9 de febrero del 2024: viernes de la quinta semana del tiempo ordinario (año par)
Re-creación
(Marcos
7, 31-37) Literalmente: "«Todo lo ha hecho bien»
El adjetivo griego utilizado aquí se refiere al Génesis, cuando Dios se
maravilla de su creación: “Vio que era muy bueno” (Gén 1,31). Así,
la curación del hombre apunta hacia una recreación, la misma que se nos ofrece
en el bautismo. Para ello, Jesús aparta al mudo, lo separa de sus seres
queridos, ofreciéndole la oportunidad de habitar su singularidad y convertirse
en sujeto de sus propias palabras. ¡Una gracia para recibir y cultivar a
lo largo de nuestra vida! ■
Emmanuelle
Billoteau, ermitaña
(1 Reyes 11, 29-32; 12, 19) Las divisiones internas del pueblo de Dios son las que más daño hacen. Pero a pesar de todas nuestras divisiones y objeciones, Dios nunca abandona su plan para reconciliar y unir a toda la humanidad.
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (11,29-32;12,19):
Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado.
Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán: «Cógete diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel."»
Así fue como se independizó Israel de la casa de David hasta hoy.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 80,10.11ab.12-13.14-15
R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo:
escucha mi voz
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R/.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R/.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. R/.
Lectura del Evangelio según san Marcos (7,31-37):
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Palabra del Señor
La autoridad de Dios
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.
¿Con qué frecuencia escuchas a Jesús decirte esto? “ ¡Ephatha! ¡Ábrete!” ¿O con qué frecuencia lo escuchas hablarte con tanta autoridad?
¿Jesús dijo esto solo porque este hombre era físicamente sordo y quería curarlo físicamente? ¿O hay un significado más profundo? Al sanar a este hombre que no podía oír los sonidos físicos, Jesús nos estaba revelando algo sobre lo que quiere hacer por nosotros. Jesús nos está dando un mensaje claro y más profundo en esta curación. Ciertamente hay muchos mensajes que podemos tomar de este pasaje. Miremos uno.
El mensaje está en el mandato de Jesús: "¡Ábrete!" Esta es una palabra poderosa que ordena la acción. No es palabra opcional. Es clara y definitiva. “Ábrete” no es una pregunta, no es una invitación, es un mandato. ¡Esto es significativo!
Estas dos pequeñas palabras “Ephata, ábrete”, revelan el hecho de que Jesús se ha decidido a actuar. Revelan que Él no duda en lo más mínimo en esta elección. Él ha tomado una decisión y ha dicho Su voluntad. Y esta acción, de Su parte, es lo que marca la diferencia. Estas dos palabritas revelan que Dios no es indeciso cuando habla. No es tímido ni inseguro. Él es absoluto y claro.
Esta comprensión debería darnos un gran consuelo. Consuelo en el sentido de que Jesús está listo y dispuesto a ejercer Su autoridad todopoderosa. Él tiene todo el poder y no tiene miedo de ejercer esta autoridad cuando quiere. Más importante aún, Él quiere ejercer Su autoridad cuando produzca el mayor bien en nuestras vidas.
Debería brindarnos un gran consuelo en el sentido de que podemos confiar en que este Dios todopoderoso en verdad todo lo puede y tiene el control. Si Él tiene el control del mundo natural (la audición física), entonces ciertamente Él también tiene el control del mundo espiritual. Él es capaz de hacer todas las cosas bien.
Cuando descubrimos que estamos en presencia de alguien que no solo es todopoderoso, sino también todo amoroso y todo misericordioso, deberíamos poder respirar con un gran suspiro de alivio y entregarle nuestra confianza absoluta. Él es capaz y está totalmente dispuesto a tener el control.
Reflexiona, hoy, sobre estas dos pequeñas palabras. Deja que esta autoridad santa y divina de Jesús tome el control de tu vida. Deja que Él te mande. Sus mandamientos son perfecto amor y misericordia. Son palabras que te dirigirán a tu bien supremo. Y este Dios todopoderoso es digno de toda tu confianza.
Señor todopoderoso, confío en ti y sé que todo lo puedes. Sé que deseas tener perfecta autoridad en mi vida. Ayúdame a entregar mi vida completamente a Ti ya confiar en Ti lo suficiente para dirigir y comandar cada acción de mi vida. ¡Jesús, en Ti confío plenamente!
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