10 de junio del 2022: viernes de la décima semana del Tiempo Ordinario
( Mateo 5,
27-32) Arrancarse un ojo, cortarse la mano: imágenes duras,
incluso crueles. Pero más allá de los efectos del lenguaje, conservemos el
lado radical de estas palabras. ¡El respeto por la persona, para Jesús, es muy serio!
Primera
lectura
Lectura del primer libro de los Reyes
(19,9a.11-16):
En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche.
El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.
Entonces oyó una voz que le decía: «¿Qué haces, aquí, Elías?»
Respondió: «Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme.»
El Señor dijo: «Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»
Palabra de Dios
En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche.
El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.
Entonces oyó una voz que le decía: «¿Qué haces, aquí, Elías?»
Respondió: «Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme.»
El Señor dijo: «Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 26,7-8a.8b-9abc.13-14
R/. Tu rostro buscaré, Señor
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro.» R/.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R/.
R/. Tu rostro buscaré, Señor
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro.» R/.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(5,27-32):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»
Palabra del Señor
1
El
desierto, era para Elías un lugar para refugiarse mientras huye, un lugar para
adentrarse en sí mismo, para reflexionar y se convierte en lugar de diálogo con
Dios. Aquí puede expresar su decepción, su desánimo y mostrar su soledad, al
mismo tiempo que Dios se hace cercano. Dios cuida de Elías, Él le escucha y le
habla a través de una brisa tenue semejante al silencio. En cuarenta días, (un
número que recuerda los 40 años del pueblo de Israel en el desierto, después de la salida de Egipto),
el profeta vuelve a encontrar las fuerzas necesarias para reemprender el
camino. Él aprende ya a no más vivir de lo extraordinario, sino a volver a
encontrar lo esencial, la presencia de Dios.
En el
Evangelio, a través de imágenes fuertes, Jesús invita cada uno a reflexionar
sobre el sentido de sus actos en el plano moral y afectivo. La fe en Dios
implica una conducta recta, tanto en pensamiento como en acción. Se comete
adulterio no sólo pasando al acto o hecho, éste puede comenzar en la manera de
mirar al otro.
Que
María Nuestra Madre del cielo, nos ayude en nuestra fragilidad, a ser
discípulos fieles de su Hijo, que con la ayuda de sus gracias espirituales
podamos siempre rechazar el pecado y permanecer orantes, caritativos y
agradecidos ante su presencia. Amén.
2
Evitar el pecado
“Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo.
Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano
derecha te hace caer, córtatela y tírala…”
¿Jesús quiso realmente decir
esto? ¿Literalmente?
Podemos estar seguros de que este
lenguaje, que es impactante, no es una orden literal, sino más bien una
declaración simbólica que nos ordena evitar el pecado con gran celo y evitar
todo lo que nos lleva a pecar. El ojo puede entenderse como una ventana a
nuestra alma donde residen nuestros pensamientos y deseos. La mano puede
verse como un símbolo de nuestras acciones. Por lo tanto, debemos eliminar
todo pensamiento, afecto, deseo y acción que nos lleve al pecado.
La verdadera clave para entender este
pasaje es permitirnos ser afectados por el lenguaje poderoso que Jesús
usa. No duda en hablar de una manera impactante para revelarnos el llamado
que debemos enfrentar con mucho celo y convicción aquello que lleva al pecado
en nuestras vidas. "Arrancarlo
... cortarlo", dice.
En otras palabras, elimina tu
pecado y todo lo que te lleve a pecar de manera definitiva. El ojo y la
mano no son pecaminosos en sí mismos; más bien, en este lenguaje simbólico
se les menciona como aquellas cosas que conducen al pecado. Por lo tanto,
si ciertos pensamientos o ciertas acciones te llevan a pecar, estas son las
áreas a las que debes apuntar y eliminar.
Con respecto a nuestros pensamientos, a
veces podemos permitirnos detenernos excesivamente en esto o aquello. Como
resultado, estos pensamientos pueden llevarnos al pecado. La clave es
"arrancar" ese pensamiento inicial que produce el fruto malo.
Con respecto a nuestras acciones, a
veces podemos ponernos en situaciones que nos tientan y nos llevan al
pecado. Estas ocasiones de pecado deben ser separadas de nuestras vidas.
Reflexiona hoy sobre este lenguaje muy
directo y poderoso de nuestro Señor. Deja que la contundencia de sus
palabras sea un impulso para el cambio y evita todo pecado.
Señor, lamento mi pecado y te pido Tu
misericordia y perdón. Por favor, ayúdame a evitar todo lo que me lleva a
pecar y a entregar todos mis pensamientos y acciones a Ti todos los días.
Jesús, confío en ti.
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