27 de noviembre del 2016: Primer Domingo de Adviento (A)
Estemos listos!
Mientras esperamos la segunda venida del Señor quien llevará a su
realización todas las cosas nuevas, vigilemos, estemos preparados, apoyados en
su Palabra.
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Dejémonos guiar por la Palabra de Dios que quiere mantenernos despiertos
durante el tiempo de Adviento, y hasta el día en que el Señor volverá en su
Gloria para hacer nuevas todas las cosas.
A guisa de introducción:
Vivir las realidades temporales, creyendo en Dios
Todo lo bello, todo lo bueno y profundamente humano, merece que se le preste la suficiente atención. Como
humanos y como cristianos, no podemos pasar por alto tales realidades,
sin ocuparnos.
Los papas, los
obispos, padres de la Iglesia y demás pastores, a través de los tiempos nos han
invitado a respetar la autonomía de las realidades temporales: la dignidad de
la persona humana, la actividad humana, la dignidad del matrimonio y de la
familia, el gran tesoro y aporte de la cultura, la vida económica, la vida social, la
vida política, la paz en el mundo. (cfr p.e "La constitución Gaudium et
Spes" del Concilio vaticano II).
Nada profundamente humano es extraño para el
Reino de los cielos. El Papa, La Iglesia como la Biblia no desprecian las
realidades temporales y humanas, y mucho menos las rechaza, puesto que
las realidades humanas tocan el mundo (según el Génesis, primer libro de
la Biblia).
Noé, patriarca del Antiguo Testamento (de la
Primera Alianza), vivía con su familia, como todo el mundo. El único aspecto que le diferenciaba de los otros, era que él creía en el Dios único,
personal, al cual oraba, en el cual depositaba su confianza y actuaba de acuerdo a su palabra, su voluntad, su ley.
Es a causa de la fe en Dios, vivida por Noé y su familia, que Jesús se atreve a decir: “vigilen, es
decir, oren”. Es por
esta razón que todas nuestras preparaciones a la fiesta no deben olvidar lo
principal: festejar a Jesucristo mismo, su nacimiento, su venida entre
nosotros, en nosotros. Él es el
“Emanuel” (Dios con nosotros).
Cómo preparar su venida, su nacimiento en lo más intimo de cada
quien?
Viviendo mejor las realidades de cada día: la
bondad, la reconciliación y la oración.
“Mírenme, podría decir el Señor, escuchen mi palabra; pónganla en práctica; su vida
podrá ser mejor; ustedes volverán a encontrar la paz, la luz”.
Aproximación psicológica al texto del evangelio
Seguridad y vigilancia:
El llamado a la vigilancia que Jesús hace en
este texto, requiere una interpretación…cuidadosa! En efecto, si no se pone
atención, se corre el riesgo de ver a Dios como un ladrón que prepara su
golpe y contra el cual es necesario tomar medidas, protegerse. Con esta óptica,
creeríamos, que el interés de Dios es “pillarnos en falta”, y lo que ha de
interesarnos, es prepararnos, tomar prevenciones ante una mala sorpresa.
Se trata entonces de acumular mecanismos de
seguridad, y nos encontramos con una fe donde lo que prima es la
búsqueda de seguridad, exactamente como el servidor aquel de la parábola
del evangelio, que entierra su talento (moneda) visto que teme la desaprobación
de un patrón exigente con mirada escrutadora.
Pero Jesús está muy lejos de atraernos hacia
una fe cimentada sobre seguridades dudosas como en una cierta práctica sacramental, el
respeto conformista de la moral establecida, la buena conciencia, fruto del
cumplimiento de ciertas buenas obras.
Y si uno se fija más de cerca, uno percibe que
entre seguridad y vigilancia, no solamente hay una diferencia fundamental
sino también que hay una neta oposición. La seguridad es esencialmente
preventiva, esta consiste en la observación de un número determinado de reglas
precisas y reconocidas, destinadas a evitar los accidentes (pensemos en la
seguridad vial y náutica, pero también en la seguridad psicológica: no
implicarme o comprometerme en lo que digo, no dejar que otro se acerque
demasiado a mí, mantenerme lejos de aquellos que tendrían cosas para decirme
sobre mí mismo, posponer para más tarde la reflexión sobre ciertas
incoherencias personales…todo ello con el objetivo de evitar el accidente del
cuestionamiento personal y el desafío del cambio o conversión de vida).
Si la seguridad es un conjunto de operaciones
preventivas, la vigilancia es la actitud de flexibilidad, de apertura, de aquel
que permanece en contacto con sus recursos o fuentes personales.
Cuando Jesús nos dice: “estén
ustedes también preparados”, nos invita mantener el ojo abierto ante lo que somos y ante lo que estamos llegando a ser y ante aquello que nos está pasando o sucediendo.
Es eso precisamente lo que la gente en tiempos de Noé
había dejado de hacer, y es eso lo que se perderá de vista nuevamente en
el futuro. Se tendrá por adquirido (o se dará por sentado) que
puesto que dos personas realizan el mismo trabajo, ellas tienen igualmente la
misma calidad de vida, el mismo destino, la misma suerte. Error, nos dice Jesús: la una estaba lista, es decir,
estaba abierta y en contacto, la otra no.
Desconfíen de sus seguridades y aprendan a ser
vigilantes!
REFLEXIÓN CENTRAL
1
Siempre preparados…para el
combate de la luz contra las tinieblas?
Entramos
hoy en el tiempo del Adviento (el evento, lo que se prepara, lo que viene). Es el
comienzo de un nuevo año litúrgico. Los 3 primeros domingos van a orientarnos
hacia la espera del segundo evento de Cristo que concluirá la historia del
mundo y de la humanidad. Este evento de Cristo tiene que ver con todos los
seres humanos, incluyendo aquellos que no lo saben. Como creyentes, tenemos la
misión de ser testigos de esta espera a lo largo de las 4 semanas que nos
preparan para la Navidad. No se trata de preparar una fiesta que olvida lo
esencial sino más bien de permanecer vigilantes, despiertos.
Las
tres lecturas bíblicas de este domingo nos invitan a cambiar nuestra mirada
sobre los tiempos que vivimos. Ellas nos recuerdan el objetivo último, la meta
de los creyentes. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que se reveló (se dio
a conocer) a Moisés es el Dios de todos los pueblos. En el nombre de esta fe,
el profeta Isaías nos anuncia que un día vendrá en que todas las naciones volverán sus ojos hacia Jerusalén. Esta ciudad
se convertirá en el signo de la salvación universal. La paz habrá reemplazado a
la guerra. Todas las naciones vendrán a celebrar la paz y la alegría. Y nosotros nos preparamos
para ello en el día a día caminando bajo "la luz del Señor".
Es este mismo mensaje que San Pablo dirige también a los
cristianos de Roma y a cada uno de nosotros hoy. Él nos invita a una
intensificación de la vida cristiana. En su tiempo, en la época del apóstol se
esperaba el regreso inminente del Señor en la gloria. Los años han pasado y
nada ha venido; nada de manifestación gloriosa de Cristo resucitado. Entonces,
el apóstol recomienda a todos una vigilancia activa para prepararse al
encuentro del Señor. Pues "la
salvación está más cerca de nosotros que
cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos,
pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz."
Mientras esperamos, somos invitados a revestirnos de Jesucristo y a mantenernos
preparados, listos en la perseverancia.
Escuchando el
evangelio, hemos pensado quizás en todas las arcas de Noé actuales,
representadas en nuestros almacenes y tiendas. Desde los peluches hasta los
dispositivos, juguetes electrónicos, es un verdadero diluvio de gentileza, de
dulzura y de ensueño el que se prepara. Pero el evangelio nos habla de otro
diluvio, aquel que se ha quedado impreso en las memorias como una catástrofe.
La Biblia nos cuenta cómo Noé es testigo de la subida inexorable de las aguas.
Él había tomado sus prevenciones. Pero la gente que no la creyó, que no
pusieron atención a las advertencias de la inminente catástrofe, perecieron, y
fueron sepultados bajo el agua.
Todo esto nos
reenvía a lo que sucede en nuestras ciudades inundadas de luces en plena noche,
invadidas por el verdor de los árboles navideños y por la música ruidosa,
sinsentido y comercial: muchos no piensan más que en otra cosa, en los tiempos
de fiesta y de rumba y de diversión. Pero un día ocurrirá el accidente, lo inesperado, la
catástrofe, la violencia terrorista: "Estén despiertos", nos dice
Jesús, estén ustedes también preparados". Nosotros sabemos todos que no
podemos adormilarnos mientras conducimos el carro, o sino es la catástrofe que llega. No
corramos el riesgo de dormirnos sobre el volante o cabrilla de nuestra vida .
Jesús
insiste: "Estén ustedes también preparados". No se dejen
distraer. No pierdan su oportunidad. Tenemos una nueva Arca de Noe:
es la comunidad de los bautizados y ella es todavía accesible. Todas las
familias de la tierra están invitadas a caminar bajo la luz del Señor. Nosotros
nos entrenamos en nuestras asambleas con nuestros cantos, nuestras oraciones.
Es acá dentro de la Iglesia que se ejerce la vigilancia pedida. Es acá donde
nos vestimos y preparamos para el combate de la luz.
Queridos
hermanos, vigilar es actuar, esforzándonos por cambiar todo aquello que debe ser
transformado en nuestra vida; es rechazar todas las formas de egoísmo y de
indiferencia; es renunciar a los comportamientos que nos alejan de Dios y de
los otros. Pero lo más importante, es revestir a Cristo y dejarnos habitar por
el amor y la luz que están en Él. Navidad es Jesús que ha venido; Él continua
viniendo en nuestra vida de todos los días y Él volverá en la Gloria. Hoy más
que nunca, es necesario que lo pongamos a Él, a Jesús, en el centro de nuestras
vidas de nuestra oración. De hecho, Él está aquí, pero sucede a menudo que
somos nosotros quienes estamos lejos, en
otro lado, distraídos. Nosotros estamos siempre fuera agitándonos y corriendo en todos los
sentidos. Este primer domingo de Adviento está aquí para recordarnos que somos
hijos de Dios. Esto cambia todo en nuestra vida de todos los días.
La Eucaristía
que nos reúne, es todavía y siempre Cristo que viene. Él quiere quedarse con
nosotros y en nosotros hasta el fin de los tiempos. Entre más participemos en
la Eucaristía, más revestiremos a Cristo. Él quiere que estemos con Él para compartir la eternidad.
"Concede a tus fieles, Dios Todopoderoso de caminar con valentía y
decisión sobre los caminos de la justicia, mientras vamos al encuentro de tu
Hijo Jesucristo Nuestro Señor. Amén!"
2
"ESTÉN ATENTOS
PORQUE NO SABEN EL DÍA CUANDO EL SEÑOR VENDRÁ"
"Estén
preparados, pues será en la hora que menos piensen que el Señor vendrá"
Cristo resume la
actitud superficial que nos invade, al compararnos con la gente de los tiempos
de Noé: "Antes del diluvio se comía, se bebía, uno se casaba...no se daba cuenta de nada (no tomaban conciencia), hasta que llego el diluvio matándoles a
todos".
Jesús no dice que la
gente fuera mala o inmoral en tiempos de Noé. Eran hombres y mujeres como
nosotros que sentían la alegría y la pasión de vivir! Ellos se ocupaban en toda
normalidad de sus asuntos presentes sin pensar nada más. Qué les reprocha el
Señor?: « La gente no desconfiaba de nada, no la creía, hasta el día del
diluvio...». Jesús les reprocha lo superficial en su actitud. Ellos
creían que su vida terrestre era infinita y "olvidaban" o pretendían
ignorar (con negligencia) la fragilidad y por tanto la finitud de la condición
humana.
Como en los tiempos
de Noé, hoy la humanidad esta como anestesiada. El progreso material tiende a
adormecernos. Se cree que el mundo donde vivimos no tendrá fin, hasta el día
que llega el despertar más brutal, siendo demasiado tarde ya cuando somos conscientes del
peligro.
Cuando llega un 11 de
septiembre o una crisis monetaria internacional, o un aumento repentino de los
precios del petróleo, una enfermedad imprevisible, una epidemia que no se puede
controlar, un accidente grave, un terremoto, un Tsunami destructor...entonces,
todas nuestras seguridades se van por tierra.
En nuestras
vidas, a veces los proyectos que nos preocupan más y que han sido construidos
con mucho sacrificio se derrumban en un instante: por ejemplo, la empresa donde trabajamos después de muchos años es cerrada y perdemos el empleo o la oportunidad de una pensión o indemnización, una
enfermedad repentina nos ataca en nuestra juventud, un accidente nos provoca la
invalidez y nos hace incapaces de ganarnos la vida, un ser amado desaparece sin
advertirnos. Cristo nos dice hoy: "Estén vigilantes y estén
preparados ya que no saben cuándo esos sucesos pueden producirse".
El cristiano debe
permanecer despierto y prepararse para todas las eventualidades no por miedo o
por nerviosismo, sino porque quiere utilizar el tiempo que tiene disponible
para construir una sociedad más justa, más humana y más fraternal. "La
venida del Señor" será entonces una visita esperada y
recibida con alegría.
Es necesario
recordar que el tiempo de Adviento no se limita a las cuatro semanas de
preparación para la navidad. El adviento debe llegar a ser para nosotros un
estilo de vida, una actitud constante de imaginación creativa y de esperanza
permanente. A pesar de todos los problemas, todas las calamidades, todas las
enfermedades, sabemos que la vida vale la pena de ser vivida y que la muerte no
es el fin de todo. El Adviento nos da una razón para vivir, una razón para amar
y para esperar "ahora". Es una invitación a construir un mundo mejor,
según el deseo de Dios.
Qué bueno reflexionar sobre este bello versículo de la primera lectura de hoy, verso rico en imágenes que expresa la paz querida y o deseada por Dios: " De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas podaderas". Nadie levantará espada contra espada , ni una nación se levantará contra la otra, nadie se entrenará más para la guerra" (Isaías 2,4). El proyecto de Dios para nosotros es un proyecto de paz y de fraternidad.
Imagínense un mundo
donde los diferentes países gastaran más sus presupuestos y recursos económicos
en agricultura que en armamento y por ende el arte de la guerra llegaría
a ser inútil, donde la tecnología militar seria puesta al servicio del
desarrollo social y rural. En lugar de hacer frente al combate, los soldados
asegurarían la seguridad de los pueblos y ciudades. Con el dinero de los
armamentos, se podría dar comida a la población. Las escuelas y hospitales
surgirían un poco por todo lado...En nuestras familias no habría ni abusos, ni
violencia, ni odio. Cada uno de nosotros "rompería sus espadas y
lanzas" para volver a encontrar la paz en la familia y alrededor de
ella, he aquí el sueño de Dios para la humanidad!
El cristiano es un
creyente que se pone en acción para mejorar su pequeño mundo y vive con
intensidad el presente, pero sin ansiedad, ya que él trabaja para que el Reino
de Dios venga entre nosotros. Cada instante puede ser el de Cristo cuando
toque a la puerta. Cualquiera que sea el día y la hora, esta visita no
sorprenderá al servidor fiel y vigilante. El abrirá la puerta con alegría para
acoger el Señor que entrará en su casa, y se sentará a la mesa preparada.
"Estén
preparados y alerta, porque el Hijo del hombre va a venir", nos dice Jesús.
Buena semana y que
Dios les bendiga!
OBJETIVO DE VIDA PARA
LA SEMANA
- - Hago un análisis de cómo estoy
conduciendo mi vida (Examen de conciencia), referencio los puntos oscuros y
escasos de luz donde veo tengo necesidad de cambiar (conversión).
- - Me confío a san Juan Bautista, el
precursor de Jesús, quien prepara su venida y le pido me ayude a “hacer por la
verdad”, acogiendo a Dios en la perseverancia y el coraje de vivir.
- - En el marco de una oración
ferviente o en el momento del sacramento del perdón, presento a Cristo mi
necesidad de conversión, de cambio de comportamiento o de actitud.
ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN
Señor, yo quisiera
prepararme para tu segunda venida,
aprovechando y disfrutando
de tu presencia ahora.
porque tu vienes cada
día,
a casa, a la oficina,
en mi relación de
pareja,
en mis ocupaciones
más ordinarias.
Si, Tú vienes, y yo
no estoy siempre disponible…
Toca mi corazón,
Señor. Todavía y más aún todavía!
Ven hoy, Ven en
Navidad.
Ven al final de mis
días.
Yo quiero hacer un
esfuerzo
por mantener mi
corazón despierto,
esperándote a Ti y lo
Bueno y Nuevo que me reservas.
Entre lo
tormentoso de mi vida, Señor,
yo no estoy siempre
en actitud de oración,
mas, yo quiero
guardar mi oído cerca de tu corazón.
Ven. Surge en mi
vida, en la de mis seres queridos,
en la vida de todos
los hombres, las mujeres y los niños
que tienen sed de
alegría verdadera (y no diversión),
de paz (como la que
Tú das y que el mundo no puede dar), y
de amor (como el
tuyo, a tu manera, sin condición).
Si, ven, nosotros te
esperamos...!
Referencias
bibliográficas:
http://vieliturgique.ca
http://prionseneglise.ca
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
http://dimancheprochain.org
http://cursillos.ca
http://dimancheprochain.org
http://cursillos.ca
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