14 de febrero del 2021: Sexto Domingo del Tiempo Ordinario (B)
Atreverse!
Las
maravillas del Señor en nuestra vida deben ser anunciadas. El bien no hace
ruido, pero los beneficiarios de la Gloria de Dios no pueden callarse.
Al
reunirnos hoy , en este lugar de culto, nos atrevemos a confiar en el Señor,
ofreciéndole nuestra oración y nuestra alabanza. Démosle gracias por la fuerza
de su amor que se manifiesta en la cotidianidad de nuestras vidas.
"A mí me duele sentarme a la mesa,
comer con buen apetito y dormir sin pesadillas después de haber visto el
espectáculo atroz de tantos hambrientos y de tantas miserias humanas. Por eso
grito con voz en cuello para los que prefieren cerrar los ojos, los voluntariamente sordos, los que visten esmoquin para arreglar el mundo y les pido
justicia. Grito para que me oigan; se lo pido en nombre de Dios". También
su mensaje para los cristianos es provocador: "La caridad es la proyección
del rostro de Cristo en el rostro del pobre, del que sufre. Si Cristo mañana
volviera a golpear a tu puerta..., ¿qué harías? El sería como en aquel entonces
un pobre, un hombre solo, seguramente un trabajador, quizás desocupado...".
(Raoul Follereau, periodista comprometido con la causa de los leprosos)
Lecturas
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 13, 1-2.44-46
El Señor dijo a Moisés y Aarón:
-- Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel y se le produzca la lepra, será llevado al sacerdote de Aarón o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra, y es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra, andará harapiento y despeinado, con la barba rapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la lepra, seguirá impuro: vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 31
R.- TÚ ERES MI REFUGIO; ME RODEAS DE CANTOS DE LIBERACIÓN
SALMO 31
R.- TÚ ERES MI REFUGIO; ME RODEAS DE CANTOS DE LIBERACIÓN
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor,
no le apunta el delito. R.-
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "Confesaré al Señor mi culpa",
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.-
Alegraos, justos, con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.-
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor,
no le apunta el delito. R.-
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "Confesaré al Señor mi culpa",
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.-
Alegraos, justos, con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 10, 31-11, 1
Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios. Por mi parte, yo procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de ellos, para que todos se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios. Por mi parte, yo procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de ellos, para que todos se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios
ALELUYA Lc 7, 16
Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 40-45
En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-- Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-- Quiero: queda limpio
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él le despidió encargándole severamente:
-- No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.
Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aún así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Discriminación o compasión?
Cuando estuve en Camerún (África) vi muchos ancianos que habían
sido víctimas de la lepra. La señal de ello eran muñecas de las extremidades
superiores desprovistas de dedos, pies estropeados, en fin personas con los
brazos incompletos, limitados de alguna forma a causa de una de las
enfermedades más temidas y aborrecidas por el ser humano.
Por fortuna en los últimos años, los descubrimientos de la medicina han logrado casi que erradicar tan espantoso flagelo.
La primera lectura tomada del Levítico nos muestra la calamidad
social que representaba la lepra entre el pueblo judío: causa de
discriminación, de rechazo, de abandono para quien la padecía. Mas hoy hemos de
contemplar el contexto de tal situación de rechazo y no juzgar apresuradamente
con nuestros cánones y visión (por supuesta más moderna, más madura)
de nuestro tiempo. El hecho de aislar el enfermo, hemos de entenderlo
así, buscaba el bienestar de la mayoría, se sacrificaba el individuo por
referencia al pueblo, y lo más tenaz es que el leproso debía convencerse de su
estado y aceptar mismo su desgracia anunciándose y actuando como alguien
indeseable para la comunidad con el fin de no ser tocado y no contagiar a
nadie. Así la ley de Moisés contemplaba estas prescripciones con respecto a la
lepra porque contemplaba el bienestar de la mayoría y se creía que ese era el
querer de Dios…Era la interpretación, la inspiración divina plasmada en la ley
y por supuesto se creía actuar bien.
Pero he aquí que Jesús aparece en el Evangelio demostrando
que Él ha venido para instaurar una Buena Noticia: Una historia fascinante e incómoda
se nos cuenta en la lectura del evangelio de hoy, poniendo en escena un leproso
y a Jesús que pone fin a la discriminación para dar paso a la compasión.
Jesús se revela (se manifiesta) y se rebela (respecto a la ley) con su
gesto provocador y subversivo de contaminarse tocando al leproso (al desechado,
al aislado, al rechazado).
Una vez más con su paso entre el pueblo Jesús viene para
mostrar el nuevo rostro de Dios, casi que la antítesis de aquel que se
dilucidaba en el Antiguo testamento: un Dios que acoge, que libera tanto al
individuo como al pueblo, un Dios compasivo y que no discrimina, un Dios que
reintegra en la sociedad y que le devuelve la dignidad a quien la creía
perdida.
En nuestro mundo de hoy son muchos los leprosos que vemos
representados en las personas despreciadas, ignoradas, dejadas de lado,
rechazadas…No se les quiere ni ver. No se les quiere escuchar. No se acepta que
se les hable. Se les pide no molesten a nadie. Ellos están ahí, acá, cerca de
nosotros MUY VIVOS O YO DIRIA están Vivientes, debido a la connotación
peyorativa que ha tomado la palabra “vivos” (timadores, tramposos) o
“vividores” para nosotros. Ellos digamos mejor sobreviven, subsisten a pesar de
nuestra incomodidad…En la práctica se les pretende negar el derecho de vivir…Y
hay quienes se dicen: “Es bastante triste…ellos se lo han merecido…no les queda
que desenvolverse, “arreglárselas como pueden”…
Vayan y vean! Su piel no tiene buen color: quien se les acerca para entablar conversación? Ellos acaban de salir de la cárcel: quién les ofrece un empleo? Ellos son seropositivos (han contraído el VIH) quiénes quieren llegar a ser sus amigos? Ellos no tienen ni siquiera un salario mínimo para vivir: acaso esto nos concierne en verdad, nos importa? Ellos viven muy lejos de nosotros!
Este evangelio entonces nos interpela respecto a todos esos hermanos que muy a menudo sin darnos cuenta, consideramos prácticamente como leprosos.
Aproximación psicológica al texto del evangelio:
El riesgo del contacto
Una lectura atenta de este relato nos permite discernir bajo
la curación de la lepra, un exorcismo del leproso. Tres indicios nos conducen a
esta conclusión. Primero que todo, según ciertos manuscritos, “Jesús se llena
de cólera (o ira santa?) y no “se llena de compasión o tiene piedad” (v.41),
cuando ve aproximarse hacia Él la victima de la lepra. Más que impaciencia de
cara al enfermo, esta cólera de Jesús seria atribuible a su encuentro aun con
un demonio.
Enseguida, el primer sentido del verbo griego traducido acá por o
“despedir” (v.43) es “lanzar afuera”, y es un verbo que es utilizado
cuando Jesús expulsa un demonio. En lugar de traducir “irritándose contra él
(el leproso), Jesús le despide…”, se podría entonces comprender así:
“irritándose contra él (el demonio), Jesús le hace salir”.
En fin, en el v.42, la lepra “abandona, sale” del enfermo
como un espíritu “sale” de un poseso (o poseído).
En la mentalidad de la época, no se distingue con claridad
entre una curación y un exorcismo, puesto que en los dos casos a una persona
cortada o desprovista de una parte de ella misma, esta parte se le
devuelve y se le vuelve a poner en contacto con la totalidad de su potencial.
Tal es el sentido del poder liberador (mesiánico) de Jesús: liberar la gente de
aquello que les disminuye como personas, cuales quiera sean las modalidades
concretas de su alienación.
Es posible explorar lo que está bajo la base existencial de
este episodio y de generar una significación que nos toque, o nos conmueva
hoy.
La lepra es por excelencia, el símbolo de una deficiencia
personal que separa o aísla de la comunidad. Aquel que es consciente de su
deficiencia, no osa mas entrar en contacto con el otro, sea por miedo de
hacerle mal, sea por miedo de provocarse dificultades o problemas.
Recíprocamente, la seguridad exige que se evite tal o cual persona a causa de
su deficiencia. El milagro de la curación (o sanación) llega a hacernos
comprender que esta deficiencia desaparece cuando dos hombres aceptan
sinceramente ir al encuentro el uno del otro, a pesar de su miedo mutuo
de provocar mal o de hacerse daño. Una liberación se produce cuando se toma el
riesgo del contacto, cuando uno acepta existir ante otro con toda su fragilidad
y cuando el otro acoge calurosamente este proceso (marcha o movimiento).
El leproso estaba excomulgado porque se le tenía miedo, y en la fuente u origen de toda excomunión, existe el miedo de una contaminación. El leproso había sido declarado impuro, y religiosamente esto era una justificación teológica del miedo que pervivía bajo todo ese manto. De tal modo que Jesús y el leproso, todos dos optan por un contacto verdadero, rechazando (o respondiendo) de este modo a las categorías religiosas de la pureza, y rompen con la dinámica de la excomunión, asumiendo los riesgos de su encuentro.
He aquí entonces lo que es liberador: actuar no en función de las convenciones religiosas y sociales, no en función de sus miedos (de ambos), sino en función del evento que ha surgido ante ellos y que es signo diciente, actuar en relación con la persona que esta ahí delante mío, con sus problemas y sus recursos, y hacer con ella la parte del camino que uno pueda.
REFLEXIÓN
“Señor si lo quieres, puedes limpiarme…”
Hoy, Jesús ataca a los prejuicios y a la exclusión: “lleno de compasión… (no
sintiendo lástima, que no es la más acertada traducción) extendió la mano y lo
tocó “.
La intención del evangelista Marcos no es recordar de manera
simple un milagro de sanación, sino más bien decirnos QUIEN ES JESÚS. El
derribaba las barreras de las leyes humanas y sociales, que prohibían tener
contacto con los leprosos, Él sentía compasión por los “intocables” arrojados
lejos de la ciudad y rechazados por todos. Al actuar así, el mismo Jesús llega
a ser un “intocable” o más bien un “indeseable” o como decimos horrorosamente
para referirnos a ciertos hermanos privados de tanto: DESECHABLES: “Jesús ya no
podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado…”
Este evangelio nos invita a responder a la pregunta: Quienes
son los leprosos del siglo XXI?
- Aquellos que viven en los tugurios, en las favelas, en los barrios marginados de todo el mundo y en nuestro país.
- Los desempleados y los mendigos sin techo que viven en la calle.
- Los ex convictos (ex prisioneros) que no pueden reinsertarse o rencontrar su lugar en la sociedad.
- Las personas que están esclavizadas por todo tipo de dependencias (droga, alcohol, juegos, sexo desaforado…), los alienados.
- Las personas a quienes se les encierra en prisiones secretas y en prisiones del Estado, donde la tortura está al orden del día.
- Las personas ancianas que esperan la muerte en medio del aislamiento y el abandono.
- La ola de inmigrantes que llegan por miles…
Hay una gran cantidad de leprosos y excluidos en nuestra sociedad moderna!
- Aquellos que viven en los tugurios, en las favelas, en los barrios marginados de todo el mundo y en nuestro país.
- Los desempleados y los mendigos sin techo que viven en la calle.
- Los ex convictos (ex prisioneros) que no pueden reinsertarse o rencontrar su lugar en la sociedad.
- Las personas que están esclavizadas por todo tipo de dependencias (droga, alcohol, juegos, sexo desaforado…), los alienados.
- Las personas a quienes se les encierra en prisiones secretas y en prisiones del Estado, donde la tortura está al orden del día.
- Las personas ancianas que esperan la muerte en medio del aislamiento y el abandono.
- La ola de inmigrantes que llegan por miles…
Hay una gran cantidad de leprosos y excluidos en nuestra sociedad moderna!
Entrar en contacto con aquellos que sufren es esencial en
nuestro compromiso cristiano.
Francisco de Asís debe su conversión en gran parte, gracias
al encuentro que tuvo con un leproso. Ha sido el texto del evangelio de
hoy lo que le hizo salir de su mediocridad y le provocó un cambio radical
en su vida.
Por ello escribiría en su testamento: “ver los leprosos me parecía insoportable, pero cuando me sentí interiormente empujado a abrazar a uno de ellos, todo se ha derrumbado, se ha sacudido, todo ha cambiado”. Francisco se convierte por un beso a un leproso. Literalmente él se ha vuelto sobre si, se ha visto a sí mismo, se ha transformado, él ve a las personas, él ve la vida de otra manera.
Cosa parecida le ocurrió al Padre Damián (1840-1889) sobre la Islade
Molokai y al periodista francés Raoul Follereau (1903-1977) quien junto a su mujer
Madeleine Boudou, consagró su vida a la causa de los leprosos. Fue él quien introdujo la Jornada
Mundial de los leprosos, una página del evangelio celebrada en 127 países.
El contacto de Jesús con el leproso es en efecto el equivalente de la parábola del buen samaritano en la vida real. Es también el símbolo de la intervención de Dios en cada una de nuestras vidas.
Detrás la imagen de la lepra, encontramos todas nuestras fragilidades, nuestras limitaciones, nuestras toxicomanías, lo que nos desfigura y nos carcome del interior, todo aquello que nos impide ser miembros en parte entera de la comunidad humana y de ofrecer todo aquello que tenemos de original o único en nosotros. Todos tenemos necesidad de la ternura de Dios. Y todos estamos invitados a seguir el ejemplo de Cristo, aportando un poco de consuelo y de esperanza a aquellos que están enfermos, que son rechazados y marginados.
Al final del evangelio de San Marcos, Jesús indica los signos que acompañarán a los miembros de su pueblo: “Ellos impondrán las manos a los enfermos y estos se sentirán mejor” (Mc 16,18).
Ser discípulo de Cristo, es ser sanado por Él y caminar tras sus pasos actuando como Él.
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Señor
Jesús,
la acogida
de las personas
que
encontrabas en tu caminar
nos
ha enseñado tu compasión
por
los enfermos y los heridos por la vida.
Lejos
de rechazarlos y apartarlos de Ti,
los
has tocado y sanado.
Al
ofrecernos este domingo
tu Pan de Vida y
tu
cáliz de bendición,
Tú
vienes a nuestro encuentro
para
sanar nuestras heridas
y
sanar nuestros corazones confundidos.
Gracias
por unirnos a Ti
y
darnos tu Paz
que
a su vez hemos de llevar
y
anunciarla a nuestros hermanos,
de
modo particular a las personas enfermas
que
conocemos.
Amén!
Bibliografía:
1. http://betania.es (para las lecturas)
2. Pequeño misal “prions en Église”, edición para Quebec, 2012.
3. HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
4. http://cursillos.ca (reflexión del P. Yvon-Allard. Sdv)
5. http://www.padredamian.com/biografia.php (para ampliar sobre el padre Damián)
6. http://www.chasque.net/umbrales/rev187/28-29.HTM (para ampliar sobre el laico Raoul Follereau, comprometido con los leprosos).
Aportes personales y diversas fuentes
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