13 de noviembre del 2022: 33er Domingo del tiempo ordinario (C)



Una virtud que Dios ama

La lectura del evangelio de este domingo anuncia los tiempos difíciles que vendrán antes de la llegada del día del juicio. Los creyentes deben ver esto como la ocasión de "dar testimonio" (Lucas 21,13). Cristo estará cerca de ellos; los sostendrá, les inspirará lo que deben decir si deben defenderse. Su perseverancia les hará ganar la Vida Eterna.

Ser discípulo de Cristo no es siempre fácil. Algunos periodos de nuestra existencia pueden ser muy difíciles de enfrentar. La Palabra de Dios invita a permanecer fiel en todo tiempo y en toda circunstancia.



Primera lectura

Lectura de la profecía de Malaquias (3,19-20a):

HE aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz.
Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 97,5-6.7-9a.9bc

R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

V/. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.

V/. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

 

 

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-12):

Hermanos:
Ya sabéis vosotros cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros.
No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que imitar.
Además, cuando estábamos entre vosotros, os mandábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma.
Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo.
A esos les mandamos y exhortamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con sosiego para comer su propio pan.

Palabra de Dios


EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN 
SAN LUCAS 21, 5-19

5 Como algunos estaban hablando del Templo, con sus hermosas piedras y los adornos que le habían sido regalados, 6 Jesús les dijo: «Mírenlo bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra sobre piedra.» 7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso, y qué señales habrá antes de que ocurran esas cosas?» 8 Jesús contestó: «Estén sobre aviso y no se dejen engañar; porque muchos usurparán mi nombre y dirán: “Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca”. No los sigan. 9 No se asusten si oyen hablar de guerras y disturbios, porque estas cosas tienen que ocurrir primero, pero el fin no llegará tan de inmediato.» 10 Entonces Jesús les dijo: «Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. 11 Habrá grandes terremotos, pestes y hambre en diversos lugares. Se verán también cosas espantosas y señales terribles en el cielo. 12 Pero antes de que eso ocurra los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre, 13 y ésa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. 14 Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. 15 Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles. 16 Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, 17 y algunos de ustedes serán ajusticiados. 18 Serán odiados por todos a causa de mi nombre. 
Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. 19 Manténganse firmes y se salvarán



A guisa de introducción :

1

Tener miedo o transformar el mundo con valentía



1. Si usted dice: "es bien terrible lo que va a suceder", tiene la suerte de pertenecer al grupo de aquellos que ven la vida en negro o color de hormiga y que se desaniman ante la proximidad de lo que puede ocurrir. Usted, sin duda, tiene miedo al sufrimiento y a la muerte; usted se asusta al pensar en las separaciones de familia.

Si usted es de los que dicen: "no tiene sentido que eso suceda", usted está probablemente entre aquellos que toman siempre la vida por el lado amable; es probable que usted se haga ilusiones sobre la duración de su vida terrenal; usted piensa vivir por siempre en este mundo, tomando las alegrías y cosas buenas que pasan en su caminada,  pensando al mismo tiempo que las pruebas o sufrimientos no tienen por qué o razón de llegarle.

Tener una u otra reacción, no importa,  tarde o temprano, uno se ve enfrentado a la realidad de la muerte.

2. Las personas que quieren vivir tienen por modelo a los grandes personajes filantrópicos, benévolos y o caritativos, que han hecho o realizan acciones extraordinarias por sus semejantes. Estos modelos son fuente de inspiración para muchos seres humanos, y mismo para muchos cristianos. Los cristianos, como tal, son gente que viven en el presente, pero con los ojos puestos en el futuro; ellos esperan trabajando el día del Señor; ellos se sienten responsables de transformar el mundo, sobre todo desde los espíritus; ellos quieren construir un mundo donde todos puedan vivir y orientarse hacia Dios, haciendo desaparecer toda barrera o frontera y debilitando los tentáculos del  egoísmo, la injusticia y el materialismo.

3. Cada quien tiene un camino a trazar, de cara a la muerte, a la realidad, a Dios. Yo diría que entre más uno se hace una bella idea del más allá, de Dios, de su amor, al mismo tiempo, más se hace uno  una bella idea de la muerte. Es necesario imaginar y soñar el cielo lo mejor posible: creer que será posible reconocerse, amarse, con el amor que no pasa, profundo, interior, espiritual, total. Es así como Dios nos ama. Él nos abraza en todo nuestro ser, por la realidad de su amor.

Existen realidades invisibles, más reales que las visibles:
el pensamiento que se expresa en el cerebro y a través de los sentidos;
el amor profundo, que se expresa por la bondad y el afecto;
y sobre todo Dios, que nos da signos de su amistad, por el bautismo, el perdón, la reconciliación, la Eucaristía, los eventos, las personas que nos aman y que amamos, por nuestra vida.

Lo que vemos nos brinda una buena idea de lo que no vemos. Yo diré más: aquello que no vemos pero en lo cual creemos, nos da una buena idea de lo que vemos.

Existen personas que nos ayudan a reconciliarnos con la muerte: su aceptación serena de la realidad se vive con fe tranquila y amor en Dios. 

Un mundo antiguo va a desaparecer. Un mundo nuevo aparecerá. Para nosotros es la ocasión de no asustarnos, para nosotros es el tiempo de dar testimonio de la fe, de la perseverancia.

El mal, la guerra, el sufrimiento, la muerte, se combaten , con la paz, con la práctica cotidiana de la reconciliación, inspirada por el amor profundo, aquel del amor de Dios por nosotros.


2
« No se asusten »


Cuando hacemos referencia al Día del Señor, pensamos espontáneamente en el Domingo, día de la reunión o asamblea de la comunidad cristiana que celebra a Cristo Resucitado.

En la Biblia, el Día del Señor es a menudo asociado a la idea del fin del mundo y al miedo.  Para anunciar la venida de un mundo nuevo, se hace desaparecer el antiguo con cataclismos y señales aterradoras en el cielo.

Jesús mismo, habla de un evento sin revelar de ningún modo la fecha exacta. De preferencia, y mejor,  Él nos ha prevenido contra los profetas de la desgracia. A pesar de ello, el fin del mundo ha sido anunciado tantas veces que el asunto o noticia ha llegado a banalizarse y o restársele la importancia debida.

Los testigos de Jehová lo anuncian después de mucho tiempo. Tuvimos el miedo a las puertas del año 2000. La última “revelación”, según el calendario maya nos habló y previno para el año 2012.

Cada generación conoce guerras, persecuciones, terremotos, pandemias, como la del coronavirus que dejó en el mundo un total de 15.000.000 de personas según la OMS.

Nosotros también vivimos  “fines de mundo”: enfermedad, duelos o lutos, desempleo,

cierre de iglesias (en América del Norte y Europa, países asiáticos). Jesús nos revela que todo esto se constituye en la ocasión para dar testimonio de nuestra esperanza.

Nosotros no creemos en el fin del mundo, sino en el fin de un mundo, que es diferente. “… Ni un cabello de su cabeza se perderá”.

En Jesucristo, el final del miedo ha reemplazado al miedo del final.

"Jesucristo no ha venido al mundo para explicar el mal y el sufrimiento sino que ha venido para llenarlos de su presencia", decía Paul Claudel, el filósofo y escritor católico francés.




Aproximación psicológica al texto del evangelio:

Entre la obsesión y el olvido


Este pasaje contiene una historia o relato complicado.

Según el teólogo y exegeta alemán G. BORNKAMM (1905-1990), estos versículos contienen 3 elementos,  en proporciones muy difíciles de descifrar o desenredar:

1.    palabras autenticas de Jesús,
2.    elementos prestados de la literatura judía de ese tiempo (sobre todo los que se refieren a las guerras y los fenómenos cósmicos) 
3.    y finalmente experiencias vividas por la Iglesia primitiva (persecuciones, seducciones, herejías…).

Este pasaje no solamente es difícil de descifrar por sí mismo, sino que también aparece en conflicto con otras enseñanzas de Jesús sobre el Reino “que ya ha llegado” (Lucas 11,20), “que es visible desde ya” (Lucas 10,23-24)  “que “está en medio de nosotros” (Lucas 17,21). Parece que toda tentativa exegética de explicar esta contradicción peca de facilismo, y que uno debe resolverse por tener los dos extremos de la cadena. Jesús ha anunciado un Reino abierto o inaugurado desde ya,  presente ya, y por otro lado,  Él ha hecho (invitado a) orar “para que el Reino venga” (Mateo 12,10).

Con esta premisa o hecho, Jesús introduce entonces una tensión inevitable entre un presente misterioso y un futuro imprevisible. Y es necesario vivir con esta tensión, porque centrarse demasiado en el FIN DEL MUNDO provoca la obsesión, ver una patología, ahora bien que centrarse sólo en el presente equivale a negar que la historia y su futuro desemboquen en Dios y que ésta le pertenece.

Esta reflexión hacer emerger del texto las palabras de Jesús que son probablemente las más significativas: “Estén sobre aviso” (Lucas 21,34; cfr 21,8) y “Manténgase firmes y se salvarán” (Lucas 21,19). “No encierren la historia en el presente y no encierren a Dios en la experiencia que ustedes hacen presentemente de Él. Perseveren en el compromiso de su fe cueste lo que les cueste, y permanezcan bien conscientes de que Dios no ha dicho jamás su última palabra”.



Reflexión central

"Estemos atentos"

Nos acercamos al final del año litúrgico. Cada año, la liturgia nos anuncia la sacudida, la revolución que precederá el mundo nuevo. El profeta Malaquías (1a lectura) se dirige a creyentes que no saben muy bien dónde están parados. Los hombres han creído siempre que se puede esperar una justicia inmediata, una retribución mientras se vive. Pero es necesario no ser ciegos y reconocer lo que es evidente: que por lo general los justos que permanecen fieles al Señor son perseguidos, y por el contrario, los impíos y los partidarios o aliados del mal prosperan.

Sin embargo, Dios tiene una buena noticia para nosotros: el mal no tendrá la última palabra. Los creyentes no deben desesperarse. Un día, Dios manifestará que Él sabe hacer la diferencia: Él vencerá a las fuerzas de destrucción que agitan a los hombres y al mundo. Ahí será el establecimiento tan esperado de la justicia de Dios. Ella marcará su victoria sobre las tinieblas, sobre el mal y sobre la muerte. Más tarde, Jesús anunciará que su salvación no es solamente para los que son fieles; ella se ofrece a todos los hombres. El Señor espera con paciencia que todos se vuelvan, se conviertan a su amor.

En la época de San Pablo, se pensaba que el retorno del Señor era para muy pronto. Para algunos, esto se había convertido en un pretexto para no hacer nada. Se creía que no servía de nada hacer proyectos, hacer empresa, trabajar. En su carta, Pablo les llama la atención, los corrige y él mismo se dona como ejemplo: él ha ejercido siempre una actividad para no ser una carga para la comunidad. Él los invita a trabajar para comer el pan que ellos mismos habrán ganado. Los cristianos deben estar presentes en el mundo, viviendo dando ejemplo con su trabajo. El apóstol tiene palabras duras para los perezosos: "Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma".

En el evangelio de este día, hemos escuchado hablar de catástrofes: habrá la destrucción del templo de Jerusalén, guerras, hambrunas, persecuciones. Gurús, manipuladores, sectas de todas las tendencias buscarán sacar provecho para alienar, "engatusar" a quienes se dejen agarrar en sus anzuelos. Todos hemos tenido alguna vez la visita de los testigos de Jehová. Hoy,  Jesús llega para volvernos a conducir a lo esencial: "no nos dejemos engañar…no corran tras ellos…esa gente no habla en nombre de Dios; ellos se representan a sí mismos."

No se puede buscar a Cristo en lo que  asusta o dramatiza la historia. El Señor está siempre presente en el seno, en el centro de nuestras vidas. Ninguna prueba o sufrimiento pueden separarnos de su amor. Cuando todo va mal, es Él quien nos da la fuerza y valentía para trabajar en la construcción de un mundo más justo y más fraternal. En este tiempo de violencia y en nuestros días de debilidad, nos cuesta reconocerlo. El día del Señor parece tardar. Pero no olvidemos nunca: no hay otro salvador para esperar sino  Jesús muerto sobre la cruz y resucitado.

Aquellos que se declaren discípulos suyos serán víctimas de persecuciones. Después de varios meses, vemos que las víctimas aumentan, sobre todo en las regiones de cultura islámica o musulmana. Pensamos también en los cristianos de China, de Corea del Norte y de otros países…Inclusive en nuestro país ya se empieza a ver que ser cristiano es motivo para ser excluido.

Jesús nos anuncia tiempos difíciles. Deberemos  luchar contra las fuerzas del mal que buscan alejarnos o descentrarnos de Él. El peligro vendrá igualmente de "las diversiones de este mundo" que arriesgan con alejarnos mucho de su proyecto de amor y de su Reino.  Hablamos por ejemplo de los ídolos que vienen para ponernos una trampa, distraernos y tragarnos enteros. "Estén sobre aviso", "tengan cuidado", nos dice Jesús. La única actitud que conviene, es la del que vela, la del celador responsable. Estamos llamados a ser aquellos que aguardan la aurora del día del Señor, a realizar su obra.

La obra debe consistir, pues, en realizar ya en la tierra un Reino de justicia y de paz, utilizando la caridad como medida del juicio. Por eso, en este día en que celebramos la Jornada mundial de los pobres, estamos invitados a una caridad concreta y perseverante hacia los necesitados.


La liturgia de este domingo nos recuerda que estamos invitados a avanzar humildemente y con valentía, bebiendo y alimentándonos cada día en la Palabra de Dios. Esta Palabra es "luz para nuestros pasos". Cada domingo, el Señor nos da cita en la Eucaristía fuente y culmen de toda vida cristiana. Luego, Él nos envía a actuar como Él y con Él al servicio de los demás. Es con Él que podremos permanecer despiertos para testimoniar la esperanza que nos empuja y nos anima.

"Haz brillar tu día…Señor! A este mundo que le brindas cada día con ternura, dale un corazón de carne, dale un nuevo corazón. Sobre los hombres que te has complacido, creándolos a tu imagen, envía tu Espíritu, un Espíritu nuevo. Amén!"



2
No es el fin del mundo

Para comprender bien este evangelio, me parece importante recordar algunas nociones de la historia:
1.    El templo de Jerusalén para el pueblo judío es el Palacio o la casa real de Dios en la tierra. En otros lugares, no hay templo, sino sinagogas, lugares de reunión para orar, es decir, escuelas de la fe.
2.    Desde el año 44 d.C en Israel, los cristianos son perseguidos y martirizados, esto bajo el imperio de Calígula y luego de Claudio y demás emperadores sucesores.
3.    El Evangelio de Lucas se escribe en el año 80: luego, hace 40 años que los cristianos son perseguidos y hace 10 años que el templo de Jerusalén ha sido destruido.
Volvamos a leer el evangelio de hoy:
-        llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra: es verdad,
-        muchos usurparán mi nombre (haciéndose pasar por el Mesías liberador de los romanos): es verdad,
-        Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, (serán perseguidos mismo al interior de sus familias), es verdad.

Volvamos a leer ahora las dos primeras frases: algunos (discípulos) estaban hablando del templo admirando la belleza, con sus hermosas piedras y los adornos que le habían sido regalados, Jesús les dijo: «Mírenlo bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra sobre piedra.» Constatemos entonces que en este texto se trata de la destrucción del templo de Jerusalén y no del fin del mundo.

Lo esencial a guardar en la memoria y tener presente es la invitación de Cristo a perseverar en los caminos de la fe. Nuestra fe es una herencia recibida de quienes nos han precedido en sus pasos, gestos y actitudes de fidelidad a Dios. Para poder continuar siendo hombres y mujeres dignos de nuestros ancestros en la fe, es necesario a veces hacerse violencia a sí mismo antes que  dejarnos llevar por el amor al poder y a la riqueza material, cultivando el poder del amor en nosotros dejándonos interpelar por Cristo, en el debido momento: 

-“Será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí.”“un verdadero cristiano no vive en la ociosidad” (2ª lectura de este día, de la carta de Pablo a los Tesalonicenses). Él permanece de pie, incólume sobre todo de cara a la adversidad. Cuando se han vencido nuestros límites y nuestros miedos, uno realiza que Dios es nuestra fuerza, no se puede estar triste o abatido como aquellos que no tienen esperanza.

-“ Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa”:  Nosotros no tenemos que defender la Iglesia, hemos de adaptarla a los discursos de la sociedad de nuestro tiempo. Hemos de hablar de amor y de sacrificios por amor allí donde no se habla más que de búsquedas de felicidad efímeras centradas en el ego. No podemos seguir siendo pesimistas (pecado en el que caen inclusive reconocidos obispos), por ejemplo la laicidad no es el fin de la Iglesia, al contrario es una invitación a ser creativos, a enriquecer la Iglesia con los talentos y los aportes valiosos de tantas personas…El desafío es la nueva evangelización tantas veces anunciada, nueva en sus métodos, en su lenguaje y en su manera de dar testimonio…

- “Manténganse firmes y se salvarán”: no encerremos el evangelio en el conocimiento que poseemos presentemente. Dios no ha dicho nunca su última palabra y es necesario renovar, hacer las cosas nuevas, ahí donde se parece caminar hacia un callejón sin salida. Perseveremos en nuestros compromisos con una garantía que es una promesa del mismísimo Jesucristo: “Dios no nos defraudará jamás. Para quien da un paso por Él, Él da 10”. El futuro pertenece a quien sabe esperar. Dejemos de creer que nosotros somos la última generación de cristianos, como lo ha creído cada generación por todo tipo de razones desde los apóstoles que se veían todos destinados al martirio. 

En efecto, a lo largo de la historia de la Iglesia ha sucedido que en diferentes momentos, la gente ha pensado que llegaba el fin de mundo. Es sino pensar en las persecuciones de los primeros siglos, en los diversos cismas (separaciones, divisiones) en Oriente y Occidente, en los siglos en que se ha despreciado y o rechazado la fe, en la Revolución Francesa, en los anticlericales a comienzos del siglo XX en Francia. Y todavía hoy, sinnúmero de rechazos, burlas, señalamientos que conocemos los creyentes cristianos-católicos.

Pero siempre, de manera misteriosa, como en el misterio de la Pascua, la vida emerge de la muerte aparente. Después de las dificultades del siglo XVI, viene el gran siglo de las almas, con la Escuela Francesa de Espiritualidad que ha marcado bastante los orígenes de la Iglesia aquí y allá, y en América Latina. Después de la Revolución en Francia, aparecen los grandes santos del siglo XX, entre ellos, el Cura de Ars, Monseñor de Mazenod, Bernardette Soubirous, y tantos otros. Y en el siglo XX, los renuevos o renovadores de la Teología, de la liturgia, de los estudios bíblicos que han llevado a convocar y realizar el Concilio Vaticano II.

Cuentan que un día  un profesor preguntó a los alumnos, en cuyo grupo se hallaba el joven San Luis Gonzaga: “Qué harían ustedes si se les dijera con certitud que el fin del mundo arriba en algunas horas?” La mayoría de jóvenes decían: “Yo iría a confesarme, yo iría a orar a la iglesia”… Yo hice la misma pregunta a un grupo de jóvenes hace poco tiempo. Ellos me respondieron: “yo aprovecharé para hacer aquello que está prohibido”. Luis Gonzaga responde: “Yo, simplemente continuaría haciendo lo que hago cada día”. He aquí la mejor manera de prepararnos para el encuentro con Cristo Resucitado: hacer todo como si Cristo estuviera ya con nosotros, por otra parte, no es esa nuestra realidad de bautizados: estar con Cristo cada minuto de nuestra vida?

Dios nunca terminará de sorprendernos. Vivir nuestra fe, es vivir en la esperanza y la confianza.



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

-        Me fijo en mi manera de vivir el Domingo, el día del Señor.

-        Apoyo a alguien, le sostengo en sus dificultades.

-        Testimonio mi esperanza y mi  confianza en el futuro.

-        Vuelvo a pensar en todas las grandes dificultades que he vivido y doy gracias por la fuerza y la vida que han podido surgir ante momentos tan cruciales.

-        Me propongo hacer un don a un organismo que ayude a las víctimas de guerras y de  cataclismos

-        Realizo un gesto o alguna acción que haga mi ambiente de trabajo o mi lugar de residencia más agradable.



ORACIÓN-MEDITACIÓN:

Señor, Tú vienes aun hoy,
para hacerte un lugar en nuestra mesa,
palabra que invita al compartir,
pan del cielo que satisface nuestra hambre, nuestros apetitos.

Permitenos Señor, dar testimonio de Ti,
que afrontemos el odio, las risas, el desprecio,
la marginación, el olvido,
danos la serenidad y el coraje,
guárdanos en tu alegría.

Que tu Espíritu esté en nosotros,
para que más allá de la pobreza de nuestras vidas,
tu palabra sea en nosotros sabiduría y luz.

Señor Jesús, tu volverás en la Gloria;
haznos fuertes para proclamar tu amor,
guía nuestros pasos sobre los caminos de tu retorno,
que tu Presencia permanezca en nosotros de por vida.
Amén.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

- http://vieliturgique.ca

- http://prionseneglise.ca

- http://paroissesaintefamilledevalcourt.org

-HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

- Le Jour du Seigneur, Homilías Radio Canada, 2007.

- http://dimancheprochain.org


- BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année C. Novalis, 2007.

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