Una virtud
que Dios ama
La lectura del evangelio de este domingo anuncia los tiempos difíciles
que vendrán antes de la llegada del día del juicio. Los creyentes deben ver
esto como la ocasión de "dar testimonio" (Lucas 21,13). Cristo estará
cerca de ellos; los sostendrá, les inspirará lo que deben decir si deben
defenderse. Su perseverancia les hará ganar la Vida Eterna.
Ser discípulo de Cristo no es siempre fácil. Algunos periodos de nuestra
existencia pueden ser muy difíciles de enfrentar. La Palabra de Dios invita a
permanecer fiel en todo tiempo y en toda circunstancia.
Primera lectura
Lectura de la
profecía de Malaquias (3,19-20a):
HE aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los
orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está
llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz.
Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y
hallaréis salud a su sombra.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 97,5-6.7-9a.9bc
R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.
V/. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.
V/. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.
Segunda lectura
Lectura de la
segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-12):
Hermanos:
Ya sabéis vosotros cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre
vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con
cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para
ninguno de vosotros.
No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que
imitar.
Además, cuando estábamos entre vosotros, os mandábamos que si alguno no quiere
trabajar, que no coma.
Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar,
antes bien metiéndose en todo.
A esos les mandamos y exhortamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con
sosiego para comer su propio pan.
Palabra de Dios
EVANGELIO
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN
SAN LUCAS 21, 5-19
5 Como algunos estaban hablando del
Templo, con sus hermosas piedras y los adornos que le habían sido regalados, 6
Jesús les dijo: «Mírenlo bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado
y no quedará piedra sobre piedra.» 7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá
eso, y qué señales habrá antes de que ocurran esas cosas?» 8 Jesús contestó:
«Estén sobre aviso y no se dejen engañar; porque muchos usurparán mi nombre y
dirán: “Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca”. No los sigan. 9 No se asusten
si oyen hablar de guerras y disturbios, porque estas cosas tienen que ocurrir
primero, pero el fin no llegará tan de inmediato.» 10 Entonces Jesús les dijo:
«Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. 11 Habrá grandes
terremotos, pestes y hambre en diversos lugares. Se verán también cosas
espantosas y señales terribles en el cielo. 12 Pero antes de que eso ocurra los
tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales
judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y
gobernadores por causa de mi nombre, 13 y ésa será para ustedes la oportunidad
de dar testimonio de mí. 14 Tengan bien presente que no deberán preocuparse
entonces por su defensa. 15 Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y
ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles. 16 Ustedes serán
entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, 17 y algunos de
ustedes serán ajusticiados. 18 Serán odiados por todos a causa de mi
nombre. Con todo, ni un
cabello de su cabeza se perderá. 19 Manténganse firmes y se salvarán.
A guisa de introducción :
1
Tener miedo o transformar el mundo con valentía
1. Si usted dice: "es bien terrible lo que va a suceder",
tiene la suerte de pertenecer al grupo de aquellos que ven la vida en negro o
color de hormiga y que se desaniman ante la proximidad de lo que puede ocurrir.
Usted, sin duda, tiene miedo al sufrimiento y a la muerte; usted se asusta al
pensar en las separaciones de familia.
Si usted es de los que
dicen: "no tiene sentido que eso
suceda", usted está probablemente entre aquellos que toman siempre la
vida por el lado amable; es probable que usted se haga ilusiones sobre la
duración de su vida terrenal; usted piensa vivir por siempre en este mundo,
tomando las alegrías y cosas buenas que pasan en su caminada, pensando al mismo tiempo que las pruebas o
sufrimientos no tienen por qué o razón de llegarle.
Tener una u otra reacción, no importa, tarde o temprano, uno se ve enfrentado a la
realidad de la muerte.
2. Las personas que quieren
vivir tienen por modelo a los grandes personajes filantrópicos, benévolos y o
caritativos, que han hecho o realizan acciones extraordinarias por sus
semejantes. Estos modelos son fuente de inspiración para muchos seres humanos,
y mismo para muchos cristianos. Los cristianos, como tal, son gente que viven
en el presente, pero con los ojos puestos en el futuro; ellos esperan
trabajando el día del Señor; ellos se sienten responsables de transformar el
mundo, sobre todo desde los espíritus; ellos quieren construir un mundo donde
todos puedan vivir y orientarse hacia Dios, haciendo desaparecer toda barrera o
frontera y debilitando los tentáculos del egoísmo, la injusticia y el materialismo.
3. Cada quien tiene un
camino a trazar, de cara a la muerte, a la realidad, a Dios. Yo diría que entre
más uno se hace una bella idea del más allá, de Dios, de su amor, al mismo
tiempo, más se hace uno una bella idea
de la muerte. Es necesario imaginar y soñar el cielo lo mejor posible: creer que será posible reconocerse, amarse, con el amor que no pasa, profundo,
interior, espiritual, total. Es así como Dios nos ama. Él nos abraza en todo
nuestro ser, por la realidad de su amor.
Existen realidades invisibles,
más reales que las visibles:
el pensamiento que se
expresa en el cerebro y a través de los sentidos;
el amor profundo, que se
expresa por la bondad y el afecto;
y sobre todo Dios, que nos
da signos de su amistad, por el bautismo, el perdón, la reconciliación, la
Eucaristía, los eventos, las personas que nos aman y que amamos, por nuestra
vida.
Lo que vemos nos brinda una
buena idea de lo que no vemos. Yo diré más: aquello que no vemos pero en lo
cual creemos, nos da una buena idea de lo que vemos.
Existen personas que nos
ayudan a reconciliarnos con la muerte: su aceptación serena de la realidad se
vive con fe tranquila y amor en Dios.
Un mundo antiguo va a
desaparecer. Un mundo nuevo aparecerá. Para nosotros es la ocasión de no
asustarnos, para nosotros es el tiempo de dar testimonio de la fe, de la
perseverancia.
El mal, la guerra, el
sufrimiento, la muerte, se combaten , con la paz, con la práctica cotidiana de
la reconciliación, inspirada por el amor profundo, aquel del amor de Dios por
nosotros.
2
« No se asusten »
Cuando hacemos referencia al Día del Señor, pensamos
espontáneamente en el Domingo, día de la reunión o asamblea de la comunidad
cristiana que celebra a Cristo Resucitado.
En la Biblia, el Día del Señor es a menudo asociado a
la idea del fin del mundo y al miedo. Para anunciar la venida de un mundo
nuevo, se hace desaparecer el antiguo con cataclismos y señales aterradoras en
el cielo.
Jesús mismo, habla de un evento sin revelar de ningún
modo la fecha exacta. De preferencia, y mejor, Él nos ha prevenido contra
los profetas de la desgracia. A pesar de ello, el fin del mundo ha sido
anunciado tantas veces que el asunto o noticia ha llegado a banalizarse y o
restársele la importancia debida.
Los testigos de Jehová lo anuncian después de mucho
tiempo. Tuvimos el miedo a las puertas del año 2000. La última “revelación”,
según el calendario maya nos habló y previno para el año 2012.
Cada generación conoce guerras, persecuciones, terremotos,
pandemias, como la del coronavirus que dejó en el mundo un total de 15.000.000 de personas según la OMS.
Nosotros también vivimos “fines de mundo”:
enfermedad, duelos o lutos, desempleo,
cierre de iglesias (en América del Norte y Europa,
países asiáticos). Jesús nos revela que todo esto se constituye en la ocasión
para dar testimonio de nuestra esperanza.
Nosotros no creemos en el fin del mundo, sino en el
fin de un mundo, que es diferente. “… Ni un cabello de su cabeza se perderá”.
En Jesucristo, el final del miedo ha reemplazado al miedo del final.
"Jesucristo no ha
venido al mundo para explicar el mal y el sufrimiento sino que ha venido para
llenarlos de su presencia", decía Paul Claudel, el filósofo y
escritor católico francés.
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
Entre la obsesión y el olvido
Este pasaje contiene una historia o relato complicado.
Según el teólogo y exegeta alemán G. BORNKAMM
(1905-1990), estos versículos contienen 3 elementos, en proporciones muy
difíciles de descifrar o desenredar:
1. palabras
autenticas de Jesús,
2. elementos
prestados de la literatura judía de ese tiempo (sobre todo los que se refieren
a las guerras y los fenómenos cósmicos)
3. y finalmente
experiencias vividas por la Iglesia primitiva (persecuciones, seducciones,
herejías…).
Este pasaje no solamente es difícil de descifrar por
sí mismo, sino que también aparece en conflicto con otras enseñanzas de Jesús
sobre el Reino “que ya ha llegado” (Lucas 11,20), “que
es visible desde ya” (Lucas 10,23-24) “que “está en
medio de nosotros” (Lucas 17,21). Parece que toda tentativa exegética
de explicar esta contradicción peca de facilismo, y que uno debe resolverse por
tener los dos extremos de la cadena. Jesús ha anunciado un Reino abierto o
inaugurado desde ya, presente ya, y por otro lado, Él ha hecho
(invitado a) orar “para que el Reino venga” (Mateo 12,10).
Con esta premisa o hecho, Jesús introduce entonces una
tensión inevitable entre un presente misterioso y un futuro imprevisible. Y es
necesario vivir con esta tensión, porque centrarse demasiado en el FIN DEL
MUNDO provoca la obsesión, ver una patología, ahora bien que centrarse sólo en
el presente equivale a negar que la historia y su futuro desemboquen en Dios y
que ésta le pertenece.
Esta reflexión hacer emerger del texto las palabras de
Jesús que son probablemente las más significativas: “Estén sobre aviso” (Lucas
21,34; cfr 21,8) y “Manténgase firmes y se salvarán” (Lucas
21,19). “No encierren la historia en el presente y no encierren a Dios en la
experiencia que ustedes hacen presentemente de Él. Perseveren en el compromiso
de su fe cueste lo que les cueste, y permanezcan bien conscientes de que Dios
no ha dicho jamás su última palabra”.
Reflexión central
"Estemos atentos"
Nos acercamos al final del
año litúrgico. Cada año, la liturgia nos anuncia la sacudida, la revolución que
precederá el mundo nuevo. El profeta Malaquías (1a lectura) se dirige a
creyentes que no saben muy bien dónde están parados. Los hombres han creído siempre
que se puede esperar una justicia inmediata, una retribución mientras se vive.
Pero es necesario no ser ciegos y reconocer lo que es evidente: que por lo
general los justos que permanecen fieles al Señor son perseguidos, y por el
contrario, los impíos y los partidarios o aliados del mal prosperan.
Sin embargo, Dios tiene una
buena noticia para nosotros: el mal no tendrá la última palabra. Los creyentes
no deben desesperarse. Un día, Dios manifestará que Él sabe hacer la
diferencia: Él vencerá a las fuerzas de destrucción que agitan a los hombres y
al mundo. Ahí será el establecimiento tan esperado de la justicia de Dios. Ella
marcará su victoria sobre las tinieblas, sobre el mal y sobre la muerte. Más
tarde, Jesús anunciará que su salvación no es solamente para los que son
fieles; ella se ofrece a todos los hombres. El Señor espera con paciencia que
todos se vuelvan, se conviertan a su amor.
En la época de San Pablo, se
pensaba que el retorno del Señor era para muy pronto. Para algunos, esto se
había convertido en un pretexto para no hacer nada. Se creía que no servía de
nada hacer proyectos, hacer empresa, trabajar. En su carta, Pablo les llama la
atención, los corrige y él mismo se dona como ejemplo: él ha ejercido siempre
una actividad para no ser una carga para la comunidad. Él los invita a trabajar
para comer el pan que ellos mismos habrán ganado. Los cristianos deben estar
presentes en el mundo, viviendo dando ejemplo con su trabajo. El apóstol tiene
palabras duras para los perezosos: "Si
alguno no quiere trabajar, que tampoco coma".
En el evangelio de este día,
hemos escuchado hablar de catástrofes: habrá la destrucción del templo de
Jerusalén, guerras, hambrunas, persecuciones. Gurús, manipuladores, sectas de
todas las tendencias buscarán sacar provecho para alienar,
"engatusar" a quienes se dejen agarrar en sus anzuelos. Todos hemos
tenido alguna vez la visita de los testigos de Jehová. Hoy, Jesús llega para volvernos a conducir a lo
esencial: "no nos dejemos engañar…no corran tras ellos…esa gente no habla
en nombre de Dios; ellos se representan a sí mismos."
No se puede buscar a Cristo
en lo que asusta o dramatiza la
historia. El Señor está siempre presente en el seno, en el centro de nuestras
vidas. Ninguna prueba o sufrimiento pueden separarnos de su amor. Cuando todo
va mal, es Él quien nos da la fuerza y valentía para trabajar en la
construcción de un mundo más justo y más fraternal. En este tiempo de violencia
y en nuestros días de debilidad, nos cuesta reconocerlo. El día del Señor parece
tardar. Pero no olvidemos nunca: no hay otro salvador para esperar sino Jesús muerto sobre la cruz y resucitado.
Aquellos que se declaren
discípulos suyos serán víctimas de persecuciones. Después de varios meses,
vemos que las víctimas aumentan, sobre todo en las regiones de cultura islámica
o musulmana. Pensamos también en los cristianos de China, de Corea del Norte y
de otros países…Inclusive en nuestro país ya se empieza a ver que ser cristiano
es motivo para ser excluido.
Jesús nos anuncia tiempos
difíciles. Deberemos luchar contra las
fuerzas del mal que buscan alejarnos o descentrarnos de Él. El peligro vendrá
igualmente de "las diversiones de este mundo" que arriesgan con
alejarnos mucho de su proyecto de amor y de su Reino. Hablamos por ejemplo de los ídolos que vienen
para ponernos una trampa, distraernos y tragarnos enteros. "Estén sobre
aviso", "tengan cuidado", nos dice Jesús. La única actitud que
conviene, es la del que vela, la del celador responsable. Estamos llamados a
ser aquellos que aguardan la aurora del día del Señor, a realizar su obra.
La obra debe consistir, pues,
en realizar ya en la tierra un Reino de justicia y de paz, utilizando la
caridad como medida del juicio. Por eso, en este día en que celebramos la
Jornada mundial de los pobres, estamos invitados a una caridad concreta y
perseverante hacia los necesitados.
La liturgia de este domingo
nos recuerda que estamos invitados a avanzar humildemente y con valentía,
bebiendo y alimentándonos cada día en la Palabra de Dios. Esta Palabra es
"luz para nuestros pasos". Cada domingo, el Señor nos da cita en la
Eucaristía fuente y culmen de toda vida cristiana. Luego, Él nos envía a actuar
como Él y con Él al servicio de los demás. Es con Él que podremos permanecer
despiertos para testimoniar la esperanza que nos empuja y nos anima.
"Haz brillar tu día…Señor! A este mundo que le brindas cada día con
ternura, dale un corazón de carne, dale un nuevo corazón. Sobre los hombres que
te has complacido, creándolos a tu imagen, envía tu Espíritu, un Espíritu
nuevo. Amén!"
2
No es el fin del mundo
Para comprender bien este evangelio, me parece
importante recordar algunas nociones de la historia:
1. El templo de
Jerusalén para el pueblo judío es el Palacio o la casa real de Dios en la
tierra. En otros lugares, no hay templo, sino sinagogas, lugares de reunión
para orar, es decir, escuelas de la fe.
2. Desde el año 44
d.C en Israel, los cristianos son perseguidos y martirizados, esto bajo el
imperio de Calígula y luego de Claudio y demás emperadores sucesores.
3. El Evangelio de
Lucas se escribe en el año 80: luego, hace 40 años que los cristianos son
perseguidos y hace 10 años que el templo de Jerusalén ha sido destruido.
Volvamos a leer el evangelio de hoy:
- llegarán días en que no quedará
piedra sobre piedra: es verdad,
- muchos usurparán mi nombre
(haciéndose pasar por el Mesías liberador de los romanos): es verdad,
- Ustedes serán entregados por sus
padres, hermanos, parientes y amigos, (serán perseguidos mismo al interior de
sus familias), es verdad.
Volvamos a leer ahora las dos primeras frases: algunos
(discípulos) estaban hablando del templo admirando la belleza, con sus hermosas piedras y los
adornos que le habían sido regalados, Jesús les dijo: «Mírenlo bien, porque
llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra sobre piedra.» Constatemos entonces que en este
texto se trata de la destrucción del templo de Jerusalén y no del fin del
mundo.
Lo esencial a guardar en la memoria y tener presente es la invitación de
Cristo a perseverar en los caminos de la fe. Nuestra fe es una herencia
recibida de quienes nos han precedido en sus pasos, gestos y actitudes de
fidelidad a Dios. Para poder continuar siendo hombres y mujeres dignos de
nuestros ancestros en la fe, es necesario a veces hacerse violencia a sí mismo
antes que dejarnos llevar por el amor al poder y a la riqueza material,
cultivando el poder del amor en nosotros dejándonos interpelar por Cristo, en
el debido momento:
-“Será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí.”: “un
verdadero cristiano no vive en la ociosidad” (2ª lectura de este día,
de la carta de Pablo a los Tesalonicenses). Él permanece de pie, incólume sobre
todo de cara a la adversidad. Cuando se han vencido nuestros límites y nuestros
miedos, uno realiza que Dios es nuestra fuerza, no se puede estar triste o
abatido como aquellos que no tienen esperanza.
-“ Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su
defensa”: Nosotros no tenemos que defender la Iglesia, hemos de
adaptarla a los discursos de la sociedad de nuestro tiempo. Hemos de hablar de
amor y de sacrificios por amor allí donde no se habla más que de búsquedas de
felicidad efímeras centradas en el ego. No podemos seguir siendo pesimistas
(pecado en el que caen inclusive reconocidos obispos), por ejemplo la laicidad
no es el fin de la Iglesia, al contrario es una invitación a ser creativos, a
enriquecer la Iglesia con los talentos y los aportes valiosos de tantas
personas…El desafío es la nueva evangelización tantas veces anunciada, nueva en
sus métodos, en su lenguaje y en su manera de dar testimonio…
- “Manténganse firmes y se salvarán”: no encerremos el
evangelio en el conocimiento que poseemos presentemente. Dios no ha dicho nunca
su última palabra y es necesario renovar, hacer las cosas nuevas, ahí donde se
parece caminar hacia un callejón sin salida. Perseveremos en nuestros
compromisos con una garantía que es una promesa del mismísimo Jesucristo:
“Dios no nos defraudará jamás. Para quien da un paso por Él, Él da 10”. El
futuro pertenece a quien sabe esperar. Dejemos de creer que nosotros somos la
última generación de cristianos, como lo ha creído cada generación por todo
tipo de razones desde los apóstoles que se veían todos destinados al
martirio.
En efecto, a lo largo de la historia de la Iglesia ha sucedido que en
diferentes momentos, la gente ha pensado que llegaba el fin de mundo. Es sino
pensar en las persecuciones de los primeros siglos, en los diversos cismas
(separaciones, divisiones) en Oriente y Occidente, en los siglos en que se ha
despreciado y o rechazado la fe, en la Revolución Francesa, en los
anticlericales a comienzos del siglo XX en Francia. Y todavía hoy, sinnúmero de
rechazos, burlas, señalamientos que conocemos los creyentes
cristianos-católicos.
Pero siempre, de manera misteriosa, como en el misterio de la Pascua, la
vida emerge de la muerte aparente. Después de las dificultades del siglo XVI,
viene el gran siglo de las almas, con la Escuela Francesa de Espiritualidad que
ha marcado bastante los orígenes de la Iglesia aquí y allá, y en
América Latina. Después de la Revolución en Francia, aparecen los grandes
santos del siglo XX, entre ellos, el Cura de Ars, Monseñor de Mazenod,
Bernardette Soubirous, y tantos otros. Y en el siglo XX, los renuevos o
renovadores de la Teología, de la liturgia, de los estudios bíblicos que han
llevado a convocar y realizar el Concilio Vaticano II.
Cuentan que un día un profesor preguntó a los alumnos, en cuyo grupo
se hallaba el joven San Luis Gonzaga: “Qué harían ustedes si se les dijera con
certitud que el fin del mundo arriba en algunas horas?” La mayoría de jóvenes
decían: “Yo iría a confesarme, yo iría a orar a la iglesia”… Yo hice la misma
pregunta a un grupo de jóvenes hace poco tiempo. Ellos me respondieron: “yo
aprovecharé para hacer aquello que está prohibido”. Luis Gonzaga responde: “Yo,
simplemente continuaría haciendo lo que hago cada día”. He aquí la mejor manera
de prepararnos para el encuentro con Cristo Resucitado: hacer todo como si
Cristo estuviera ya con nosotros, por otra parte, no es esa nuestra realidad de
bautizados: estar con Cristo cada minuto de nuestra vida?
Dios nunca terminará de sorprendernos. Vivir nuestra fe, es vivir en la
esperanza y la confianza.
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:
- Me
fijo en mi manera de vivir el Domingo, el día del Señor.
- Apoyo
a alguien, le sostengo en sus dificultades.
- Testimonio
mi esperanza y mi confianza en el futuro.
- Vuelvo
a pensar en todas las grandes dificultades que he vivido y doy gracias por la
fuerza y la vida que han podido surgir ante momentos tan cruciales.
- Me
propongo hacer un don a un organismo que ayude a las víctimas de guerras y de cataclismos
- Realizo
un gesto o alguna acción que haga mi ambiente de trabajo o mi lugar de
residencia más agradable.
ORACIÓN-MEDITACIÓN:
Señor, Tú vienes aun hoy,
para hacerte un lugar en nuestra mesa,
palabra que invita al compartir,
pan del cielo que satisface nuestra hambre, nuestros apetitos.
Permitenos Señor, dar testimonio de Ti,
que afrontemos el odio, las risas, el desprecio,
la marginación, el olvido,
danos la serenidad y el coraje,
guárdanos en tu alegría.
Que tu Espíritu esté en nosotros,
para que más allá de la pobreza de nuestras vidas,
tu palabra sea en nosotros sabiduría y luz.
Señor Jesús, tu volverás en la Gloria;
haznos fuertes para proclamar tu amor,
guía nuestros pasos sobre los caminos de tu retorno,
que tu Presencia permanezca en nosotros de por vida.
Amén.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
-
http://vieliturgique.ca
-
http://prionseneglise.ca
-
http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
-HÉTU,
Jean-Luc. Les Options de Jésus.
- Le Jour du Seigneur, Homilías Radio Canada, 2007.
-
http://dimancheprochain.org
- BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année C. Novalis, 2007.
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