12 de septiembre del 2023: martes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario
Nosotros, como Jesús, también debemos orar antes de tomar decisiones importantes en nuestra vida para que su obra de salvación siga en nuestra generación.
(Colosenses 2, 6-15) Por el Bautismo, Cristo viene a habitar en nosotros. Él nos libera así del mal, invitándonos a acoger el amor sin límites de Dios. Sobre una tal base, podemos construir nuestra vida en toda confianza.
En uno de nosotros, en tu Hijo Jesucristo,
se encuentra la plenitud de lo que tú eres, divinidad,
y que nosotros solamente podemos conjeturar y tartamudear
con nuestros inadecuados pensamientos y términos humanos.
Arráiganos y edifícanos en Cristo Jesús;
líbranos de todas formas de alienación
y danos la gracia de participar en su nueva humanidad,
para que vivamos la vida
del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Audiencia y curación
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
El Evangelio de Lucas nos presenta lo que tradicionalmente se conoce como el "Sermón de la Llanura". Casi todo lo que Lucas incluye en este sermón también se encuentra en el "Sermón del Monte" de Mateo.
Mateo, sin embargo, agrega algunas enseñanzas que no se encuentran en Lucas.
El sermón de Mateo tiene tres capítulos, mientras que el de Lucas tiene solo uno.
En esta, la introducción a este “Sermón de la Llanura”, del cual estaremos leyendo toda la semana, Lucas señala que un gran número de personas vinieron de todas partes para escuchar a Jesús. Esta multitud incluía a muchos judíos, pero también a muchas personas del territorio pagano de Tiro y Sidón. ¿Y qué fue lo que atrajo a tantos de ellos?
Vinieron para "escuchar" a Jesús predicar y "ser sanados".
Querían escuchar las palabras de Jesús ya que hablaba con gran autoridad y de una manera que estaba cambiando vidas. Y estaban especialmente asombrados por el poder sanador que manifestó Jesús.
La última línea del pasaje de hoy, le da gran énfasis a este deseo de sanación: toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Es interesante ver cómo Jesús realizó tantos milagros poderosos mientras realizaba Su ministerio público. Este fue especialmente el caso cuando éste comenzaba . Se convirtió en una especie de celebridad instantánea para muchos y fue la comidilla de los muchos pueblos de los alrededores. Pero también es interesante notar que, a medida que pasaba el tiempo, Jesús le dio más énfasis a Su enseñanza que a los milagros.
¿Qué es lo que te atrae hacia nuestro Señor? Quizás si Dios realizara numerosos milagros manifiestos hoy, muchas personas se asombrarían. Pero los milagros físicos no son la obra más grande de nuestro Señor y, por lo tanto, no deberían ser el enfoque principal de nuestra relación con Él.
La razón principal por la que debemos sentirnos atraídos hacia nuestro Señor es porque Su santa Palabra se hunde profundamente en nosotros, nos cambia y nos atrae a la comunión con Él.
Esto se ve claramente por el hecho de que ahora que el mensaje del Evangelio se ha establecido profundamente y la Iglesia se ha formado, los milagros físicos son raros. Ocurren, pero no de la misma manera que sucedieron cuando Jesús estableció por primera vez Su ministerio público.
Reflexione hoy sobre la razón principal por la que se siente atraído por nuestro Señor. Busque Su Palabra viva, dicha en lo más profundo de su corazón.
El milagro más importante que se produce hoy es el de la transformación interior. Cuando una persona escucha a Dios hablar, responde a esa Palabra y le permite cambiar su vida, este es uno de los milagros de gracia más importantes que podamos encontrar. Y esta es la razón principal por la que debemos sentirnos atraídos hacia Él, buscarlo y seguirlo dondequiera que nos lleve.
Mi milagroso Señor, por favor llévame hacia Ti, enseñándome en el desierto de mi vida interior de silencio y soledad. Ayúdame a buscarte para que pueda escuchar Tu Palabra, que me ha sido hablada para darme nueva vida. Que siempre te escuche para que tu santa Palabra me transforme más plenamente, convirtiéndome en la nueva creación que tú deseas que sea. Jesús, en Ti confío.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones