19 de septiembre del 2021: 25o Domingo del Tiempo Ordinario (B)


«El que acoge a un niño me acoge a mí»

Los doce primeros que siguieron a Cristo les tomó mucho tiempo comprender lo que significaba ser discípulos suyos. 
Hoy, Jesús nos muestra sin duda el aspecto más importante: servir a su manera!
Descubramos lo que significa servir a la manera de Jesús. Aprendamos de Él que la primera manera de servir, es acoger!



PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA 2, 12.17-20

Se dijeron los impíos: "Acechemos al justo, que nos resulta incomodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; declara que conoce a Dios y se da el nombre de hijo del Señor; es un reproche para nuestras ideas y solo verlo da grima; lleva una vida distinta de los demás y su conducta es diferente; nos considera de mala ley y se aparta de nuestras sendas como si fueran impuras; declara dichoso el fin de los justos y se gloria de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará, y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenamos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él."

Palabra de Dios




SALMO RESPONSORIAL

SALMO 53

R.- EL SEÑOR SOSTIENE MI VIDA.

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mi con tu poder.
Oh, Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R.-

Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte
sin tener presente a Dios. R.-

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario
dando gracias a tu nombre que es bueno. R.-



LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO 3, 16-4, 3

Queridos hermanos:
Donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencias y todo tipo de malas acciones.
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera.
El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.
¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros? Ambicionáis y no tenéis; asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada, lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis porque no pedís.
Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones.


Palabra de Dios




ALELUYA 2 Tes 2, 14

Dios nos llamó por medio del Evangelio, para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo





EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
-- Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
-- De que discutíais por el camino
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quien era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-- Quien quiera ser le primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Y acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
-- El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.

Palabra del Señor.





A guisa de introducción:

Niños de hoy vs  niños  del tiempo de Jesús



Jesús nos invita a “ser como niños” y a menudo alguien nos grita: “deje de ser niño! Madure que está muy grandecito!”  Qué ironías, qué  complejidad en la comprensión de los términos y la diferencia de contextos.

Se nos dificulta entender lo que quería decir cuando ha tomado aquel niño entre sus brazos y lo propone como ejemplo de lo que se debía hacer para llegar a ser “grande” en nuestro mundo.

 Y es más, es necesario decir de entrada que cuando Jesús pone este niño en el centro para clarificar su mensaje no se estaba refiriendo al “rey” o al “mimado” en que se ha convertido el infante de nuestros días y de nuestra sociedad occidental.

Los niños en el mundo de hoy están en el centro de las preocupaciones de nuestra sociedad y de algunos movimientos o asociaciones pro-infantiles.

El niño ha llegado ha convertirse en el rey en un mundo donde todo gira alrededor suyo. Ha llegado a ser el tipo o modelo de consumidor que las marcas buscan seducir … y ha tomado tal importancia que el chaval llega hasta influir y orientar en el gusto de sus propios padres.

No puede uno esconder la “rabiecita” de constatar como tantos niños de nuestro entorno familiar, pequeños hijos de amigos son quienes “manipulan”, toman decisiones y hacen lo que quieren con el beneplácito inmaduro, “idiota” e “inconsciente” de sus progenitores y hasta de sus instructores o mal llamados “maestros”. No se dan cuenta los cuervos que están criando y más cuando los dejan avanzar en gestos de egoísmo, de irrespeto al otro, de hacer valer su fuerza y su “poder” mismo en situaciones injustas (en el juego, en la vida diaria de colegio, con sus compañeritos y hermanos, sus vecinos…)

“Esos locos bajitos”, los llama en una de sus canciones más sabias el legendario cantautor español JOAN MANUEL SERRAT…Pero como él dice en su mensaje cantado, es  responsabilidad de sus padres y adultos que los crían el producto final y depende de como les domestiquen:

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción...

Un niño aprende rápidamente. Desde sus primeras interacciones con el otro, muy temprano comprende que el primero en llegar es el primero en ser servido. Ya sea para obtener lo mejor de un refrigerio, el más bello juguete, el mejor lugar, el niño sabe que debe llegar primero, gritar muy fuerte y o más fuerte que los otros, y mismo en algunas  ocasiones “empujar” o “estrujar” al otro para obtener lo que él quiere.

Ante este hecho, nuestra fibra parental nos incita a intervenir. Viene la delicada pero necesaria tarea de educar nuestro niño  por el bien de él mismo y de los demás.  Es necesario arrancarlo de la tiranía del egoísmo y de la rivalidad que tiene tendencia a eliminar el otro, a considerarlo como un adversario (el relato de Caín y Abel, simboliza y explica esta realidad humana).

“El primero en llegar, primero en ser servido”, llega a ser entonces “Primer servido, está bien así, pero déjale a los demás”.

 Qué diferencia de los niños “mimados” de hoy a los infantes de la época  de Jesús…Los niños en ese tiempo y en todo el mundo de Oriente, no contaban para nada. Eran los primeros entre los “despreciados”. No son el objeto de ninguna consideración, sino más bien de continuos desprecios y rechazos. En la tradición de la Biblia, ellos son más bien  un símbolo de debilidad e insignificancia  que de inocencia. Ellos representaban entonces a todos aquellos que no contaban para nada en la sociedad, que no tenían poder, ni dinero, ni palabra.

Jesús abraza este niño que no cuenta, le da una marca de deferencia y de estima, y llega hasta identificarse con este pequeño ser, “débil” e “insignificante”.  No solo se identifica con este niño, sino con todos los despreciados, los no reconocidos, los seres anónimos, los abandonados, los marginados de la sociedad: “aquel que acoge en mi nombre (retengamos la precisión “en mi nombre”, superemos y o cambiemos  la filantropía por el “espíritu de Jesús”) un niño como éste, es a MI quien acoge”…Y más aun! A través de mi, él acoge al Padre que me ha enviado.
La verdadera grandeza consiste en servir.

La lógica del Reino va todavía más lejos. Jesús afirma que para ser el primero hay que llegar a ser el servidor de todos.

El testimonio de su vida prueba que eso no solamente es posible sino que también es liberador. Así el privilegio del primero, consiste en dejar subir los otros, sobre la misma escala de la DIGNIDAD.

He aquí todo un aprendizaje, una apuesta a retener, una esperanza a concretizar.
Vemos entonces que el gesto de Jesús es completamente revolucionario y tiene un valor de protesta a la cual deberíamos abrirnos hoy…

En un mundo donde la consigna es “cada quien para si mismo”, dejémonos interpelar por la realeza de Cristo que consiste antes que nada en ponerse al servicio de los otros.




Aproximación psicológica del evangelio:

La inocencia infantil antes de ser contaminada por la sabiduría adulta


Comprendiendo el contexto en el cual Jesús pone al niño como ejemplo, uno se pregunta enseguida en qué o por qué un niño puede dar un ejemplo de grandeza. Si los niños no tenían instrucción y no sabían nada. EL no tenía ningún ejemplo para dar aparte su ingenuidad. No comprendemos tampoco en qué los niños podrían darnos lecciones en asuntos o materia  de fe. Como se podría ser grande ante los ojos de Dios comportándose como un niño?

Los niños no son adultos en miniatura. Ellos no piensan como adultos, y tampoco reaccionan como ellos. Ellos tienen comportamientos que les son propios. Ellos tienen particularmente una facultad de maravillarse y sorprenderse que no tienen los adultos. Como contrapartida, los adultos tienen el saber y la ciencia. Ellos cuentan también con la sabiduría, o al menos eso se piensa.

Hoy, como ayer, a los niños se les imparte una educación religiosa para que puedan adquirir las nociones elementales de la fe. Para hacer parte de una comunidad cristiana y antes de tener acceso a responsabilidades en la Iglesia y tomar parte en la Santa Cena (o Eucaristía)  de manera oficial, es necesario haber hecho todas las etapas del catecismo.

Los adultos legítimamente competentes son los encargados de enseñar a los niños y son a la vez maestros y los guardianes de la tradición.  Era la misma situación en la época de Jesús. Era necesario conocer los 616 artículos de la ley o al menos los 10 mandamientos que era necesario respetar para poder crecer en la fe.  Es a propósito de este punto que Jesús parece estar en desacuerdo con nosotros y los adultos de su tiempo. Parece que critica o protesta el hecho que para ser un hombre de fe sea necesario haber adquirido la experiencia cerca de los más sabios que por si mismo

El niño más que el adulto sabe observar lo que ocurre en él. Él descubre muy rápido que su corazón está habitado por pensamientos buenos y pensamientos malos. Él sabe cuáles sentimientos recorren su alma. Él tiene un sentido  la belleza, de la justicia, de aquello que es recto. Pero él no sabe poner un nombre sobre el origen de esos fenómenos, no sabe que Dios trabaja en él, pero constata los  efectos en su inocencia. Por lo tanto, muy pronto, los adultos intervienen para explicarle esos misterios y para indicarle el buen camino a seguir y el niño pierde su candor.

Muy rápido también, sus padres y después sus maestros van a enseñarle dominar el impulso de sus emociones y ellos van a enseñarle al mismo tiempo todo lo que es necesario saber sobre Dios, sobre el pecado, sobre la ley y el niño pasa de la espontaneidad infantil a la razón del adulto.

El niño va entonces aprender lo que los hombres saben después de siglos sobre Dios, y es así como él llegara a ser un adulto bien educado y un creyente honesto de cara a Dios.

Mas Jesús percibe que las cosas van muy rápido y que uno no se detiene ni se da el  tiempo suficiente a esta inocencia que le permite  escuchar a Dios y de  referenciarlo mismo antes que se le enseñe a hacerlo.

Así pues,  sin que los adultos, padres o educadores lo recuerden, su primer contacto con Dios se ha hecho a partir de observaciones y de experiencias de vida interior que ellos han hecho cuando eran niños y que las han guardado para si mismos debido a la incapacidad que tenían para poderla expresar.

Este Dios total al interior de ellos mismos ha cedido el lugar muy rápido a un Dios exterior a ellos mismos  y quien tenía las apariencias que el mundo de los adultos le habían bien querido dar.

Cualquiera que sea el modo en  que los niños escuchen hablar de Dios por los adultos, esto ocurre siempre de la misma manera. Los adultos dan una información sobre Dios sin preocuparse por dar importancia a las experiencias que puede haber tenido el pequeño niño en su vida interior.

Jesús sabe bien,  en cuanto a Él y por su vivencia, que  son las experiencias de la vida interior que nos llevaran los unos y los otros a un conocimiento personal de Dios. Él invita entonces a aquellos que lo escuchan a descender al fondo de ellos mismos con la misma inocencia o ingenuidad que lo haría un niño que no sabe aun como expresarse y que descubre que “eso” habla en su interior, mismo si no sabe que es Dios quien se le manifiesta.

Como lo hizo Samuel de niño en el santuario (1 Samuel 3-10).

Dios nos invita a redescubrir una espontaneidad interior que ha sido alterada por aquello que la educación ha aportado al niño y que hace de Dios una realidad exterior a él mismo. Siendo ya adulto, el hombre no sabe más escuchar cuando Dios le habla en lo más profundo de su alma. Jesús no desprecia por lo tanto la enseñanza de la ley, él no rechaza la tradición transmitida por los “padres”, ellos son guías indispensables para hacernos progresar en sabiduría.  Pero él también dice que nosotros no podemos progresar en la fe si no tratamos de conversar con Dios en nuestra intimidad con Él, allí donde nadie puede acompañarnos ni venir con nosotros.

Si hoy muchos hombres y mujeres se alejan de Dios, la razón es porque se les ha enseñado a referirse a un Dios que habla al exterior de ellos mismos o a través de textos y tradiciones. Ellos descubren que ese Dios, no esta en adecuación con el mundo moderno.

Aquellos que se desesperan por no encontrar en el Dios que predican los hombres el camino  de su salvación, de todos modos  lo encontrarán si tratan de rencontrar un corazón de niño que se maraville por la acción de Dios escuchando lo que Él les dice de ellos mismos en lo más profundo de su persona.



Reflexión Central:


Servir sin ser serviles 


Los primeros discípulos se nos parecen. Ellos discutían con el fin de saber quién era el más grande. Entre ellos había tensiones y rivalidadesComo ocurre con todo grupo, después de cierto tiempo de constitución y  de desplazamientos, es probable que  diferentes funciones hubieran sido distribuidas entre los discípulos…Así alcanzamos a percibir un poco en los evangelios que Judas era el tesorero y que Felipe era quien acercaba a Jesús personas extranjeras, quizás por su conocimiento del griego,  pero quién se ocupaba de la seguridad, de la comida, del lugar para dormir, de las reuniones públicas? El grupo se constituía, tomaba forma. No era todavía una Iglesia, y Jesús asumía la dirección indiscutible del grupo. Pero como se creía que Él restablecería el Reino de Dios, cada uno se preguntaba qué lugar, qué puesto ocuparía en dicho Reino. Se tendría en cuenta la antigüedad, la edad, la fortuna personal, la pertenencia familiar, las cualidades personales? Son cuestiones, preguntas, bien normales. A quién de entre nosotros le gustaría trabajar 30 años en una empresa y terminar en el mismo nivel o cargo que comenzó? Hay concursos, hay promociones, oportunidades de ascenso (que lo digan mis colegas docentes, que saben tanto de esto…).


Los discípulos discuten de estas funciones o cargos entre ellos. Cuando Jesús les pregunta de qué hablan, ellos se callan, un poco incómodos.


Entonces Jesús toma la delantera y les propone una paradoja desconcertante: aquel que quiera ser el primero, que sea el último de todos, que llegue a ser el servidor de todos. Jesús promueve la inversión de los valores. El proclama bienaventurado al pobre y desgraciado al rico. Él aclama los pacíficos, los afligidos, los sedientos de justicia, los artesanos de la paz. Jesús no dice que no habrá primeros ni jefes en su Reino. Él tampoco anuncia la democracia o la puesta en pie del proceso de consultación o de concertación.  A la pregunta sobre la determinación de quién será el jefe, no responde. Es decir, que Él da una respuesta en el orden de la moral y de la espiritualidad. Aquel que quiera ser el primero que se haga el último. Aquel que quiera mandar que se haga servidor de todos. De hecho, quién ha hecho eso? Jesús, Él mismo. « Jesús no reivindicó el derecho que tenia de ser igual a Dios, al contrario se despojó de su rango, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz » (Filipenses 2,6-8). Jesús ha tomado el último lugar. Charles de Foucault a quien hemos celebrado este 15 de septiembre le gustaba decir “que Jesús se ha apoderado tan bien de último lugar que nadie ha podido quitárselo”.


Esta lección de Jesús sobre el último puesto y sobre el servicio es una de sus grandes enseñanzas. El texto de Marcos dice que Jesús ha llamado los doce y se ha sentado para hablarles. He aquí una enseñanza muy solemne del maestro. Desde aquel día, nosotros repetimos que la autoridad es un servicio. Las funciones de autoridad son extremamente difíciles de asumir, sobre todo en nuestros días. Todo el mundo se cree mejor que el patrón, más informado, más inteligente, más decidido o más flexible que él. Pero cualquiera sea el estilo puesto en obra, es necesario que la autoridad asuma las tareas que le son propias y que son a menudo resumidas en las 4 funciones de la administración: planificación, organización, dirección, control. Aquel o aquella que bajo pretexto de parecerse a Jesús, quiera asumir la autoridad permaneciendo “último” y negándose a planificar, a organizar, a dirigir, a controlar, éste o ésta, faltará con su deber y hará a la gente o personal que dirige infeliz, al mismo tiempo que empuja la organización al fracaso. Mas, en el plano moral, querer llegar a ser el primero exige tomar el último rango.  Para Jesús, esto quiere decir ponerse al servicio de todos. Es una prioridad del amor. No se trata de dominar, de aterrorizar los otros o de aprovecharse de ellos. Se trata de servir…


Jesús no ha condenado las funciones de autoridad. Él pide simplemente que uno las asuma como un servicio ofrecido, como una responsabilidad en el amor. Lo que quiere decir que también uno las pueda abandonar sin drama, ni rasgaduras cuando llegue el tiempo de hacerlo. En el fondo, el ideal es aprender a servir sin someterse, puesto que en la vida todo es gracia, y es necesario aprender a devolver gracia por gracia. Así, Jesús nos da el amor del Padre. Y el amor recibido nos incita al amor dado, entregado.

Este es un ideal difícil de alcanzar. La autoridad es un servicio. Nosotros lo sabemos. Pero la autoridad implica también un poder, y el ejercicio del poder tiende a cambiarnos. Se toma la habitud del poder, a uno le gusta y uno se amarra. Llegamos a tomarlo como un derecho (que lo digan los presidentes “tiranos” africanos, que elegidos democráticamente, hacen lo posible cada cierto tiempo por ser reelegidos…y entonces se creen reyes…reyes de sus países de por vida). Esto hace que tanta gente, en el trabajo como en las organizaciones de beneficencia, tiene tanta dificultad de irse  cuando llega el momento de ceder la plaza o el puesto a otros.


Para ilustrar su enseñanza, Jesús toma un niño, lo coloca en medio de los 12, lo abraza y les dice:


«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí”

 (Marcos 9,37)


Para los judíos, un niño era un ser despreciado. La infancia de otrora no tiene el estatuto de “pequeño rey contemplado”, que hay en nuestra sociedad de hoy. Es un ser que no tiene derechos y que se corrige con toda la dureza…Para los judíos, es un ser todavía despreciable, ya que no conoce la ley y no es todavía digno de hacer parte de la sociedad.


Cuando estábamos jóvenes, nuestros padres nos decían a cada uno de nosotros: “Escuche cuando los adultos hablan; usted hablara cuando tenga barba y pelos en el pecho”. Es quizás por ello que el castigo físico,  era moneda corriente. Se percibía al infante como portador de instintos salvajes al que era necesario domesticar. “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.”, dice el libro de Proverbios (13,24)  y este dicho ha atravesado la historia. Cuantas madres dicen aun a sus hijos pequeños: “Si tu mama te pega, es porque te ama”?


Otra razón puede explicar la actitud severa y a veces despreciable de los adultos hacia los niños. Es un reflejo de defensa para protegerse del dolor de perder un hijo a corta edad. En otro tiempo, los niños pequeños morían mucho. Mientras no se estuviera seguro de que el niño sobreviviría, uno no se permitía demasiado de amarlo.  Esto puede explicar el vocabulario con frecuencia despreciativo para designar a los niños: chinche, gamín, mocoso, entumido, inútil…


En tiempos de Jesús, el niño es la figura o símbolo de aquel que no tiene un lugar, un puesto, como el pobre, la viuda, el marginado. Al tomar el niño, al abrazarlo, al ponerlo en medio de los doce, Jesús una vez más transgrede las reglas de su tiempo. Hace un gesto profético que sacude las conveniencias. Todavía peor, Jesús asocia su presencia a la del niño.


«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí”


Es así como Jesús ha tomado el primer lugar. Aquí se anuncia ya el gran cuadro o escena del juicio final que Mateo describirá (Mateo 25,31-46). Acoger un niño en nombre de Jesús, es acoger Jesús y también al Padre: he aquí quien trastorna, cambia el orden de las cosas. Es una visión mística. Jesús no ha dado reglas precisas sobre el arte de ejercer la autoridad. Él ha dicho simplemente qué era ponerse en estado de servicio. Él tampoco ha dejado un Tratado sobre el arte de criar o educar los niños. Su época era probablemente muy severa, cuando la nuestra es probablemente demasiado permisiva.


Sin embargo, Jesús ha cambiado nuestra mirada tanto sobre la autoridad como sobre los niños y los marginados de la vida. La autoridad es un servicio. Los dejados aparte, abandonados son a la imagen de Jesús y los reveladores de su presencia. Es tomando el último lugar o puesto como Jesús ha testimoniado el amor que Dios nos tiene.


Cristo resucitado nos reúne en esta Eucaristía y nos invita a volver a poner en el centro de nuestra vida la necesidad de servir a los más pequeños entre nosotros. Que esta celebración nos permita tomar conciencia de nuestra fragilidad y de nuestra necesidad de apoyarnos en Dios.





OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA

·       Le doy la oportunidad a una persona de “ocupar el primer lugar”, cuando esto podría corresponderme por derecho.

·       Cuando presto un servicio, con anterioridad, seré  consciente de hacerlo  con todo el amor del que soy capaz.

·       En mi comunidad o mi medio donde vivo acogeré con mucha atención a una persona  con la que tenga tendencia a ser negligente o poco amable.



Oración

Avanzar, buscar a ser el mejor, ocupar el primer lugar,
es una lucha  diaria y necesaria, Señor.
Yo vivo en un mundo donde se me exige
demostrar cuanto valen  mis fuerzas y mis capacidades.
Debo luchar para triunfar y salir adelante.
Por lo tanto, hoy, al escuchar
que son los más débiles que son los más grandes, me siento culpable y no muy orgulloso.

Tu me obligas a tomar conciencia…Qué es lo esencial? Lo más importante?
Como es que yo evaluó la grandeza de las personas?
Que es lo que acojo verdaderamente en mi vida?
Estoy totalmente preocupado por mis ambiciones,
que no soy siempre sensible a las necesidades de los más débiles.
A veces pareciera  que no los veo…

Tu Señor, Tu el más grande,
Tu has privilegiado los más pequeños y los más débiles;
has decido darles el primer lugar en tu Reino.
Dime  cual niño me corresponde a mi acoger?
Es acaso ese hombre de la calle sin abrigo
que previniendo una ola de frio ,
prepara su casa de cartón
detrás un viejo edificio de mi ciudad?
O esta tía que sufre de Alzheimer
o aquel viejo tío que no cesa de repetir las mismas cosas?
O es ese joven , victima de acoso y manoteo en el colegio?
o quizás aun mi viejo colega de trabajo que se muere en el hospital
Y que desearía que yo lo visite?
Señor, yo quiero también ocupar el primer lugar en tu Reino.
Yo te lo pido., permíteme contemplar los más vulnerables
Y abrirles mi corazón…
Amen.




REFERENCIAS:


HTTP://BETANIA.ES   Para las lecturas


HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.

BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année B. Novalis, 2007. Québec.

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