7 de junio del 2022: martes de la décima semana del Tiempo Ordinario
( 1
Reyes 17, 7-16) La viuda
se ve privada del conocimiento del Dios verdadero, ya que ella es
pagana. Pero ella confió en el profeta y lo obedeció de todo
corazón. La fe que libera del hambre y da vida está lejos del privilegio de
una élite.
(Mateo
5, 13-16) En su enseñanza, Jesús tuvo el don de utilizar realidades
concretas y familiares para la gente de su tiempo: la sal, la luz, la lámpara,
el celemín... Cuando pienso en mi manera de ser Cristiano, cristiano en el
mundo de hoy, ¿qué imagen me viene primero a la mente?
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (17,7-16):
En aquellos días, se secó el torrente donde se había escondido Elías, porque no había llovido en la región. Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías: «Anda, vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida.»
Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña.
La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios
En aquellos días, se secó el torrente donde se había escondido Elías, porque no había llovido en la región. Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías: «Anda, vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida.»
Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña.
La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 4
R/. Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? R/.
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho. R/.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino. R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? R/.
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho. R/.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(5,13-16):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor
Inspirado en el
Evangelio, déjenme compartirles esta oración:
Yo, Señor, ¿soy la
sal y la luz de las cuales el mundo necesita?
puedo influir en el
ambiente y el espacio donde vivo?
¡De qué manera Tú me
sacudes! Es verdad, ¡yo he recibido tanto de Ti!
Yo tengo en el corazón
tu mensaje de amor.
Yo llevo dentro de mí
tu promesa de vida,
Tú que eres la
verdadera sal y la verdadera luz.
Que tu Palabra me
inspire las palabras y las actitudes
que traducen tu sabor y
tu claridad!
Para ser Sal y Luz como
Tú, yo puedo acercarme a un vecino enfermo
Y ser para él una
presencia y reconfortarlo.
Yo puedo tenderle la mano
a alguien que me ha hecho daño,
Y reconciliarme con él
en vez de levantar sobre él mi mano.
Yo puedo valorizar el
trabajo de un colega que es menospreciado,
Yo puedo ayudar a un
joven a distinguir lo verdadero de lo falso.
Yo puedo interpelar a
mis amigos,
e invitarlos a apreciar
la belleza de las personas, sin importar quienes sean.
Yo puedo velar por la
paz en mi familia,
Yo puedo…
No es fácil, Señor.
Es necesario que yo
vaya contra la corriente de una sociedad
que pregona el
individualismo y la afirmación del YO.
Me hace falta valentía
y arrojo para proclamar mi fe y mi esperanza.
Mas, quédate conmigo,
Señor.
¡Haz que no pierda
jamás el gusto por Ti!
Yo te doy gracias,
Señor,
Por las personas que
son sal de humanidad y de ternura en mi vida.
Por su presencia fiel y
su confianza,
ellas son luz en mi
camino y fuente de alegría.
Concédenos Señor
seguir fielmente los principios de la vida cristiana,
siendo sal y luz en el
mundo,
para que merezcamos
tenerte como protector
en todas
las adversidades. ¡Amén!
2
" «Vosotros sois la sal de la tierra.. Vosotros sois la luz del mundo. ".
Sal y luz, somos
nosotros. ¡Ojalá! ¿Alguna vez has reflexionado sobre lo que significa
ser sal o luz en este mundo?
Comencemos con esta imagen. Imagina que
cocinas una maravillosa sopa de verduras con los mejores ingredientes. Se
cuece lentamente durante horas y el caldo se ve muy sabroso. Pero lo único
es que está baja de sal y otras especias. Entonces, simplemente dejas que
la sopa hierva a fuego lento y esperas lo mejor. Una vez que está
completamente cocida, pruebas el sabor y, para tu decepción, está algo insípida. Entonces,
buscas, esperas, hasta encontrar el ingrediente que falta, la sal, y agregas la cantidad
correcta. Después de otra media hora de cocción a fuego lento, pruebas un poco
y quedas encantado. ¡Es increíble lo que la sal puede hacer!
O imagina dar un paseo por el bosque y
perderte. Mientras buscas tu salida, el sol se pone y lentamente se
oscurece. Está nublado, así que no hay estrellas ni
luna. Aproximadamente media hora después del atardecer, te encuentras en
completa oscuridad en medio del bosque. Cuando te sientas para esperar un poco,
de repente ves la luna brillante asomarse a través de las nubes. Es luna
llena y los cielos nublados se están despejando. De repente, la luna llena
arroja tanta luz en tu camino que puedes seguir andando por el bosque oscuro.
Estas dos imágenes nos brindan la importancia de un
poco de sal y un poco de luz. ¡Solo un poco lo cambia todo!
Así es con nosotros en nuestra fe. El mundo en
que vivimos es oscuro de muchas maneras. El "sabor" del amor y
la misericordia también es bastante nulo. Dios te está llamando a agregar
ese pequeño sabor y producir esa pequeña luz para que otros puedan encontrar su
camino.
Como la luna, no eres la fuente de luz. Solo
reflejas la luz. Dios quiere brillar a través de ti y quiere que reflejes
Su luz. Si estás abierto a esto, Él moverá las nubes en el momento
adecuado para utilizarte de la manera que Él quiera elegir. Tu responsabilidad
simplemente es estar abierto.
Reflexiona hoy sobre cuán abierto eres.
Ora cada día para que Dios te use de acuerdo con su
propósito divino.
Ponte a disposición de Su gracia divina y te
sorprenderá la forma en que Él puede usar las pequeñas cosas en tu vida para
marcar la diferencia.
Señor, quiero ser utilizado por ti. Quiero ser
sal y luz. Quiero hacer la diferencia en este mundo.
Me entrego a ti y a tu servicio. Jesús, confío
en ti.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones