ese compañero en quien descanso mientras avanzo por la vida. Hoy, dejo que esta imagen del YUGO me hable de la manera como el Señor trabaja y pena conmigo. Y ante una tal solidaridad en el esfuerzo, yo puedo reposarme en la alabanza.




ORACIÓN:

Hemos venido a celebra este domingo
con toda sencillez
y he aquí que el Señor se nos revela
con sus dones preciosos:
la atención y preocupación de un Padre,
el reposo compartido por el Hijo
y el Espíritu de Resurrección.

Que alimentados con el Pan de Vida
podamos retomar la ruta
llevando en el corazón el gran deseo
de compartir estos tesoros venidos de Dios.

Pidamos al Señor  la gracia
de saber aligerar, hacer menos pesado la carga de los otros.
Y la Buena Noticia de la bondad de Dios
se multiplicará en el corazón de nuestro mundo
a lo largo de estos días de verano, de descanso.




Referencias bibliográficas


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

Pequeño Misal "Prions en Église, Novalis, Quebec.

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org

http://dimancheprochain.org

http://cursillos.ca

http://versdimanche.com

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