martes, 7 de junio de 2022

8 de junio del 2022: miércoles de la décima semana del Tiempo Ordinario



( 1 Reyes 18, 20-39)  Baal era solo un ídolo, indefenso y tonto. Pero el pueblo que lo adoraba le adjudicaba todavía cierta importancia. Los ídolos de nuestra sociedad de consumo son quizás mucho peores que Baal, porque detrás de su máscara, hay un gran vacío, sin ningún sentido.



En el Evangelio, Jesús explica hoy a la multitud que las enseñanzas de Moisés y de los profetas son importantes y que conservan toda su validez.
Participar del Reino de Dios, es aceptar que solamente Jesucristo le da toda su significación o su pleno sentido a la Ley, y esto por su enseñanza y su vida.

Jesús abre un camino que compromete la responsabilidad de cada uno.




Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (18,20-39):

En aquellos días, el rey Ajab despachó órdenes a todo Israel, y los profetas de Baal se reunieron en el monte Carmelo. Elías se acercó a la gente y dijo: «¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal.»
La gente no respondió una palabra. Entonces Elías les dijo: «He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos: vosotros elegid uno; que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña, sin prenderle fuego; yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, sin prenderle fuego. Vosotros invocaréis a vuestro dios, y yo invocaré al Señor; y el dios que responda enviando fuego, ése es el Dios verdadero.»
Toda la gente asintió: «¡Buena idea!»
Elías dijo a los profetas de Baal: «Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, porque sois más. Luego invocad a vuestro dios, pero sin encender el fuego.»
Cogieron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía: «¡Baal, respóndenos!»
Pero no se oía una voz ni una respuesta, mientras brincaban alrededor del altar que habían hecho.
Al mediodía, Elías empezó a reírse de ellos: «¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero estará meditando, o bien ocupado, o estará de viaje; ¡a lo mejor está durmiendo y se despierta!»
Entonces gritaron más fuerte; y se hicieron cortaduras, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre por todo el cuerpo. Pasado el mediodía, entraron en trance, y así estuvieron hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oía una voz, ni una palabra, ni una respuesta.
Entonces Elías dijo a la gente: «¡Acercaos!»
Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: cogió doce piedras, una por cada tribu de Jacob, a quien el Señor había dicho: «Te llamarás Israel»; con las piedras levantó un altar en honor del Señor, hizo una zanja alrededor del altar, como para sembrar dos fanegas; apiló la leña, descuartizó el novillo, lo puso sobre la leña y dijo: «Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña.» Luego dijo: «¡Otra vez!» Y lo hicieron otra vez. Añadió: «¡Otra vez!» Y lo repitieron por tercera vez. El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua.
Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró: «¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya.
Respóndeme, Señor, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Señor, eres el Dios verdadero, y que eres tú quien les cambiará el corazón.»
Entonces el Señor envió un rayo que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. Al verlo, cayeron todos sobre su rostro, exclamando: «¡El Señor es el Dios verdadero! ¡El Señor es el Dios verdadero!»

Palabra de Dios




Salmo
Sal 15

R/.
 Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

Protégeme, Dios mío,
que me refugio en ti;
yo digo al Señor:
«Tú eres mi bien.» R/.

Multiplican las estatuas de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios. R/.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos.»

Palabra del Señor





2

«No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.”



Esta es una declaración interesante de Jesús. Hay muchas cosas que se podrían decir al respecto sobre la ley y el cumplimiento de la ley por parte de Jesús. Pero una cosa sobre la que vale la pena reflexionar es sobre los grandes esfuerzos que Jesús hace para identificar no solamente la importancia de letra de la ley, sino más específicamente, la parte más pequeña de una letra.  

La última ley de Dios, tal como se cumple en Cristo Jesús, es el amor. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Y, "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Este es el cumplimiento final de la ley de Dios.

Si miramos este pasaje anterior, a la luz de la perfección de la ley del amor, podemos escuchar a Jesús decir que los detalles del amor, incluso el más mínimo detalle, son de gran importancia. De hecho, los detalles son los que hacen que el amor crezca exponencialmente. Cuanto más pequeño es el detalle en el que uno está atento en el amor de Dios y el amor al prójimo, mayor es el cumplimiento de la ley del amor en mayor grado.

Piensa hoy en aquellos a quienes Dios ha puesto en tu vida para amar. Esto se aplicaría especialmente a los miembros de la familia y especialmente a los cónyuges. 

¿Cuán atento estás a cada pequeño acto de bondad y compasión? ¿Buscas regularmente oportunidades para ofrecer una palabra de aliento? ¿Haces un esfuerzo, incluso en los detalles más pequeños, para mostrarles que les importas y que estás allí y te preocupas? El amor está en los detalles y los detalles magnifican este glorioso cumplimiento de la ley de amor de Dios.  


Señor, ayúdame a estar atento a todas las pequeñas y grandes formas en que estoy llamado a amarte a ti y a los demás. Ayúdame, especialmente, a buscar las oportunidades más pequeñas para mostrar este amor y así cumplir Tu ley. Jesús, confío en ti.


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