9 de enero del 2023: Fiesta del Bautismo del Señor
La liturgia de hoy nos sitúa ante la presentación
"oficial" de Jesús en público. Su aparición ante los hombres y
mujeres de su época para dar comienzo a lo que tradicionalmente se ha llamado
su "ministerio público".
Pero, como punto de partida en esta cuestión, como es lógico y normal, lo primero será presentar al "protagonista": ¿Quién es Jesús? El evangelio de hoy nos dará una respuesta clara, una respuesta de fe, a esta pregunta: es el Hijo predilecto de Dios.
PRIMERA LECTURA
DEL LIBRO DE ISAÍAS 42, 1-4.6-7
Así dice el Señor:
--Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido a quien prefiero. Sobre él he
puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones: No gritará, no
clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo
vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se
quebrará hasta implantar el derecho en la tierra y sus leyes, que esperan las
islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he tomado de la mano, te he
formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras
los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a
los que habitan en tinieblas.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 28
R.- EL SEÑOR BENDICE A SU PUEBLO CON LA PAZ
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.-
La voz del Señor sobre las aguas,
el señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del señor es magnífica. R.-
El Dios de la gloria ha tronado.
El Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El Señor se siente por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.-
ALELUYA Mc 1, 11
Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: Este es mi hijo, el amado;
escuchadle
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 3, 13- 17
En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan
para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirle diciéndole:
-- Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y acudes a mí?
Jesús le contestó:
-- Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.
Entonces Juan se lo permitió.
Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el
Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz
del cielo que decía:
-- Este es mi hijo, el amado, mi predilecto.
Palabra del Señor.
A GUISA DE INTRODUCCION:
La belleza del bautismo
Si, aquello debió haber sido un bello bautismo…Yo imagino Jesús entre
los penitentes que se presentan ante Juan. Él baja al Jordán como lo hacen los
demás, se sumerge en sus aguas. ¡Cuando sale del agua, he aquí que el cielo se
abre! Dios entonces se hace oír con toda la fuerza de su voz y su ternura. Dios
Padre identifica el Hijo del carpintero de Nazaret como su Hijo Bien
Amado. Y es cierto, seguramente que Jesús no tenía necesidad de
cumplir con este rito de conversión, El, el santo. Pero Dios tenía la
ocasión ideal de manifestar su deseo de hacerse cercano a nosotros y
a nuestra humanidad que tiene tanta necesidad de esperanza y de renovación. El
presenta su Jesús, que viene a levantarnos y a sanarnos. ¡Que gracia!
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
LA DECISIÓN DE COMPROMETERSE
Aquellos que no esperaban nada más de la vida, aparte de lo que ya
poseían, no iban para recibir el bautismo de Juan.
Ya que Juan anunciaba un evento que sucedería y que implicaba cuestionarse personalmente y adoptar una disponibilidad interior. Para abrirse a este evento, hacía falta ser consciente de que se puede ser y hacer más y estar preparado a comprometerse para esa marcha (o empresa o tarea, o misión).
Igual si las preocupaciones teológicas marcan fuertemente el relato en su forma actual, el bautismo de Jesús pervive como una experiencia humana y espiritual que no está lejana (ni es diferente) de aquellas que nosotros mismos podemos vivir en ciertos momentos de nuestra vida.
Aconteció
en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado en el
Jordán por Juan. Al salir del agua, vio que los cielos se abrían y el
Espíritu, como una paloma, descendía sobre él. Y vino una voz de los
cielos: “Tú eres mi Hijo amado; en quien encuentro mi complacencia”.
Marcos 1:9–11 (Evangelio
del año B)
La Fiesta del Bautismo del Señor concluye para nosotros la
Temporada de Navidad y nos lleva al comienzo del Tiempo Ordinario.
Desde
un punto de vista bíblico, este evento en la vida de Jesús es también un
momento de transición desde su vida oculta en Nazaret hasta el comienzo de su
ministerio público.
Mientras
conmemoramos este glorioso evento, es importante reflexionar sobre una simple
pregunta: ¿Por qué fue bautizado Jesús? Recuerde que el bautismo de Juan
fue uno de arrepentimiento, un acto por el cual invitó a sus seguidores a
alejarse del pecado y volverse a Dios. Pero Jesús no tenía pecado,
entonces, ¿cuál fue la razón de Su bautismo?
En primer lugar, vemos en el pasaje citado anteriormente que la
verdadera identidad de Jesús se manifestó a través de Su humilde acto de
bautismo. “Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo”, dijo
la voz del Padre en el Cielo. Además, se nos dice que el Espíritu
descendió sobre Él en forma de paloma. Por lo tanto, el bautismo de Jesús
es en parte una declaración pública de quién es Él. Él es el Hijo de Dios,
una Persona divina que es uno con el Padre y el Espíritu Santo. Este
testimonio público es una “epifanía”, una manifestación de Su verdadera
identidad para que todos la vean mientras Él se prepara para comenzar Su
ministerio público.
Segundo, por Su bautismo, la increíble humildad de Jesús se
manifiesta.
Él
es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, pero se permite identificarse
con los pecadores. Al participar en un acto que se centró en el
arrepentimiento, Jesús dice mucho a través de Su acción de bautismo. Él
vino a unirse con nosotros pecadores, a entrar en nuestro pecado ya entrar en
nuestra muerte. Al entrar en el agua, Él entra simbólicamente en la muerte
misma, que es el resultado de nuestro pecado, y resucita triunfante, permitiéndonos
resucitar también con Él a la vida nueva. Por eso, el bautismo de Jesús
fue una manera de que Él “bautizara” las aguas, por así decirlo, para que el
agua misma, a partir de ese momento, fuera dotada de su presencia divina y
pudiera ser comunicada a todos los que son bautizados después de Él.
Por
lo tanto, la humanidad pecadora ahora puede encontrarse con la divinidad a
través del bautismo.
Por último, cuando compartimos este nuevo bautismo, a través del
agua que ahora ha sido santificada por nuestro divino Señor, vemos en el
bautismo de Jesús una revelación de quiénes somos en Él. Así como el Padre
habló y lo declaró Su Hijo, y así como el Espíritu Santo descendió sobre Él,
así también en nuestro bautismo nos convertimos en hijos adoptivos del Padre y
somos llenos del Espíritu Santo. Así, el bautismo de Jesús da claridad en
cuanto a quiénes nos convertimos en el bautismo cristiano.
Señor, te agradezco por tu humilde acto de bautismo por el cual
abriste los cielos a todos los pecadores. Que cada día pueda abrir mi
corazón a la gracia insondable de mi propio bautismo y vivir más plenamente
contigo como hijo del Padre, lleno del Espíritu Santo. Jesús, en Ti
confío.
Objetivos de vida para la semana:
- 1, Tomo
conciencia de que Dios no se esconde entre las nubes. Él ha abierto su cielo,
Él se ha mostrado en Jesús y Él se hace siempre cercano y disponible.
- 2, Identifico
personas, momentos, sucesos, por los cuales, Dios viene a mi encuentro y le doy
gracias.
- 3, Tengo en
cuenta en mis oraciones a los niños, los jóvenes y los adultos que serán
bautizados en el transcurso de este año.
ORACIÓN-REFLEXIÓN:
Bautizados en el Nombre del Padre,
hacemos parte de la Gran Familia de los Hijos de Dios.
Hijos e hijas de un mismo Padre,
nosotros reconocemos en todo hombre y en toda mujer
un hermano y una hermana habitados por la ternura de Dios.
Bautizados en el nombre de Hijo,
queremos aprender de Él,
verdadero Dios, Verdadero Hombre,
a vivir plenamente nuestra humanidad
bajo la mirada del Padre y sirviendo a nuestros hermanos.
Bautizados en el nombre del Espíritu,
abrimos nuestros corazones a su gran soplo de libertad.
Él es nuestra fuerza y nuestra consolación,
nuestro apoyo en las dificultades y la fuente de todas nuestras
alegrías.
Él sólo nos abre a la libertad total
y nos preserva en la unidad.
Padre, Hijo y Espíritu Santo, nosotros te pedimos:
que nada en el mundo nos separe de la vida,
del amor y de la Gracia
que ustedes nos han dado y compartido,
para a nuestro turno, compartir...
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Pequeño Misal “prions en Église”, editions Québec, 2011-2014.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
Diversas hojas dominicales virtuales 2020
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