10 de junio del 2023: sábado de la novena semana del tiempo ordinario (I)

 

(Marcos 12, 38-44) Jesús nos invita hoy a tener cuidado con las apariencias. Todos los atributos relacionados con la pompa o la fama no son nada si el corazón está vacío. Solo la caridad y la humildad pueden llenarlo y abrirlo a los demás.


(Marcos 12, 38-44) No todos los escribas buscan el honor devorando los bienes de las viudas. Aquel que ha sido apresado por el doble mandamiento del amor se ha acercado al Reino. Sólo falta una cosa… que sólo Jesús ve: el gesto de la viuda pobre. No necesitaba vender lo que poseía. En su pobreza, simplemente dio todo lo que tenía para vivir. Dio todo lo que tenía para vivir el Reino. ■

Nicolás Tarralle, sacerdote asuncionista



Primera lectura

Lectura del libro de Tobías (12,1.5-15.20):

Así es que lo llamó y le dijo: «Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.»
Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y espía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de si mismos. Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.»


Palabra de Dios


Salmo

Tb 13,2.6.7.8

R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente


Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R/.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Palabra del Señor

 

****************

La libertad de darlo todo



“Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.”

 

Marcos 12: 41–42

 

 

Tan pronto como Jesús vio a esta viuda contribuir con sus “pocos centavos” en monedas, Jesús se sintió conmovido por el amor. Inmediatamente usó esto como una oportunidad para enseñar una lección a sus discípulos. Los llamó y les explicó que esta pobre viuda había contribuido más que nadie porque “ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

 

Nuestro Señor juzga la generosidad de manera muy diferente al mundo. ¿Qué significa ser generoso? La generosidad ciertamente se aplica a cómo usa uno el dinero. Pero también se aplica al tiempo, energía, compromiso y cualquier otro aspecto de nuestra vida. Ser generoso, según Jesús, es dar todo lo que tienes, "todo lo que tienes para vivir".

 

Tú logras esta meta cuando haces de Dios y su santa voluntad la parte central y más importante de tu vida. ¡No puedes ocultarle nada! ¿Significa esto que, si quieres luchar por la perfección, debes regalar todo lo que tienes? Quizás la mejor respuesta sea "Sí" y "No". La respuesta es “Sí” en el sentido de que debemos desapegarnos por completo, a nivel interior y espiritual, de todo lo que no es parte de la perfecta voluntad de Dios. 


La respuesta es “No” en el sentido de que, para la mayoría de las personas, es parte de Su santa voluntad que tu seas dueño de una casa, un automóvil, otras posesiones y disfrutes de otras comodidades materiales con tu familia y amigos. La clave es el desapego interior y el enfoque central en la gloria de Dios y el servicio total de su santa voluntad. Amor a Dios y al prójimo, y libertad del egoísmo,


Dicho esto, ciertamente hay algunos que viven en exceso e indulgencia en nuestro mundo y, como resultado, están profundamente apegados a su estilo de vida extravagante. Y hay algunos que son físicamente más pobres y están igualmente apegados, interiormente, a lo que no tienen. Por ejemplo, ¿qué pasaría si esta pobre viuda, en lugar de dar sus últimos centavos, se sentara en el área del Templo observando cómo los ricos depositaban grandes sumas de dinero y se permitía crecer en celos y codicia? Esta actitud interior habría estado en franca contradicción con el espíritu generoso y confiado que adquirió con su total generosidad. La verdadera generosidad es una disposición fundamental de nuestras vidas. Significa que hemos elegido imitar a nuestro Señor mediante una entrega total de nosotros mismos a Su santa voluntad.

 

Reflexiona hoy sobre si las posesiones materiales y la riqueza te poseen más de lo que tú las posees. ¿Estás controlado por deseos de adquirir más y luchas con apegos desordenados a las cosas que tienes? ¿Eres capaz de hacer del amor a Dios y al prójimo el enfoque central de tu vida y usar todo lo que tienes, de acuerdo con la voluntad de Dios, para esos propósitos? Reflexiona sobre la generosidad en el corazón de esta viuda humilde y pobre y permite que nuestro Señor te enseñe a ser generoso a través de tu santo testimonio.


 

Mi generoso Señor, nos concedes todas las cosas buenas. Enriqueces nuestras vidas con tu amor y misericordia, que son los verdaderos tesoros que debemos buscar. Llena mi corazón con la misma generosidad ejemplificada por esta pobre viuda para que yo también imite la entrega total que ella vivió a imitación de Ti. Jesús, en Ti confío.

 

 

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