Poner toda nuestra confianza en la Resurrección!
Nos hayamos aquí ya en el primer domingo de noviembre.
A menudo, se ha asociado este mes con los muertos, con todos los santos y la
conmemoración de los fieles difuntos…Si, y ha habido mucho invierno, días muy
grises. Pero hoy la liturgia nos propone la vida, una vida capaz de englobar y
transformar todas nuestras muertes.
Hoy, como en los tiempos de Jesús, nosotros estamos
expuestos, a todo tipo de creencias sobre lo que ocurre después de la muerte.
Cristo nos invita a acoger su audaciosa
y exaltante proposición: todos viviremos con Él en Dios.
A guisa de introducción:
1
Vivir, morir y revivir. Cuándo?, cómo? Por qué?
1. Una semilla plantada en
la tierra se destruye y vuelve a germinar en una planta.
El bebé deja el vientre materno, donde tiene calor y
seguridad, por entrar en una vida desconocida, sin saber que los brazos y el
corazón de mamá lo esperan.
El niño preadolescente que
deja la casa por una nueva existencia en la escuela.
Los jóvenes adultos
abandonan su vida solitaria por un proyecto en pareja.
La persona enferma acepta la
ablación de un órgano para recuperar la salud.
Es necesario pasar por la
muerte corporal para vivir mejor el futuro.
Todos los seres vivos, comprendiendo
los humanos, sufren el fenómeno del envejecimiento y de la muerte, que los
médicos quieren conocer y determinar, todo esto, reconociendo su ignorancia
sobre "la vida del más alla o después de la muerte".
Y por lo tanto, lo que más
preocupa en exceso a los vivos es
ciertamente lo que va a suceder después de la muerte. Cada quien se sirve de su
imaginación para verse en un estado de felicidad; unos se ven en un lugar de
bienestar, con todas las cosas buenas al alcance de la mano; los otros se imaginan
reencarnados en otro cuerpo terrestre; los más tradicionalistas se ven como
"almas en comunión con Dios" con las oraciones de intercesión según
las necesidades de purificación; aquellos que conocen más a fondo la Sagrada
Escritura (La Biblia) agregan la resurrección de los muertos, tras las huellas
de Cristo resucitado.
Aquel que atraviesa la
muerte no sabe lo que le espera . En la fe, puede contar con un ser que esté
presto a acogerlo?
2. A partir del evangelio de
San Lucas, como cristianos, podemos descubrir el verdadero pensamiento de Jesús
acerca de los muertos y sobre su destino (lo que les va a pasar)?
(1) Jesús lo afirma "los muertos deben resucitar";
"Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven por Él
(gracias a Él tienen la vida)."
Jesús quiere decir que, por
la muerte, no somos separados de Dios, sino que entramos en plena comunión con
Él; e igualmente en mejor comunión con
Dios, como justos habiendo hecho el bien. Una tal afirmación no es ante todo
una explicación; ella es una esperanza de felicidad.
(2) Es una respuesta al
"cómo" los muertos van a continuar viviendo? Según el evangelista
Lucas, Jesús da a los creyentes una pequeña idea del tipo o clase de vida (la
manera de vivir) después de la vida, la muerte:
«… los que sean juzgados dignos de entrar en el otro
mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. Además ya no pueden morir, sino que son como
ángeles." Según Jesús, nuestra manera de
vivir con los otros será diferente, nueva, sin límite. Él no dice más. Aquellos
que permanecen en su curiosidad por obtener más detalles sobre la condición de
los resucitados se quedan entonces hambrientos, expectantes de explicaciones…
3. Esta plena comunión futura comienza a vivirse desde ahora, por la
caridad y la justicia. Como los 7 hermanos del Libro de los Mártires de Israel
(o Libro de los Macabeos) los creyentes a veces tienen verdugos, que se ríen de
ellos, que son indiferentes a la fe, que no viven más que para el momento
presente, sin más. Ante estos verdugos que cada semana cuestionan la fe de los
cristianos, qué hace uno? La celebración eucarística ayuda a vivir en comunión
con el Señor, con los otros, con los difuntos, para vivir plenamente un día con
el Dios de los vivos?
2
Qué es la vida eterna
prometida para aquellos que creen en Cristo?
Comencemos por ser
claros, diciendo que es imposible hablar de VIDA ETERNA si antes no se ha
creído en la existencia de Dios, uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Es imposible creer en
la vida eterna si no se asume y valora la Biblia como la carta de amor de Dios
para toda la humanidad.
La vida eterna tal
como la entiende la Sagrada Escritura es incompatible en la boca de un ateo, es
imposible para los que han depositado toda su confianza en la Reencarnación,
por ejemplo.
Es imposible aceptar
la vida eterna si no se ha creído en la Resurrección de Cristo y no se toma su
vida en serio; sino es Él el modelo en el que se juega nuestra existencia, sino
es la medida de nuestro amor amar sin medida, al decir de San Agustín.
Sin lugar a dudas, en
nuestro mundo, en nuestra sociedad donde aparentemente hay una gran
corriente de desacralización (negación de lo sagrado) y “desacramentalización”
(omisión, negligencia de los sacramentos católicos), asumir la vida eterna y
creer en ella tal como la presenta la Biblia y Jesús en los evangelios, no es
algo evidente para muchos.
La expresión “vida
eterna” aparece en el libro de Daniel 12,2, en asociación con el despertar de
las personas que duermen “en la región del polvo” y en oposición con el “horror
eterno”.
“Muchos
de los que duermen en la región del polvo se despertarán, unos para la vida
eterna, otros para el horror y la vergüenza eterna.” (Daniel 12,2)
Pero la
expresión “vida eterna”, también la podemos hacer remontar al
libro del Génesis, capítulo 3, versículo 22, cuando Dios expulsa al ser humano
del jardín del Edén: “Entonces Yahvé
Dios dijo: «Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues se ha hecho juez de
lo bueno y de lo malo. Que no vaya también a extender su mano y tomar del Árbol
de la Vida, pues viviría para siempre.»
En su calidad de
Creador, Dios es quien dona la vida; Él es la fuente y el medio de
subsistencia. Separado del Creador, el ser humano no se beneficia de sus dones
nada más que de manera parcial.
En Mateo 25,46, la
Vida eterna es opuesta a la “pena eterna”:
“Y
éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna.» (Mateo 25,46).
“No hay reposo, ni de día ni de noche, para
los que adoran a la bestia y a su imagen, ni para quienes se dejan marcar con
la marca de su nombre. El humo de su tormento se eleva por los siglos de los
siglos.”
(Apocalipsis 14,11).
El gran problema de
nuestros días es relativizar la Palabra de Dios, racionalizarla, pretender
explicarla a nuestra conveniencia. De ahí la negación de la existencia del
diablo, por ejemplo, creer falsamente que todo el mundo se salvará porque Dios
es muy pero muy bueno y que por tanto no espera de nosotros los esfuerzos, el
sacrificio, la alabanza en grupo (Iglesia), la penitencia, el cambio de
vida…Por eso es que los sacramentos católicos de la Eucaristía y la confesión
personal de los pecados son minimizados, por no decir desvalorizados y por lo
mismo poco frecuentados (amados).
El mundo corre a su
perdición aceleradamente por adoptar una fe, una religión, un catolicismo
“lights” (miren el acróstico):
Libres de ser
comprendidos, (cada quien los entiende y vive a su manera),
Ignorados por quienes se presentan como sus enemigos,
Ganados o adquiridos
sin el menor esfuerzo (“Todo el mundo se salvará”),
Hacemos lo que nos
conviene y cómo lo entendemos,
Todo se juega acá sobre la tierra, es decir, no hay
ningún futuro ni vida eterna, no hay más allá…
Salvarnos de qué? Preguntan los que no
creen. Seamos felices, el resto es carreta.
Aproximación
psicológica al texto del Evangelio:
La viuda de los 7
maridos:
Además de hablarnos
de vida más allá de la muerte, de ser un pasaje donde se discute sobre la
fe en la resurrección por creer en el Dios revelado de la Biblia, en este
pasaje la cuestión es también de sexo.
Si lo han leído bien,
este pasaje nos habla de sexualidad, y sexualidad que es relativizada por
Jesús. Veamos.
La sexualidad es una
experiencia transitoria, nos dice Jesús, ella pasará. Ella no es un absoluto,
no más que el sábado, la LEY, el dinero…
Esto no quiere decir
que Jesús relativice la sexualidad o que la presente como algo insignificante y
banal, no. No olvidemos que si Jesús dice que la sexualidad pasará, Pablo
afirma de igual modo que la FE, la esperanza y los carismas pasarán. ..(Lo que
no morirá nunca es el amor, pues en el cielo nos seguiremos amando al lado de
Dios).
Al decir que la
sexualidad es relativa, Jesús nos deja la responsabilidad de descubrir por qué
es ella relativa, a qué va ella asociada.
Los 7 hermanos de
quienes se habla acá tenían relaciones sexuales por respetar la LEY (del
Levirato). La ley del Levirato decía que si un hombre moría sin dejar
descendencia, era obligación del hermano que le seguía tomar a la viuda como
esposa para asegurarle descendencia al difunto.
Más cerca de
nosotros, el tiempo no ha cambiado tanto o no estamos muy lejos de lo que otra
gente, mujeres sobre todo, eran (o son hoy) obligadas a hacer: tener
relaciones por respetar la ley, “por cumplir con su deber conyugal” (se
decía)…o bien para concebir y tener hijos… Mientras que esto era así, la
actividad sexual del marido estaba ligada, muy a menudo, al fenómeno de
estimulación y relajación psicológica.
Para otros,
hoy, la sexualidad está ligada a una consideración económica, como en el
caso de la prostitución.
La lista podría
alargarse, porque la sexualidad es susceptible de ser asociada a una multitud
de otras realidades como el amor, la seguridad, el chantaje, la seducción, la
dulzura o la ternura, la confirmación personal de sí mismo, el placer, la
castidad, el descubrimiento, el abandono, la costumbre, la violencia, la
reconciliación, la aventura…
Al lanzarnos en la
aventura y desafío de evangelizar nuestra sexualidad, acaso nos da Jesús puntos
de referencia?
En el evangelio,
cuando Jesús relativiza una realidad lo hace siempre para ponerla en relación
con la persona humana. Es el sábado que ha sido hecho para el hombre y no
el hombre para el sábado. Uno puede continuar la cadena: es la sexualidad que
ha sido hecha para el hombre y no el hombre para la sexualidad. Desde luego,
toda experiencia sexual que humaniza verdaderamente a la pareja, es positiva y
evangélica y a la inversa.
Esta afirmación permanece
y aparece muy general, pero al menos abre hacia una orientación neta: es el
crecimiento humano, la liberación de todo el potencial de la persona, que
permanece como el criterio último de la actividad sexual. Cuando este criterio
es reconocido y puesto en práctica, hay entonces convergencia con el proyecto
profundo de Jesús:
“Yo he venido para
que tengan la Vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10)
REFLEXIÓN CENTRAL
Dios de vivos
Los textos litúrgicos de
este domingo nos dirigen un mensaje de esperanza. Nos hablan de la resurrección
de los muertos y de la vida en Dios. Este dogma (verdad irrefutable, que no se
puede discutir y aceptar por la fe) hace parte de nuestra fe. De igual manera
es el dogma más importante porque él nos muestra el objetivo de nuestra vida.
En la primera lectura,
encontramos un testimonio de fe extraordinaria. Esto ocurre en una época
dramática del pueblo de Israel: los emperadores griegos gobiernan Palestina;
ellos quieren imponer su civilización, su cultura y su religión. Ellos
encuentran en Israel una resistencia fuerte y de mucha convicción. El texto de
este día nos habla de una madre y de sus 7 hijos que han sido arrestados. Se
les quiere obligar a adherirse, unirse a la religión pagana. Al decidir
permanecer fieles hasta su muerte, ellos testimonian su fe en la resurrección. Ellos comprenden que Dios no
puede abandonar sus fieles.
Al escuchar este relato,
pensamos en todos los cristianos que hoy son perseguidos a causa de su fe.
Tenemos numerosos testimonios en diversos países del mundo, pero también en el
nuestro, hasta en nuestras iglesias. Admiramos su fe, pero al mismo tiempo debemos
escuchar sus cuestionamientos: "Qué han hecho ustedes de su bautismo?,
cesen de instalarse en la indiferencia…Vivimos en un mundo que quiere ignorar
la fe de los cristianos. Es ahí que somos enviados para ser los mensajeros de
la Buena Noticia del Evangelio.
Como los mártires de Israel
y como muchos creyentes de hoy, el apóstol Pablo es confrontado a "gente
perversa" que no comparten su fe. Como sus mayores, él se arraiga en la
fidelidad de Dios para resistir a sus enemigos. No hay otras armas más que las
de la Palabra. Para perseverar con la fuerza de Cristo, él solicita la oración
de todos. Él nos recuerda también que esta "carrera" de la Palabra es
un asunto de todos y cada uno.
Expresando su confianza en
Cristo, alienta o anima a los cristianos a perseverar firmes en la fe. No
podemos temer a quienes pueden matar el cuerpo. El más grande peligro viene de
aquellos que pueden matar el alma, alejándola de Dios.
La fe en la resurrección
está en el centro del evangelio. Y por lo tanto, son muchos aquellos a quienes
les cuesta aceptarla, mismo entre los cristianos. El evangelio de este día
atestigua que esto no era muy evidente en el judaísmo de la época. Los fariseos
la aceptaban. Pero los saduceos más conservadores, siempre la han rechazado
porque ella no estaba inscrita en la Ley de Moisés. Ellos llegaban hasta tomar
el asunto como un objeto de burla.
Los dos grupos, fariseos y Saduceos
interrogan a Jesús para ponerlo a pruebae incomodarlo. En su respuesta, Jesús
no hace referencia al libro de los Mártires de Israel o Crónicas, del cual
acabamos de escuchar un fragmento. Él sabe que los Saduceos no lo aceptan como
Palabra de Dios, pero Él cita el libro del Éxodo: Dios se presenta a Moisés
como "el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob". Estos tres patriarcas
han muerto hace mucho tiempo. Pero Jesús concluye que Dios no es el Dios de los
muertos sino de los vivos.
He aquí la Buena noticia que
se nos recuerda este domingo. Tras los pasos de los patriarcas y muchos otros
creyentes, todos estamos llamados a esta vida nueva que Jesús llama el Reino de
Dios. Este mundo nuevo no es la continuación de aquel en el que vivimos
actualmente. Él es todo diferente. Hay una ruptura radical entre la vida actual
y la vida del resucitado. Lo importante es confiar en Aquel que ha dicho
"yo soy la resurrección y la vida…El que crea en mí vivirá eternamente.
Este tesoro de la
resurrección, no podemos ( no debemos) guardarlo para nosotros. Debemos transmitirlo,
gritarlo al mundo entero. Más allá de la muerte, viviremos en Dios y con Dios.
Esta esperanza debe alimentar nuestra oración, sobre todo en este mes
consagrado a los difuntos. No olvidemos nunca al Dios de vivos. Él nos llama a
todos a compartir su vida desde ahora.
Señor,
te pedimos: que la fe y la esperanza de la Iglesia sean para todos los hombres
el anuncio de la vida eterna que quieres compartir con ellos.
2
Vivir para Dios
En la Biblia, la
creencia o fe en la resurrección data del siglo II antes de Cristo, y sobre
todo debido a la influencia de la filosofía griega en la cultura y pensamiento
hebreo judío.
Sin lugar a dudas, la resurrección es de los dogmas que más
polémicas y divisiones, opiniones ha suscitado y aun sigue suscitando hoy. Yo
recuerdo por ejemplo que estudiando mismo teología en el seminario a principios
de los 80s, uno podía percibir una corriente moderna y nueva que se agregaba a
la resurrección propia de la fe de carbonero que yo al menos había aprendido
personalmente por mi tradición y catecismo católicos durante mi infancia. En
efecto, profesores eruditos y sabios sacerdotes infundían el concepto que la
resurrección no había que entenderla literalmente como la vuelta a la vida de
un cuerpo (o sea el hecho de que un cuerpo-cadáver reviviera), que la
resurrección era una especie de alegoría o interpretación que quería decir que
las palabras, la obra y la vida de Jesús no podían caer fácilmente en el
olvido…que la resurrección se había de entender sobre este mundo presente
y que mejor dicho era fantasioso en pensar que Jesús pudiera en efecto
habérsele aparecido realmente a los apóstoles, que más bien eran experiencias
místicas, trances, como si se la hubieran fumado…Todo aquello era la influencia
de la corriente teológica racionalista y la fuerte presencia de la denominada
teología de la liberación…
Y ese error continúa extendiéndose: la pretensión de
explicar la resurrección de Cristo, desvinculándola de su cuerpo depositado en
el sepulcro. Es decir, según esta teoría, se podría decir que Cristo resucitó,
aunque se encontrara su cadáver (¡!). Se trata de un intento de explicar la
resurrección de Cristo de forma a histórica y desencarnada; que más bien
parece confundir la resurrección con la inmortalidad del alma.
Inclusive durante mi segundo año de teología, un padre
considerado muy sabio y estudiado nos decía irónicamente y de manera hilarante
haciéndonos reír: “No se asusten muchachos si un día encuentran los
huesitos de Jesús…Eso no le quita nada a la Resurrección”. Estas
teorías son inaceptables desde la fe católica, y tienen su razón de ser en
determinados prejuicios antropológicos, imposibles de compaginar con las
afirmaciones de la Escritura.
El texto del
evangelio de este domingo nos dice que mismo en el tiempo de Jesús, antes
de su muerte y resurrección había diferentes opiniones y facciones con respecto
a la vida después de la muerte. Los fariseos creían bien en la resurrección,
pero los saduceos no, ellos la consideraban absurda e imposible y por eso vienen
hasta Jesús con una historia ridícula que pretende también ridiculizarle a Él
ante el pueblo y sus seguidores.
Esta historia de la
mujer que se había casado con los 7 hermanos sucesivamente, traía a colación la
denominada ley del levirato, instituida por Moisés en el Antiguo Testamento
(800 A.C). Si un hombre moría sin haber tenido descendencia, su hermano menor
debía casarse con la viuda, su cuñada para darle herederos a su hermano, y este
hijo sería reconocido como hijo del difunto (cfr.Deuteronomio 25,5-10). La
respuesta de Jesús es neta. No piensen en el otro mundo como la réplica del
mundo presente. Los resucitados no se casan y no mueren. Ellos no tienen
necesidad de reproducirse como aquí abajo, porque nuestra reproducción es la
victoria sobre la muerte. Ellos serán como ángeles, lo que quiere decir que
estarán del lado divino de la existencia.
Yo pienso que Jesús
diría la misma cosa sobre nuestras discusiones alrededor de la reencarnación y
de las transformaciones del alma en diferentes estados (la metempsicosis). Esos
son problemas de representación y de imaginación. Uno pierde el tiempo, porque
ese género de discusiones conducen a razonamientos absurdos o a una angustia
mórbida.
Creer en Dios,
depositar, confiar la vida en Él, a veces hasta la muerte. Es tener la
convicción que Dios nos acordará la Vida Eterna. Cuál será la manera de vivirse
esta vida, nadie lo sabe.
Después de haber
rechazado la manera como preguntan sobre la resurrección los saduceos, Jesús
dice por qué cree Él en la resurrección.
Moisés habla del Dios
de Abraham, de Isaac y de Jacob. Estos ancestros están muertos. Si la
muerte los ha devorado enteramente, no hay Dios para ellos, porque Dios no es
un Dios de muertos. Él es fuerza de vida, el Dios de los vivos (o vivientes). Si
Moisés ha podido hablar del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, es
precisamente porque Abraham, Isaac y Jacob están vivos, y que Dios los ha
arrancado de la muerte.
Jesús creía en la
resurrección, porque era impensable para Él que Dios dejara a sus hijos sumidos
en el sueño de la muerte. En un plano meramente humano, la vida debería
terminarse con la muerte, puesto que es la regla de la vida biológica. El
cuerpo se pudre y se disuelve. El espíritu se desvanece. El ser humano es
también un animal mortal. Pero Jesús tenía la convicción que el Padre nos había
creado a su imagen. La muerte no podía ser la última palabra de nuestra
aventura, ni el final del camino.
Jesús ha tenido la
convicción que el Padre no lo dejaría muerto. Es en Jesús que la resurrección
se realiza, se cumple, y es en Él que poseemos la vida eterna, desde ahora y
más allá de la muerte.
Así pues, creer en la
resurrección corporal, no es creer en la reanimación de un cadáver. Es creer en
la vida de la persona real, y esta persona es un ser encarnado y carnal, cuerpo
y alma.
Cuál transformación
hay y habrá entre la vida carnal (física) en este mundo y la vida de plenitud
en Dios? Eso, no lo sabemos, y yo pienso por mi parte, que toda
suposición en este campo es simple fantasía.
No tenemos sino la
promesa de Jesús: «Yo soy la
resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá. El que
vive, el que cree en mí, no morirá para siempre.”
En el cielo, según
Jesucristo nuestra manera de vivir con los otros será diferente, nueva, sin
límites. Él no dice nada más. Aquellos que permanecen o se quedan expectantes y
curiosos de detalles sobre la condición de los resucitados quedan entonces
insatisfechos, no saciados
Esta plena comunión
futura comienza a vivirse desde ahora, por la caridad y la justicia. Como los 7
hermanos del libro de los Macabeos (o Mártires de Israel) citados en la primera
lectura, los creyentes tienen a veces verdugos, que ríen de ellos, que son
indiferentes a la fe, que no viven sino para el momento presente, sin más. Ante
esos verdugos, que cada semana, ponen en duda la fe de los cristianos, que hace
uno? La celebración eucarística ayuda a vivir en comunión con el Señor, con los
otros, con los difuntos, para vivir plenamente un día con el Dios de quienes
están verdaderamente vivos?
Mas para ser
considerados dignos de entrar en “ese otro mundo”, donde podremos saciarnos de
la presencia de Dios, con recitar el Credo (la profesión de fe) no es
suficiente. Es necesario desde ahora vivir para el Señor, siendo fieles a su
Palabra, como lo fueron los 7 jóvenes hermanos Macabeos hace más de dos mil
años y otros tantos después de ellos, mártires y santos de ayer y hoy.
3
Los
muertos se levantarán
En cuanto a saber si los muertos resucitan, el mismo Moisés lo dio a
entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, Dios
de Isaac y Dios de Jacob.
Él no es Dios de muertos, sino de vivos, y todos viven por él.»
Lucas 20:37-38
A medida que nos acercamos al
final de este año de la Iglesia, nuestras lecturas comienzan a enfocarse más
claramente en las cosas finales por venir. La Palabra de Dios de este domingo
nos habla sobre la resurrección de los muertos, sobre la vida después de la muerte.
La tercera y última venida es
cuando Jesús regrese a la Tierra en esplendor y gloria. Será “el fin
del mundo tal como lo conocemos”. Será un tiempo cuando Su Reino
permanente sea establecido. Hay mucho que decir sobre este momento de la
historia y, de hecho, es bastante fascinante reflexionar sobre él.
Si leyera
los párrafos 671-680
del Catecismo de la Iglesia Católica, descubriría que casi se lee como
una novela de misterio de ciencia ficción futurista profundamente
intrigante.
Resumen
680 Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía
no le están sometidas todas las cosas de este mundo. El triunfo del Reino de
Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del mal.
681 el día del Juicio, al fin del mundo, Cristo vendrá en la
gloria para llevar a cabo el triunfo definitivo del bien sobre el mal que, como
el trigo y la cizaña, habrán crecido juntos en el curso de la historia.
682 Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a
juzgar a vivos y muertos, revelará la disposición secreta de los corazones y
retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o su rechazo de
la gracia.
La única diferencia es que
todo es verdad, todo es glorioso y está más allá de cualquier misterio que
podamos comprender hasta que realmente suceda. ¡Y tendrá lugar en un
momento definitivo en el tiempo por venir!
Entonces, ¿qué significa todo
esto? Significa que Jesús regresará en todo su esplendor y
gloria. Regresará físicamente a la Tierra un día radiante y
glorioso. Lo veremos, y el mundo como lo conocemos actualmente llegará a
su fin. En ese momento Dios establecerá Su Reino permanente y tanto el
Cielo como la Tierra se unirán como uno solo. Será “un cielo nuevo y una
tierra nueva” ( Apocalipsis
21:1 ). El Cielo y la Tierra anteriores pasarán y se establecerá
el nuevo orden.
¡Pero eso no es todo! En
ese momento en el tiempo todos los muertos resucitarán. Así es, todas las
personas que alguna vez han muerto resucitarán. Esto significa que todos
los que han sido “sepultados” en un cementerio o en otro lugar serán devueltos
a la vida, se les dará un nuevo cuerpo glorificado, y ese cuerpo se volverá a
unir a su alma.
El Catecismo también
afirma:
Cuando venga al final de los
tiempos a juzgar a vivos y muertos, el Cristo glorioso revelará la disposición
secreta de los corazones y dará a cada uno según sus obras y según su
aceptación o rechazo de la gracia. (#682)
Este es un pensamiento
fascinante, ¡y también un poco aterrador! Significa que todo lo que está
oculto saldrá a la luz. Esto puede ser bueno o malo dependiendo de lo que
esté oculto. El pensamiento debe llenarnos con un poco de temor sagrado y
también debe llenarnos con un gozo sagrado. El temor santo es en realidad
un regalo de Dios para ayudarnos a eliminar cualquier pecado secreto y oculto
que tengamos ahora o con el que hayamos luchado en el pasado. Dado que, de
hecho, todo saldrá a la luz algún día, es mejor que nos ocupemos de ello ahora
para que nuestro pecado ya no exista. Si lo hacemos, incluso nuestro
pecado se convierte en virtud y gracia. Y luego, al final de los tiempos,
esa gracia y virtud es lo que se manifestará. Esta manifestación de
nuestra virtud será motivo de santo gozo no sólo para nosotros, sino también
para los demás a quienes se manifieste.
Seremos juzgados, entonces, en
base a lo que hay dentro de nuestra conciencia. Ya no será solo
exterior. No seremos capaces de poner buena cara y pretender ser alguien
que no somos. La verdad completa saldrá a la luz y se hará manifiesta para
que todos la vean de acuerdo con el plan de Dios.
Otra cosa para tener en cuenta
es que en el Juicio Final incluso aquellos que están en el Infierno se
levantarán. ¿Por qué? Porque como humanos estamos destinados a estar
eternamente unidos con nuestros cuerpos. Somos, en esencia, cuerpo y
alma. Entonces incluso los muertos recibirán sus cuerpos de
vuelta. Pero, lamentablemente, entonces sufrirán eternamente, no solo
espiritualmente sino también físicamente. Lo que esto realmente implica no
lo sabemos. Pero será un verdadero dolor de pérdida. Pérdida de Dios
y pérdida en la que el cuerpo y el alma no podrán compartir la vida con
Dios. Esto puede parecer duro e injusto, pero debemos recordarnos a
nosotros mismos que Dios es perfectamente justo y amoroso y, sin importar cómo
se viva esta pérdida y este sufrimiento eternos, es correcto y justo.
¿Cómo será esta nueva vida
para aquellos que comparten la Resurrección a una nueva vida? Será la vida
con Dios, física y espiritualmente, así como la vida con los demás. El
Libro del Apocalipsis habla simbólicamente de esta nueva vida como ciudad donde
Dios está en el trono en el centro de la ciudad. La luz brilla desde Él,
por lo que no hay necesidad del sol ni de la luna. Las calles son de
oro. Las puertas llenas de piedras preciosas. Y mucho más. Este
lenguaje simbólico no debe tomarse literalmente, sino que debe verse como una
imaginería que nos ayuda a comprender la belleza, el esplendor y la
magnificencia de la vida que nos espera. Son los nuevos Cielos y la nueva
Tierra.
Señor, que siempre esté listo
para saludarte y acogerte cuando vengas. Te agradezco por Tu perfecta
promesa de resucitar a todos de entre los muertos y traer nueva vida. Hazme
un instrumento tuyo para reunir a muchos en este Reino futuro y glorioso, amado
Señor. Jesús, en Ti confío.
OBJETIVO DE VIDA PARA
LA SEMANA:
1. Yo me pregunto acerca de mi fe en la
Resurrección y en la Vida Eterna: soy sincero al proclamarla?
2. Jesús no se amilanó, ni se echó para
atrás cuando fue cuestionado: me muestro atento a mi manera de testimoniar mi
fe y mi vida por Dios.
3. Oro por las personas difuntas de mi
familia.
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Tú eres Señor, la
Resurrección y la Vida.
De ayer a hoy, el
tiempo pasa y nosotros pasamos,
la vida se usa y nos
usa.
Tanto va el cántaro
al agua hasta que por fin se rompe,
y apenas uno ha
aprendido a vivir,
Se debe dejar el
lugar a los otros.
Tú eres Señor, la
Resurrección y la Vida.
Cada quien piensa que
va a transformar el mundo
y que abolirá todas
las cadenas de la esclavitud.
Cada quien se siente
honesto, puro, leal y verdadero,
pero el mal nos
gangrena el corazón,
y al final del camino
la evaluación o
examen de lo vivido es insatisfactorio.
Tú eres Señor, la
Resurrección y la Vida,
nuestra esperanza
está puesta en Ti, solo en Ti,
Tú, nuestro Padre,
creador del tiempo y
de la historia.
Tú, nuestro hermano,
nuestro compañero de camino,
Tú, Jesucristo y
Señor, Hijo Bien Amado del Padre.
Tú nuestro aliento
divino y nuestro huésped interior,
Tú, el Espíritu que
perdona y hace renacer.
Tú eres, Señor, la
Resurrección y la Vida.
Amén.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
- http://vieliturgique.ca
- http://prionseneglise.ca
-
http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
- Pequeño Misal
"Prions en Église", edición Quebequense. Novalis. 2010, 2013.
- HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
-
http://dimancheprochain.org
- BEAUCHAMP, André. Comprendre
la parole, année C. Novalis. 2007.
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