miércoles, 12 de octubre de 2022

13 de octubre del 2022: jueves de la vigesimoctava semana del tiempo ordinario

 

(Efesios 1:1-10) ¿No es reconfortante conocer “las riquezas de la gracia que Dios ha hecho sobreabundar sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia”? Y que esta misma gracia nos obtenga también “el perdón de nuestras culpas”. Otro motivo para darle gracias a Él

 


Lucas 11, 47-54) Todavía hoy matamos profetas: Gandhi, Martin Luther King, Mons. Romero ... También matamos, con indiferencia y desprecio, a varias personas muy comunes que tienen el coraje de hablar por los que no tienen voz. ¡Que mi corazón se abra para escuchar lo que no siempre quiero escuchar!

 




 Primera lectura

Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,1-10):

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús, que residen en Éfeso. Os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6

R/. El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia
y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

 

 

Salmo

Sal 129,1-2.3-4.5

R/.
 Del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa


Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor.
 R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, ¡que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

Palabra de Señor

La llave del Saber

 

¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, ¡que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»

Lucas 11:52

 

En el Evangelio de hoy, Jesús sigue recriminando a los fariseos y a los maestros de la ley. Les recrimina porque “se han quedado con la llave del saber” y han tratado activamente de impedir que otros tengan el conocimiento que Dios quiere que tengan. Esta es una fuerte acusación y revela que los fariseos y los eruditos de la ley estaban dañando activamente la fe del pueblo de Dios.

Como hemos visto en los últimos días en las Escrituras, Jesús reprendió severamente a los eruditos de la ley y a los fariseos por esto. Y su reprensión no fue solo para ellos, sino también para nosotros, para que sepamos que no debemos seguir a los falsos profetas y todos los que están interesados ​​​​solo en sí mismos y en su reputación en lugar de la verdad.

Este pasaje evangélico no es sólo una condenación de este pecado, más importante aún, plantea un concepto profundo y hermoso. Es el concepto de “la llave del saber”. ¿Cuál es la llave del saber? La llave del saber es la fe, y la fe solo puede venir escuchando la voz de Dios. La llave del saber es dejar que Dios te hable y te revele sus verdades más profundas y hermosas. Estas verdades solo se pueden recibir y creer a través de la oración y la comunicación directa con Dios.  

Los santos son los mejores ejemplos de quienes han penetrado en los profundos misterios de la vida de Dios. A través de su vida de oración y fe llegaron a conocer a Dios en un nivel profundo. Muchos de estos grandes santos nos han dejado hermosos escritos y un poderoso testimonio de los misterios ocultos pero revelados de la vida interior de Dios.

Reflexiona hoy sobre si tú has tomado o no la “llave del saber” y te has abierto a los misterios de Dios a través de tu vida de fe y oración. Vuelve a comprometerte a buscar a Dios en tu oración personal diaria y a buscar todo lo que Él desea revelarte.

 

Señor, ayúdame a buscarte a través de una vida de oración diaria. En esa vida de oración, llévame a una relación profunda contigo, revelándome todo lo que eres y de lo que se trata la vida. Jesús, en Ti confío.

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