20 de enero del 2023: viernes de la segunda semana del tiempo ordinario (año impar)

 

ORACIÓN POR LA UNIDAD

Padre amoroso y misericordioso, amplía nuestra mirada para que podamos ver la misión que compartimos con todos nuestros hermanos y hermanas, que es mostrar justicia y bondad en tu reino. Ayúdanos a acoger a nuestro prójimo como tu Hijo nos acogió. Ayúdanos a ser más generosos dando testimonio de la gracia que nos das. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

Marcos (3,13-19) ¿Cómo vivimos cada uno de nosotros, llamados por la vocación bautismal, a predicar y a ofrecernos a Dios por la salvación de todos, esta misión de ser mediadores entre Dios y los hombres?
¿Qué gestos concretos nos pide hoy la Palabra de Dios para expulsar los demonios y liberar a los que sufren de sus ataduras?

 


Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (8,6-13):

HERMANOS:
Ahora a nuestro sumo Sacerdote, Cristo, le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.
Si la primera hubiera sido perfecta, no habría lugar para una segunda.
Pero les reprocha:
«Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré
con la casa de Israel y con la casa de Judá
una alianza nueva;
no como la alianza que hice con sus padres,
cuando los tomé de la mano
para sacarlos de Egipto.
Ellos fueron infieles a mi alianza
y yo me desentendí de ellos —oráculo del Señor—.
Así será la alianza que haré con la casa de Israel
después de aquellos días —oráculo del Señor—:
pondré mis leyes en su mente
y las escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo,
el otro a su hermano, diciendo:
“Conoce al Señor”,
porque todos me conocerán,
del menor al mayor,
pues perdonaré sus delitos
y no me acordaré ya de sus pecados».
Al decir alianza “nueva”, declaró antigua la anterior; y lo que envejece y queda anticuado, está para desaparecer.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 84,8.10.11-12.13-14

R/. La misericordia y la fidelidad se encuentran.

V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
La salvación está cerca de los que lo teman
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo. R/.

V/. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):

EN aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Palabra del Señor

 

 

Enfrentar el mal con el Evangelio

 

E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:

Marcos 3:14–15

 

Los Doce Apóstoles fueron llamados primero por Jesús y luego enviados a predicar con autoridad. La autoridad que se les dio fue con el propósito de expulsar demonios. Pero ¿cómo hicieron eso? Es interesante notar que la autoridad que se les dio sobre los demonios estaba, en parte, asociada con su cometido de predicar. Y aunque hay algunos casos registrados en las Escrituras de los Apóstoles expulsando demonios directamente por orden, también debe entenderse que la predicación del Evangelio con la autoridad de Cristo tiene un efecto directo de expulsar demonios.

Los demonios son ángeles caídos. Pero incluso en su estado caído, retienen los poderes naturales que tienen, como el poder de influencia y sugestión. Buscan comunicarse con nosotros para engañarnos y alejarnos de Cristo. Los ángeles buenos, por supuesto, también ejercen este mismo poder natural para nuestro bien. Nuestros ángeles guardianes, por ejemplo, constantemente buscan comunicarnos las verdades de Dios y Su gracia. La batalla angelical por el bien y el mal es real, y como cristianos debemos ser conscientes de esta realidad.

Una de las mejores maneras de confrontar a satanás y sus demonios es escuchar la Verdad y proclamarla con la autoridad de Cristo. Aunque a los Apóstoles se les dio una autoridad especial para su predicación, a cada cristiano, en virtud de su Bautismo y Confirmación, se le confía el mensaje del Evangelio para proclamarlo de varias maneras. Y con esa autoridad, debemos esforzarnos constantemente para traer el Reino de Dios. Si esto se hace, tendrá un impacto directo en la disminución del reino de satanás.

Reflexiona hoy sobre tu deber de compartir el Evangelio con los demás. A veces esto se hace compartiendo explícitamente el mensaje de Jesucristo, y otras veces el mensaje se comparte más por nuestras acciones y virtudes. Pero todo cristiano tiene encomendada esta misión y debe aprender a cumplirla con verdadera autoridad, sabiendo que en el ejercicio de esa autoridad de Cristo crece el Reino de Dios y se vence la actividad del maligno.

 

Mi Señor todopoderoso, te agradezco la gracia que me has dado para proclamar la verdad de tu mensaje salvífico a aquellos con quienes me encuentro cada día. Ayúdame a cumplir mi misión de predicar tanto de palabra como de obra y hacerlo con la autoridad suave pero poderosa que me has dado. Me ofrezco a Tu servicio, amado Señor. Haz conmigo lo que quieras. Jesús, en Ti confío.

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