viernes, 10 de septiembre de 2021

10 de septiembre del 2021: viernes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario

 

(Lucas 6.39-42) En ocasiones me sucede que encuentro las debilidades de mi prójimo muy chocantes. ¡Sus problemas me parecen tan fáciles de solucionar! En esos momentos, yo no veo mis propias debilidades.  Jesús me invita a salir de esta ceguera  para mirarme mejor dentro de mí y ver las cosas de otra manera.

 


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,1-2.12-14):

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por disposición de Dios, nuestro salvador, y de Jesucristo, nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 15,1-2a.5.7-8.11

R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,39-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.»

Palabra del Señor

 

 

"¿Por qué notas la astilla en el ojo de tu hermano, pero no percibes la viga de madera en el tuyo?"

Lucas 6:41

 

Santa Teresa de Ávila, una de las más grandes escritoras espirituales y doctoras de la Iglesia, explica en su obra maestra espiritual “Castillos interiores”, que uno de los primeros pasos en el camino de la santidad es el autoconocimiento. El autoconocimiento produce humildad, porque la humildad es simplemente tener una opinión verdadera sobre uno mismo. Cuando una persona no se conoce a sí misma desde la verdadera perspectiva de la mente de Dios, entonces se expone a muchos errores de juicio. Uno de esos errores es que puede obsesionarse fácilmente con los pecados que percibe de los demás.

El pasaje del Evangelio de hoy describe a una persona que carece gravemente de autoconocimiento. ¿Por qué? Porque ella “no percibe la viga de madera” en sus propios ojos, es decir, no ve su propio pecado. Como resultado, Jesús explica que esta persona también se fija en la “mota” en el ojo de su hermano.

Cuando considera sus propios pensamientos, ¿de qué se preocupa más durante todo el día? ¿Mira usted honestamente hacia adentro, buscando conocerse a sí mismo como Dios lo conoce? ¿O pasa demasiado tiempo pensando en los demás, analizando y juzgando sus acciones? Ésta es una pregunta importante que debe hacerse y responder con honestidad.

La mejor manera de conocerse a sí mismo es mirar a Jesús. Cuando Él se convierta en el centro de su atención a lo largo del día, no solo llegará a conocerlo, sino que también llegará a conocerse a sí mismo más honestamente. Contemplar la belleza y la perfección de nuestro Señor tendrá el doble efecto de conocerlo y conocerse a sí mismo a través de Sus ojos. También le ayudará a conocer a los demás como Él los ve.

¿Cómo mira Jesús a los que le rodean a usted? Los mira con eterna misericordia. Es cierto que al final de cada vida, cuando pasemos de este mundo al siguiente, nos encontraremos con nuestro juicio particular de nuestro Señor. Pero mientras estemos aquí en la tierra, Dios nos mira continuamente con misericordia. Por eso, la misericordia debe convertirse en nuestra misión diaria, y debemos construir el hábito de mirar a todos en nuestra vida con los ojos de la misericordia.

Reflexione hoy en nuestro Señor. Mírelo, contémplelo, busque conocerlo y conviértalo en el centro de su atención. Mientras lo hace, trate de descartar de su proceso de pensamiento sus propios juicios percibidos de los demás. Permita que su mirada sobre nuestro Señor le ayude no solo a verlo a Él, sino también a ver a los demás a través de Sus ojos. Desarrolle este hábito y estará en la vía rápida hacia el camino de la santidad.

Mi misericordioso Jesús, que pueda construir un humilde y verdadero hábito de contemplarte en Tu esplendor y belleza. Mientras te veo, día tras día, por favor también ayúdame a verme a mí mismo a través de Tus ojos de misericordia para que yo también crezca en humildad. Por favor, quita todo juicio de mi corazón para que sea libre de conocer y amar a todas las personas como Tú las conoces y las amas. Jesús, en Ti confío.

 

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