Dios nos ama y viene a nuestro encuentro, así hayamos
pecado contra Él y nuestro prójimo; Él nos llama a hacer el bien y a reparar
los daños causados.
Dios ama la vida
y desea que cada persona beba en su bondad y fecundidad. Pero no siempre es
fácil estar en armonía en medio de las vicisitudes del mundo.
Tomémonos el
tiempo para dejarnos amar por Dios y confiemos en su misericordia.
Primera lectura
Lectura del libro de
la Sabiduría (11,22–12,2):
Señor, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza,
como gota de rocío mañanero sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes
y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.
Amas a todos los seres
y no aborreces nada de lo que hiciste;
pues, si odiaras algo, no lo habrías creado.
¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?,
o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado?
Pero tú eres indulgente con todas las cosas,
porque son tuyas, Señor, amigo de la vida.
Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas.
Por eso corriges poco a poco a los que caen,
los reprendes y les recuerdas su pecado,
para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
144,1-2.8-9.10-11.13cd-14
R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.
V/. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
V/. El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
Segunda lectura
Lectura de la
segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,11–2,2):
Hermanos:
Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la
vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la
tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado
en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor
Jesucristo.
A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con
él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis
por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor
estuviera encima.
Palabra de Dios
EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS 19, 1-10
En
aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un
hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién
era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más
adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús,
al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en
seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa."
Él bajo
en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver
esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un
pecador."
Pero
Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes,
Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré
cuatro veces más."
Jesús
le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo
de Abrahán.
Porque
el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido."
Palabra de Dios
A guisa de introducción:
Al sentirse uno comprendido y aceptado, se
desea un cambio personal
1. Cierto día, en mis tiempos de seminarista, recuerdo una fiesta en la
casa finca de uno de mis tíos en mi pueblo. Se trataba de una primera comunión
de un primo, el hijo menor del propietario del lugar. Entre las personas que habían venido al agasajo, se
encontraba un vecino, un chico de mi edad entre los 20 y 22 años. Aunque su
presencia no era muy apreciada por la familia (debido a su pasado y reciente
presente de pillo y ladrón), yo sólo conservaba gratos recuerdos
compartidos con él y otros niños en juegos de infancia, por esos mismos pasajes…Y sin ningún reparo o
ambages hablé largo rato con el muchacho, compartiéndole entre otras cosas mi
experiencia de seminarista y estudiante en la gran ciudad. Por su parte él no
se sentía querido ni apreciado en la campiña. Su vecindario le miraba y juzgaba
mal, tanto que en un determinado momento me lo expresó abiertamente: "a mí nadie me quiere Gustavo" y
yo le dije enseguida: "No, a ti si
te quieren". - "No, yo soy el más gamín y despreciado de por
aquí" , insistió y yo le respondí: "yo
por mi parte lo aprecio, tengo bonitos recuerdos de cuando éramos niños, de
cómo nos divertíamos…Además usted, Marcelo, es una persona y es una creatura de
Dios; Dios lo ama". Al joven hombre le causó tanta admiración esta
amistad recuperada y espontánea, que me prometió no querer sentirse ya más la
oveja negra de la vereda. Él se sintió aquella noche querido y
aceptado por alguien. Después me dí
cuenta, que el joven restablecido, pudo ser un buen ciudadano y buen trabajador
por un tiempo al menos, hasta que llegaron quienes no olvidan el pasado y lo
asesinaron. Esta historia es verdad.
Y esta historia se parece a la historia de Zaqueo.
Éste era un recolector de impuestos; esto quería decir que después de
haber dado una suma fija a sus patrones; él acaudalaba por su propia cuenta los
impuestos de la gente. Lo que le obligaba a pedir o a exigir un poco más. En
resumen, era un explotador. Él y sus colegas eran muy odiados y no se les debía
hablar, ni frecuentar y todavía mucho menos, comer con ellos. Este mismo Zaqueo
ha querido ver a Jesús y ha buscado los medios. Él habría podido negarse a
bajar del árbol y rechazar la invitación de Aquel que quería detenerse en su
casa, probablemente para reprocharle su mala conducta. Por lo tanto, él acepta
con alegría Él sabía que Jesús ponía en tela de juicio su reputación personal
al venir a su casa. Él se sintió
aceptado, amado como persona. Antes era prisionero de sí mismo, como explotador,
ladrón, y de un solo impulso del corazón, rompe los barrotes de su prisión.
Decide dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver cuatro veces de más del
valor a la gente que había robado.
2. Zaqueo había reaccionado de esta manera, porque la mirada de Cristo
estaba cargada de amistad. Jesús llama a Zaqueo por su nombre; Él va a su casa
a hospedarse; Él le ha hablado; Él ha comido en su casa; Él ha venido a buscar
y a salvar lo que estaba perdido.
Es Dios quien salva, ya que sólo Él puede cambiar el corazón de alguien.
"Señor,
Tú que sabes cerrar los ojos ante nuestros pecados para conducirnos a la
conversión, enséñanos a cerrar los nuestros para que así la salvación llegue de
nuevo"
"Cuando
tú encuentras a Jesús en tu camino, Él se invita a tu casa, Él se sienta a tu
mesa, Él tiene hambre de conocerte, de hablarte, de perdonarte, de
salvarte".
"En
tu mesa, dedícale el banquete de los días de fiesta, pues Él aporta la Buena
Nueva de la Salvación".
APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA AL TEXTO DEL EVANGELIO
Alienado (embotado, enceguecido) por el
dinero
Ciertas personas tienen una tal
sed de prestigio, sed de estatus, de posicionarse bien socialmente , que están
dispuestas a hacer todo lo posible por ganárselos.
Pero con tal mala suerte que a
veces los resultados obtenidos son contrarios a lo que se buscaba. Como decimos
popularmente “se fue por lana y salió trasquilado”.
Este fue el caso de Zaqueo. Había
aceptado un contrato muy sospechoso, con sombras, demasiado oscuro, no muy
legal: recuperar los impuestos para la ocupación militar (los invasores) y
tomando a veces la mitad de lo recogido para guardárselo en su bolsillo.
Y así, lejos de encontrar el
reconocimiento social que el dinero aporta, de pronto se ve rechazado
socialmente , marginado de la comunidad en la que había logrado hacerse un
lugar.
"Aquel que quiere salvar su propia vida a todo precio, la
pierde", palabras
más , palabras menos , dijo Jesús…
Zaqueo entonces contaminado de su
dinero corrupto, después de haber esperado tanto el reconocimiento social,
ahora nadie quiere comprometerse (entrar en contacto) con él.
Y viene Jesús que le dice:
“Hoy, Zaqueo entraré a tu casa”. Y de un flash, un chispazo el cambio llega.
Sintiéndose aceptado por él mismo, Zaqueo no tiene más necesidad del
dinero. El siente en su corazón y en su alma que la riqueza no es nada
comparada al lado del don de la “comunión”, y entonces decide “hacerse amigos con el dinero injusto”
(Lucas 16,9). El sentido de su vida que pretendía encontrar en el dinero, lo
encuentra ahora en el compartir.
Y Jesús dice: “Hoy, este hombre es libre. Este es un
hombre salvado porque se ha dado cuenta que su dinero (riquezas materiales)
lo alienaba (n), lo separaban de él mismo y de los otros." Démonos
cuenta, Jesús sabe
que es consciente del papel que ha jugado en esto (el cambio) que le ha
sucedido a Zaqueo. Y afirma que es “El quien ha venido a buscar “ lo que había
de bueno en Zaqueo.
He aquí entonces,
como podríamos comprender en un nivel interpersonal la misión de Jesús, que es
el de aportar el evangelio, es decir la buena nueva: por mi actitud hacia ti,
yo te llevo a descubrir lo bueno que Dios ha puesto en ti, y yo te ayudo a
descubrir el camino de liberación que Él quiere para ti.
Reflexión
Central
Un pequeño, rico y curioso "todero"
Cuando apenas
empezaba a practicar el francés, era recurrente en mí confundir el significado
de las palabras. Recién llegado a la misión en Camerún, recuerdo que un día
pasando en carro con mi compañero ante una casa yo leía rápidamente un aviso en grandes letras de pintura en
aceite: "le garcon du bruillard" y enseguida le comenté "Germán,
por acá debe haber a veces mucha neblina" (porque en francés MUCHACHO SE DICE GARCON, y neblina o una nube baja estática que impide la visibilidad es BROUILLARD); por qué dice eso me respondió mi
compañero, le dije, porque acabo de leer
un aviso que decía "chico de la neblina"…Mi compañero me corrigió no
sin antes reirse de mí y dijo no, lo que dice allá es "garcon debrouillard" no
"garzon du bruillard", o sea "chico
todero", es diferente, quiere decir, que se le mide a cualquier trabajo para ganar
dinero.
Y eso parecía
ser Zaqueo, un hombre que realizaba diversos trabajos para ganarse la vida y al
parecer físicamente era de pequeña estatura.
Seguramente ustedes
se han dado cuenta que la estatura promedio
de la gente ha aumentado mucho después de dos generaciones, no solamente en
América, sino igualmente en Japón donde la gente tenía reputación de ser pequeña.
Se piensa que esto es debido a una mejor alimentación en general, más
abundante, más variada, permitiendo entonces un desarrollo más precoz. Es
posible también y de manera más segura que sea debido a la utilización de
antibióticos en la cría de los animales de consumo (pollo, cerdo, ganado,
salmón, etc), lo que les daría a los humanos que se nutren de todo esto un
efecto análogo a una hormona de crecimiento. Mismo, si la talla general de la
población aumenta, hay siempre entre nosotros, tipos, mujeres, físicamente diferentes, grandes y pequeños,
gordos y flacos, acuerpados y menos acuerpados, yo me abstengo de los
calificativos que se le atribuyen a cada quien.
El evangelio
de hoy pone en escena alguien de pequeña estatura, Zaqueo. No es solamente un
publicano, recolector de impuestos, sino también el jefe de los recolectores de
impuestos. Y para estar seguro de que se ha comprendido bien, Lucas agrega
explícitamente que él era rico. Él es rico, pequeño y curioso. Quiere ver a
Jesús. No haciendo caso a lo que la gente pueda decir, corre delante de la
multitud que le tapa la vista y se sube a la rama de un árbol (sicomoro) para
ser visto por Jesús, probablemente por curiosidad pero también quizás por otras
razones, como un deseo inconsciente de salir de su vida presente...
Ahora, si Zaqueo
quiere ver a Jesús, Jesús por su parte quiere ir a quedarse en casa de Zaqueo.
La simple curiosidad de Zaqueo se convierte en Jesús en una interpelación.
Jesús levanta sus ojos y diciendo su nombre
lo increpa: " baja en seguida,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa." (Lc 19,5).
No sabemos nada del
proceso o caminar de Zaqueo ni de su discusión con Jesús. El relato de Lucas
nos dice solamente que la gente estaba escandalizada al ver que Jesús va
alojarse en casa de un pecador público. Es un despropósito inaceptable.
Ocurrirá lo mismo con Pedro, más tarde, cuando vaya a la casa de Cornelio, un
centurión romano no circunciso. Los miembros de la Iglesia no comprenden que
Pedro pueda hacer eso.
En los últimos años, con los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, cuando
ellos han decidido hacer una oración
pública con los representantes de otras religiones, los integristas se han
alborotado y o escandalizado.
Hemos de comprender bien que Jesús no va a casa de Zaqueo
para aprovecharse de la riqueza o simplemente por comer y beber suntuosamente.
No, Él va para demostrarle y testimoniar a Zaqueo que él es un hijo de Abraham,
que es un ser amado de Dios y que él también puede tener acceso o entrada al
Reino. Si Jesús frecuentaba los pecadores solamente para complacerse con ellos
y aprovecharse de su generosidad , sería reprensible, algo digno de
rechazar. Pero Jesús va hacia ellos con
otra motivación, religiosa, ésta: "reanimar la esperanza en un hombre que
se sabe y siente rechazado y pecador". " el Hijo
del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido." (Lc 19,10).
Es muy bien eso lo
que sucede, porque inmediatamente Zaqueo muestra los signos evidentes de su
conversión. Acogido y salvado por Jesús, Zaqueo mostrará en su vida los signos
de la salvación que ha recibido: " la
mitad de mis bienes, se la
doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Encontramos aquí
una idea o pensamiento muy queridos por Lucas, a propósito del dinero deshonesto.
Es necesario distribuirlo a los pobres. Sin duda que Zaqueo ha trabajado
fuerte, ha ganado su dinero, pero también él se ha aprovechado del sistema, es
por ello que distribuye la mitad de sus bienes entre los pobres. Respecto a
aquellos que ha atropellado y que puede identificar, les devolverá 4 veces más
de lo que les ha quitado.
Existe en nuestra
sociedad una corriente de reflexión y de acción que se llama justicia y
reparación o justicia reparadora. Cuando un ladrón roba a alguien no es porque
odie en particular esta persona y conozca su nombre, pues lo que quiere es
simplemente el dinero. Ocurre a veces también con los asaltos y las violaciones.
Pero, por su parte, las víctimas guardan de estas experiencias un dolor atroz.
A veces, la ofensa no estaba personalmente orientada sobre aquella víctima.
Pero el sufrimiento, está presente.
En ciertos casos, en
el movimiento de la justicia reparadora, una forma de comunicación se establece
entre víctima y victimario (ofensor, verdugo). La víctima en ocasiones llega
hasta expresar su dolor. No se trata todavía de perdón, éste vendrá más tarde, pero es ya una apertura, un
comienzo. El ofensor, de su lado comprende poco a poco el mal que ha causado.
Esclavo de sus necesidades y de sus pulsiones, él no pensaba más que en sí
mismo, calmar su sed de dinero o de violencia.
Y de golpe, comprende la dimensión interpersonal de su acción, entrevé el
sufrimiento de su víctima y aprende a asumir mejor su responsabilidad. Zaqueo
percibe esto de un solo golpe, y el relato muestra bien la amplitud de su
conversión. Zaqueo compensará a la gente de la que se ha aprovechado.
Nosotros vivimos en
una sociedad extremadamente compleja. Con frecuencia le pedimos al sistema de
justicia castigar, poner en prisión, vigilar los delincuentes por todos los
medios posibles. Nuestra sociedad no ha querido que se imponga por ley la pena de muerte, porque cree que la venganza
no es el objetivo de la justicia. El castigo, es cierto, debe mostrar la
gravedad de la falta pero si es posible también llevar a la sanación, permitir
al ofensor comprender todo el sufrimiento y daños que ha causado…
Zaqueo no hace más
que alegrarse por la venida de Jesús a su casa. No establece una simple conversación
religiosa. Él muestra por su manera de actuar, por su comportamiento moral que él ha percibido
toda la repercusión de su conversión. Puesto que uno no puede volverse a Dios sin
cambiar también su mirada y sus gestos ante la mirada de los otros. Zaqueo el
explotador se convierte en Zaqueo el comunicador de bienes, Zaqueo el tramposo
llega a ser Zaqueo el compensador.
Se habrá arruinado
Zaqueo? probablemente no. Acumulará menos dinero pero lo compartirá más, lo que
hará de él un ser liberado, más feliz.
Más a largo término, yo pienso que Zaqueo tendrá más éxito que antes.
Sus clientes, los que pagan la Aduana, comprenderán que Zaqueo es ahora
honesto. Tendrán más confianza en él. Ellos tendrán tendencia a pasar por los
puntos de control bajo su autoridad que por otros. A la larga, su más grande
justicia le será provechosa.
Zaqueo abraza la
alegría porque ha aceptado la invitación de Jesús de ir a su casa, y esto ha
cambiado toda su vida. En la parábola del fariseo y del publicano, la semana
pasada, vimos que el Dios que reclama Jesús es el Dios de los desesperados. Es
así como la puerta se ha abierto para Zaqueo. Los que piensan bien o creen
pensar bien, han sido sacudidos por la
actitud de Jesús. "Él ha venido a buscar y a salvar lo que estaba
perdido".
Reflexión (2)
Aceptar dejarse amar
Tensiones, fuertes palabras, señalamientos escritos y disimulados
afectan a la vida política y social colombiana. Departamentos y personas se
sublevan porque no están de acuerdo con la distribución de la riqueza, con los beneficios de los recursos naturales…Otros se indignan por la pretendida reforma tributaria del
gobierno, y o la corrupción de ciertos dirigentes políticos que son
insensibles del enorme mal que causan al robar y desviar los fondos del pueblo.
Hace poco tiempo, luego de la reunión de los países ricos en el
marco del G8, grupos de presión manifestaron ruidosa y abiertamente su
rabia e indignación ante las injusticias del mundo.
A nivel local, aparte de la guerrilla (de la que uno dice ha
perdido sus ideales) no faltan ciertos movimientos, grupos, personas o marchas que discretamente más que abiertamente gritan en
público “frenemos los ricos”. En esta búsqueda de un mundo mejor, no estamos
ante un reclamo, una petición familiar?
Hagamos un pequeño juego de imaginación. Reemplacemos el G8, o los
departamentos ricos o la gente rica por Zaqueo.
Conocemos el relato. Zaqueo, un cobrador de impuestos, judío, de
pequeña talla, baja de su árbol donde se había subido para poder ver a Jesús
estratégicamente y sin ser visto…Pero he aquí que Jesús al pasar eleva su
mirada y le dice: “Zaqueo,
baja del árbol rápidamente, porque hoy he de entrar a tu casa, yo quiero vivir
la comunión contigo, yo te amo”. Y Zaqueo distribuye la mitad de su fortuna
entre los pobres, sin pedirle nada, y promete un reembolsar con una tasa de
interés de 400% por toda injusticia que hubiera podido cometer. Cual
acercamiento a los ricos de hoy es mejor: el de Jesús o el de nuestros
contemporáneos? Pero, uno dirá, el método de Jesús es impracticable y es único, posible sólo para el Hijo de Dios. Será verdad?
Cuando miramos todo la historia vivida, el camino recorrido de
nuestra existencia, podemos encontrar un momento parecido cuando alguien se fijó en nosotros y nos miró para decirnos : “Yo
quiero estar contigo en tu casa, me gusta tu presencia, yo te elijo, yo te amo”?
Si lo hemos vivido que pasó después? Seguramente una sacudida, un
revolcón completo de nuestro mundo. Lo que era importante antes, no lo será
más. Aquello que antes no tenía importancia, ahora lo tiene. En ese momento,
nuestro valor personal no viene de las cosas exteriores a nosotros, sino de
esta misma relación que vivimos.
No es acaso normal que dos personas que se aman se pongan a
compartir todo, en particular sus recursos financieros? Un corazón pleno de
amor desborda de alegría y generosidad. No es acaso esto lo que vivió Zaqueo?
Pero nosotros, cómo nos situamos en relación con Zaqueo? No
decimos: “Ah si yo hubiera estado en
Jericó en aquella época!” El evangelista Lucas no quiere hablar más del
pasado, sino de nuestro presente, a tal punto que él utiliza la expresión Señor
para hablar de Jesús, expresión que utilizan los cristianos en la oración. A
través la mirada amorosa que podemos experimentar, no vemos nosotros esa misma
mirada que se posó sobre Zaqueo, si en verdad tenemos la fe? Esa frase “es necesario que me quede
en tu casa” se dirige a cada uno de nosotros.
Pero entonces, por qué los Zaqueos son raros hoy? Me parece
que la decisión de dejarse amar es más difícil de lo que parece, de
lo que se piensa.
Cuando el evangelio dice: “Zaqueo desciende rápido y acoge Jesús lleno de
alegría” (Lucas 19,6), él afirma que Zaqueo ha decidido dejarse amar. Y es acá
que nos bloqueamos a veces. Cuál es nuestra primera reacción cuando alguien
manifiesta su interés por nosotros? Quizás sea mirar cosas que no hayamos
podido lograr o alcanzar: nosotros buscamos el valor al exterior de nosotros. Y
por tanto la multitud, la gente dice a Zaqueo: “Este Jesús ha ido a comer a la
casa de un hombre pecador”. Zaqueo no puede mirar aquello que ha realizado.
Dejarse amar, es aceptar recibir su valor de esta relación misma, olvidando los
errores del pasado o sus propias proezas.
Pero a qué corresponde para nosotros hoy la frase de Zaqueo: “he aquí la mitad de mi fortuna ,
yo la dono…”? Cuál es nuestra
fortuna? No es necesaria y exclusivamente el dinero. Es nuestro tiempo, nuestra salud,
nuestra energía, nuestra cultura, nuestros conocimientos, nuestras habilidades,
nuestro desenvolvimiento experto, nuestro saber-hacer, nuestra experiencia,
nuestro corazón amoroso, nuestra ternura, nuestra comprensión, nuestra
sensibilidad, en resumen, todo eso que hace de nosotros un ser particular. Es
lo que ha vivido Zaqueo.
Estamos lejos del G8 y de los países en recursos naturales o de esas personas
ricas que es necesario hacerlas racionar? No, para nada.
Estos son el reflejo a gran escala de lo que fundamentalmente somos.
Nada cambiará en esta búsqueda de un mundo mejor si nuestro
corazón no cambia profundamente, como el de Zaqueo. Después de mucho tiempo el
amor nos habla y nos dice: “Baja de tu árbol. Yo quiero quedarme en tu casa”. Y
nosotros tenemos tanto miedo de dejarnos amar. Si solamente nosotros nos
atreviéramos, todo lo demás se volvería accesorio.
Reflexión 3:
Zaqueo, desciende del árbol!
Las 3 lecturas de
este domingo evocan un Dios que hace justicia. Es lo que le sucede al pobre que
grita, que le clama a Él. La primera lectura es una oración de agradecimiento,
un himno dirigido al Dios creador. Dios nunca ha dejado de amar y acompañar a
su pueblo. Él lo ha liberado gratuitamente a pesar de muchas veces no
merecerlo. Con toda seguridad, no hay por qué tener miedo de un Dios liberador.
Su poder es el amor, como decía en otras palabras el sacerdote jesuita Francois
Varillon, "cuando decimos en el credo que Dios es Todopoderoso, nos
preguntamos por qué…pero hay que decir sin balbuceos, Él es Todo poderoso en
amor". Ante Él, reconocemos nuestra pobreza, nuestros pecados. Pero
también hemos de mostrar plena confianza en Él, porque su amor creador resiste,
es firme ante todas nuestras infidelidades.
Si Dios nos perdona, es porque Él nos ama.
Estamos entonces
comprometidos en un combate contra las fuerzas del mal. Pero sólo aquellos que
hayan perseverado hasta el final recibirán "la corona de justicia".
Es el mensaje que nos dirige la 2a lectura. Es una manera de decir que todos estamos llamados a la santidad, mismo
nosotros pobres pecadores como decimos en la segunda parte del Ave María. Nuestra prioridad debe ser Cristo y su
Evangelio. La carta de San Pablo está dirigida a una comunidad, de Tesalónica
(Grecia), los Tesalonicenses, que está afectada por rumores y por falsas
revelaciones en torno al fin del mundo. Nosotros conocemos esto. Hoy, el
apóstol nos recomienda no dejarnos asustar y esperar con confianza la
realización del proyecto de Dios. Esto no quiere decir que uno deba permanecer
pasivo, quieto. El Señor espera que nosotros permanezcamos firmes y fieles a nuestro bautismo. Es a costa de
ello, a este precio, que recibiremos "La corona de justicia".
Pero esta victoria
no es el resultado de nuestros esfuerzos y capacidad personales. Es el Señor
mismo quien sin cesar da el primer paso hacia nosotros. Él es capaz de venir a
buscarnos muy lejos y muy abajo. Es esta Buena Noticia la que leemos en el Evangelio
de este día. La cosa se pasa en Jericó. Jesús entra a esta ciudad y se dispone
a salir. Él no se instala en Jericó. Jericó es la ciudad más baja del mundo,
300 metros bajo el nivel del mar. Es una ciudad pagana, una ciudad de
pecadores. Cada vez que Jesús entra allí es para hacer
salir a alguien, para hacerle salir del mundo del pecado y volverla a llevar a
Dios. Jesús no es aquel que acuse al pecador. Por el contrario, Él viene para
aclararle, para que vea su pecado y salga de él. Es lo que va a pasar con
Zaqueo. Este hombre no solamente era publicano (recolector de impuestos para la
ocupación romana); él es también el jefe de los publicanos. Es entonces muy
ladrón, muy pecador y muy rico. Y he aquí que este hombre tiene un ardiente
deseo de ver a Jesús. Corre delante, se sube a un sicomoro para ver a Jesús que
debía pasar por ahí. A partir de ese momento, todo irá bien más allá de lo
previsto: Jesús llama a Zaqueo; la primera cosa que le pide es que descienda.
En efecto Zaqueo se ha equivocado, si uno quiere encontrar a Jesús, no hay que
subir, hay que descender. Él mismo se hizo el más pequeño y el más pobre. Es
descendiendo, abajándose que uno puede encontrar a Jesús. Jesús entonces, se
auto invita a la casa de Zaqueo. Para este hombre despreciado de todos, es
verdaderamente un día de júbilo, de alegría. Él nunca había imaginado que esto
le pudiera suceder. Este encuentro simple con Jesús ha sido una sacudida
completa para él. Zaqueo permanece de pie ante Jesús: es la actitud de quien
ora. El hecho de estar en presencia de Jesús lleva a Zaqueo a convertirse: él
decide dar la mitad de sus bienes a los pobres. Por qué la mitad? porque la
otra mitad no es de él sino del ocupante romano. Entonces, él dona a los pobres
y además, decide reparar los daños que ha causado.
Este Evangelio nos
habla de la alegría de Jesús: "Hoy, ha llegado la salvación a esta casa". Zaqueo está salvado, él ha salido del mundo del mal, ha salido de Jericó. Llega
a ser hijo de Abraham, entra en la alianza que Dios ha establecido con los
hombres. Jesús ha venido a buscar y salvar a los que estaban perdidos. Lo que
ha hecho por Zaqueo, también lo hace por cada uno de nosotros. Él espera que
nosotros descendamos de nuestro árbol; este árbol es aquel donde nos escondemos
para quedarnos al margen de los combates de los hombres; es aquel de nuestras
certezas, aquel de nuestro egoísmo; aquel de nuestra buena o mala conciencia.
Todos somos
invitados a descender de nuestro pedestal para dejarnos invadir por Jesús
mismo. Es necesario también dejar a los otros entrar en nuestra vida. El
verdadero Dios, aquel que Jesús ha venido a revelarnos, es precisamente el Dios
de todos los excluidos, ya sean ricos o pobres, jóvenes o adultos.
En este domingo, te pedimos Señor
por todos los Zaqueos de la tierra,
por todos aquellos que son rechazados o
despreciados
a causa de su pasado y de sus actos.
Tú quieres quedarse en su casa como lo haces
en nuestra casa.
Por tu Eucaristía, Tú nos invitas a tu casa.
Que nuestra cita a la misa y a la adoración
nos transforme como ha transformado
al publicano de Jericó. Amén!
OTRA ORACIÓN:
Bendito seas Tú, Maestro de la Vida,
Dios del perdón y de los nuevos comienzos,
Dios de la nueva oportunidad,
Tú que buscas lo que estaba perdido,
Tú que vuelves a comenzar cuando todo parece
acabado.
Dios de miedos, de lágrimas y de la desesperanza,
Dios de la tristeza infinita cuando nuestra
vida se desmorona,
y que no queda, en el fondo de la garganta,
sino la sensación de haber todo perdido,
y que de todas maneras es muy tarde.
Gracias por estar ahí todavía contra toda
esperanza
y de dignarte sentarse una hora a nuestra
mesa.
Amén!
Referencias Bibliográficas:
- http://vieliturgique.ca
- http://prionseneglise.ca
- http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
- HÉTU, Jean-Luc. Les
Options de Jésus.
- BEAUCHAMP, André. Comprendre la
Parole. Année C. Novalis, 2007. Québec, Canadá.
- http://dimancheprochain.org
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