miércoles, 8 de junio de 2022

9 de junio del 2022: jueves de la décima semana del tiempo ordinario

 Testigo de la fe


San  Efrén.

Diácono y Doctor de la Iglesia, Efrén fue uno de los escritores más fructíferos del siglo IV en Mesopotamia (actual Iraq). Sus himnos y tratados teológicos abordan todos los sujetos de la fe, con un aspecto de ternura hacia la Virgen María.

 


(Mateo 5, 20-26) Cuando comienzas a arreglar tu vida, no puedes hacerlo a medias. Tienes que ir tan lejos como puedas para reconciliarte con los demás y con tu pasado para encontrar la paz. El camino que ofrece Jesús es de curación.

 


PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes 18, 41-46

 

En aquellos días, Elías dijo a Ajab:

—«Vete a comer y a beber, que ya se oye el ruido de la lluvia».

Ajab fue a comer y a beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, y ordenó a su criado:

—«Sube a otear el mar».

El criado subió, miró y dijo:

—«No se ve nada».

Elías ordenó:

—«Vuelve otra vez».

El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo:

—«Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano».

Entonces Elías mandó:

—«Vete a decirle a Ajab que enganche y se vaya, no le coja la lluvia».

En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento, y empezó a diluviar.

Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue corriendo delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.

Palabra de Dios.

 

 

Salmo responsorial: Salmo 64, 10abcd. 10e-11. 12-13

 

R. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.

Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R.

Riegas los surcos, igualas los terrenos,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R.

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 20-26

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado.

Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego.

Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último cuarto».

Palabra del Señor.

 

 

Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último cuarto».

 

 Mateo 5:25-26

 

 

¡Ese es un pensamiento aterrador! Al principio, se podría ver que esta historia retrata una completa falta de piedad, “no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último cuarto».” Pero, de hecho, es un acto de gran amor.

 

La clave aquí es que Jesús quiere que nos reconciliemos con Él y los unos con otros. Específicamente, Él quiere que todo enojo, amargura y resentimiento sean removidos de nuestras almas. Es por eso que Él dice: “Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino”. En otras palabras, discúlpate y reconcíliate antes de encontrarte ante el tribunal de la justicia divina.  


La justicia de Dios queda completamente satisfecha cuando nos humillamos, nos disculpamos por nuestras faltas y buscamos sinceramente la reparación. Con eso, cada “cuarto” o “centavo” ya está pagado. Pero lo que Dios no acepta es la obstinación. La obstinación es un pecado grave y uno que no se puede perdonar a menos que se abandone la obstinación. La obstinación en negarse a admitir nuestra culpa en un agravio es de la mayor preocupación. La obstinación en nuestra negativa a cambiar nuestra manera de ser también es motivo de gran preocupación.

 

El castigo es que Dios ejercerá Su justicia sobre nosotros hasta que finalmente nos arrepintamos. Y este es un acto de amor y misericordia de parte de Dios porque Su juicio se enfoca especialmente en nuestro pecado, que es lo único que se interpone en el camino de nuestro amor a Dios y a los demás.

 

"Pagar hasta el último cuarto o centavo" también puede verse como una imagen del Purgatorio. Jesús nos está diciendo que cambiemos nuestras vidas ahora, que perdonemos y nos arrepintamos ahora. Si no lo hacemos, todavía tendremos que lidiar con esos pecados después de la muerte, pero es mucho mejor hacerlo ahora.  

 

Reflexiona sobre qué es lo que tienes que “conciliar con tu oponente” hoy. ¿Quién es tu oponente? ¿Con quién tienes una queja hoy? ¡Ora para que Dios te muestre el camino para liberarte de esa carga para que puedas disfrutar de la verdadera libertad!

 

 

Señor, ayúdame a perdonar y a olvidar. Ayúdame a buscar cualquier cosa que me impida amarte plenamente a Ti y a mi prójimo. Purifica mi corazón, oh Señor. Jesús, en Ti confío.

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