1 de junio del 2022: miércoles de la séptima semana de Pascua
(Hechos 20, 28-38) “Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de
gracia…” ¡Qué hermosa confianza y libertad de Pablo!
¡Qué fe! Reanudó su oración pensando en los miembros de mi familia y mi
comunidad cristiana y confío en el amor que Dios les tiene.
( Juan 17,
11b-19) En su oración, Jesús
le pide al Padre que consagre a sus discípulos en la verdad. Esta oración
todavía nos acompaña hoy. Cristo sinceramente espera que vivamos en
comunión con él y que siempre seamos fieles a la misión que nos confía.
Primera
lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
(20,28-38):
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que, durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Palabra de Dios
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que, durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios
Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios
Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan
(17,11b-19):
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
Palabra del Señor
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La despedida de un apóstol
Hoy continuamos escuchando en el texto de los Hechos, una segunda parte del discurso de despedida de Pablo a los presbíteros de Éfeso. Como lo afirmábamos ayer, la emoción que embarga en el momento al apóstol de los Gentiles no le impide dejar sus instrucciones a sus colaboradores. Todo lo que Pablo ha hecho para servir al Señor y a la comunidad cristiana tiene un gran valor de ejemplo. Él proclama la Buena Noticia de Dios guiado por el Espíritu Santo, camina en total libertad hacia un futuro incierto del cual él conoce los riesgos y peligros. Él confía a aquellos que han recibido su enseñanza el encargo de velar sobre la Iglesia de Dios. Él les recuerda su tarea prioritaria en el servicio a los pobres.
Y finalmente digno de remarcar en medio de este discurso, es esta perla, una palabra de Jesús que no aparece en los Evangelios, el versículo 35: "hay más dicha en dar que en recibir".
El Evangelio nos hace constatar como en el curso de la historia, a menudo, los cristianos se han dividido y mismo combatido. Jesús ora por la unidad de sus discípulos con Él y con el Padre. Estar unidos a Jesús no quiere decir pensar todos las mismas cosas, sino reconocerse como discípulos de un mismo Señor, animados por el mismo Espíritu y sentirnos hijos de un mismo Padre.
2
“Yo les he dado tu mensaje, y el mundo los
ha odiado, porque no son del mundo como tampoco yo soy del mundo. No te pido
que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu
palabra es verdad."
¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨
Sobrevivir
al mundo
“Conságralos en la verdad. Tu palabra es
verdad. ¡Esa es la clave para la supervivencia!
Las Escrituras revelan tres tentaciones
primarias que enfrentamos en la vida: la carne, el mundo y el diablo. Las
tres trabajan para desviarnos. Pero las tres son conquistables con una
cosa ... la Verdad.
Este pasaje del Evangelio anterior habla
específicamente del "mundo" y del "maligno". El
maligno, que es el diablo, es real. Nos odia y hace todo lo posible para
engañarnos y arruinar nuestras vidas. Intenta llenar nuestras mentes con
promesas vacías, ofrece un placer fugaz y alienta las ambiciones egoístas. Fue
un mentiroso desde el principio y sigue siendo un mentiroso hasta el día de
hoy.
Una de las tentaciones que el diablo le lanzó
a Jesús durante su ayuno de cuarenta días al comienzo de su ministerio público
fue la tentación de obtener todo lo que el mundo tiene para ofrecer. El
diablo le mostró a Jesús todos los reinos de la Tierra y dijo: "Todo esto te lo daré, si te postras y
me adoras".
Primero que nada, esta fue una tentación tonta
dado el hecho de que Jesús ya era el Creador de todas las cosas. Pero, no
obstante, permitió que el diablo lo tentara con esta tentación mundana. ¿Por
qué hizo esto? Porque Jesús sabía que todos seríamos tentados con los
muchos atractivos del mundo. Por "mundo" queremos decir muchas
cosas. Una cosa que viene a la mente, en nuestros días, es el deseo de
aceptación mundana. Esta es una plaga que es muy sutil pero afecta a
muchos, incluida nuestra propia Iglesia.
Con la poderosa influencia de los medios de
comunicación y la cultura política global, hoy en día, más que nunca, existe
una presión para que nosotros, como cristianos, simplemente nos ajustemos a
nuestra época. Estamos tentados a hacer y creer lo que es popular y
socialmente aceptable. Y el "evangelio" que nos permitimos
escuchar es el mundo secular de la indiferencia moral.
Existe una poderosa tendencia cultural (una
tendencia global debido a Internet y los medios de comunicación) a convertirnos
en personas que estén dispuestas a aceptar cualquier cosa, y sin importar qué. Hemos
perdido nuestro sentido de integridad moral y verdad. Por lo tanto, las
palabras de Jesús deben ser abrazadas más hoy que nunca. "Tu palabra es verdad". La Palabra de Dios,
el Evangelio, todo lo que enseña nuestro Catecismo, todo lo que nuestra fe
revela es la Verdad. Esta Verdad debe ser nuestra luz y guía y nada más.
Reflexiona hoy sobre la influencia que la cultura
secular tiene en ti. ¿Has cedido a la presión secular, o ante los
"evangelios" seculares de nuestros días? Se necesita una persona
fuerte para resistir estas mentiras. Resistiremos a ellos solo si
permanecemos consagrados en la Verdad.
Señor, me consagro a ti. Tu eres la
verdad Tu Palabra es lo que necesito para mantenerme enfocado y navegar a
través de las muchas mentiras que me rodean. Dame fuerza y sabiduría
para que siempre pueda permanecer en Tu protección lejos del maligno. Jesús,
confío en ti.
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