22 de julio 2023: Fiesta de Santa María Magdalena, apóstol y testigo de la Resurrección


Santa María Magdalena, fiesta

Entre las 3 Marías que los evangelios mencionan, además de la Madre de Jesús, aquella de la cual la liturgia hace memoria hoy es la Magdalena que Jesús ha liberado de enfermedades inexplicables, según Lucas 8,2. 
María Magdalena se convierte desde entonces en discípula de Jesús. Ella permanece, con María, la madre de Jesús, y Juan al pie de la cruz. Ella fue la primera en reconocer el Resucitado llegando a ser testigo y apóstol de la Resurrección.


(Juan 20, 1.11-18) El alba de la mañana de Pascua amanece en esta fiesta del “Apóstol de los Apóstoles”. María Magdalena vio el cadáver de Jesús, la piedra que cerraba el sepulcro, pero su deseo prevaleció sobre la razón. Para lavar las impurezas del suplicio, para perfumar por última vez el cuerpo del Maestro, para envolverlo en dulzura... En el jardín de la Resurrección, es el Vivo con quien se encuentra, el que ha atravesado "los barrancos de la muerte" (Sal 22, 4) y llama a todos por su nombre. ■

Benito de la Cruz, Cisterciense


(Juan 20, 1.11-18) La reacción espontánea de María Magdalena es retener a su “Maestro” a quien acaba de reconocer, para detener el tiempo y permanecer para siempre en su presencia. Pero ella será verdaderamente poseída por Él, al dejarlo ir, llegando así a ser su apóstol y su enviada.


( Juan  20, 1.11-18)  En tiempos de crisis, algunas personas tienen el don de tocar a otros con su mensaje de amor, paz y consuelo. No hay duda de que estas personas un día escucharon a Jesús resucitado llamarlos por su nombre, como lo hizo con María Magdalena.




Primera lectura

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (3,1-4a):

Así dice la esposa: «En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: "¿Visteis al amor de mi alma?" Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»

Palabra de Dios


Salmo

Sal 62,2.3-4.5-6.8-9


R/.
 Mi alma está sedienta de ti, mi Dios


Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene
R/.


Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1.11-18):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Palabra del Señor


1
Él te llama por tu nombre

La primera lectura del Cantar de los Cantares, (y que omite la segunda parte del versículo 4…” Yo lo tomé de la mano, no lo soltaré más antes de haberle hecho entrar a la casa, en la habitación donde mi madre me ha concebido”), propia de esta fiesta de Santa María Magdalena, muestra cómo la ausencia del amado es insostenible. La amada sale en su búsqueda de noche. Y lo encuentra y lo hace entrar en la casa de la madre de ella, dentro de la habitación en donde ella ha sido concebida. Esto indica, por un lado, que el joven chico se ha convertido en un hombre al dejar a su propia madre, y por otro, que la joven chica, accede al estatuto de mujer. Así es el amor de Dios por nosotros, apasionado…

La lectura evangélica (Jn 20,1.11-18) nos narra el encuentro de María Magdalena con el Resucitado. Para María Magdalena, es difícil creer que Jesús está vivo; y por lo tanto ella ve ángeles en el sepulcro vacío y esto no le basta. Ella ve a Jesús, pero no lo reconoce, entonces ¿qué es lo que le da la fe? Es en el momento en el que Jesús la llama por su nombre, entonces, ¡ella comprende!
¡Cuánto debe haber amado a Jesús aquella santa mujer, que le valió el privilegio de ser escogida por Él para ser la primera testigo de su Resurrección! Me imagino que su corazón querría estallar de emoción al reconocer la voz de su Rabonni que la llamó por su nombre: “¡María!”.

Aunque la lectura no lo dice, por las palabras de Jesús que siguen no hay duda que intentó abrazarlo, o al menos tocar sus pies. Trato de pensar cómo reaccionaría yo, y no creo que haya forma de describirlo. Recuerda, Jesús te llama por tu nombre igual que lo hizo con María Magdalena… Pero solo si amas como amó María, podrás escuchar Su voz.

¡Santa María Magdalena, ruega por nosotros!


2

Aferrándose a Jesús

"«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre.
".  



¡Qué privilegio! María Magdalena fue la primera persona en ver al Señor resucitado, y no hay duda de que muchos habrían concluido que ella era la persona más indigna que recibió tal bendición.

La escritura dice que María Magdalena fue la mujer de quien Jesús echó siete demonios. Claramente, uno que estaba poseído por siete demonios había vivido una vida pecaminosa. A finales del siglo VI, el Papa San Gregorio Magno también la identificó como la mujer pecadora que estaba casi drogada. Jesús no condenó a esta mujer y les dijo a aquellos que querían apedrearla que la que no tenía pecado debía lanzar la primera piedra. Uno por uno se fueron, y Jesús la perdonó y la reconcilió con el Padre.

Después de encontrarse con nuestro Señor, María se convirtió en su fiel seguidora, siendo una de las mujeres santas que diariamente sirve y atiende sus necesidades. Por esa razón, ahora la llamamos "santa". Pero este pasaje anterior nos dice aún más acerca de Jesús y su misericordia.

Este pasaje está tomado del relato de la resurrección de Jesús. María Magdalena había ido a la tumba solo para encontrarla vacía. Se sentó allí llorando pensando que alguien se había llevado el cuerpo de Jesús. Pero de repente, ante sus ojos, Jesús estaba allí y vivo. Sus palabras fueron penetrantes y profundas. Él dijo: "Deja de aferrarte a mí, porque aún no he ascendido al Padre". Hay dos cosas que decir sobre este pasaje.

Primero, fue realmente una bendición maravillosa que Jesús se le apareciera primero a ella. Esta mujer pecadora fue, por tanto, la primera testigo y la primera mensajera de la Resurrección. Esto nos dice que Jesús no nos discrimina por nuestros pecados pasados. No tiene una memoria larga que nos haga responsables para siempre de lo que hemos hecho en el pasado. Su perdón es absoluto cuando nos lo da y nos restaura completamente por la gracia si estamos abiertos. Esto es lo que pasó con María Magdalena. Jesús la eligió a ella, esta mujer antes pecadora, para ser su primer testigo de su resurrección.

En segundo lugar, este pasaje revela que Jesús quiere que nos aferremos a Él, solo que no de una manera puramente humana. María había llegado a conocer a Jesús en la Tierra y ahora Jesús quería profundizar su vínculo con ella una vez que ascendiera al cielo. En ese momento, quería estar más que físicamente presente, quería morar en su alma y unirse a ella y a nosotros de la manera más íntima y profunda.  

Reflexiona hoy sobre el deseo en el Corazón de nuestro Señor de que nos aferremos a Él en el Cielo. Oye que le dice: “He ascendido a mi Padre y te invito a que te aferres a mí con todo tu corazónDéjame entrar y permíteme morar dentro de ti en toda intimidad. Te amo y quiero ser uno contigo. ¿Me dejarás entrar en tu corazón?

Señor, quiero aferrarme a ti. Elijo ser uno contigo en todos los sentidos. Ven a vivir en mi corazón y hazme uno contigo. 
Jesús, confío en ti.

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