viernes, 24 de septiembre de 2021

26 de septiembre del 2021: 26º Domingo del Tiempo Ordinario (B)


El Evangelio no cesa de invitarnos a la tolerancia y a la acogida de los otros.  Para sostenernos y darnos fuerzas en esta tarea, contamos con el Espíritu Santo que sopla donde quiere, más allá de todas las fronteras. 
Que sea Él, quien cree la unidad de nuestra asamblea alrededor de Cristo Resucitado presente y actuante en nuestra celebración.




Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que 
sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»
Palabra del Señor



A guisa de introducción:

El pecado es algo serio!

Es indudable que hoy casi no se habla de pecado…preferimos decir “falta”, “error”, “pecadillo” , “metida de pata”, “traspiés”, “debilidad”, “resbalada”, “caída”…Tratando siempre de minimizar su daño, de suavizar sus consecuencias en la vida propia, del mundo y de las demás personas.

Y después es evidente que los pastores, al menos nosotros los sacerdotes católicos, muchos (yo me apunto y digo “mea culpa”) preferimos no hablar mucho de él y no profundizarlo en nuestras homilías…Y junto a la palabra pecado, sus referentes: pecado original, venial y mortal, el infierno, el demonio (o diablo).

El mundo y nuestra sociedad actual ha perdido la conciencia de pecado…Es la mayor crisis de nuestro tiempo, ya lo decía en su tiempo el Papa Pio XII (años 50’s)…como dice el padre español José A. Sayés: “pobre Pio XII, que tal que lo hubiera tocado vivir nuestra época…” Donde hablar de pecado, diablo e infierno,  es una “ñoñería”, una prueba de conservadurismo trasnochado, de santurronería, de “rechupados” o asolapados como suelen llamar quienes se oponen a los que reconocen su influjo nocivo en el corazón humano.

Uno no entiende por qué esta reserva y laconismo frente  a estos temas del pecado y el infierno de la mayor parte de los predicadores católicos actuales, cuando la Biblia misma lo reconoce, Jesús  hace alusión en el evangelio de hoy y el catecismo de la Iglesia en varios de sus números orientan sobre ellos…

Una de las excusas es que nuestra religión tiene como centro a Jesucristo y la Gracia de su salvación y no el pecado…

O hay la falsa presunción o creencia que el pecado es un arma de la Iglesia y sus jerarcas para infundir miedo en sus adeptos y así controlarlos como les conviene…

Pero qué es el pecado?  Del latin peccatum: es la transgresión voluntaria de un precepto tenido por bueno. O sea para que haya pecado siempre hay voluntad y libertad personal incluida, conciencia de saber que es malo lo que se está haciendo o se pretende hacer.

De acuerdo a lo señalado en el Catecismo católico, el pecado es "una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como ‘una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna’ (S. Agustín, Faust. 22, 27; S. Tomás de A., s. th., 1-2, 71, 6) ) .

Así pues, las lecturas de este 26o  domingo ordinario nos recuerdan una verdad simple de nuestra fe católica: EL PECADO ES COSA SERIA!

No es necesario poner excusar o buscar peras en el olmo: puede suceder, retomando las imágenes del evangelio, que nuestra mano, nuestro pie, nuestro ojo y también nuestra lengua se conviertan en objeto de escándalo: ESCÁNDALO! Si que raramente relacionamos con pecado (es su esencia) y creemos que solo son las salidas desafortunadas de los políticos, de las estrellas de Hollywood o los personajes del Jet-Set o la realeza…  (retomo y amplío más esta idea en la aproximación psicológica del evangelio más abajo…)

“Nuestra mano, es lo que nosotros hacemos, nuestro pie, es el lugar hacia donde caminamos, nuestro ojo es nuestra manera de entrar en relación con los otros. Nuestra mano nos conduce al pecado si lo que hacemos nos desvía del evangelio. Nuestro pie nos lleva al pecado si él nos conduce lejos de los caminos de Dios. Y nuestro ojo nos dirige al pecado si se convierte en un instrumento de  lujuria, de odio, y no propicia el encuentro y el diálogo con los demás (Cardenal André Vingt-Trois, homilía del 27 de septiembre del 2009…).

Tu mano! No la pongas al servicio del pecado! Que ella no manifieste el egoísmo, la indiferencia, la que quiere acaparar con mezquindad y envidia!

Tu pie! No lo pongas al servicio del pecado! Que él no muestre el deseo de hacer caer al otro, « de esperarlo a la vuelta » para hacerle “zancadilla “:  él no pierde nada por esperar!”.

Tu ojo! No lo pongas al servicio del pecado! Una mirada puede hacer mucho mal cuando se dirige con desprecio y traduce el rechazo, el odio! De igual manera una lengua puede ser cortante e hiriente como una espada bien afilada!

A la luz del evangelio, que ilumina las zonas más escondidas y oscuras de nuestro corazón, nos concierne discernir para purificarlas, y ver si nuestras actitudes, nuestras palabras, nuestras miradas, nuestras acciones, están conformes con lo que Jesús espera de nosotros.

Para todos nosotros, nos corresponde tomar en serio el pecado que envenena nuestras relaciones, el pecado que crispa nuestras manos, dificulta nuestra marcha, endurece nuestra mirada; más aun, con la ayuda del Señor, hemos de poner nuestra vida al servicio del amor! Es necesario, retomando las palabras de San Pedro Damián (+23 febrero 1072):

Que a Cristo lo escuchen  por nuestra boca,
Que a Cristo lo reflejemos  en nuestra vida,
Que Cristo sea percibido en nuestro corazón” (sermón 8,5).


P.D :   Encontré esta nota en Wikipedia.org sobre el pecado…de lo cual confieso, perdónenme (aun siendo sacerdote) no había escuchado mayor cosa…Pero es que los medios de comunicación son así (la verdadera NOTICIA no es noticia)…qué queremos? Ellos si que tienen que ver con nuestra insensibilidad, indiferencia y cuota de relativismo que le ponemos al tema…

El 10 de marzo de 2008, el regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, Cardenal Gianfranco Girotti, presentó la siguiente lista, que ha sido divulgada ampliamente por los medios de comunicación, con la denominación de pecados sociales o nuevos pecados capitales:
 No realizarás manipulaciones genéticas. No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones. No contaminarás el medio ambiente. No provocarás injusticia social. No causarás pobreza. No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común. Y no consumirás drogas.

  Estos son los nuevos pecados capitales, según publicaba el 'Osservatore Romano', periódico oficial de la Santa Sede. La lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia, los tradicionales siete pecados capitales enumerados por el Papa Gregorio I hace 1.500 años y recogidos después por Dante Alighieri en 'La Divina Comedia', se habían quedado obsoletos para el mundo globalizado de hoy.

Así que el Vaticano ha decidido modernizar la lista exhibiendo una atención especial hacia los llamados pecados sociales, aquellos que al cometerse van en contra de la Justicia en las relaciones entre persona y persona, entre la persona y la comunidad, y entre la comunidad y la persona.
El resultado son siete nuevos pecados capitales, que condenan como ofensas a Dios acciones tales como no reciclar la basura, enriquecerse a costa de los demás o algunas investigaciones científicas con implicaciones bioéticas.




Aproximación psicológica al texto del evangelio :

Mucho más que figuras de estilo:

Hay 3 maneras de comprender el “ESCANDALO” del cual se trata aquí:

Primero en el sentido moderno, que es al mismo tiempo el sentido más superficial, donde la misma persona es a la vez la autora y la victima del escándalo en cuestión. Pensemos por ejemplo en el escándalo político implicando un diputado denunciado por haber aceptado un soborno, o puesto en el ojo del huracán por conducir embriagado. O en una estrella de Hollywood que es sorprendida robando en un supermercado o centro comercial (sea por llamar la atención o porque es cleptómano!)

El segundo sentido o esencia se sitúa en el plano religioso y designa el escándalo como un obstáculo a la fe, es decir, un comportamiento que hace más difícil  el CREER. Así, el espectáculo de cristianos practicantes el domingo y explotadores durante la semana es un escándalo para la fe de aquellos que se preguntan si la asamblea eucarística vuelve a las personas más fraternales.

Pero hay un tercer nivel de sentido de escándalo que es más profundo todavía, y es cuestión de una experiencia global, de un juzgamiento o análisis existencial, que el auditor está invitado a portar dentro de su vida práctica. Sea vigilante y fiel, no deje un solo sector de sus vivencias diarias comprometer el conjunto o la totalidad de su existencia. Nos agregamos entonces a la otra advertencia de Jesús: “De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su propia vida? (Lucas 9,25).  De qué le sirve al hombre supe desarrollar un aspecto de lo que vive (su cabeza, su vientre, su poder de adquisición…) si pasa al margen (o de lado) del sentido profundo de su existencia?

La liturgia de este domingo asocia al presente texto un pasaje de la carta de Santiago que aclara con mucha precisión lo que decimos: “He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotrossu salario grita venganza(…)Ustedes han buscado sobre la tierra el placer y el lujo, y ustedes han engordado sus corazones como en día de matanza…”(traducción actual: mientras que ustedes consumen en exceso, el sistema económico que hacía posible este sobreconsumo exigía que en los países (mal llamados) del tercer mundo, se torture a la gente que lo cuestionaba- (Santiago 5,4-5).

Si uno ve en las posesiones materiales la prolongación de la mano, del pie y del ojo; las advertencias de Jesús toman la siguiente resonancia: si para que poseas es necesario que haya otros que sean desposeídos; corta eso; ten la clarividencia y el coraje de romper con situaciones que de hecho van a comprometer tu entrada en el Reino.

Hablando con Verdad hay acá mucho más que simples  figuras  de estilo como les gusta  decir a muchos otros comentaristas del evangelio de este domingo.

El pecado, es algo serio, digno de reflexionar: hasta tal punto que Santiago en la segunda lectura nos explica claramente que si alguien pasa su vida envenenando la vida de los demás, mintiendo, haciendo trampas (corrupción, copilla, ventajas), robando, este podrá, ciertamente “aprovechar” por un tiempo de esos “crímenes”, pero no escapara al juicio y deberá rendir cuentas!

El pecado es serio!: Nuestro Señor Jesucristo (no siempre  simplemente Jesús) es totalmente claro y categórico en el Santo Evangelio de este día: Él habla de la Gehena, de ese lugar que, en el Antiguo Testamento, era una especie de incinerador publico en el cual eran botadas los desperdicios, los cadáveres de animales y también los cadáveres de criminales ejecutados por la justicia: símbolo de la eterna separación del alma con Dios! Es necesario releer acá el CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA?Si! Sin ninguna duda! Qué leemos?:

Jesús habla con frecuencia de la "gehenna" y del "fuego que nunca se apaga" (cf. Mt 5,22.29; 13,42.50; Mc 9,43-48) reservado a los que, hasta el fin de su vida rehúsan creer y convertirse , y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo (cf. Mt 10, 28). Jesús anuncia en términos graves que "enviará a sus ángeles [...] que recogerán a todos los autores de iniquidad, y los arrojarán al horno ardiendo" (Mt 13, 41-42), y que pronunciará la condenación:" ¡Alejaos de mí malditos al fuego eterno!" (Mt 25, 41).
La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" …La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira…Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión… (Catecismo de la IglesiaCatólica No 1034-1036).

El pecado es algo serio : « corta tu mano! Corta tu pie! Arranca tu ojo! Es mejor llegar al paraíso, amputado (o manco), estropeado o tuerto, que  ser arrojado en “fuego que no se apaga!”, como hermanos, debemos acoger estas Palabras de Nuestro Señor Jesucristo?

Como una invitación necesaria, urgente, a la conversión de nuestra vida, de nuestro corazón a Jesús todo debe pasar: las manos, los pies, los ojos, y también la lengua y más aun el corazón; San Pablo lo dirá de una manera lapidaria: “ustedes los cristianos, no expongan los miembros de sus cuerpos al servicio del pecado!” (Romanos 6,12-18).





COMENTARIO CENTRAL

Estar con Cristo...Discípulos aquí y allá!

En el evangelio, Jesús no condena la gente que no camina con Él. La única exigencia o requisito que pide para reconocer su actividad, es esto: “Aquel que hace un milagro en mi nombre no puede al mismo tiempo hablar mal de mí”. Lo que cuenta antes que nada es la “pertenencia a Cristo”, es actuar en nombre de Cristo y ser reconocidos como personas (miembros) de Cristo: “aquel que les dé un vaso de agua por su pertenencia a Cristo no se quedara sin ser recompensado”.  Entonces, Todo el mundo puede obrar “en nombre de Cristo” con la condición de que le pertenezca! El anuncio del Evangelio de Cristo no está reservado a algunos misioneros patentados, oficiales, a los sacerdotes o a los diáconos ordenados! La evangelización concierne a todos los que son de Cristo, es decir, a todos los cristianos, a toda la Iglesia!

En materia de misión, no hay especialistas! Aquellos que son de Cristo, todos los bautizados, son “sacerdotes, profetas y reyes”, es lo que decimos siempre al hacer la unción con el oleo sagrado en el bautismo. El “especialista de la misión”, si yo puedo decirlo así, el animador de la actividad misionera de la Iglesia, es en efecto El Espíritu Santo!  “El Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización: es Él quien empuja a cada uno a anunciar el Evangelio” (Ecclesia in África,20). Es el Espíritu que Jesús ha derramado desde lo alto de la cruz al “expirar” y sobre sus apóstoles soplando sobre ellos el atardecer de la resurrección. Es este mismo Espíritu que ha sido expandido y ha venido sobre todos los que estaban presentes el día de Pentecostés, sin importar sus orígenes.

“Si el Señor podía poner su espíritu en ellos para hacer de todo su pueblo un pueblo de profetas!” : si ese gran deseo de Moisés pudiera realizarse hoy! No habría todos esos falsos profetas que engañan los ignorantes y los pobres, en diversos lugares y ambientes de nuestro mundo…todos esos se dicen profetas, detentores de poderes misteriosos de curación, para atraer las multitudes, colectar el dinero de los débiles y volverse  ricos como aquellos de los que habla Santiago en su carta o como aquellas gentes a las que Jesús condena porque conducen a la perdición y a la caída los pequeños que Dios ama.

Todos los bautizados deberían ser verdaderos profetas! Todos  nosotros deberíamos ser profetas puesto que pertenecemos a Cristo! 

Para ser verdaderos profetas, es necesario al menos dos condiciones según nos dice la Palabra de Dios de este día. La primera, es pertenecer verdaderamente a Cristo. Haber apostado (echarse toda la vida al hombro como una manta ) por Él. No simplemente con palabras, sino también con todo lo que somos. Esto supone que hayamos renunciado a toda búsqueda de nuestro propio interés y a nuestras actitudes egoístas.  Poner atención a no comportarnos como esos ricos de los cuales habla Santiago! Ellos no se preocupan más que de sus bienes: “sus”  riquezas, “sus vestidos , “su” oro, “su” dinero, “sus” tierras…Hay peligro cuando nos preocupamos solo de nosotros mismos, de nuestros bienes, de nuestras carreras! En el  evangelio, Jesús pone como imagen los miembros del cuerpo que nos pide cortar, arrancar si ellos nos incitan a pecar.

Nosotros sabemos que nuestras manos, nuestros pies, nuestros ojos, nos llevan a pecar de múltiples maneras. Que los ojos desean con lujuria o ambición cualquier cosa, los pies conducen para que la mano pueda ampararse por si misma: es así como se da el robo, el adulterio y todas las conductas graves. Jesús nos llama a que seamos profetas renunciando, mismo a  pesar que sea difícil, a todo lo que nos lleva a traicionar la misión evangélica que hemos recibido en el bautismo.

La segunda condición para ser profeta, es ser conducido por el Espíritu de Dios.
Se puede decir de otro modo, a la  manera de San Pablo y es siendo “cristianos espirituales”. Dejémonos modelar interiormente por la fuerza evangélica del Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo. Porque el deseo de Moisés se ha hecho realidad en Pentecostés. El objetivo de la misión de Jesús era de dar el Espíritu Santo a todos los que creyeran en su nombre. En efecto, todos los que renuncian a  mismos, a sus falsas riquezas, y que hacen la opción por pertenecer a Cristo, realizan verdaderos milagros en nombre de Jesús; ellos son profetas de Cristo ahí donde viven y en todos los lugares donde van. Es la fuerza de Cristo que nos ha sido dada para que nuestra vida esté animada y que nuestra manera de vivir esté marcada por el servicio y el respeto a los demás y no por nuestros intereses egoístas.

Es el Espíritu Santo que actúa en la vida de los verdaderos profetas y mismo en la de los niños. Él hace grandes milagros en aquellos que son de Cristo!

Los textos de hoy nos invitan a reflexionar sobre nuestros perjuicios, nuestras exclusiones, nuestro rechazo al otro. La apertura no nos obliga a renunciar a nuestra propia identidad cristiana, al contrario ella la fortalece, no en el enfrentamiento pero si en el dialogo. Dialogar para comprender, maravillarse, enriquecerse! Cuando uno se acerca a los otros, ya sean anglicanos, metodistas, mormones, musulmanes, hindúes, judíos, no creyentes, ateos, animistas, se descubren perlas de humanidad y de espiritualidad. 

Uno se da cuenta que fuera de la Iglesia, hay muchos signos de vida, que muchos exorcizan demonios, es decir que luchan contra el mal, la enfermedad, los prejuicios y la discriminación. Existen muchas personas que hacen un trabajo excepcional en  un gran espíritu de fraternidad y compromiso…

Ni el grupo de los Doce, ni ninguna Iglesia es la sola depositaria del Espíritu de Dios. Fuera de nuestros cenáculos, el Espíritu sopla, imprevisible, libre como el viento (Juan 3,8).

Cristo nos invita hoy a abrirnos, a estar abiertos a aquellos que quieren hacer el bien, ser edificados por sus compromisos, a admirar el bello trabajo que realizan aquellos que no pertenecen a nuestro grupo, a nuestro partido político, a nuestra nacionalidad. “No se lo impidan, mismo si no son de los nuestros”.




ORACIÓN-MEDITACIÓN

Sobre tu pueblo Señor, envías tu Espíritu.
Haces surgir profetas de todas las razas y culturas.
Múltiples obreros que envías a la viña del mundo.
Ellos hablan en tu nombre. Ellos sirven en tu nombre.
Ellos viven, sufren y mueren a causa de tu evangelio.

Con sus manos, crean nuevos semilleros,
y siembran la paz, la justicia y la solidaridad.
Con sus pies atraviesan nuevas fronteras
y hacen recular la ignorancia, la miseria y el miedo.
Con una mirada pura, ellos se levantan para celebrar la belleza de la vida,
para llamar al respeto de todo ser humano.
Sobre tu pueblo, Señor, haz reposar tu Espíritu.
Tu suscitas profetas de todas las razas y culturas;
profetas que espantan los malos espíritus;
Profetas que nos cuestionan y nos incomodan.
Profetas que portan un fuego que pensamos apagado.
Es por eso que nos dices: “no se lo impidan!”
Déjenles llevar de nuevo la esperanza a sus hijos.
Déjenles entrar en el templo de la cotidianidad
Mientras dicen también:
“El Espíritu del Señor está sobre mí,
Él me ha consagrado y me ha enviado a llevar la Buena Nueva a los pobres.”



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


http://www.ciudadredonda.org/lectura/?f=2012-09-30 (para las lecturas)

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

Pequeño misal  « Prions en Église », edición quebequense, 2009 et 2012.

Diversas fuentes de internet


3 comentarios:

  1. recordarnos que el PECADO, ofende no solo a Dios, tambien a mi hermano, nos reflexiona que tembien si boto la basura a la calle, si daño el medio ambiente...me hace pecador, y no son faltas, error, ummm como corregirlo, disculpas y no volverlas hacer, pero volvemos y caemos...es bueno saber que lo correcto es hacer las cosas bien y no de la manera como queramos...padre algunas palabras que no entiendo como laconismo, metodistas y animistas...amen por el evangelio del domingo.

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  2. Laconismo: viene de lacónico' o sea corto de palabras o conceptos, calidad del que se expresa breve y de manera concisa.
    Metodistas: que practica El metodismo o movimiento metodista es el nombre que se da habitualmente a un numeroso y diverso grupo de denominaciones cristianas del protestantismo.
    animistas: son los que todavía practican una religión ancestral o tradicional, creen que los elementos de la naturaleza (luna, sol, rocas, etc,) tienen vida propia, poseen espíritus que inciden en la vida del ser humano:

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