sábado, 26 de noviembre de 2022

27 de noviembre del 2016: Primer Domingo de Adviento (A)


Estemos listos!


Mientras esperamos la segunda venida del Señor quien llevará a su realización todas las cosas nuevas, vigilemos, estemos preparados, apoyados en su Palabra.
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Dejémonos guiar por la Palabra de Dios que quiere mantenernos despiertos durante el tiempo de Adviento, y hasta el día en que el Señor volverá en su Gloria para hacer nuevas todas las cosas.





A guisa de introducción:



Vivir las realidades temporales, creyendo en Dios


Todo lo bello, todo lo bueno y profundamente humano, merece que se le preste la suficiente atención. Como humanos y como cristianos, no podemos pasar por alto tales realidades, sin ocuparnos.

Los papas, los obispos, padres de la Iglesia  y demás pastores, a través de los tiempos nos han invitado a respetar la autonomía de las realidades temporales: la dignidad de la persona humana, la actividad humana, la dignidad del matrimonio y de la familia, el gran tesoro y aporte de la cultura, la vida económica, la vida social, la vida política, la paz en el mundo. (cfr p.e "La constitución Gaudium et Spes" del Concilio vaticano II).


Nada profundamente humano es extraño para el Reino de los cielos. El Papa, La Iglesia como la Biblia no desprecian las realidades temporales y humanas, y mucho menos  las rechaza, puesto que las realidades humanas tocan el mundo (según el  Génesis, primer libro de la Biblia).

Noé, patriarca del Antiguo Testamento (de la Primera Alianza), vivía con su familia, como todo el mundo. El único aspecto que le diferenciaba de los otros, era que él creía en el Dios único, personal, al cual oraba, en el cual depositaba su confianza y actuaba de acuerdo a su palabra, su voluntad, su ley.

Es a causa de la fe en Dios, vivida por Noé y su familia, que Jesús se atreve a decir: “vigilen, es decir, oren”. Es por esta razón que todas nuestras preparaciones a la fiesta no deben olvidar lo principal: festejar a Jesucristo mismo, su nacimiento, su venida entre nosotros, en nosotros. Él es el “Emanuel” (Dios con nosotros).

Cómo preparar su venida, su nacimiento en lo más intimo de cada quien?
Viviendo mejor las realidades de cada día: la bondad, la reconciliación y la oración.

“Mírenme, podría decir el Señor, escuchen mi palabra; pónganla en práctica; su vida podrá ser mejor; ustedes volverán a encontrar la paz, la luz”.



Aproximación psicológica al texto del evangelio


Seguridad y vigilancia:

El llamado a la vigilancia que Jesús hace en este texto, requiere una interpretación…cuidadosa! En efecto, si no se pone atención,  se corre el riesgo de ver a Dios como un ladrón que prepara su golpe y contra el cual es necesario tomar medidas, protegerse. Con esta óptica, creeríamos, que el interés de Dios es “pillarnos en falta”, y lo que ha de interesarnos, es prepararnos, tomar prevenciones ante una mala  sorpresa.

Se trata entonces de acumular mecanismos de seguridad, y nos encontramos con una fe  donde lo que prima es la  búsqueda de seguridad, exactamente como el servidor aquel de la parábola del evangelio, que entierra su talento (moneda) visto que teme la desaprobación de un patrón exigente con mirada escrutadora.

Pero Jesús está muy lejos de atraernos hacia una fe cimentada sobre seguridades dudosas como en una cierta práctica sacramental, el respeto conformista de la moral establecida, la buena conciencia, fruto del cumplimiento de ciertas buenas obras.

Y si uno se fija más de cerca, uno percibe que entre seguridad y vigilancia, no solamente hay una diferencia fundamental  sino también que hay una neta oposición. La seguridad es esencialmente preventiva, esta consiste en la observación de un número determinado de reglas precisas y reconocidas, destinadas a evitar los accidentes (pensemos en la seguridad vial y náutica, pero también en la seguridad psicológica: no implicarme o comprometerme en lo que digo, no dejar que otro se acerque demasiado a mí, mantenerme lejos de aquellos que tendrían cosas para decirme sobre mí mismo, posponer para más tarde la reflexión sobre ciertas incoherencias personales…todo ello con el objetivo de evitar el accidente del cuestionamiento personal y el desafío del cambio o conversión de vida).

Si la seguridad es un conjunto de operaciones preventivas, la vigilancia es la actitud de flexibilidad, de apertura, de aquel que permanece en contacto con sus recursos o fuentes personales.

Cuando Jesús nos dice: “estén ustedes también preparados”, nos invita mantener el ojo abierto ante lo que somos y  ante lo que estamos llegando a ser y ante aquello que nos está pasando o sucediendo.

Es eso precisamente lo  que la gente en tiempos de Noé había dejado de hacer, y es eso lo que se  perderá de vista nuevamente en el futuro.  Se tendrá por adquirido (o se dará por sentado)  que puesto que dos personas realizan el mismo trabajo, ellas tienen igualmente la misma calidad de vida, el mismo destino, la misma suerte. Error, nos dice Jesús: la una estaba lista, es decir, estaba abierta y en contacto, la otra no.

Desconfíen de sus seguridades y aprendan a ser vigilantes!




REFLEXIÓN CENTRAL

1
Siempre preparados…para el combate de la luz contra las tinieblas?

Entramos hoy en el tiempo del Adviento (el evento, lo que se prepara, lo que viene). Es el comienzo de un nuevo año litúrgico. Los 3 primeros domingos van a orientarnos hacia la espera del segundo evento de Cristo que concluirá la historia del mundo y de la humanidad. Este evento de Cristo tiene que ver con todos los seres humanos, incluyendo aquellos que no lo saben. Como creyentes, tenemos la misión de ser testigos de esta espera a lo largo de las 4 semanas que nos preparan para la Navidad. No se trata de preparar una fiesta que olvida lo esencial sino más bien de permanecer vigilantes, despiertos.
Las tres lecturas bíblicas de este domingo nos invitan a cambiar nuestra mirada sobre los tiempos que vivimos. Ellas nos recuerdan el objetivo último, la meta de los creyentes. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que se reveló (se dio a conocer) a Moisés es el Dios de todos los pueblos. En el nombre de esta fe, el profeta Isaías nos anuncia que un día vendrá en que todas las naciones  volverán sus ojos hacia Jerusalén. Esta ciudad se convertirá en el signo de la salvación universal. La paz habrá reemplazado a la guerra. Todas las naciones vendrán a celebrar la paz y la alegría. Y nosotros nos preparamos para ello en el día a día caminando bajo "la luz del Señor".

Es este mismo mensaje que San Pablo dirige también a los cristianos de Roma y a cada uno de nosotros hoy. Él nos invita a una intensificación de la vida cristiana. En su tiempo, en la época del apóstol se esperaba el regreso inminente del Señor en la gloria. Los años han pasado y nada ha venido; nada de manifestación gloriosa de Cristo resucitado. Entonces, el apóstol recomienda a todos una vigilancia activa para prepararse al encuentro del Señor. Pues "la salvación  está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz." Mientras esperamos, somos invitados a revestirnos de Jesucristo y a mantenernos preparados, listos en la perseverancia.


Escuchando el evangelio, hemos pensado quizás en todas las arcas de Noé actuales, representadas en nuestros almacenes y tiendas. Desde los peluches hasta los dispositivos, juguetes electrónicos, es un verdadero diluvio de gentileza, de dulzura y de ensueño el que se prepara. Pero el evangelio nos habla de otro diluvio, aquel que se ha quedado impreso en las memorias como una catástrofe. La Biblia nos cuenta cómo Noé es testigo de la subida inexorable de las aguas. Él había tomado sus prevenciones. Pero la gente que no la creyó, que no pusieron atención a las advertencias de la inminente catástrofe, perecieron, y fueron sepultados bajo el agua.

Todo esto nos reenvía a lo que sucede en nuestras ciudades inundadas de luces en plena noche, invadidas por el verdor de los árboles navideños y por la música ruidosa, sinsentido y comercial: muchos no piensan más que en otra cosa, en los tiempos de fiesta y de rumba y de diversión. Pero un día ocurrirá el accidente, lo inesperado, la catástrofe, la violencia terrorista: "Estén despiertos", nos dice Jesús, estén ustedes también preparados". Nosotros sabemos todos que no podemos adormilarnos mientras conducimos el carro, o sino es la catástrofe que llega. No corramos el riesgo de dormirnos sobre el volante o cabrilla de nuestra vida .

Jesús insiste: "Estén ustedes también preparados". No se dejen distraer. No pierdan su oportunidad. Tenemos una nueva Arca de Noe: es la comunidad de los bautizados y ella es todavía accesible. Todas las familias de la tierra están invitadas a caminar bajo la luz del Señor. Nosotros nos entrenamos en nuestras asambleas con nuestros cantos, nuestras oraciones. Es acá dentro de la Iglesia que se ejerce la vigilancia pedida. Es acá donde nos vestimos y preparamos para el combate de la luz.

Queridos hermanos, vigilar es actuar, esforzándonos por cambiar todo aquello que debe ser transformado en nuestra vida; es rechazar todas las formas de egoísmo y de indiferencia; es renunciar a los comportamientos que nos alejan de Dios y de los otros. Pero lo más importante, es revestir a Cristo y dejarnos habitar por el amor y la luz que están en Él. Navidad es Jesús que ha venido; Él continua viniendo en nuestra vida de todos los días y Él volverá en la Gloria. Hoy más que nunca, es necesario que lo pongamos a Él, a Jesús, en el centro de nuestras vidas de nuestra oración. De hecho, Él está aquí, pero sucede a menudo que somos nosotros  quienes estamos lejos, en otro lado, distraídos. Nosotros estamos siempre fuera agitándonos y corriendo en todos los sentidos. Este primer domingo de Adviento está aquí para recordarnos que somos hijos de Dios. Esto cambia todo en nuestra vida de todos los días.

La Eucaristía que nos reúne, es todavía y siempre Cristo que viene. Él quiere quedarse con nosotros y en nosotros hasta el fin de los tiempos. Entre más participemos en la Eucaristía, más revestiremos a Cristo. Él quiere que estemos con Él para compartir la eternidad.

"Concede a tus fieles, Dios Todopoderoso de caminar con valentía y decisión sobre los caminos de la justicia, mientras vamos al encuentro de tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor. Amén!"


2
"ESTÉN ATENTOS PORQUE NO SABEN EL DÍA CUANDO EL SEÑOR VENDRÁ"

"Estén preparados, pues será en la hora que menos piensen que el Señor vendrá" 

Cristo resume la actitud superficial que nos invade, al compararnos con la gente de los tiempos de Noé: "Antes del diluvio se comía, se bebía, uno se casaba...no se daba cuenta de nada (no tomaban conciencia), hasta que llego el diluvio matándoles a todos".

Jesús no dice que la gente fuera mala o inmoral en tiempos de Noé. Eran hombres y mujeres como nosotros que sentían la alegría y la pasión de vivir! Ellos se ocupaban en toda normalidad de sus asuntos presentes sin pensar nada más. Qué les reprocha el Señor?: « La gente no desconfiaba de nada, no la creía, hasta el día del diluvio...». Jesús les reprocha lo superficial en su actitud. Ellos creían que su vida terrestre era infinita y "olvidaban" o pretendían ignorar (con negligencia) la fragilidad y por tanto la finitud de la condición humana. 

Como en los tiempos de Noé, hoy la humanidad esta como anestesiada. El progreso material tiende a adormecernos. Se cree que el mundo donde vivimos no tendrá fin, hasta el día que llega el despertar más brutal, siendo demasiado tarde ya cuando somos conscientes del peligro. 

Cuando llega un 11 de septiembre o una crisis monetaria internacional, o un aumento repentino de los precios del petróleo, una enfermedad imprevisible, una epidemia que no se puede controlar, un accidente grave, un terremoto, un Tsunami destructor...entonces, todas nuestras seguridades se van por tierra.

 En nuestras vidas, a veces los proyectos que nos preocupan más y que han sido construidos con mucho sacrificio se derrumban en un instante: por ejemplo, la empresa donde trabajamos  después de muchos años es cerrada y perdemos el empleo o la oportunidad de una pensión o indemnización, una enfermedad repentina nos ataca en nuestra juventud, un accidente nos provoca la invalidez y nos hace incapaces de ganarnos la vida, un ser amado desaparece sin advertirnos. Cristo nos dice hoy: "Estén vigilantes y estén preparados ya que no saben cuándo esos sucesos pueden producirse".

El cristiano debe permanecer despierto y prepararse para todas las eventualidades no por miedo o por nerviosismo, sino porque quiere utilizar el tiempo que tiene disponible para construir una sociedad más justa, más humana y más fraternal. "La venida del Señor"  será entonces una visita esperada y recibida con alegría.

 Es necesario recordar que el tiempo de Adviento no se limita a las cuatro semanas de preparación para la navidad. El adviento debe llegar a ser para nosotros un estilo de vida, una actitud constante de imaginación creativa y de esperanza permanente. A pesar de todos los problemas, todas las calamidades, todas las enfermedades, sabemos que la vida vale la pena de ser vivida y que la muerte no es el fin de todo. El Adviento nos da una razón para vivir, una razón para amar y para esperar "ahora". Es una invitación a construir un mundo mejor, según el deseo de Dios.

Qué bueno reflexionar sobre este bello versículo de la primera lectura de hoy, verso rico en imágenes que expresa la paz querida y o deseada por Dios: " De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas podaderas". Nadie levantará  espada contra   espada , ni una nación se levantará contra la otra,  nadie se entrenará más para la guerra" (Isaías 2,4). El proyecto de Dios  para nosotros es un proyecto de paz y de fraternidad.

Imagínense un mundo donde los diferentes países gastaran más sus presupuestos y recursos económicos en agricultura que en armamento y por ende  el arte de la guerra llegaría a ser inútil, donde la tecnología militar seria puesta al servicio del desarrollo social y rural. En lugar de hacer frente al combate, los soldados asegurarían la seguridad de los pueblos y ciudades. Con el dinero de los armamentos, se podría dar comida a la población. Las escuelas y hospitales surgirían un poco por todo lado...En nuestras familias no habría ni abusos, ni violencia, ni odio. Cada uno de nosotros "rompería sus espadas y lanzas" para volver a encontrar la paz en la  familia y alrededor de ella,  he aquí el sueño de Dios para la humanidad!

El cristiano es un creyente que se pone en acción para mejorar su pequeño mundo y vive con intensidad el presente, pero sin ansiedad, ya que él trabaja para que el Reino de Dios venga entre nosotros.  Cada instante puede ser el de Cristo cuando toque a la puerta. Cualquiera que sea el día y la hora, esta visita no sorprenderá al servidor fiel y vigilante. El abrirá la puerta con alegría para acoger el Señor que entrará en su casa, y se sentará a la mesa preparada.

"Estén preparados y alerta, porque el Hijo del hombre va a venir", nos dice Jesús.

Buena semana y que Dios les bendiga! 



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA

-        - Hago un análisis de cómo estoy conduciendo mi vida (Examen de conciencia), referencio los puntos oscuros y escasos de luz donde veo tengo necesidad de cambiar (conversión).

-        - Me confío a san Juan Bautista, el precursor de Jesús, quien prepara su venida y le pido me ayude a “hacer por la verdad”, acogiendo a Dios en la perseverancia y el coraje de vivir.

-        - En el marco de una oración ferviente o en el momento del sacramento del perdón, presento a Cristo mi necesidad de conversión, de cambio de comportamiento o de actitud.




ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN


Señor, yo quisiera prepararme para tu segunda venida,
aprovechando y disfrutando de tu presencia ahora.
porque tu vienes cada día,
a casa, a la oficina,
en mi relación de pareja,
en mis ocupaciones más ordinarias.
Si, Tú vienes, y yo no estoy siempre disponible…

Toca mi corazón, Señor. Todavía y más aún todavía!
Ven hoy, Ven en Navidad.
Ven al final de mis días.
Yo quiero hacer un esfuerzo
por mantener mi corazón despierto,
esperándote a Ti y lo Bueno y Nuevo que me reservas.

Entre lo  tormentoso de mi vida, Señor,
yo no estoy siempre en actitud de oración,
mas,  yo quiero guardar mi oído  cerca de tu corazón.
Ven. Surge en mi vida, en la de mis seres queridos,
en la vida de todos los hombres, las mujeres y los niños
que tienen sed de alegría verdadera (y no diversión), 
de paz (como la que Tú das y que el mundo no puede dar), y
de amor (como el tuyo, a tu manera, sin condición).

Si, ven, nosotros te esperamos...!




Referencias bibliográficas:


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca


HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

http://dimancheprochain.org

http://cursillos.ca




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