17 de octubre del 2022: lunes de la vigesimonovena semana del tiempo ordinario
Testigo de
la fe
San Ignacio de Antioquía
Obispo
de Antioquía en Siria durante 40 años, Ignacio fue arrestado y llevado a Roma
hacia el año 110 para ser entregado a las bestias. Durante el viaje que lo
llevó a la ejecución, escribió a varias iglesias siete cartas llenas de fe en
la unidad de la Iglesia y de esperanza en la luz pura que pronto se le revelaría
a él.
(Efesios 2, 1-10) Cuando simplemente yo me dirijo al Señor para discernir su gracia y agradecerle sus dones, mis acciones ya no están dictadas por la obsesión por el desempeño, sino por el amor de Dios y el camino que tiene. marcado para nosotros.
(Lucas 12,
13-21) Si nosotros nos esforzáramos por llegar a ser millonarios a los
ojos de Dios a través del compartir de nuestros recursos, de nuestro potencial
y de nuestro tiempo, podríamos entonces verdaderamente “cambiar el mundo”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Efesios (2,1-10):
Hubo un tiempo en que estabais muertos por vuestros delitos y pecados,
cuando seguíais la corriente del mundo presente, bajo el jefe que manda en esta
zona inferior, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Antes
procedíamos nosotros también así; siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo
los impulsos de la carne y de la imaginación; y, naturalmente, estábamos
destinados a la reprobación, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia,
por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos
ha hecho vivir con Cristo –por pura gracia estáis salvados–, nos ha resucitado
con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades
futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a
vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que
nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús,
para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las
practicásemos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 99,2.3.4.5
R/. El Señor nos hizo y somos suyos
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(12,13-21):
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano
que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno
ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a
echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y
se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más
grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces
me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate,
come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche
te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será
el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor
1
(Efesios
2,1-10) Pasar de la muerte a la vida…Pero
acaso no estoy ya vivo? Alejados de Dios nosotros vivimos como a mitad. Pero
Dios desea que nosotros vivamos plenamente. Él nos ama tanto, que utiliza su
poder para hacernos revivir con Cristo. Todo viene de Él. Ser hijos de Dios,
eso, ¡cambia la vida!
Seguro de vida
Cuando Jesús habla abiertamente contra los ricos, no intenta condenarlos,
sino liberarlos. Lo que él denuncia no es el hecho de que tengan bienes
materiales, sino su propio apego excesivo a ellos y el uso egoísta que hacen de
sus riquezas: para acumular y atesorar, para disfrute y placer egoísta o, como
algunos países ricos hacen, almacenando o haciendo acopio de trigo en silos o
usando el petróleo para presiones políticas y económicas. El valor de las
posesiones es relativo ante los bienes del Reino, como son la justicia y el
amor. Lo que cuenta realmente es ser rico y sabio ante Dios.
A menudo uno se hace la
pregunta: ¿qué será de mi mañana? Ante lo desconocido, el reflejo que tenemos
es el de amontonar, darnos seguridades y garantías de todo género, o aún más
algunos buscan quienes puedan predecirles su futuro. Jesús muestra otro camino.
En lugar de replegarse sobre un futuro para uno mismo, es mejor tener una apertura
a los demás hoy, en particular a los más pobres. Los bienes y las riquezas son
provisorias…Aprovechemos, mientras podemos y los tenemos compartirlos. Todo lo
que uno se guarda para sí mismo es perdido: todo lo que es dado, donado es
salvado.
Oración
Oh Dios, Padre bueno y
misericordioso:
Buscamos con frecuencia seguridad y garantía
en cosas que anhelamos poseer y acaparar.
No permitas que las cosas nos posean y controlen.
Cuando nuestras riquezas supongan pobreza para otros,
cuando nuestra vida suponga muerte para otros,
enséñanos la alegría del compartir
y danos el valor
de buscar primero las riquezas de tu reino
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
2
Verdaderos
ricos
"Necio,
esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Lucas 12:20-21
Este pasaje es la respuesta de
Dios a quien decide hacer de la riqueza mundana su meta. En esta parábola, el
hombre rico tuvo una cosecha tan abundante que decidió derribar sus viejos
graneros y construir otros más grandes para almacenar la cosecha. Poco se dio
cuenta este hombre de que su vida pronto llegaría a su fin y que todo lo que
almacenaba nunca sería utilizado por él.
El contraste en esta parábola
está entre la abundancia de riqueza y riqueza terrenales en lo que le importa a
Dios. Claro, puede ser posible ser rico en ambos, pero lograr esto sería
bastante difícil.
Un desafío directo de este
Evangelio es eliminar el deseo de riqueza material. Esto es difícil de hacer.
No es que la riqueza material sea malvada, es sólo que es una tentación seria.
La tentación es confiar en las cosas materiales para la satisfacción en lugar
de confiar sólo en Dios. La riqueza material debe entenderse como una verdadera
tentación que debe mantenerse bajo control.
Reflexiona, hoy, sobre tu deseo de riqueza. Que este Evangelio te ofrezca un desafío directo con respecto a tu deseo de riquezas. Sé honesto y mira en tu corazón. ¿Pasas mucho tiempo pensando en dinero y posesiones materiales? Busca a Dios por encima de todas las cosas y déjalo ser tu satisfacción en toda paz
Señor, deseo ser
verdaderamente rico en gracia y misericordia más que en cosas materiales.
Ayúdame a mantener siempre las prioridades apropiadas en la vida y a ser
purificado en todos mis deseos. Jesús, confío en Ti.
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