sábado, 11 de septiembre de 2021

12 de septiembre del 2021: 24o Domingo del Tiempo Ordinario (B)



Camino desconcertante, camino de vida

Las 3 lecturas de este domingo nos llevan a cuestiones de identidad: quién es el servidor sufriente? Quién es Jesús? y quién es el cristiano llamado a asegurar la coherencia entre la fe y los actos?
Después de un poco más de 2000 años, se habla de Jesucristo y continuamos interrogándonos sobre Él. Quién es Él para cada uno de nosotros?
La identidad de Jesús es sorprendente. Él no es el Mesías tal como Pedro y sus contemporáneos lo imaginaban: un rey que impondría su dominación por el poder. Al contrario, Él ha tomado el camino de la humillación y del sufrimiento para salvar a la humanidad.

Que nuestra celebración nos ayuda a aportar una respuesta que venga de la intimidad y de nuestros corazones.




L    E    C    T    U    R    A    S





PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAIAS 50, 5-9a

El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí, ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos. Mi señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Tengo cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿quién es mi rival? Que se acerque. Mirada, mi Señor me ayuda: ¿quién me condenará?
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL
SALMO 114

R.- CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR, EN EL PAIS DE LA VIDA

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante;
porque inclina su oído hacia mí,
el día que lo invoco. R.-

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
"Señor, salva mi vida." R.-

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó. R.-

 Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor,
en el país de la vida. R.-


SEGUNDA LECTURA        
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO 2, 14-18

¿De que le sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos de alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare: abrigaos y llenaos el estómago", y no le dais lo necesario para el cuerpo: ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. Alguno dirá: "Tu tienes fe y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras y yo, por las obras, te probaré mi fe."
Palabra de Dios


ALELUYA Gál 6, 14

Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor en la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo.



EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 8, 27-35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
-- ¿Quién dice la gente soy yo?
Ellos le contestaron:
-- Unos, Juan Bautista: otros, Elías, y otros, uno de los profetas.
Él les preguntó:
-- Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Pedro le contestó:
-- Tú eres el Mesías.
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirles:
-- El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días.
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se le llevó aparte y se puso a increparle. Jesús se volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro:
-- ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!
Después llamó a la gente y a sus discípulos y les dijo:
-- El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por el Evangelio, la salvará.

Palabra del Señor




guisa de introducción :

Entonces, QUIEN ES JESÚS PARA TI?

Qué puedo saber?, qué debo hacer?, qué me cabe esperar?...A estas tres preguntas responden respectivamente la epistemología o gnoseología (filosofía o ciencia del conocimiento), la Ética y o moral (filosofía del comportamiento)  y la teosofía o teodicea (filosofía de la religión)… Tal era el planteamiento del brillante pensador Emmanuel Kant en el siglo XVII…y concluía pero hay una pregunta que encierra todas las 3 cuestiones anteriores  y es Qué es el hombre? (porque es el hombre el único ser que elucubra el saber, que se pregunta por la consecuencia de sus actos y es el único que tiene esperanza)  …

Para quienes creemos en Cristo la pregunta más importante es Quien es Jesús, quien es Jesucristo?  San Marcos la pone en todo el centro de su evangelio, develando el secreto mesiánico que tanto se ha ocultado hasta acá y se ha cuidado de no andar pregonándolo…Pedro lo revela diciendo:
“Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios que ha de venir al mundo”…

Auscultando en mi historia personal de fe y caminada vocacional hacia el sacerdocio, recuerdo que cuando tenia 12 años obtuve la primera respuesta acerca del hombre Jesús, creo que ya lo he dicho anteriormente, fue aquella tarde sabatina luego de los funerales de mi tía Odilia,  a la entrada del cementerio  de Marquetalia sobre el muro blanco del alfeizar, allí estaba la frase del evangelio de Juan: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,6). Y unos años más tarde otra frase alentaría más mi vocación de discípulo de Jesús, la frase aparecía en un afiche escrita al lado de un bebé desnudo de espaldas mirando al cielo:  “Qué es el hombre para que te acuerdes de él…? La frase era del Salmo 8 que canta la grandeza de Dios y la dignidad del hombre.

Estoy convencido que nuestra existencia o vida se juega toda en la respuesta que demos a la pregunta Quién es Jesús?

La experiencia de estos 40 y tantos años me permite concluir que:
la fe es a veces solo intelectual o idealismo hecha de  afirmaciones doctrinales o dogmáticas…(cuando la fe o el creer se queda en la cabeza y no desciende al corazón y mucho menos a las manos),


la fe es solo espiritualismo cuando no la racionalizamos, no somos críticos, no la maduramos  y no la dejamos que actúe y se manifieste en la vida diaria con palabras y gestos de amor y compasión,

la fe es solo activismo, filantropía cuando nuestros actos de amor, compasión y solidaridad humana no tienen referencia o su asidero en Dios…fuente de toda sabiduría y acción.

Jesús hoy nos pone a todos frente a esta pregunta crucial: “para ti, quien soy yo? Podríamos responderle:
-    
          Fuiste un teso, un hombre admirable como Buda, Mahoma o más recientemente Gandhi, otro iluminado…pero no más!

-         Fuiste el modelo de hombre perfecto, infalible…pero lo pareces tanto que sin duda eres solo un mito o un ideal sublime del ser humano…lastima que no hayas existido.
-        
      Eras un profeta más que te creíste el cuento y te lo hicieron creer que eras el Hijo de Dios…pero ya ves tu  impotencia, tu debilidad, te llevaron al final trágico y luego tus seguidores en marrullerías históricas nos han hecho creer que eras Dios.

-         Tú eres el Hijo de Dios que ha venido a revelar su amor y que murió por salvarnos…( pero yo no me comprometo contigo…qué peligro que me tachen de loco, de fanático, me compliques la vida  y me maten por tus ideas…)

El Jesús del pesebre es dulce, apacible, meloso…Su nacimiento y la celebración de la navidad alegre, arrullada por villancicos no nos debe hacer olvidar que para resucitar es necesario pasar por la cruz…

Cuando Jesús afirma hoy que “si alguien quiere seguirme que  renuncie a  mismo, tome su cruz y me siga”, nos invita a tomar posición, a jugárnosla por Él.  Compartir su suerte? Quién es Él para pedir  esto?

Como a Pedro sus palabras nos “incomodan”,  son “palabras locas”, oír hablar de sufrimiento y de muerte no nos gusta. Esta perspectiva nos da miedo. Siempre reaccionamos o respondemos  de manera inadecuada ante la violencia, ante el mal como expresión de la insensatez humana.

Preferimos evacuar el mal de nuestro campo de consciencia, pero tarde o temprano la realidad nos vuelve a atrapar. Por otra parte, quién puede vanagloriarse de no ser tocado poco o mucho, directa o indirectamente por la maldad? Algunas personas tienen la dura experiencia. Y mismo uno se pregunta como hacen ellas para llevar esas situaciones tan duras como la muerte, la violación, el incesto, la intimidación, el rechazo o toda otra forma de violencia que sea.

Todo este sufrimiento nos causa cuestionamientos, pero las respuestas permanecen desconocidas. El sufrimiento, el mal, el envejecimiento, el pecado, la muerte, siempre nos aparecerán como profundos misterios. Es acaso esto una razón para rendirse ante la fatalidad? No.

Jesús ha comenzado a designar un vasto horizonte de esperanza al anunciar su resurrección después de revelar su identidad a los discípulos. La resurrección no cabe duda, también es un misterio, pero ella abre una brecha  por donde puede pasar la esperanza en la victoria de la vida sobre la muerte.

Textos de apoyo

Y así murió el Hijo de Dios. ¡Qué contraste con las muertes de Moisés, Buda, Confucio...! Todos ellos murieron en edad avanzada, coronados de éxitos a pesar de los desengaños, rodeados de sus discípulos y seguidores. En el Calvario aprendemos que quien quiera creer en el Dios de Jesús quizás no deba esperar el destino de Daniel o de Susana, sino el de Jesús. La cruz de Cristo coloca al cristiano, paradójicamente, en una situación muy parecida a la del ateo: Ninguno de los dos puede vivir esperando soluciones mágicas de Dios.  

(GONZALEZ Carvajal, Luis. Esta es nuestra fe, Sal Terrae, 1989).

******

“Por seguir a un profeta de Galilea
Me eché la vida al hombro, como una manta
Y me fui repartiendo buenas noticias,
Entre cantos y risas, gritos y lágrimas…
Que si señor!
Que si alguno quiere compartir mi empresa
Yo le enseñaré un idioma que se habla en toda la tierra,
Para alargar los caminos y derribar las fronteras,
Llenando así el corazón de infinitas recompensas…

(Canción misionera de P. Gustavo Vélez-  +2009)




Aproximación psicológica del evangelio:

La difícil y o dura fidelidad a nosotros mismos

Septiembre es el mes de la amistad, de los amigos, tiempo que puede ser más intenso y rico, realmente provechoso para crecer en las relaciones de amigos si vamos más allá de los simples detalles, regalos y juegos del “amigo secreto”. No es mentira que muchas de nuestras amistades son “superficiales”, construidas sobre intereses egoístas, muchas veces son descomprometidas, descarnadas…solo amistades de foto, de apariencia, de poca riqueza humana y yo diría espiritual.

El evangelio de este domingo nos puede ayudar a crecer en nuestra amistad mostrándonos que para ser verdaderos amigos hemos ante todo de ser fieles a nosotros mismos (cada uno) aunque sea  muy difícil y segundo a comprender que es necesario asumir los conflictos.

La amistad de Pedro y de Jesús, atraviesa acá por una crisis. Pedro es sincero, pero la verdad de Pedro no es la verdad de Jesús. Nadie puede renunciar a su verdad profunda para complacer o dar respuesta a lo que espera el otro de él mismo. “De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si él arruina su propia vida?”  (v.26). De qué le servirá entonces al hombre o conseguir  todos los amigos del mundo, si este hombre permanece en conflicto consigo mismo arruinado así su propia vida?

Jesús está atrapado, encerrado…Él debe elegir  entre una agresividad espontánea que aleje la interferencia de Pedro, y la agresividad estimulada, aprobada y venenosa que guardamos contra aquellos que nos han hecho desviar de nuestro camino o que no han aceptado que seamos diferentes a ellos.

El relato permite concluir que Jesús ama a Pedro, y que Él se ama a sí mismo. El ama a Pedro porque cinco minutos de agresividad en la verdad valen mejor para Pedro que los meses o años de reproches simulados en la  penumbra y la hostilidad implícita. Al mismo tiempo, Jesús se ama lo suficiente a si mismo para discernir qué es lo bueno para Él, lo que debe vivir, aquello que lo realizará  o llevará a la plenitud (igualmente en el sufrimiento). Y Él se ama lo suficiente para defender esto contra toda intromisión, por bien intencionada que sea. Para Él, la perseverancia en la verdad de su ser vale más que cinco minutos de falsa armonía con Pedro.

Recibir como pago la agresividad ante la Verdad nos asusta…pero ese es casi siempre el precio de la verdad y entonces preferimos recurrir a un compromiso. No hay modo de navegar en la precisa mitad (el justo medio), de ser a la vez sincero consigo mismo y suave con los demás?  No siempre, eso parece. Porque si esa “precisa mitad” o “justo medio” existe siempre, es necesario admitir que Jesús ha sido incapaz de encontrarlo aquel día.

Cuando por no hacer enojar o “incomodar” al otro, yo debo renunciar a cualquier cosa que me aleja de mi verdad (por ejemplo mi confort, mi gusto de tener razón, mi deseo de eficiencia, mi dinero), entonces no hay problema…”Aquel que ama soporta todo” (1 Corintios 13,7). Pero, si por no incomodar al otro (y la mayor parte del tiempo por no sentirme mal yo en esta confrontación) debo renunciar a lo que yo siento  que debo ser, entonces todo ha cambiado.

Si Jesús hubiera tolerado verdades a medias y “compromisos” en su propia vida, habría tolerado uno con Pedro aquel día, y aquello habría introducido la incomprensión, la distorsión y el alejamiento en su relación. Pero Jesús se ama lo suficiente para ser claro consigo mismo: “cuando ustedes hablen digan si o no; si las cosas son claras, no sentirán la necesidad de jurar o de perderse en lo incorrecto (o que procede del maligno) ” (Mateo 5,37).

También es posible amar suficientemente los otros para ser claros con ellos.
La amistad, entonces llega a ser una relación donde cada uno crece y hacer crecer al otro, porque cada quien se ama lo suficiente para dar la cara lúcidamente ante las exigencias de la vida, y para ayudar al otro a hacer lo mismo: Ama a tu prójimo como a ti mismo…

”Seguir a Jesús”, es también, asumir en nuestra vida las confrontaciones (o enfrentamientos) que Él ha asumido, en nombre de la misma fidelidad interior. (A. Paoli).

Y llamando a la gente con los discípulos, les dijo:
   —El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. 8,35: El que quiera salvar su vida, la perderá; quien la pierda por mí y por la Buena Noticia, la salvará


Asuman sus conflictos:

La segunda parte del compromiso público de Jesús está dominado por la ideal del rechazo social. En varias ocasiones, Él habría confiado a sus discípulos: Todos aquellos que tienen algún poder social me rechazarán: los aristócratas, los sacerdotes y los especialistas de la ley. Ellos harán que sienta que yo no soy nada y me pondrán aparte.

La cruz, en el contexto de la época, es la sanción o el castigo para aquellos que han incentivado o promovido la sublevación social, sea por razones criminales o políticas. Nuestra época distingue entre los prisioneros de derecho común y los prisioneros de (por) opinión. Estos últimos son castigados no por lo que han hecho, es decir no por las leyes que han transgredido, sino por lo que ellos han visto, pensado, expresado y escrito.

Jesús ha sido condenado por lo que pensaba y decía, y no porque transgrediera leyes civiles (el episodio de los vendedores del templo fue un gesto profético contra el cual la policía del templo no presenta denuncia).

Y Él dice a sus discípulos: es normal que también les pase esto a ustedes. Es inevitable que las mismas convicciones que ustedes tienen produzcan los mismos efectos a su alrededor, en su ambiente. Sería sorprendente que la gente acepte en ustedes lo que ellos no han podido aceptar en mí.

Los motivos de conflicto no son necesariamente teológicos, y los desprecios o rechazos no son siempre espectaculares. Pero siempre crucifica sentir que la gente  se ríe de nosotros a causa de nuestras convicciones, nos encuentre o les parezcamos estúpidos por lo que decimos y por lo que hacemos. “Los fariseos que amaban el dinero escuchaban a (Jesús hablar del dinero) y ellos se reían por eso” (Lucas 16,14).

Jesús nos pone ante la siguiente alternativa: “Quien asegura su vida (con los seguros del mundo: dinero, poder, conformidad a los valores del ambiente y del momento) la perderá y quien pierde su vida por mí la asegurara”, quien haya sido socialmente rechazado por causa de sus actitudes frente al dinero, al poder, los derechos humanos, la justa repartición de bienes…Este encontrará la salida.   

Se está lejos, aquí, de una concepción privada del sufrimiento, tal como es presentada por una cierta espiritualidad cristiana. “Cargar su cruz”, esto, no se reduce  simplemente a aceptar los sufrimientos inevitables de la vida. Es aceptar pagar el precio social (en términos de conflicto con su ambiente que le rodea) de una vida vivida según sus convicciones evangélicas.

Jesús nos dice que solamente Aquel que permanece o llega justo hasta allá es “digno de Él”.



REFLEXIÓN CENTRAL

Quien pierde su vida por mi la salvará

Ésta página del evangelio está en el centro del evangelio de San Marcos.

Hasta acá, Jesús, seguido por la muchedumbre, ha predicado en Galilea, en las regiones de Tiro y Sidón y en la Decápolis pagana, al este del lago de Genesareth. Después la multiplicación de los panes y el discurso sobre el Pan de vida,  gran mayoría de la gente lo ha abandonado.

Jesús ha visto en el horizonte la salida o conclusión fatal de su aventura. La gente lo ha dejado y muchos de sus discípulos lo han abandonado: “muchos de sus discípulos se fueron y dejaron de seguirle”. Sus enemigos se encarnizan contra Él, porque transgrede o viola las reglas de conducta y condena ciertos dogmas de los dirigentes políticos y religiosos:
- él ha curado los enfermos el día Sábado;
- come con los pecadores;
- acepta a María Magdalena la pecadora;
- toca a los leprosos, los intocables;
- protege a la mujer adultera;
- conversa en publico con una mujer, la Samaritana que vive actualmente con su sexto marido;
- Se hace invitar a casa del publicano Zaqueo; colaborador de los romanos;

Jesús se atreve a criticar los dirigentes religiosos y los acusa de ser “hipócritas y sepulcros blanqueados”. Él sabe que ya ha sido juzgado por estas autoridades. El proceso no será que una burla de la justicia. Es necesario recordar que Cristo no ha querido la cruz, Él no la ha buscado. Son las autoridades que lo han condenado a esta muerte atroz.

Cristo solidario sin embargo ha querido tocar o palpar y unirse a las peores situaciones donde puede encontrarse el ser humano: situaciones de crueldad, de humillación, de rechazo y de discriminación. Él ha llegado a ser el juguete del sadismo y de las crueldades salvajes. Él será aquel a quien se desnuda, se le cubre con un manto purpura, se le golpea y se le da azotazos, a quien se le desfigura golpeando su rostro, de quien se burlan, que lo humillan públicamente y al que se le condena a una muerte atroz.

La cruz es el símbolo del odio y de la crueldad, pero ella es también el símbolo del triunfo del amor. Las autoridades religiosas de Judea han condenado Jesús a muerte, pero ellos no han logrado matar en Él la bondad y el amor. Antes de morir, Él pedirá a su Padre que perdone a sus verdugos: “perdónales porque no saben lo que hacen”.

Cristo es para nosotros una referencia, un modelo. A lo largo de toda su vida, Él nos recuerda que ha venido para servir: “No he venido para ser servido sino para servir”.

En el mundo de hoy, lo que cuenta es crearse un buen lugar en la empresa o la sociedad, ser el mejor, el vencedor, el número uno. Nuestra visión del mundo está profundamente marcada por el deporte y la guerra, donde lo válido es la ley del más fuerte! Hoy como ayer, la gente no sabe qué hacer con los perdedores. Los americanos han inventado la categoría de los “winners”, los vencedores. Estos se oponen a los perdedores, los "lossers", en un mundo de competición alocada, acelerada, donde hay bien  pocos vencedores y millones de perdedores.

Seguir la ruta de Cristo no tiene nada que ver con los vencedores, con la gloria, el suceso, la afirmación de si, pero si con la capacidad de amar, de servir y de ser solidario.

Nuestro mundo es más bello porque la Madre Teresa ha estado acá;

Porque el franciscano Maximiliano Kolbe se ha ofrecido a las SS (los Nazis), para salvar un padre de familia;

Porque el Padre Damián ha consagrado su vida a los leprosos de Molokai;

Porque Monseñor Romero ha apoyado los pobres de su país y a causa de sus tomas de posición valientes, ha sido acribillado durante la Eucaristía;

Porque Nelson Mandela ha combatido el Apartheid;

Porque ciertas religiosas han querido abrir una clínica para los enfermos de Sida y han sido expulsados de su casa por cristianos en cólera;

Porque Martin Luther King ha tenido un sueño y lo ha pagado con su vida;

Porque el cardenal Martini ha tenido la valentía de criticar ciertos dirigentes de la Iglesia que rechazan de ir adelante (en avance) y proclamar el mensaje de Cristo para la gente de hoy.

El mundo es más bello porque una madre de familia pasa en blanco las noches, cuidando a uno de sus hijos enfermos,

Un padre trabaja 10 horas por día para alimentar a los suyos,

Una pareja se priva de un viaje al extranjero para venir en ayuda de un vecino con dificultades financieras,

Amigos soportan un alcohólico o un joven bajo el dominio de la droga,

Padres de familia cuidan un hijo con limitaciones físicas,

Hijos que se ocupan de sus padres ancianos,

Cristo ha dado su vida por los demás y nos invita hoy a imitarle.

Nos corresponde a nosotros descubrir las ocasiones de realizar ese sueño.

Nosotros somos miembros de la religión de la cruz y de todo el amor y la generosidad  que ella representa.

La cruz es el símbolo del odio y de la crueldad de algunos hombres, pero ella también permanece como el emblema de la bondad, de la ternura, del perdón y del amor.



Otra REFLEXIÓN


¿QUÉ SOY PARA TI?


Por José María Maruri, SJ

1.- ¿Quién dice la gente que soy yo?... Miles de libros han dado respuesta a esta pregunta del Señor: teólogos, místicos, autores piadosos, novelistas, cineastas y hasta enemigos del cristianismo han tratado de participar entre lo que opina la gente con títulos como Rey de Reyes, La Pasión, Jesucristo, Superstar o, incluso de manera falaz y escandalosa, con “La última tentación”. Otros, han querido verle como un revolucionario al estilo del Che Guevara.

Como los apóstoles contestando lo que los demás piensan se quedaron tan anchos y satisfechos, así nosotros, pero se nos corta el resuello cuando el Señor cambia su pregunta por la que, en realidad, le interesa a Él: “¿Y vosotros quién decís que soy yo?”.

Ya no vale refugiarse en títulos de libros, novelas o películas, ni siquiera se responde con muy pulidas respuestas de catecismo. A Pedro no le valió. Contestó con una definición de aventajado discípulo de clase de religión, pero se le quedó en el tintero lo que el Señor le preguntaba: su disposición hacia Él, su disponibilidad, su compromiso, su decisión, su entrega… Y fue reprendido duramente. A Jesús no le valen respuestas de catecismo.

2.- El Señor, ni es teólogo, ni profesor de religión, ni quiere colegiales aventajados, ni teólogos famosos, ni predicadores “piquito de oro”. Jesús sube hacia Jerusalén, se va enfrentar con la enemistad de los más…Sabe en peligro su vida y quiere saber si cuenta con los suyos, gente que pierde la vida con Él, porque Él significa algo para ellos.

“¿Tú quien dices que soy yo?” ¿Qué significó su vida? Pensároslo cada uno en silencio. Contestároslo si podéis. Pero cuidadito porque es una respuesta que compromete y el Señor nos va a tomar la Palabra.

Desde las líneas de un libro, la imagen de un cine o el desenfado de un púlpito caben las frases bonitas, la cháchara. Pero en el tú a tú con el Señor no vale más que la verdad, y la verdad compromete. Pedro le definió y negó. Tomás dijo “Muramos por Él…

3.- ¿Cuenta Jesús en nuestra vida diaria? ¿O le tenemos encerrado en la Iglesia? ¿Entra en mi despacho, en mi comedor?
--¿lo siento cercano, como a cualquier miembro de mi familia?
--¿cuenta en mis decisiones personales o familiares?
--¿oigo crujir sus pasos junto a los míos por el camino de la vida?
--¿es alguien al que miro y hablo para decidir que debo hacer?

La anécdota es muy conocida, y muy antigua, pero hermosa. Se cuenta del Padre Vilariño, autor de una preciosa biografía de Jesús que yendo sólo en el tranvía –allá en el Madrid de los años treinta del siglo pasado—charlando con el Señor, al acercarse el cobrador pidió instintivamente dos billetes, con gran admiración del tranviario… Así era de real Jesús para él.

Jesús no es el teólogo curioso, es el amigo y quiere saber si cuenta con sus amigos: ¿qué soy en tu vida?, ¿ocupo en lugar en ella?

4.- Hay muchos “quienes” en el Evangelio, la multitud se pregunta: “¿quién es éste que acalla a la tempestad?, ¿quién es éste que arroja a los demonios?, ¿quién, que perdona los pecados?, ¿quién es el que habla con autoridad? Quién, quién, quién, pero todos fuera de mí. El único quién importante para el Señor y para cada uno de nosotros es: “¿Quién es el Señor para mí?

A una persona se la define por su nombre y apellido, por la referencia a la familia que pertenece, por su carrera o cargo. Pero lo importante es quién es para mí, la persona sin la que no puedo vivir, la persona por la que soy capaz de dar mi vida. Lo único que me importa en la vida… Esta es la respuesta que Jesús espera de mí.



OBJETIVO-VIDA DE LA SEMANA


-         Me doy tiempo para responder a la pregunta de Jesús: “Quien soy yo para ti?” y lo descubro en el centro de mis penas, de mis alegrías, de mis amores…

-         Nombro en mi oración las personas que dan la vida por su familia, sus alumnos, sus pacientes, sus clientes, sus colegas y doy gracias al Señor.

-         Me comprometo a orar por una persona que ha sido victima de actos de violencia.

-         Esta semana daré un nuevo impulso a mi fe, haciendo un acto de caridad con una persona necesitada.



ORACIÓN-MEDITACIÓN


Señor Jesús, nosotros  creemos en Ti
Tú el Mesías, has sido arrestado como un bandido,
traicionado por Judas, negado por Pedro, rechazado por los tuyos.
Tú has muerto en la cruz y Tú has sido resuitado entre los muertos por tu Padre.
Señor, creemos en Ti.

Después de mucho tiempo, seguimos tras tus pasos.
Nos esforzamos de vivir, tomar decisiones,
de hablar y actuar dejando que el Evangelio nos inspire.
Señor nosotros creemos en Ti,
pero como Pedro estamos tentados a veces de perder la fe,
de rebelarnos, de no querer tomar nuestra cruz y seguirte,
de querer salvar nuestra vida  y no darla por amor.
Señor nosotros creemos en Ti.

Danos coraje y audacia
Para dar a conocer y hacer amar el Evangelio a nuestro alrededor.
Haz que nuestros actos y nuestras palabras sean autenticas
y siempre acordes-conformes con nuestra fe.
En tu amor, Señor Jesús,
Tu nos prometes compartirte y hacernos participes
de tu propia vida de resucitado,
ahora y por siempre.



REFERENCIAS

1.     Pequeño “Prions en Église”, edición quebequense, 2009-2012.

2.     HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus

.     http://betania.es

4.     http://cursillo.ca



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